Hace 40 años fundé Fonovisión, hoy Audiovisión, que cumple 30

Érase una vez un iluso, pendejos les dicen en Bogotá; este pendejo creía que podría aportar un granito de oro al rock nacional, mi pasión es la música y el rock en particular

Por, Enrique Gaviria

Prólogo

Una historia personal del fundador del estudio donde se forjó el renacer del rock colombiano

Enrique Gaviria es uno de los ingenieros más recordados del rock nacional, no solo por la calidad de su trabajo, sino también por participar directamente de la producción de joyas incunables que aportaron a la reactivación del género en nuestro país, tras un letargo de varios años. Como él mismo nos cuenta en este artículo, fue el directamente responsable de la creación de los míticos estudios Fonovisión, (hoy en día Audiovisión), espacio por donde han pasado grandes leyendas nacionales e internacionales, como el mismísimo Eddie Kramer, uno de los grandes productores del rock mundial.

Tras años de trabajo apoyando el rock nacional, Enrique ha manifestado su eterno amor por el género, pero también su decepción por la difusa escena que se manifiesta en el país, por ello escribe sus experiencias en el blog El Jardín Audiovisual, donde ha registrado muchas anécdotas alegres, tristes, hilarantes y hasta surreales de la historia del rock colombiano.

Una de las principales referencias de este sitio ha sido la polémica que ha planteado a Jorge Barco, vocalista, guitarrista y tecladista de la legendaria agrupación de rock progresivo Ship, dado que Enrique considera que el músico de la banda recientemente reactivada robó y no reconoció su participación real en el álbum pionero, pero como toda historia tiene dos caras dejaremos para después este tema.

Lea aquí: La tenebrosa banda Ship y el ladrón de Jorge Barco

Los invitamos a leer esta interesante narrativa sobre una de las piezas fundamentales del rock nacional y a leer El El Jardín Audiovisual, el otro lado de la historia.

Luis López Huertas

Hace 40 años fundé Fonovisión, hoy Audiovisión, que cumple 30

Érase una vez un iluso, pendejos les dicen en Bogotá; este pendejo creía que podría aportar un granito de oro al rock nacional, mi pasión es la música y el rock en particular.

Empecé desde abajo, cargando equipos y ayudando a mi profesor de radio Edgar Restrepo a cargar su batería para un concierto del grupo Génesis donde conocí a Armando Plata Camacho y entré de asistente al programa Tú y La música. Fueron ellos quienes me indujeron, para que, cuando acabara de estudiar comunicación social en la Tadeo, me fuera al exterior a estudiar ingeniería de sonido.

En ese concierto también tocaban Guillermo Guzmán ‘El Marciano’, y Miguel Muñoz (Los Speakers, Génesis) amigos de infancia. Fue Miguel quién me pasó un folleto del Institute of Audio Research en Nueva York, donde existía un programa completo para aprender las técnicas de la grabación del sonido, así como las bases para la producción musical y la programación de sintetizadores.

Aprender a grabar es fácil, es algo técnico, es como aprender a volar un avión y eso lo puede hacer cualquiera. Diferente es aprender a producir música, para esto se requiere talento, conocimientos musicales y visión. Mi intención al estudiar audio no era ser piloto de un estudio, era el inicio de mi carrera como productor musical y para esto también tendría que aprender los fundamentos de la música, es decir, empaparme del lenguaje musical y la armonía.

Mi profesor de música fue el maestro Uribe, padre de nuestra gran pianista Marta. Durante un año tuve cursos de solfeo y armonía mientras hacía las prácticas de audio en un pequeño estudio. Fue precisamente allí donde conocí a Hernando Becerra (Crash) y juntos hicimos nuestra primera grabación de rock con ‘El Marciano’, Barco y Vela, hace 45 años. También allí hice mi primera grabación de jazz con la producción de Gabriel Rondón y Javier Aguilera, grabaciones inolvidables y de todos ellos aprendí de música muchísimo, ¡1.000 gracias!

En 1977, terminada la pasantía y con más conocimientos musicales regresé a Nueva York, al mismo instituto, a repetir los cursos avanzados y tomar nuevos, como ya tenía un poquito de experiencia tuve la oportunidad de asistir en grabaciones y conciertos ¡Iba haciendo horas de vuelo!

Escribí el “plan de negocio” para el montaje y manejo de un centro audiovisual que tuviera dos estudios profesionales para audio, uno con capacidad para una orquesta sinfónica o filmaciones, el otro para mezcla y post producción de audio y un cuarto de edición de video sincronizado con los cuartos de control de los estudios, era la visión que tenía para poder producir material audiovisual, ya que tendría dónde grabar y editar mis producciones al tiempo que se alquilaba. Al regresar a Bogotá, con el plan completo y montado en un audiovisual empecé las rondas para mostrarlo y conseguir socios que quisieran aportar a este proyecto único en Colombia. Las rondas dieron fruto rápido y pronto conseguí los socios y la financiación para comenzar el proyecto.

Tráfico, Traphico
Tráfico, Traphico: Grabación E. Gaviria y producción con Armando Plata Camacho. 1980.

En el verano de 1978, hace 40 años, constituimos la sociedad Fonovisión Internacional Ltda., con el propósito de prestar servicios para la grabación de audio, video y amplificación de sonido. Ese mismo verano viajé con algunos socios a comprar los equipos para el primer estudio que íbamos a acondicionar y el sistema de amplificación de sonido. En ese viaje se contrató al arquitecto acústico John Storyk, para que diseñara el complejo asegurándonos que quedaría perfecto tanto en acústica como en tecnología. La construcción duró un año, la instalación acústica estuvo a cargo de Bob Margouleff, productor e ingeniero de sonido; la conexión de los equipos y el diseño del sistema monitor estuvo a cargo de Ted Rothstein, ingeniero electrónico y de mantenimiento de los mejores estudios en el mundo.  Fonovisión lo inauguró a finales de 1979 Eddie Kramer, (el legendario ingeniero a cargo de trabajos junto a Led Zeppelin, Rolling Stones, Santana, Whitesnake, Anthrax, entre muchos más), grabando cuatro canciones de Alexei Restrepo (Crash, Ship, Ex 3). Años más tarde este material fue parte del disco Born de Ship.

A partir de 1980, Fonovisión comenzó a prestar los servicios de grabación y amplificación de conciertos con éxito.

¡Iluso, el pendejo! Pero así era yo y así me fue, era tanto mi amor por el rock, que no me importaba regalar horas de grabación y dedicación con tal de participar y aportar algo a mi pasión: El rock nacional, que no existía y yo de alguna manera quería volver a sembrar y ayudarlo a crecer, desarrollarlo y, por qué no, hasta exportarlo. Creía firmemente que en Colombia existía mucho talento que se podría canalizar en la producción de música rock con estándares internacionales y que nuestras producciones pudieran ser distribuidas internacionalmente.

En 1980 los más reconocidos músicos de rock se habían marchado del país, Chucho Merchán, Miguel Muñoz, Augusto Martelo, Carlos Álvarez, Miguel Durier, Fernando Reyes, Mauricio Ramírez, Guillermo Guzmán y muchos más, para 1982 también se habían ido Lisandro Zapata, Mario García, Carlos Cardona y Roberto Fiorilli (Todos músicos de la primera y segunda generación del rock colombiano). Los que quedaban estaban dedicados a la producción de jingles o de señoras cantantes, algunos regresaron.

Oxygeno
Oxygeno, Oxygeno: Grabación E. Gaviria, producción con Andrew Loog Oldham (mítico manager que descubrió y trabajó con los primeros álbumes de los Rolling Stones). 1992.

Proliferaban las orquestas de chucu-chucu y empezaba el vallenato popular y falso, el rock puro y duro, el verdadero, había muerto, hasta los conciertos se habían acabado, ya no había sueños, ni terrones (Terrón de sueños), tampoco Columnas de fuego, estas también habían emigrado fusionándose con ritmos tropicales, no quedaba ni mala yerba. A eso hay que agregarle la degradación del gobierno colombiano, la falta de estímulo y la persecución estatal al arte, para completar a la “música” le entró “la lepra” de las canciones protesta, violetas, pieros, faustos, leos y atahualpas se tomaron la atención y todo lo que olía a rock era imperialista, nada ha cambiado y al final, ¡la vida sigue igual!

El pendejo o iluso creía que en ese terreno estéril, osco y arrasado por cuanto inescrupuloso existía en los medios y las casas disqueras podría, si tenía los medios de estándar internacional, volver a sembrar para luego cosechar, con tiempo, paciencia y buena producción música rock nacional de calidad internacional y así fue, lástima que lo cosechado se pudrió.

No existía nada, todo era deplorable, si acaso unos comederos donde algunos tocaban jazz latino o bossa nova, allí, comíamos carne mal asada con tal de ver, escuchar y conversar entre músicos. Siempre les recordaba a todos que cuando tuviera el estudio terminado podríamos grabar todas las canciones que tuvieran y así fue, grabamos las poquitas que tenían. Son buenos con sus instrumentos, pero pésimos compositores, nadie componía canciones por lo que todo se les iba en “covers”, y sin canciones no hay nada, por lo que no había nada…

Los Flippers
Llegarás, Flippers: Grabación y producción E. Gaviria con Arturo Astudillo. 1982

Los dos discos que se terminaron, Born de Ship tomó un rumbo inesperado y naufragó, el de Los Flippers, bien producido y con buenos músicos, pasó sin pena ni gloria, lástima, las cintas máster de estos dos discos, más cantidades de otros, se pudren hoy en el baúl de mis recuerdos. Este pendejo o iluso puso la herramienta y los medios para que, el que tocara rock tuviera la oportunidad de grabar sus composiciones en un estudio sin precedentes y gratis, no hubo canciones propias y sí mucho “des den”.

