Observador

(Hidalgo, México)

Por, Abigail Miguez Ramírez

La verdad es que disfruto de mi trabajo. Muchos optan por puestos en los que pueden estar en la acción, viajar o dirigir. Yo soy muy simple. Me gusta la tranquilidad y la monotonía por raro que pueda parecer.  Así, todos los días, llegó a ese cuarto completamente cerrado y aislado, dividido por un enorme cristal y me siento en mi escritorio a redactar mis notas y observar. Observo durante mucho tiempo y con mucho detenimiento.

Si somos más estrictos, mi trabajo sí es un tanto difícil. Hay que ser cuidadoso, paciente y fijarse mucho en los detalles. Ser un observador requiere que se tengan un montón de cualidades que lo convierten en un trabajo muy, muy aburrido. Pero a mi me encanta, mis ojos son mis armas.

A veces debo pasar semanas en silencio, trabajando, porque lo que veo no es tan fácil de descifrar. De todas formas soy el mejor en lo que hago y siempre lo consigo. Siempre encuentro sus debilidades.

Por suerte, esta vez fue muy fácil y me he conseguido rápido mi descanso que se extenderá hasta que consigan un nuevo espécimen para observar. La creatura del otro lado del cristal es muy extraña. Todo le da miedo, es enfermiza y desagradable. He observado un montón de debilidades que harán todo más simple. Hay una muy interesante que ha llamado en particular mi atención. Así lo he resaltado en el informe. En letras negras al principio de la hoja se puede leer: “Tienen la inútil necesidad de mantener constantes periodos de hibernación. Parecen ser muy vitales para ellos. Lo conocen como dormir. La mejor forma de exterminar a los llamados humanos es esperar a que duerman”.

¿Y si, quizás, nosotros somos los verdaderos extraños?

Equipo Narraciones Transeúntes

Abigail Miguez Ramírez

Licenciada en Comunicación nacida en Hidalgo, México, con una naciente carrera en el cine y la literatura. Ha participado en diversos medios con sus escritos de terror, ciencia ficción y divulgación científica.

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