'María Juana': la mujer interpretada más allá de la piel por Walter y los Anfibios

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«Con su mirada verde y su sonrisa bermellón, flotando entre la brisa se instaló en mi corazón. María Juana»

(Medellín, Antioquia, Colombia)

Por, Olugna

Al escarbar en ese amplio –por qué no infinito– baúl que conserva la memoria de la humanidad, se evidencia que su extensa historia ha sido escrita, narrada e interpretada –en su mayoría– desde una perspectiva patriarcal que ha dejado para el hombre –héroe o villano– los capítulos más relevantes; al tiempo que ha reducido el papel de la mujer a una cuantas apariciones –muchas de ellas– reivindicadas de manera extemporánea después de violentas luchas.

La historia –alguna veces infame y en otras arbitraria– se las ha arreglado para retratar la imagen del hombre desde la superioridad que supuestamente tiene sobre sobre la mujer, desconociendo que detrás de ella y de la definición que le ha sido otorgada por el diccionario, se eleva un concepto más allá de las interpretaciones religiosas, filosóficas, culturales o políticas.

La mujer, interpretada como concepto –en sí misma– encierra el milagro de la vida; entendida como protagonista no reconocida por la historia, permite comprender que cada escenario en los que por fin ha sido reconocida, ha sido ganado a través de una extensa lucha de rebeldía, resistencia y emancipación.

A ella, a ese retrato que aun en la contemporaneidad –en algunos espacios– puede verse como difuso, es que la agrupación Walter y sus Anfibios, ha basado el concepto de su primer trabajo musical, Cuatro Rosas, en el que cada canción es un acercamiento al simbolismo que encierra la mujer y al significado de lo femenino.

Cada canción que forma parte de Cuatro Rosas podría interpretarse, precisamente, como una rosa que retrata desde la metáfora un aspecto esencial de la representación de lo femenino en la vida de Walter Jaramillo, líder de la agrupación conformada en 2021, fruto de la coyuntura provocada por esa amenaza que sacudió el mundo y que obligó a sus habitantes al encierro el año anterior.

—Los anfibios es un proyecto que nace un poco de la desesperación de estar en la inercia durante la pandemia. Empecé a grabar, invité a un par de amigos [los “anfibios”] para la grabación de bajos y de la percusión—. Explica Walter Jaramillo, voz líder y fundador del proyecto.

Desde muy niño a un hombre le son inculcados estereotipos machistas que lo ubican en un escenario privilegiado sobre ese sexo que ha sido definido como opuesto: la mujer; también se le han otorgado libertades que en las mujeres son juzgadas. Es una dinámica –por supuesto– absurda, provista de una doble moral que celebra o condena un mismo comportamiento según él género de la persona que lo lleve a cabo. María Juana, la primera rosa de este viaje musical, es la reivindicación del erotismo femenino.

—María Juana es la mujer encantadora, la mujer coqueta que te embelesa; pero que decide hasta dónde se puede llegar, que tiene la capacidad de establecer límites—. Agrega Walter.

El concepto que encierra María Juana es construido en su totalidad a través de la metáfora, su mensaje da lugar a diversas interpretaciones en las que la poesía se disputa el escenario con la imagen y el sonido. Ninguno de los elementos que forman parte de ella: composición lírica, música y producción audiovisual, son fruto de la casualidad, cada uno de ellos corresponde a una intención artística y simbólica que excede a la estética.

‘Davinci por Jaramillo’ – Oleo sobre tela

María Juana, también –de manera implícita–, es la representación de la mujer retratada como una búsqueda etérea e indescifrable, en la que el misterio de la vida y el anhelo de felicidad, aunque no son resueltos, permite que los mismos sean comprendidos como elementos esenciales de todo ser humano.

El video que acompaña el lanzamiento de María Juana, publicado el pasado 12 de noviembre, plantea un escenario en la que los protagonistas: hombre y mujer, interactúan en un escenario en el que ella, a través de la sensualidad, coquetea, seduce y se desvanece; al tiempo que él, busca alcanzarla de diversas formas.

—María Juana es una mujer que deleita con su belleza y por ello no debe ser satanizada, irrespetada, vilipendiada, ni mucho menos violentada—. Señala.

Las reflexiones propuestas por Walter en su obra artística –expresada a través de la música con Cuatro Rosas, desde la literatura en el compilado Acuarelas a la Muerte y desde la pintura a partir de las carátulas de cada una de las canciones– tampoco ha surgido por casualidad, más bien es el resultado de un proceso interno en el que el artista –quien además adelanta trabajo social– ha buscado la forma de trasformar su entorno partiendo de su misma individualidad.

—Quiero sacar una edición limitada en LP. La portada será la pintura; la contraportada, una foto de los anfibios con sus máscaras de reptiles y una recopilación de poemas.

El trasegar de Walter en la música inició con proyectos anteriores y paralelos que han influenciado su propuesta actual, en la que en compañía de los “anfibios” –dos músicos itinerantes–, experimenta con diversos sonidos contemporáneos.

—Buscaba una propuesta más alternativa, más blusera, que no fuera tan visceral ni tan crudo. Kandy [proyecto paralelo] es más grunge. Walter y los Anfibios, por su parte, juega con el punk, el rock, el blues y el pop.

María Juana, obra que debe ser analizada desde su propia complejidad, es la primera mirada hacia lo femenino que propone el músico, quien también es artista plástico. Próximamente, Walter y los Anfibios, dará a conocer las siguientes tres composiciones, con las cuales rinde tributo a la mujer vista más allá de la piel.

—El arte en la historia ha sido movilizado por la mujer. Todos tenemos esa búsqueda desde ese espacio femenino como esa complementariedad. La mujer es la vida; el amor, un ala del arte.