Desde comienzos de 1980 comenzó una invasión de artistas extranjeros de todo género musical, se abandonaron las rancheras, al Iglesias, al enano Nelson y no quedó ni Menudo, afortunadamente. Fonovisión se tomó todo el mercado de la amplificación profesional o hacerles pistas para que pudieran presentarse en TV. La lista es larga, sobre salen algunos, Billy Preston con quien además de amplificarle sus presentaciones, hice una sesión de grabación de 12 horas consecutivas donde compuso y realizó una canción completa con toda su banda, Hernando Becerra, fue asistente de grabación y el guitarrista de los solos. En el baúl de mis recuerdos está la cinta master.

Cientos de conciertos y grabaciones nocturnas con quien quisiera y todo el que iba, quedaba encantado. Con los músicos de White o de Clayderman, los gitanos de Paco, la trompeta de Dizzy, Paloma o Trigo limpio y cuanto artista nos visitó en aquella época. Fonovisión no era un estudio para alquilar y unos equipos para amplificar, era un centro para experimentar, para crear, para componer, para ensayar, para grabar y editar, para producir y el contacto con músicos y productores extranjeros nos enriquecía. Todo suena muy bonito y así era, todo nos quedó muy bien, discos con la Orquesta Sinfónica Nacional o arreglos musicales complejos, jingles o música para cine y televisión, los 40 o 50 discos que hicimos para señoras y cantantes.

Si tocabas rock eras bienvenido, apoyado y financiado dentro de mis posibilidades…

Born de Ship
Born, Ship: Grabación E. Gaviria con Eddie Kramer, mezcla con Adolfo Levy, Producción con Alexei Restrepo. 1982.

Así fue como les invertí tiempo, cintas, horas de estudio, producción y dinero a Ship (Born) y Los Flippers (Un Tiempo Mejor), Kocoa (dos sencillos y tal vez el primer trabajo Heavy Metal del país), Orlando Betancourt, que era el único capaz de producir algo memorable, no completó su disco y se fue del país. Alberto Ramírez pudo haber terminado un disco formidable. Crash, Tranvía, Emilce, Mochi, Del Toro, Ossa, llegaron hasta donde tuvieron canciones, sin esto no hay nada y en nada quedamos.

Hasta 1983, dos años después de inaugurado, logré darme cuenta que el rock en Colombia estaba muerto. Ese año, en la convención de música que se lleva a cabo en Cannes (MIDEM), llegué a la conclusión que jamás el estudio sería alquilado para que un grupo internacional fuera a Colombia a grabar, y qué las producciones que tenía tampoco tenían valor.

Lo que siguió por algunos años fue tedio y monotonía. Grabar jingles todas las mañanas, música para señoras o cantantes en la tarde y noche. Amplificar conciertos el fin de semana, que si estaba de buenas era algo interesante y podía pasar algunas horas después del concierto grabando con los músicos, ese era el aliciente que me quedaba. Recuerdo, el jam de Didier Lockwood y su banda, a Eddie Palmieri, hasta Los Hombres G.

A veces uno construye sus propias jaulas de oro…

Otra vez, el pendejo volvió a caer, 10 años después volvía a tomar parte en la adecuación e instalación de nuevos equipos para la reapertura del estudio, esta vez se llamaría Audiovisión. Hace 30 años adicionaba equipos digitales y tecnologías al estudio; volví a grabar, esta vez como piloto durante un tiempo, más de seis discos consecutivos y muchas cosas más, pero con una gran diferencia era un “operario de sonido” y así me lo hicieron saber, cuando entró de socio don Francisco Montoya.

Las casualidades de la vida, en diciembre de 1979 inauguraba Fonovisión, en diciembre de 1989, 10 años después, salía de Audiovisión, dejándolo nuevo. Nunca se sabe para quién se trabaja… ¡Pendejo al fin y al cabo!

Se hizo lo que se pudo y es lo que ahí les dejé por amor al rock, 5 discos:

Darkness
Espías Malignos, Darkness: Grabación y producción E. Gaviria. Co-Producción con Gustavo Arenas ‘El Doctor Rock’. 1989.
  • Tráfico, Traphico: Grabación E. Gaviria y producción con Armando Plata Camacho. 1980.
  • Born, Ship: Grabación E. Gaviria con Eddie Kramer, mezcla con Adolfo Levy, Producción con Alexei Restrepo. 1982.
  • Llegarás, Flippers: Grabación y producción E. Gaviria con Arturo Astudillo. 1982.
  • Espías Malignos, Darkness: Grabación y producción E. Gaviria. Co-Producción con Gustavo Arenas ‘El Doctor Rock’. 1989.
  • Oxygeno, Oxygeno: Grabación E. Gaviria, producción con Andrew Loog Oldham (mítico manager que descubrió y trabajó con los primeros álbumes de los Rolling Stones). 1992.
  • 13 programas de televisión con el programa Rock en Vivo, nombre del programa, con 13 grupos de los 80.

Fonovisión (Audiovisión). Un templo para la grabación de audio o video, que cumple 40 años y lo hice por pasión y amor al rock. Quedó para la historia de nuestra causa: el rock nacional, y estoy seguro de que sus instalaciones jamás serán superadas ni en tamaño, ni en materiales, ni en diseño, ni en acústica ¡ojalá pasara!

Los equipos cambian, las consolas se integran a sistemas digitales y muchas cosas más, pero la ergonometría de los cuartos de control y los espacios de cada estudio prevalecerán por siempre, así como su refinamiento, ¡digno hijo mío! Como cantaba mi ídolo infantil Marisol, la vida es una tómbola… de luz y de color…. y todos en la tómbola… No me puedo quejar, a pesar de todo, en la tómbola me ha ido bien.

Ah, y no me crean tan pendejo…

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Cuando alguien se nos va: homenaje a Carlos Posada, fundador de Sociedad Anónima

Con el tema La Causa Nacional la agrupación de Posada se acercaba a los sonidos del rock post punk y de moda para 1989, siendo un precedente del movimiento del llamado Rock en Español desarrollado en los noventas, también con algunas influencias de la movida madrileña.

Por, Luis Alfredo López

Una triste noticia nos tomó por sorpresa el 23 de abril al enterarnos del fallecimiento del guitarrista Carlos Posada, pionero del rock colombiano y quien fuera miembro fundador de la agrupación Compañía Ilimitada junto con Juan Pulido ‘Juancho’ y Camilo Jaramillo ‘Piyo’ en 1973 y posteriormente de la banda vanguardista de rock alternativo Sociedad Anónima.

Con Sociedad Anónima fue, además, compositor y vocalista líder, con quienes dejó un clásico fundamental del rock nacional en el trabajo denominado El Álbum con Menor Venta en la Historia del Disco, del cual, curiosamente, se vendió todo el tiraje de la época y hoy hace parte de los más codiciados por coleccionistas.

Carlos Posada y el español Gonzalo de Sagarmínaga conformaron a Sociedad Anónima. Sagarmínaga en la batería, quien sería remplazado por Francisco Reyes Villamizar (en la actualidad, superintendente de Sociedades), Pedro Roda en teclados y Jorge Estrada al bajo.

Con el tema La Causa Nacional la agrupación de Posada se acercaba a los sonidos del rock post punk y de moda para 1989, siendo un precedente del movimiento del llamado Rock en Español desarrollado en los noventas, también con algunas influencias de la movida madrileña.

Junto a las agrupaciones Zona Postal, Hora Local, Escape, Hangar 27 o Pasaporte, fueron los encargados de mantener vivo el Rock colombiano a finales de los ochenta y allanaron el camino del éxito de posteriores bandas que contaron con más apoyo y difusión comercial. Fueron parte de la movida cuando prácticamente nadie apostaba por el rock en español y colombiano.

La Causa Nacional es un álbum variado, irónico, divertido, referente a nuestra idiosincrasia y retador de las costumbres sociales o lo políticamente correcto para la música de la época, con denuncias sociales sobre el narcotráfico o la política de la era del narcoterrorismo (les recomendamos escuchar, particularmente, el tema Decadencia), son canciones plenamente disfrutables hoy en día con la particular voz que imprimía Carlos Posada en su interpretación. Este año el escritor Jacobo Celnik escogió La Causa Nacional, como título de su libro sobre la historia del rock colombiano.

El Álbum De Menor Venta En La Historia Del Disco estaba compuesto por 12 temas:

La chispa, Los rebeldes,  Humo, Río Bogotá, La Causa Nacional, Dime tú, Decadencia, Hay un lugar, llorando me dormí, Cuando alguien se nos va, Un amigo romántico, Los porcinos.

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Por, Luis Alfredo López

A propósito de La Causa Nacional, el nuevo libro de Jacobo Celnik

Son historias y por tanto existen otras por contar; son historias y por tanto existen otras versiones de las mismas; son historias y por ello, es una invitación general a seguir escarbando en la historia misma.

Por, Luis Alfredo López

Historias del Rock Colombiano

Iniciamos con un dato que no es para nada anecdótico, de hecho, representa una pieza fundamental en la construcción de una historiografía aún por desarrollar: el primer Rock and Roll que sonó en la radio colombiana fue en el programa Radiolente, en la cadena La Voz de Antioquia que pertenecía a Caracol Radio, y quien pinchó esta música por primera vez fue un hombre llamado Hernán Restrepo Duque. Si quiere saber más, nada qué hacer, compre el libro La Causa Nacional, Historias Del Rock en Colombia de Jacobo Celnik, que trae junto a éste, muchas referencias del mismo calibre.

