vacunas para COVID-19

La geopolítica de las vacunas para COVID-19

Momento histórico para que el mercado nos recuerde quién es el “tercer mundo”

(Ecuador)

Por, Jessica Solórzano

El día 21 de enero de 2021 el gobierno de Ecuador festejaba la llegada de ocho mil vacunas contra COVID-19. Este evento fue llamado por los medios, favorables al gobierno, como un “momento histórico”. Lo que no se dijo al noticiar ese “momento histórico” es que, en esa fecha, tenían que llegar ochenta y seis mil vacunas, contratadas con la farmacéutica Pfizer. Lo que, en realidad, convierte ese “momento histórico” en una “vergüenza histórica” de la gestión de la pandemia en el país Hasta el 8 de febrero de 2021 el Ecuador no había recibido más vacunas. Pero esta vergüenza histórica no puede ser solamente atribuida a la ineficiencia nacional sino que debe ser compartida por todo el mundo en la gestión de la pandemia.

Vacunas para COVID-19

Fuente: https://twitter.com/teleamazonasec/status/1352019824118005762/photo/1

Muchas críticas se hicieron, en el Ecuador, para esta vergüenza histórica sobre la negociación para compra y llegada de las vacunas al Ecuador, lo que en realidad, fue la crónica de una muerte anunciada: pésima gestión del gobierno durante todas las fases de la pandemia; llegada incompleta de lotes de vacunas que permitirá solo la inmunización de cuatro mil personas (0.023% de la población del país, incluida la madre de tercera edad del ministro de salud y su grupo de cuidadores, que para él no es corrupción ya que él no es político, dando cuenta de la arbitrariedad del proceso de vacunación del país). Pero, todas las críticas que se han hecho alrededor del tema no reflejan una situación particular: los críticos del gobierno nos olvidamos que el Ecuador es parte del “tercer mundo” o del grupo de los “países pobres”, según la ONU y, el mercado que se formó alrededor de las vacunas, vino para recordarnos eso.

Desde la mitad del año 2020 algunos países, sobre todo del grupo de los llamados “países pobres”, liderados por India y Sudáfrica, pidieron en la Comisión Mundial de Comercio, para que las patentes sobre vacunas y remedios para COVID-19, fueran liberadas. Todos los países fueron convocados a ser parte de una iniciativa que permitiría que laboratorios de todo el mundo puedan producir las vacunas, cuando descubiertas pero, los bloques de países más ricos (Unión Europa, Norte América, entre otros), no dieron paso a la petición. ¿Por qué? Porque ellos tenían pagado, previamente, grandes cantidades de dinero público a las grandes farmacéuticas privadas para el desarrollo de las vacunas, con compromisos de compras adelantadas de millones de unidades, mismo dos o tres veces más de la cantidad necesaria para inmunizar a sus poblaciones (como lo hizo Canadá y Estados Unidos, entre otros).

Esto dejó en claro dos cosas: primero, que el poder económico de los países más ricos les permite interferir en la gestión y repartición de las vacunas del mundo y, segundo, que no existen mecanismos de gobernanza internacional que puedan hacer frente a las lógicas de mercado decurrentes de las negociaciones económicas entre Estados y empresas. Así, se muestra que el mecanismo que se impuso, en la gestión de la oferta y la demanda de las vacunas para contener la pandemia fue el mercado, privilegiando el nacionalismo y las respuestas basadas en capital económico: el que primero paga (y paga más) tiene mejor acceso a las vacunas.

Los resultados de la elección de mecanismos de mercado, sobre instituciones/estrategias de gobernanza internacional, para la gestión de las vacunas para COVID-19, son negativos: 1) hace que el mercado de las vacunas esté bajo sigilo, entre empresas y Estados, sobre las condiciones de los contratos. Por este motivo, algunos países como Colombia, ni siquiera pueden divulgar planes de vacunación claros para su población; 2) al monopolizar la demanda mundial de vacunas, por la no liberalización de las patentes, Pfizer (la mayor comercializadora de vacunas hasta ahora, junto con la empresa Moderna que prevén ganancias exponenciales por las ventas de inmunizantes) no están consiguiendo cumplir sus contratos, por problemas de producción y envíos, atrasando los cronogramas de vacunación de los países; 3) la desconfianza que genera la lentitud en la entrega de vacunas, hace que los nacionalismos se exacerben: la Unión Europea compró 400 millones de vacunas anticipadas y ahora, al tener problemas con sus proveedores sobre la entrega de las dosis acordadas, el bloque está pensando que la “solución” será controlar fuertemente las exportaciones de vacunas fuera de su territorio.

¿Quién es el tercer mundo?

En este contexto, ¿cómo el mercado les recuerda a los países quién es el tercer mundo? En la desigualdad profunda de acceso a las vacunas y quien las recibe primero. A partir del inicio de la pandemia, los países más ricos tuvieron y todavía tienen la posibilidad financiera de pagos anticipados por insumos médicos y para ellos, al actuar en bloque, esa posibilidad se multiplica para conseguir acceso a la limitada producción actual de vacunas.