Para esta fecha, casi tres meses después de su salida, ya se ha escrito bastante sobre este libro, pero hasta que no lo devoré, procesé y hasta repetí, no pude realizar esta reseña con gusto. De hecho, aún creo que la cantidad de datos y música por escuchar tras su lectura no me dejan digerirlo completamente, es una verdadera arqueología del rock colombiano, frase que utiliza reiteradamente el propio Jacobo, y que es el esfuerzo más significativo que hasta el momento se ha hecho por describir el proceso histórico, en el que se fue desarrollando la creación artística musical del género más trascendente del siglo XX –después del jazz– en el mundo.

Con un conversatorio en el Festival del Libro Parque 93, una rueda prensa y hasta el momento dos fechas en un ciclo de conferencias organizadas por la Biblioteca Nacional de Colombia, este recuento de nuestro rock se posiciona como uno de los lanzamientos imperdibles del año y a conseguir en la próxima Feria Internacional del Libro –FILBo, donde será uno de los protagonistas.

Jacobo Celnik es una autoridad en cuanto a rock se refiere, sus libros precedentes Rockestra junto a Andrés Duran y Satisfaction, son una colección entrevistas con las grandes leyendas del género (conversaciones que son joyas como las de Ian Anderson, Ian Gillan, Steve Hackett, Andrew Loog Oldham, Jack Bruce, Brian Eno o Geddy Lee)  y donde se devela, entre líneas, el gusto del autor por el rock progresivo inglés y de cierta forma insinúa el método de La Causa Nacional, la historia contada por sus propios protagonistas.

Causa NacionalEn Bob Dylan a Las Puertas Del Cielo junto con Carolina Sanín, se describe la trayectoria del Premio Nobel de 2016 en apenas 20 canciones selectas y explica a muchos colombianos alejados tanto del rock como de la literatura, porque un cantante del género merecía tal galardón. Sobra recordar el extenso trabajo del autor en radio y prensa que hablan por sí mismos.

Sobre las ventajas, aciertos, desaciertos, gustos personales o lo que algunos consideran omisiones en el libro no puedo tomar partido, los comentarios que ya se han ido postulando en diferentes medios, opiniones sobre el por qué tal o cual banda no se encuentra, qué se considera rock o no, o si cierto dato o narrativa es correspondiente a los recuerdos que tiene cada uno de los momentos que se cuentan en el libro, son irrelevantes, ante todo porque el mismo autor, de forma estratégica y con lógica consciente, adelantándose al problema, tituló el libro en plural Historias Del Rock y otorgándose así, no uno, sino tres puntos a favor: son historias y por tanto existen otras por contar; son historias y por tanto existen otras versiones de las mismas; son historias y por ello, es una invitación general a seguir escarbando en la historia misma.

Indiscutiblemente es el libro más completo que hasta el momento se ha escrito sobre el tema en el país, particularmente ofrece ventajas como su bibliografía que nos abre las puertas a una visión del contexto latinoamericano, el acercamiento a la historia de la radio y la distribución musical en el país, el tratamiento por décadas característico del análisis de los cambios del rock a nivel mundial, una narrativa personalista muy amena, una confrontación directa con los pioneros,  y un CD compilatorio con clásicos no muy difundidos y reliquias de la discografía colombiana (Nostalgia de Columna de Fuego, Sonata N° 7 a la Revolución de Malanga, Dulce y Bella Estrella de Miguel Muñoz, o Candelaria de Distrito, son algunas de las fresas que decoran el pastel) estos y más, son puntos a favor que he encontrado en el libro.

Pero más allá y lo que más me entusiasma de esta investigación, es la compilación de mitos que intenta resolver junto a la gran cantidad de nuevas preguntas y posibilidades que plantea. En definitiva, es una invitación a explorar y recapitular nuestra experiencia con la música moderna, con la música más allá del folclore y de la música tropical, es una relación de Colombia con el mundo, a que se haga con el mismo rigor una historia del R.A.P, del jazz, del blues nacional (recientemente el propio Andrés Duran anunció este último), a realizar nuevos aportes acerca de una historia de la cual todavía no sabemos mucho, porque de cierto imaginario, es reciente en nuestra cultura.

La Causa Nacional nos recuerda ese principio fundamental de la filosofía que es el extrañamiento de lo que nos está en frente, de lo que consideramos como obvio, de lo que creemos completo o ya hecho, pero que en realidad cambia constantemente y que se sigue escribiendo día a día.

¿Una bibliografía básica del rock colombiano?

Causa NacionalSi realizamos una búsqueda rápida por el catálogo en línea de la Academia Colombiana de Historia y escribimos la palabra “Rock”, el único texto que aparece es Imaginarios Sociales, Política y Resistencia: Las Culturas Juveniles de la Música «Rock» en Argentina y Colombia Desde 1966 Hasta 1986 de Hernando Cepeda Sánchez, un excelente documento académico que compara la escena argentina y colombiana, las cuales no distaron mucho en sus primeros años, pero que sólo logró consolidarse en el país del sur, sin embargo es una análisis es específicamente sociológico.  

Es decir, si tenemos en cuenta que los primeros temas y agrupaciones de rock realizado en Colombia datan de los primeros 60, lo que se ha escrito de manera oficial es muy poco, o muy poco se ha clasificado y reunido, ademas tal como el texto citado, generalmente se ha referido a periodos específicos o sectorizados por géneros. La importancia de la investigación de Jacobo no admite replicas, casi sesenta años de rock que han sido escasamente organizados, aclarados y justificados.

Es claro entonces que era una necesidad imperante, tanto porque es una apuesta por entender el surgimiento y establecimiento del género en el país, tropical y vallenatero (cosa que además determinó involuntariamente parte del sonido rock nacional y siendo uno de los aspectos más interesantes que el lector pude explorar en La Causa Nacional. Segundo dato; las ecualizaciones de los primeros álbumes, como no, eran para vallenato), porque de cara al futuro siempre debemos entender el pasado.

Si bien para muchos esta compilación de historias puede sonar cercana o conocida en algunos momentos, y no faltará el torpe que quiera señalar que sabe más del tema, como si fuere una competencia de las que son propias entre los melómanos, es sin duda, el más importante ejemplo de historiografía sobre rock, que de hecho viene a recuperar los ejercicios y esfuerzos anteriores.

En literatura

Al continuar revisando los textos alrededor de lo que ha sido la incursión, la aceptación, la explosión, la difusión o la producción musical del rock en el país, existen algunos que podríamos llamar fundamentales, pero no todos se refieren a lo mismo. Tenemos así textos literarios, investigaciones sociológicas, artículos de prensa compilatorios, biografías de bandas, revistas especializadas o de entrevistas. Los siguientes son algunos que considero sobresalientes, podremos analizar un panorama interesante acerca de nuestra bibliografía de rock. Quisiera así recordar a propósito de La Causa Nacional algunos de ellos:

Antes de cuestionarnos acerca de la propia música nacional, los escritores decidieron en primera instancia narrar algunos de los hechos, anécdotas, reales o ficticias, de sus relaciones personales con el rock, de manera alegórica, y, ante todo, entrelazada a sus propias vivencias o sus propias afinidades, aunque en algunos casos más cercanos al género en sí. Tenemos así el clásico ¡Que Viva la Música! de Andrés Caicedo con sus referencias a los Rolling Stones entre otros, o El Atravesado con el mítico momento donde se proyectó por primera vez Al Compás Del Reloj (Rock Around The Clock, 1956 de Fred F. Sears) en Cali.

Muchas referencias a bandas reales o ficticias las encontramos en obras de Efraín medina Reyes con su Érase Una Vez el Amor, Pero Tuve Que Matarlo, Música de los Sex Pistols y Nirvana, por ejemplo, u Opio en las Nubes de Rafael Chaparro Madiedo, ejercicios de literatura nihilista, cínica, maldita, y hasta costumbrista de las urbes locales que retoman grandes clásicos del género, en los ambientes marginales o nocturnos, una de las formas en las que muchos se han acercado al rock teniendo en cuenta su variable difusión

También tenemos la fundamental obra de Sandro Romero Rey (amigo personal de Jacobo Celnik) con libros como Clock around the rock (crónicas de un fan fatal) o Las Ceremonias del Deseo, el clásico donde nos cuenta el improbable, mítico y bochornoso evento EcoMundo 92, donde a costa de la importancia de Chucho Merchán, el músico de rock colombiano más histórico a nivel internacional, se presentaron por primera vez en Colombia Roger Daltrey de The Who y David Gilmour de Pink Floyd, junto con otros grandes nombres de la industria ante un público mayoritariamente salsero y con una pésima producción, o también Piedra Sobre Piedra. Confesiones de un Adicto a Los Rolling Stones y la biografía Mick Jagger: El Rock Suena Piedras Trae, donde atestiguamos su  fascinación erudita por la legendaria y longeva banda.

Imperdibles son también la colección de poemas Diabulus In Música de Henry Alexander Gómez (admirado compañero de estudios de Ciencias Sociales en UD de quien escribe) y la novela La Nostalgia Del Melómano de Juan Carlos Garay. El primero recoge una selección de versos inspirados por Jon Lord, Jim Morrison, Cliff Burton o Stevie Ray Vaughan, el argentino Pappo Napolitano o nuestra leyenda local Humberto Monroy, el segundo es un ejercicio novelístico donde se mezclan perfectamente el rock, la salsa, el ambiente y la intimidad de coleccionista en una historia que aún nos cuestiona, o convence, que Eric Clapton grabó con Cheo Feliciano.

En Historia y Sociología

Aparte del ya mencionado Las Culturas Juveniles de la Música «Rock» en Argentina y Colombia, los acercamientos académicos a esta música nos traen algunos libros realmente valiosos, pero que a estas alturas son muy difíciles de conseguir.

En primera instancia los dos textos auto-publicados del profesor Carlos Reina, pionero de las clases universitarias sobre rock en Colombia, donde se trataban el rock, punk, metal, tribus urbanas o identidades juveniles en la Universidad Distrital y que cursamos con el escritor Henry Alexander Gómez así como muchos músicos actuales de la escena metalera. Cuando el Rock Iza su Bandera en Colombia (2004) y Bogotá Más Que Pesado, Metal Con Historia (2009), son dos investigaciones, prácticamente piezas de coleccionista, no solo históricas con bandas como Darkness, Killcrops, Neurosis, Ursus, Hangar 27, Escape, Herejía, también la sociología acerca de la configuración del metal como subcultura, contracultura, espacio de identificación y generación de identidad para los jóvenes desde finales de los años ochenta, concediendo su explosión con el auge del movimiento mediático del rock en español, pero manteniéndose principalmente en el llamado Underground.

Bogotá Epicentro del Rock Colombiano Entre 1957 y 1975, Una Manifestación Social, Cultural y Juvenil (2007) de Umberto Pérez, un antecedente evidente para La Causa Nacional y que se acerca al estudio de la cuestión de la juventud y su relación con el rock en la capital como reflejo de la producción del género en sus primeros años, hasta la llegada de la decadencia cuando la fuga de talentos al extranjero y el entusiasmo inicial del género decayeron casi hasta desaparecer. Este libro tuvo una edición muy limitada de ejemplares, pero se puede consultar en PDF dando click aqui; Bogotá, epicentro del rock colombiano entre 1957 y 1975. Una manifestación social, cultural, nacional y juvenil.

Música Para Oídos Zurdos, Rock y Rap de Resistencia en Bogotá (2015) de Diego Sánchez González, es una aproximación a la identificación ideológica y política de la producción musical juvenil desde los años sesenta, teniendo en cuenta tanto el rock tradicional, el punk anarco y de izquierda casi por igual o la denuncia vivencial de la calle característica de la cultura hip hop, a partir tanto de sus líricas como de su contexto social.

Finalmente, Medellín en Canciones “El rock Como Cronista de la Ciudad” (2014) de Diego Londoño, quien es tal vez el único que se aleja especialmente del contexto bogotano y trata específicamente a una ciudad que Jacobo Celnik, nos descubre como más cercana al rock en los primeros años y que en sus palabras “Pego Primero”. La ciudad de Rodrigo D No Futuro, la ciudad de grandes leyendas nacionales como Kraken, Masacre, I.R.A, Estados Alterados, La Pestilencia y Mutantex (hoy en día Peste Mutantex, una sola Banda). El autor también ha publicado el valiosísimo Los Yetis, Una Bomba Atómica A Go Go, La Historia De Los Abuelos de Nuestro Rock (2014).

Prensa

Cabe resaltar que algunos periodistas como Karl Troller, Eduardo Arias, Félix Riaño o Andrés Ospina han participado deforma más que directa en la historia del nacional, no sólo porque sus textos para diferentes medios, una cantidad muy importante disponible en la web, son escritos que resaltan apartes fundamentales de la escena colombiana, también y principalmente porque han sido protagonistas de la misma, ya que participaron o aún lo hacen con sus propias agrupaciones: Hora Local, Banda Sonora y Contrabanda  respectivamente.  Así que en realidad mucho de lo que se podía leer acerca de nuestro rock viene de medios independientes o de alcance nacional que abrieron sus puertas a contar lo que las bandas iban sacando.

En este aparte se destaca el libro del periodista colombo argentino Pablito Wilson: Rock Colombiano 100 Discos 50 Años (2013), una recopilación de reseñas que rescata algunos clásicos incunables pero olvidados, así como su visión personal del rock donde plantea, con polémica abordo, lo que denomina como otras formas de construir el rock (La Etnia y Ataque del Metano) y algunos innombrables (La Tierra del Olvido de Carlos Vives), casi un Rock al Parque en libro.

La cantidad de blogs, medios especializados y páginas de internet dedicadas a hablar de rock colombiano ya son casi incontables, de diferente calidad , profundidad y hasta veracidad, hacen que sea muy difícil escoger algunas para recomendar, lo cierto es que muchas fallas son presentes en la mediatez del internet y hacen difícil discernir que es cuento o realidad, sin embargo es interesante que con la explosión de medios digitales de distribución y promoción, el rock nacional se encuentra en un momento muy complejo de sobrevivencia.

CODA

Para 1989 la editorial Planeta presentó bajo la dirección del historiador Alvarado Tirado Mejía la enciclopedia Nueva Historia de Colombia, con ocho tomos que pretendían renovar nuestra historiografía y actualizar no sólo la visión de esta ciencia en el país, además presentar aspectos fundamentales de cara a la modernidad, la cultura, la mujer y hasta el humor.  El octavo tomo cuenta con un capítulo sobre la música y otro sobre la cultura popular en el siglo XX, en ninguno se nombra el rock a pesar de que para entonces el país ya se aproximaba a unos treinta años de historia rockera. El próximo proyecto de esta envergadura deberá contar con más de un capítulo dedicado al mismo, al propio Jacobo Celnik no le alcanzó con La Causa Nacional y ha prometido el segundo volumen para seguir contando las historias de este arte, en un país tropical y vallenatero.

Por, Luis Alfredo López

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Día del Rock Colombiano: la jornada más emblemática del rock nacional en el 2017

El día del Rock fue, ante todo —sólo para quienes asistimos—, un recuentro con la historia del Rock nacional. Por primera vez, vimos a mucha gente pagar por una boleta y estar de acuerdo con que aquí el Rock sí existe y que, de una u otra forma, tiene futuro.

Este año ha sido drástico en la escena del rock y metal nacional, la infortunada pérdida del titán Elkin Ramírez fue algo que todavía nos acongoja y nos hace pensar constantemente para dónde va este asunto, para muchos la única estrella de rock real del país, para otros, el inicio de una nueva época en la que el rock ya no es lo que fue en la época de Kraken.

Por otra parte, así como si nada, dos de las agrupaciones más tradicionales, reputadas y de trayectoria del país anunciaron su final, Neurosis y Darkness, prácticamente padres y artífices del metal en Bogotá.

Pero también han llegado los grandes descubrimientos y bandas emergentes que renuevan esa escena, Implosion Brain y Blazing, son, sin duda, dos ejemplos claros. Por otra parte están las que resurgen como Herejía, Morfonía y La Pestilencia. Un panorama convulso, propio del cambio de los tiempos, que trastoca al público, a los músicos, como a sus propias expectativas.

RockY así como así, durante el año y en medio de la espera tradicional de Rock al Parque como máximo exponente de las bandas con una gestión del Estado y del Distrito bastante discutidas en temas de la organización del Festival, apareció un cartel anunciando un Día del Rock Nacional, nos cuestionamos y emocionamos, luego dudamos y así y así. ¿Qué quien lo convoca?, ¿es privado?, ¿por qué el 12 de agosto?, ¿quién dice que ese es el día del rock nacional?, y ¿por qué esto y por qué lo otro?  Pero pronto se nos despejaron las dudas y no las vamos a resolver una por una, pues lo más importante fue el día en sí mismo, una apuesta privada por reunir los artistas con más trayectoria y reconocimiento. Una fecha que sin duda rompió las expectativas y fue un gran éxito, y ya.

El día del Rock fue, ante todo —sólo para quienes asistimos—, un recuentro con la historia del rock nacional. Por primera vez, vimos a mucha gente pagar por una boleta y estar de acuerdo con que aquí el Rock sí existe y que, de una u otra forma, tiene futuro. Es por eso que queremos contar nuestra experiencia en una maratónica jornada de más de 15 horas de pura música colombiana, de puro rock, rockcito suave, ska, punk, industrial y metal.

No podemos hablar banda por banda, porque correr de un escenario a otro y tomar apuntes, como se suele hacer —periodísticamente hablando—, no permitía disfrutar de la alegría con la que el público estaba impregnado. Sí, nos declaramos culpables, nos lo gozamos, fuimos espectadores de la fiesta y rumbeamos antes que trabajar y no nos dieron opción, la zona de prensa lateral no era muy eficiente, esta vez no había privilegios para medios, o te hacías frente a la tarima con el público o no hacías nada.

RockBásicamente el evento dentro del auditorio de lo que ahora es el Centro de Eventos de la Autopista Norte, justo después del peaje donde se acaba esta ciudad, consistía en que cada agrupación de las 31 convocadas, tocaría en promedio de 30 a 45 minutos en dos tarimas dispuestas una frente a la otra. Durante todo el día no hubo descanso, así que, como un festival real, mucha gente no tuvo más opción que escoger que bandas quería ver y en cuales descansar, ir a tomarse una cerveza, comer, jugar tejo y otros deportes tradicionales, pasar por las carpas de las bandas, tomarse fotos con los músicos o devolverse al concierto que en general posibilitaba una buena vista desde cualquier punto. Quienes quedaban atrás en una banda, eran los primeros en la siguiente presentación. Nosotros jugamos a cambiar de puesto antes de que terminara cada una.