Con América Latina desarticulada, sin las mismas cantidades de dinero disponibles, sin instituciones como la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y con la Organización de Estados Americanos (OEA) que no está enfocada en liderar la gestión continental de la pandemia, países como el Ecuador está corriendo solo en la carrera por las vacunas, ni siquiera teniendo la posibilidad de competir con las grandes potencias, sino compitiendo por los restos de vacunas que quedan para los países pobres. Además, los mecanismos de competencia entre los países se exacerban ya que no existe transparencia en los costos de producción y distribución de las vacunas al igual que del número de vacunas ya entregadas, una vez que los contratos con las farmacéuticas tienen cláusulas de confidencialidad que impiden la divulgación pública de esos datos.

Organismos como la ONU o la OMS intentan neutralizar ese contexto: la iniciativa del Fondo Mundial de Acceso Global a las Vacunas COVID-19 (COVAX por sus siglas en inglés) es el resultado de esa tentativa, junto con algunas organizaciones como la Gates Fundation. Pero existen algunas resistencias con esa iniciativa ya que profundiza los mecanismos de mercado para obtener las vacunas para COVID-19, impone restricciones para que los países escojan proveedores y pocos países ricos se han comprometido con esta iniciativa. Sin embargo, es la única opción institucional organizada actualmente para garantizar que existan dosis de vacunas disponibles para el “tercer mundo” al mismo tiempo que las grandes economías inmunizan a sus poblaciones.

El atraso en la entrega de las vacunas, para el Ecuador, es catastrófico. Pero, el propio ministro de Salud ecuatoriano (gestor ineficiente de la pandemia) ha sido uno de los actores en denunciar la poca posibilidad que tienen los gobiernos que participan en la iniciativa internacional COVAX, de escoger cantidades y proveedores de vacunas. Y el Ecuador no es el único. Alrededor de 72 países están en la tentativa de tener acceso a las vacunas ofrecidas por esta iniciativa. ¿Solamente funcionan, para los países pobres, los organismos de gobernanza internacional? ¿Cuáles son las previsiones, de los países del “tercer mundo” y del mundo entero, en el contexto de oferta limitada de vacunas y una demanda sin control en el mercado? Según el modelo analítico del MOBS Lab el 61% de muertes, en el siguiente año, pueden ser evitadas si las vacunas fueran distribuidas de forma proporcional a su población, en contraste con un 33% de muertes evitadas si solo los países del “primer mundo” se inmunizan antes que el resto del mundo.

Fuente: https://rutakritica.org/blog/2021/02/01/el-mal-gobierno-mata-y-no-hay-tiempo-para-perder/?v=3fd6b696867d

The Economist indica que si se continúan las lógicas de mercado, en la distribución de las vacunas, la mayor parte de los países del mundo (el “tercer mundo”) solo tendrá acceso a las dosis en el año 2023. Esto no es un problema solo de los Estados Nacionales, sino es un problema mundial. Sin embargo, marca una clara línea entre los países ricos y pobres: la desigualdad en el combate de la pandemia profundiza la ya grande desigualdad económica mundial; crece la posibilidad de que nuevas variantes del virus aparezcan y dejen sin efectos a las actuales vacunas, además de continuar colapsando sistemas de salud, sobre todo aquellos más frágiles (Manaus en Brasil es un claro ejemplo de eso); limitaciones en grandes grupos de mercados internacionales, ejemplo, el turismo de diferentes tipos, que son fuente de renta de muchos países del tercer mundo.

Una de las mejores salidas que tiene el mundo es abrir las patentes de las vacunas, opción discutida por varios científicos alrededor del mundo pero con fuertes oposiciones en la Organización Mundial de Comercio. En el Brasil es una discusión importante, analizada por los científicos ya que, siendo el país más grande de América del Sur, con casi 200 millones de personas para inmunizar y siendo uno de los países con más número de muertes del mundo, tiene la infraestructura y el capital humano para producir las vacunas y existen diferentes mecanismos legales en el país para eso. Pero el gobierno federal ha tenido una posición negacionista de la pandemia y sus efectos y es uno de los países que se opone a la liberación de las patentes, lo que lo deja, por ahora, sin posibilidades de tener una posición de liderazgo, en el continente, para la producción de vacunas.

Jessica Solórzano

Formación en sociología con énfasis en ciencia política, desarrollo sustentable, estudios socioambientales y dinámicas territoriales. Investiga sobre los impactos de la agenda desarrollista y la generación de desigualdad en América Latina, a través de estudios de caso con poblaciones campesinas.

(Original en portugués)


Fotografía principala tomada del sitio: https://www.efe.com/efe/america/sociedad/ecuador-recibe-con-honores-la-primera-remesa-de-vacunas-pfizer-contra-covid-19/20000013-4445332

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