Pues bien, a lo que fuimos y vimos; tras las bandas de apertura que como siempre no tuvieron el público a reventar, pero que dejaron todo en la tarima, Hackmed (Rock Alternativo Moderno), Código Rojo (Skate Punk), K-93 (Punk) y Árbol de Ojos (Rock and Roll, alternativo medio ‘revival’), la cosa se fue acondicionando, cambios de sonido y arreglos de las consolas fueron notorios. Sin embargo, sin duda, estas agrupaciones con un promedio de 10 años de existencia cada una, dan cuenta de la movida independiente y de la cual, a veces, nos cuesta ponernos al día con todas las producciones que salen por mes en cuanto a rock nacional se refiere. Ninguna de estas bandas era novata. Para muchos, desconocidas, para otros, muy sonadas en sus propios círculos. Lo único que podemos decir, es que les sobra calidad y que escenarios así, son más que necesarios para continuar impulsándolas. No propias para los rockeros más tradicionales de los sonidos hard.  

Un gran coro del público acompañó a Mario cuando interpretaba una de las canciones más representativa de Dr. Krápula: La Fuerza del amor

RockLlegó el turno para Dr. Krápula, llevábamos mucho tiempo sin escucharlos en vivo. Tras una presentación de 40 minutos, cerraron con una de las canciones que mueve más emociones dentro del público: La Fuerza del Amor. Durante su show, la banda hizo un recorrido por su discografía con temas revolucionarios y cargados de mensajes de resistencia. Un escenario a reventar cuando apenas el reloj marcaba la 1:15 de la tarde.

El Ska contagia de energía y baile. Es, quizás, la vertiente más alegre de los derivados de la familia del rock. Así lo demostró Krápula, la cuarta banda que se presentó en el Día del Rock Colombiano. Allí, mientras nuestro director Andrés Angulo se tomaba una ‘selfie’, confirmamos que la gente quiere mucho a las bandas, que éstas mueven y que en nuestro país sí se hace rock. En contraposición de aquellos que lo niegan, sí está vivo y sí tiene público.

Una canción, cambió de sonido radical y de opiniones

Luego de Dr. Krápula, se presentaron Popcorn, Nawal, Lo Ke diga el dedo, Revolver Plateado y Los de Adentro.

Popcorn continuó con la buena energía que dejó arriba la agrupación de Mario, ‘pogos’, cánticos en el escenario B y un público que, definitivamente, iría hasta el final. 

Nawal, le apuesta a un sonido más suave. Así lo ratificó y la gente no brincó, pero sí cantó, acompañó y bailó en su sitio. Esta una de las agrupaciones más recordadas de nuestro Reggae, que todavía no admitimos los más puristas como rock, pero que estamos familiarizados con su sonido y los gozamos sin reproche.

Media hora después, Lo ke diga el dedo estalló la energía de los asistentes, quienes de nuevo, saltaron, cantaron y ‘poguearon’ toda la presentación. De nuevo el Ska fue el encargado de un desfogue de adrenalina.

Revolver Plateado tiene su estilo y su público, es una de las bandas más sólidas en vivo, es más para apreciar que para saltar, exploran muy bien los sonidos alternativos hard del Rock. Mientras Lo ke diga el dedo ponía a saltar a su público, se realizaba la adecuación del escenario contrario para escuchar a la agrupación bogotana de rock alternativo. Doble reto tenía, no dejar apagar el ánimo del público y abrirle a Los de Adentro.

RockRecién escuchamos —hace unos 12 años— a la agrupación Barranquillera Los de Adentro, en ese entonces no nos gustó, porque sus videos o hits eran muy ‘poperos’. Les perdimos de vista hace mucho y el 12 de agosto fue un reencuentro con la banda, le dimos la oportunidad y lo admitimos, nos gustó. Es que una cosa es ver edulcorante en un video y otra es ver una descarga de buen rock en vivo. Lleno total de tarima a tarima para los barranquilleros. La percepción no era lo misma de hace unos años. Ver al público emocionado cantar uno a uno sus temas, nos hizo recordar uno de los clásicos del rock en español que es un himno adolescente. Nubes Negras encendió al púbico, Una canción, llamó a quienes, afuera de la carpa, tomaban una cerveza, comían, jugaban tejo o se hacían un tatuaje temporal. Nuestro director estaba cantando a grito herido y con su ‘air guitar’ le seguía los pasos a esa canción pegajosa, que en su momento fue un éxito en las emisoras del país. Qué buena agrupación, lo admitimos.

Folclore, vieja guardia y nuevas generaciones        

Jorge Velosa es uno de los artistas folclóricos de mayor recordación en nuestro país, la carranga, gracias a él, cruzó fronteras y gracias a Velo de Oza, trasgredió géneros. Tras su gira por Europa, la banda arribó a Colombia para presentarse en el Día de Rock Colombia, el folclore se vistió de rock y contagió a los asistentes que venían de cantar las baladas de Los de Adentro.

10 años desde su formación no han pasado en vano y así lo demostraron sus integrantes en el escenario. El mundo conoció la carrangarock —nombre que ellos dieron a su propuesta— y ese sábado, Velo de oza, se tomó de ruana la tarima. Casi que son una contraposición a Los Rolling Ruanas, que actualmente están de moda. Los Velo, son mucho más interesantes y mucho más rock, parten de una exploración más llamativa que la de adaptar algunos clásicos a la raspa, mucho respeto por esta banda.

Galería fotográfica Día del Rock Colombia: Velo de Oza

En el sector opuesto, The Hall Efect, liderado por Óscar Correa, hizo un recorrido por sus tres álbumes, el público respondió de manera efusiva y acompañó a la banda tanto en sus canciones en inglés como en español.

Estados Alterados es, quizás, una de las bandas más extrañas que hemos escuchado, verlos allí con su propuesta electrónica, fue evocar los sonidos de moda a principios de los noventa, eso que dio en llamar synth pop, una variación del rock más cercana a la música electrónica. Dieron cuenta de la diversidad y la calidad del rock nacional en época en la cual hablaba —por fin— del auge del rock colombiano.

RockEntre quienes escribimos esta crónica —editor musical y director— la discusión será eterna frente a este tipo de bandas, sólo podemos decir que no defraudaron y que tanto escenario como público fueron suyos, aún sin Tato Lopera, fundador y mítico teclista compositor de ese riff de sintetizador tan conocido como es Muévete. En efecto, la agrupación, ahora es dirigida solo por don Elvis.

Recorrieron sus cinco álbumes, canciones como Nada, Seres de la Noche hasta llegar a Seguridad y su más reciente trabajo, Intruso Armónico, tema que cantó Elvis junto con Dilson Díaz de La Pestilencia. Dilson tendría más tarde otros cameos, sin duda fue uno de los artistas que más se gozó el día.

Galería Fotográfica Día del Rock Colombia: Estados Alterados

A continuación, se presentó V for Volume con esa líder vocal que nos impregna de buena vibra y ese sonido actual tan variado y guitarrero de las tendencias más contemporáneas del rock, casi inclasificables.

Luego llegó Telebit, complementando así la atmósfera que con Estados Alterados ya había empezado a tornarse un poco más tranquila. Estas dos agrupaciones bogotanas, formadas en los años 2008 y 2011 respectivamente, con un rock alternativo continuaron con la parte más joven de la jornada.

El repunte llegó de nuevo con el hard blues de The Black Cat Bone, la agrupación encendió la energía del público, que no paró de saltar durante la presentación de la banda bogotana. Un retorno desde que los vimos por última vez en el concierto de Deep Purple. Nunca defraudan, sonido potente de las orillas del Misisipí, pero con la fuerza que hoy por hoy exploran artistas tan disímiles como Black Label Society o en nuestras tierras Southern Roots. Esta es una de las bandas más tradicionales de Colombia y que esperamos no sólo haya retornado para este evento.

Seis Peatones y su blues rock permitió al público disfrutar del sonido armonioso y de los largos acordes de la guitarra de Juan Amaya, otra apuesta por el sonido sureño y negro que destila wiski e invita a apreciar la guitarra. Menos conocidos pero de gran trayectoria.

De Décimo Grado a Marinero

RockTr3s de corazón, con 15 años de historia, es una de las agrupaciones más sólidas de nuestro país. 5 álbumes, 1 recopilatorio de sus presentaciones en vivo, 14 años de gira por el continente, dos premios Shock, un premio Subterránica y un libro conmemorativo de sus primeros 10 años de carrera así lo demuestran. Eran casi las 7 de la noche y la banda de Medellín subió a la tarima. Su hardcore y ante todo punk en un escenario a reventar y sus canciones más representativas provocaron una favorable reacción del público. El cover de Décimo Grado fue emotivo, pero además nos fueron preparando para el homenaje al Titán, con ese genial tema que es La estupidez de este mundo demente. Casi que escuchábamos los versos cantados desde el cielo, la espera para Kraken se hacía más ansiosa.

Así llegó The Mills con una fuerte e impresiónate acogida, más que todo de los más jóvenes. La fanaticada es muy numerosa para esta propuesta. Temas como Guadalupe, Amor Depredador y el cover de Lobo hombre en París fueron acompañados por las voces del público que, al contrario de perder energía, a medida que la noche avanzaba, ganaba en energía y entusiasmo, aún con el cambio de decibeles, tras los enérgicos Tr3s de corazón. Todavía pensábamos que Diego Cadavid era su baterista, pero ante el coreado general, nadie se ha preguntado por los cambios de los miembros de una banda.

A continuación, hizo su aparición una agrupación pionera, SHIP, cuya formación se dio a principio de los años 80, una oportunidad excepcional para que las generaciones más jóvenes pudieran ver, al lado de los artistas actuales, a las leyendas del género en nuestro país, porque ellos fueron los que realmente abrieron el camino. Bajo el comando de Jorge Barco, la banda tocó esos temas tan cadentes y llenos de arreglos sofisticados, enérgicos, progresivos y muy actuales. Nos recordó esa gran época de los ochenta. Se nos hizo corto el tiempo, pero fue por sus largas canciones. Aunque interpretó el clásico Cali Girls, pensamos que faltó Night in the Neighborhood y su más reciente sencillo Love´s Face, que es uno de los temas del año.

Una de las bandas más esperadas fue recibida por un escenario que otra vez estaba a punto de reventar. Don Tetto, el anfitrión del día juntoRock con Aida Hodson —bella mujer que tiene una trayectoria larga en esto de los conciertos de Rock y la líder de esta tan invaluable empresa de conciertos de bandas nacionales— asomó y en una presentación de 40 minutos demostró cuán importante es esta agrupación bogotana para la escena actual en nuestro país y para las generaciones más jóvenes. Canciones cortas, poder en el escenario y letras sencillas  que fueron coreadas de principio a fin por los asistentes.

Y así llegamos hasta el arribo de 1.280 Almas, con sus 25 años de historia, subió al escenario y puso a brincar, cantar y ‘poguear’ a los asistentes que llenaron en su totalidad la carpa, otra vez, de tarima a tarima. Sus canciones de mensajes políticos y la energía de Fernando del Castillo y compañía, elevó el ánimo del público. Sus temas más representativos nos recordaron porque esta agrupación bogotana es un referente para la escena en nuestro país. Entre otras, las Almas tocaron Marinero, Surfiando en Sangre y Tu Sonrisa. En la guitarra estuvieron acompañados por otra leyenda, el señor Francisco Nieto, veinte mil veces recordado por haber sido parte fundamental en el origen de La Derecha, Neurosis y La Pestilencia.  

El Pre-cierre

Rocka, una de las bandas más innovadoras de la jornada, conformada en el 2011 por dos exintegrantes del Sie7e: Julián Orrego en la voz y Sergio Suzarte en la guitarra, quienes aportan a la agrupación más de 10 años de experiencia musical. Temas como Quimera y Veneno tuvieron gran acogida. Su nómina se completa con la participación de Camilo Torres en el bajo y Marcos Rodríguez en la batería. Amigos de la escena, de las bandas y del público. Rocka es una de las mejores agrupaciones del género del país en la actualidad, ¿por qué? Por eso mismo, por que suena a puro y jodido rock.

RockA continuación llegó el turno de Superlitio. El Rock fusionado con otros géneros, es la principal característica de esta agrupación caleña que inició su trayectoria en 1996 y tiene una gran acogida entre el público más joven. Canciones como Te Lastimé y Viernes Otra Vez fueron las más coreadas.

Otro clásico y leyenda del rock en nuestro país es La Pestilencia, que se presentó después de Rocka. El turno, en esta ocasión, fue para los más veteranos, que movieron la cabeza y cantaron las canciones más emblemáticas de la agrupación de punk rock  interpretadas por Dilson Díaz, Isabel Valencia, Marcelo Gómez y Carlos Marín. Disfrutamos de un recorrido por su discografía hasta llegar a su último trabajo Paranormal. Dilson mueve la gente a pesar de los años y La Peste es, sin duda, una de las bandas más queridas del público, este evento no hubiese sido lo mismo sin ella.

Nostalgia, expectativa y el adiós

Rock¡Mierda! La primera vez que veíamos a Kraken sin Elkin. Nos perdimos de los eventos del Tour Kraken un Homenaje Real, pero en juego largo hay desquite y aquí gracias a los dioses del trueno y del metal y de Aida Hodson, quien incluyó en último minuto a Kraken, el Kraken de la alineación final de Elkin, su último comando, que esta vez traería una sorpresa no vista en el tour.

Una vez inició la descarga musical supimos que el Titán sí estaba allí. Sonido de fondo con la voz de Elkin, todos los músicos, menos Rubén Gélvez (teclado) que se encuentra fuera del país. 

Así arrancó el desfile de voces, la hermosa Miranda, Diego Pulecio de Don Tetto y  al final, cómo no, Andrés Arce. De repente, en Vestido de Cristal llegó la interpretación de Andrés Ramírez, el hijo de Elkin, acompañado en los altos de Miranda. Su presencia cargó el ambiente de mística y sentimiento. Andrés no defraudo, es tal vez su primer intento y lo superó con creces, aún puede mejorar, pero el camino está labrado, tiene un rango que puede llegar a convencer, sin ser una copia de la voz de su padre. El momento del día, sin duda. Para quienes estábamos cerca a la tarima el sonido estuvo perfecto, como si desde el más allá, Elkin manejara la banda. Gran parte del público soñó con Andrés, como si vieran a su padre.

Un tema interpretado musicalmente por los integrantes de la banda, acompañado con la voz Elkin de fondo, provocó las lágrimas de los músicos. Emotivo sin lugar a dudas. Una presentación que se extendió alrededor de una hora y que rindió un sentido homenaje a la máxima leyenda del Heavy Metal en nuestro país. Si un día de Rock de Colombia no tuviera en cuenta a Kraken, no sería realmente el Día.

RockLas canciones de Kraken tienen vida propia, qué importaba que las voces de quienes interpretaron los temas elegidos para la presentación no alcanzaran los tonos de Elkin, si el público cantaba con mayor fuerza cada uno de ellos. Un escenario que recibió a la banda con aplausos, un público que esperó hasta casi la media noche para ver por primera vez la presentación de Kraken sin su voz líder. Por algún motivo la banda sonó de forma muy, muy, muy potente, la falta del teclado hizo seguramente que la armonía pasara del progresivo al power.

RockNosotros hemos presenciado este año por lo menos diez homenajes a la banda y el legado de su líder, no existe, sin duda quien pueda superar el realizado por el mismo grupo.

Gran parte del público se marchó al finalizar la presentación de Kraken, otra parte salió de la carpa a tomar un descanso, pues aún faltaban las presentaciones de cinco bandas más: Consulado Popular, I.R.A, Ataque en Contra, Koyy K Utho y Nepentes.

Consulado Popular, entre la fusión de ritmos y la parodia permitió a los asistentes un momento mucho más tranquilo con un escenario mucho más desocupado. I.R.A, demostró porque es una de las bandas pioneras del punk en Colombia, la energía, la adrenalina y el ‘pogo’ regresaron de nuevo a la carpa. Ataque en Contra, conformada en 1995, con su Hardcore, mantuvo la energía del público que, aunque cansado, aún mantenía la energía. Realmente era casi anti-voluntad mantenerse con la misma energía, pero las tiendas estuvieron siempre abiertas, el café y el licor entre el público, logró mantener el motor prendido. A esas alturas muchos estaban tirados en el pasto durmiendo. No pasó nada, fue genial. Hubo mucha tranquilidad en el ambiente, la atención de los baños siempre fue excelente y se nota la diferencia entre un evento privado y uno masivo, ojalá que esas cosas no fueran factores diferenciales.

Respeto y admiración total para las personas que permanecieron hasta las presentaciones de Koyy K Utho y de Nepentes. Los primeros, leyendas; los segundos, la sangre nueva.

RockEl Rock Industrial de Koyy da peso a su trayectoria. Se puso su ‘corpse pain’ necromantico y rompió con todo, levantó de nuevo el ánimo, la gente no se despegó del escenario, llenó de nuevo y se comió la tarima.  Como invitado especial estuvo, de nuevo, Dilson. La agrupación Toteó con industrial y juego de soldadura. No sabíamos cómo hacer para tomar una foto, se movían por todas partes. Zero lucia más alto de lo que es y fueron de los gigantes del día. Para nosotros el concierto acabo ahí.

No es que Nepentes carezca de calidad, pero tal vez la única pega es que después de 15 horas continuas de presentaciones, tras escuchar en la noche a La Pestilencia, Kraken y Koyi, era muy difícil mover a la gente. Aun así, Nepentes tiene fuerza y un público que lo sigue. Un gran ‘pogo’ dio por finalizada una jornada de puro Rock n’Roll.

Afuera de la carpa grupos de pelados acostados, otros conversando, comiendo o bebiendo algo, dio cuenta de que el Día de Rock Colombiano, más allá de una presentación continua de bandas, fue un verdadero festival. Una fecha que marcó un nuevo hito en nuestro país. Nos dejó una alegría increíble, una sensación de crítica frente a eventos similares que recurren a artistas extranjeros para llenar un escenario y demostró que sí es posible crear un evento monumental de gran calidad, en el que se pueda apreciar lo nuestro, no es un ánimo de expresión nacionalista, en verdad, la calidad de las bandas habla por sí misma.

Más allá del día y de cómo apareció en esta fecha, semejante evento, nos quedaron dudas a futuro: ¿Tendremos otro festival para el próximo año? ¿Después de este gran cartel, qué bandas serán las convocadas? ¿Aterciopelados, Killcrops, Alerta Kamarada, Highway, Kronos, entre otras? ¿Una entrada de alrededor 70 ‘lukas’ es lucrativa para 30 agrupaciones? ¿Mejorará el sonido algún día en Colombia? ¿El público responderá del mismo modo? No sabemos nada, pero sin duda, después de este cubrimiento podemos decir que, con cansancio, una sonrisa de oreja a oreja y mucha música retumbando aún en la cabeza, que el Rock Colombiano tuvo su Día. Muchas gracias a quienes lo hicieron posible, tenemos fe en el futuro.

Galería fotográfica I Día del Rock Colombia

Galería fotográfica II Día del Rock Colombia

 

 

Crónica: Luis Alfredo López y Andrés Angulo (Editor Urbania Rock y Director)

Fotografía: Paola Rozo, Jhonattan Vargas ‘Tatán’, Luis Alfredo López y Andrés Angulo

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Para Rugidos Disidentes –Revista Cultura y Alternativa de Bogotá– el seguimiento a la cultura rock de la capital y del país ha sido fundamental en nuestra labor. Consideramos, sin duda, que el rock y sus vertientes generan un mensaje de disidencia, de crítica, que continua construyendo identidad contracultural y aporta escenarios culturales en el país de forma contundente. El género ha representado un 30% de nuestras publicaciones y sigue creciendo en potencia, nos ha llevado a lugares y espacios importantes como Rock al Parque, festivales locales, conciertos privados y en tan solo tres años, nos llevó a nuestra primera nominación a un premio de periodismo en rock en la undécima versión de los Premios Subterránica en este 2017.

Rugidos Disidentes presenta a Urbania Rock, La Urbanidad del Rock

Con Urbania Rock, Rugidos Disidentes se expande en esta misión de dar relevancia al rock nacional, por razones alejadas a motivaciones superficiales o de nacionalismo vano. Todo lo contrario, creemos que el rock nacional tiene suficiente calidad y en vista de nuestra más reciente publicación 10 cosas que el rock ya no es 10, consideramos la importancia de la difusión  de las nuevas propuestas y de su aporte en  la escena a nivel mundial.

Como estrategias de apoyo creamos, además, el Fanpage Urbania Rock Colombia (@UrbaniaRockColombia),  que también, en próximas semanas este espacio sera ampliado a la radio on line, gracias a la alianza con Nuevo Panorama Radio, con la cual dejaremos podcasts recopilatorios que podrán escucharse y conservarlos como archivo de colección, asimismo, a través de nuestro cana de YouTube, se podrá ver  Urbania Rock – TV, programa tipo blog, en el cual realizaremos entrevistas y generaremos discusiones sobre temas coyunturales y variados alrededor de la escena y daremos a conocer nuevos lanzamientos, entre otras temáticas. Para ello, estamos generando acuerdos con algunos de los principales bares que sirven de escenario a las agrupaciones locales, como lo es The Grange Bar, el cual se ha transformado en un lugar de gran relevancia para el encuentro de músicos y público.

Es importante señalar que en la actualidad se debaten temas de vital importancia sobre la denominada escena de rock nacional, para algunas personas, quizás, sea tópicos superficiales, porque, sin duda, lo más importante es la música. Sin embargo, como medio de comunicación, estas discusiones son necesarias y vale la pena darlas y escuchar los diferentes puntos de vista que tienen los distintos actores que participan de dicha escena. Somos disidentes, creemos que en Colombia, la falta de crítica consciente, la auto-mirada, la discrepancia, las posiciones argumentadas, la determinación de conceptos –más allá de opiniones–, la revisión historiográfica, musicológica, semiótica, y académica son fundamentales en la construcción de un mejor país, desde cada ámbito social o cultural.

El país se adormece en la palabra condescendiente, la falsa humildad, la tolerancia  irrespetuosa en cuanto a la actitud que soporta y no que comprende. Esa tergiversación que señala a quien argumenta como un ser pedante o esa posición falsaria postmodernista que valida todo discurso, porque disentir es una forma de ofender y que, en últimas, nada tiene profundidad, merece ser enfrentada y nuestra misión, insistimos, como medio de comunicación alternativa es no prestarnos para el juego mediático de publicaciones inmediatas y faranduleras, como la caída del artista en una escenario o ese chismorreo que no aporta y que en cambio destruye. Consideramos que la discusión argumentada y la crítica son aportes, en sí mismos, necesarios, pues cumplen el papel preponderante de develar, desmenuzar, dimensionar, diseccionar y  esclarecer. Permite, además de  informar de manera profunda, asumir posturas fundamentadas y formadas desde distintos puntos de vista.

¡Bienvenidos!

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Cuatro meses de rock nacional

Por, Luis Alfredo López

        Editor Urbania Rock

 

10 cosas que el rock ya no es

Ante todo, creemos en su mensaje poderoso y creemos que, tras más de 60 años, el rock y su evolución no pueden ser tratados con ideas emitidas en los medios de comunicación durante la época de Elvis. En la actualidad, algunos prejuicios, ideas preconcebidas y falta de información permiten que en las redes sociales, cualquiera de su opinión en torno del rock, de las bandas y del público de la escena,  asumiendo, de esta manera, que el género es un monolito muerto que no tiene vida propia y que no ha trascendido generacionalmente, por tal razón hablaremos de 10 cosas que ya no son como antes, pues desde ese tiempo remoto de mitad del siglo XX hasta hoy, el rock ya no es lo que solía ser.

1.      El Rock ya no es (y nunca fue) cosa de adolescentes.

Para 1954 el rock era la expresión de jóvenes rebeldes que, tal vez, perdieron a sus padres en las guerras mundiales.   Estaban cansados del sistema opresor del patriarcado y tenían tiempo libre. El capitalismo les dio dinero y a la vez una moda que seguir, algo en que usar ese tiempo de ocio y una razón para gastar su dinero. Rompió sus moldes de vestimenta adulta y les dio identidad, acabó con las barreras raciales, sexuales, etc… etc. Todo esto e infinidad de cosas más, pero después seis décadas los rockeros seminales envejecieron, los Rolling Stones tienen más de 50 años tocando, sus edades alcanzan los 70 y hasta 80 años, varios músicos importantes han muerto de viejos por enfermedades de gente mayor. No todos se han suicidado, el 90% no siguió el lema de Dean: “dejar un cadáver bonito”, más bien crearon industrias multinacionales con su música, espectáculos rentables, realizaron acciones humanitarias y hasta han sido postulados y ganadores de Premios Nobel.

Decidieron vivir, ya sea desde el margen o desde el ‘mainstream’. Sin duda, el rock ya no es una cuestión de jóvenes. Hoy en día, es un espacio intergeneracional absolutamente serio. Asimismo, el público ha ido envejeciendo con las vertientes del rock y del metal, y es absolutamente válido. Aquí los jóvenes tienen mucho que aprender antes de meterse en el rock y son ellos quienes aportan una visión renovada. Hoy podemos ver una abuela haciendo guturales para una banda de gore y unos niños hacerse famosos con covers de Iron Maiden.

El rock, por decirlo así, alcanzó el estatus de intemporal, ya sea porque esa dinámica impedirá su muerte o porque afortunadamente,  se puede ver a –Angus Young- en uniforme colegial o decidirse por aprender a tocar batería a los 100 años y no sentirse ridículo, por el contrario, esto es considerado un logro.

2.      El Rock ya no incomoda

Esto me desagrada, yo quisiera atacar a mis vecinos reggaetoneros con una descarga de black metal para que aprendan a respetar, pero ellos ni se inmutan. En la época de los noventa, sobretodo en Colombia, uno andaba con pinta metalera, punkera, hippie, rockera y te miraban como bicho raro, hoy, si  al caso te preguntan que shampoo usas para tener el cabello mejor que el de una dama y de dónde sacaste tus pantalones rotos con taches.

No es que todo este normalizado, este país sigue siendo un dominio de la moralidad y de la iglesia católica, pero la sociedad ha asumido e integrado al rock en la cultura popular y, día a día, es muy normal ver a una banda de rock tocando en la calle, publicitando una tienda de hamburguesas o haciendo jingles de una nueva línea de mantequilla o como una moda de temporada de otoño, como parte de un ritual católico o como alternativa contestataria hacia éstos, desde la corriente cristiana para contraatacar su negocio; como evento de ambientación en una feria de libros o de barrio, en un carnaval de pueblo o como acto de apertura en un colegio, Etc. Etc.

Todos vimos normal y absolutamente gratificante que Kraken tocara en una iglesia de Medellín en la despedida de Elkin Ramírez, nuestro Titán y único Rock Star real. Sin embargo, creo que mi madre fue la única en advertir que eso hace 20 años hubiera sido impensable en Colombia,  sin duda, a menos que tengas una banda de black satánico ya no sorprenderás a nadie cuando digas que tienes una agrupación de rock o que eres un fan acérrimo de Nirvana, porque en la rockola de tu barrio podrás escuchar sus temas en medio de la música de Darío Gómez y la Tigresa del Oriente. Eso es integración. La normalización del capitalismo es capaz de absorberlo todo y de agotarlo, de pasar por encima, dejando un efímero recuerdo, -todo lo solido se disuelve en el aire- dando como resultado que:

3.      No es una expresión salvaje, únicamente

Si originalmente el rock buscó que las ancianas y las mamás se taparan la cara horrorizadas, hoy por hoy, no podemos esperar que escandalice. Simplemente el mundo tiene muchos más debates, que grupos de personas cantando, gritando o haciendo guturales. Si no eres de una banda del Inner Circle y matas a un compañero, o quemas iglesias, tus discursos de sangre gore o vampirismo gótico y quién sabe qué se nos pueda ocurrir, no molestarán a muchas personas. Este tiempo, simplemente, ha asociado la idea de que el rockero expresará controversias, pero éstas, no son inesperadas. Por lo tanto, no es tan salvaje, menos en un país como Colombia.

Si un padre de familia puede durar un día en una cantina de barrio, ¿por qué un rockero no podrá hacer lo mismo? Así que todos dirán: “… en ese Rock al Parque reúnen a esos mechudos en tres días de juerga y luego ni se ven”. En general, parece que el mundo está más asustado por transformaciones más radicales de las costumbres (expansión del mundo  y radicalismos árabes, apropiación de la adopción gay, cambio climático),  que la proliferación de rockeros de todas las clases, como símbolos de luchas sociales, con su imagen de buenos muchachos o de rebeldes sin causa que retornan finalmente a sus hogares y luchan por seguir adelante, no asustan mucho a las masas.

El extremismo del metal y su carrera expresada en géneros como el black dan cuenta de ello, ya no se sabe con qué nombre más mórbido bautizar una banda, qué imagen más amenazante poner  en una caratula o qué sonido más inentendible sacar de una garganta. Pero, la recepción de ésto sigue siendo underground y en el aspecto amplio del público, está de moda de ver a una celebridad usando una linda camiseta de Slayer. Tu mamá sabrá donde comprártela, no te preocupes, espérala mientras le enseñas a tus hijos los temas de ‘heavysaurios’ y le explicas a tus primitas quiénes son los cuchos maquillados de KISS en el video Baby-metal.

4.      El rock si bien es contracultural, ya no es una propuesta contestataria

Durante los años setenta, el rock sirvió de canal al mensaje del hippismo y la contra-corriente en EE. UU, en rechazo de la guerra y el modo de vida norteamericano. El punk inglés de finales de esta década atacó al status quo de la monarquía y rompió los moldes de la juventud, la pasividad del rock demasiado elaborado y  sacudió a los más conservadores. El heavy metal se opuso a las actitudes suaves de los hippies y con dinamita hizo volar sus utopías, golpearon a la sociedad con dosis de violencia y realidad expresadas sin tapujos, hasta llegar a las vísceras  descarnadas de los géneros más extremos. Hasta ahí se notaba una cierta posición izquierdista frente a las ideologías y figuras de poder tradicional, no significa que fuera encaminado el rock, exclusivamente, por el materialismo dialéctico. ¡No! Lo que se evidenciaba era una alternativa contra-corriente del orden social tradicional. Sin embargo, hoy en día, tras más de 70 años y con géneros y bandas directamente afines a las derechas ideológicas y al orden social –skinheads de derecha y bandas Oi o afines a la tercera fuerza, rock pop sin pretensiones y rock cristiano– el rock se ha ampliado, de tal forma, que sus letras e intenciones no son exclusivas de una postura, más bien, se ha transformado en un lenguaje para expresar lo que cada quien siente. Los movimientos más grandes del rock que trascendieron en movimientos sociales sucumbieron a los cambios marchantes del tiempo. No obstante, ésto en particular no es negativo, pues entendido como cultura de integración y ante todo como un lenguaje, permite desde sus formas musicales bien definidas, dar sonoridad a los gritos o simples susurros que las generaciones buscan expresar por medio del arte más estridente. En él expresan sus inquietudes estéticas, visuales y discursivas.

Que ante tantos medios de comunicación la gente se acerque al rock para escucharlo denota que es, sin duda, un medio que implícitamente tiene un carácter vanguardista y multi-canal para una sociedad que ya no espera que del rock lleguen mensajes tradicionales. Básicamente, el rock está pensando más en cómo transmitir que en cambiar pensamientos.

5.      El rock entonces no es político ni apolítico, es un medio de expresión abierta

Es casi estúpido pensar que el rock, al ser un medio de comunicación y una cultura, no esté relacionado con posturas políticas. Sin embargo, en sí mismo, no es político, pues en el marco general de todas sus vertientes, los mensajes lanzados son tan variados, amplios y divergentes que más que político, es un espacio para los discursos dados desde distintos frentes. No obstante, es claro, según la primera afirmación, que no podemos desligarlo de la opinión pública y las ideologías, debido principalmente a dos aspectos: Primero, la simple discusión histórica de que el artista debe estar interesado por su tiempo, su contexto o su realidad  y tomar postura o que por el contrario debe alejarse y tomar como vehículo la simple expresión del sentimiento (debate que abordaron filósofos como Sarte o Adorno y un sinnúmero de autores en escuelas como el realismo, con sus respectivos seguidores y detractores). Segundo, porque históricamente muchos artistas han expresado –para bien o para mal– sus posturas políticas. Algunos supuestos apolíticos fueron perjudicados. Borges, al recibir un premio de Pinochet fue un claro ejemplo. Recientemente, el juicio del empresario Julio Correal al cantante Paul Gillman de Venezuela es casi lo mismo, pero desde posturas políticas diferentes. Al primero lo castigó el Nobel por su relación con la derecha, al segundo lo vetaron de un festival internacional por su afabilidad con la izquierda. En ambos casos, gobiernos radicales de carácter dictatorial.

Pero los artistas (rockeros) no han dejado de lado en ninguna época sus posturas políticas. Elvis Presley, incursionó en el ejército para combatir en la Guerra de Vietnam. Bob Dylan en los 60 se manifestó en contra de la misma. El movimiento hippie contra la derecha norteamericana de Nixon. Joey Ramone y su agradecimiento a los partidos republicanos y al presidente Bush. Los Sex Pistols y su anarquía en UK. The Clash y su izquierda sandinista. Iron Maiden con un poster de una Margaret Thatcher recién violada por Eddie. Ted Nugent y sus mensajes anti-progresistas y pro-derecha. Son todos, ejemplo que del rock no se puede esperar mensaje que no incluyan referencias políticas. Lo cual, en ninguno de los casos y hablando estrictamente de arte, significa una reducción de la calidad técnica de sus ejecuciones musicales, más bien, ésto ha ampliado la mirada y la versión de muchos escuchas, acerca de sus propios intereses tal como ha ocurrido con con otras artes, como la literatura donde el rock ha expuesto una conexiona que permite al escucha interesarse por estos temas.

6.      No es un monolito, más bien es como el Big Ban

Y lo nombramos antes, después de 60 años. El rock y –por lo general– la música contemporánea, cambia. Luego de una explosión local tiende a extenderse, a través de ondas u olas. Tiene periodos de reposo y otros de saturación. Cada década presenta su o sus formas y cada vez se aleja más del centro,  se dirige y se renueva en las periferias. El rock nace en EE UU, se dirige a Inglaterra y luego, desde los noventa, estas dos potencias perdieron el predominio del rock. Siguen siendo los mercados tradicionales, pero hace rato que el rock y en especial el metal viven en Europa. Se puede decir que a partir del nuevo siglo los mercados asiáticos, con Japón como centro, consumen mucho más (Japón siempre fue el punto de salvación para bandas de declive). Latinoamérica es el nicho del ‘under’ y con los medios virtuales actuales, prácticamente, no hay sitio donde no se pueda encontrar una banda y un consumidor de rock.

Recordemos los cambios de época: rock and roll clásico en los 50; psicodelia en los 60; hard, heavy y punk en los 70; metal y glam en los 80; grunge y alternativo en los 90; neo y euro en el 2000 y así sucesivamente. Si bien cada género y cada gran movimiento tienen menos duración en los topes de los conteos musicales, ninguna rama del rock muere, sólo se traslada y las periferias la absorben y renuevan. El rock está vivo, pero simplemente ya no es como era en los años que las bandas gringas e inglesas dominaban el mundo.

7.      Ya no es la música de moda, es música más allá de lo mediático

Infortunadamente  será cada vez más raro encontrar bandas multimillonarias en ventas como Metallica, The Beatles, Black Sabbath, entre otras. El rock se ha dirigido a consumos focales y esto agobia a muchos músicos que crecieron escuchando las historias de jóvenes marginales que alcanzaron el éxito y el estrellato mundial saliendo de barrios miserables para vivir en grandes mansiones con las top model del momento. Pero, como hablábamos arriba, el capitalismo disuelve hasta la más sólida producción o movimiento y lo desvanece en sus intereses, porque sólo lo nuevo y aparente es consumible masivamente. La masa exige renovación y espejismos. Sin embargo, esto es un aspecto que ennoblece al rock y a todos sus géneros en estos años de sobrevivencia, porque su carácter ha retornado al arte y, como le viene ocurriendo al jazz, será de públicos selectos e informados. No surgirán estrellas vánales, más bien, hoy se puede afianzar la imagen del rockero como un verdadero músico y su público como un espectro erudito del ambiente consumista.

Cada cuando aparece un supuesto salvador del rock y sus veinte mil veces anunciada muerte, pero esto sólo ocurre en los medios de desinformación, porque todo buen rockero sabe dónde buscar y encontrar miles de bandas que ofrecen lo que busca en diferentes términos de calidad y aprecio de su bolsillo. El rock vive, pero vive más allá de las modas mediáticas, afortunadamente, basta con una búsqueda pequeña en YouTube, Amazon, o Facebook.

Hoy puedes salir por tu barrio y encontrarás un bar de rock, pregúntale al dueño y te informará de cuántos amigos tienen banda y así, poco a poco, podrás dar con alguien cercano a ti que ya tenga una producción de calidad o que esté intentando hacer un disco. Ocurre aquí y en Tunja. Si miras, hasta en Irak, el tal movimiento ‘under’, prácticamente no existe, a menos que seas de una banda de ermitaños sin redes sociales. El apelativo underground se refiere a las agrupaciones que están en proceso de quedarse sin público, que no despegan o que están a punto de alcanzar seguidores. ‘Under’ son todos los grupos incipientes en espera de escuchas. En el black sólo son ‘under’ las que quieren tener un culto y que éste sea un grupo cerrado.

8.      Por lo anterior, ya no se trata de discos

Este consumo global del rock, necesariamente, requiere de los medios actuales y globalizados de consumo. La venta y compra de música hoy, no parece ser de álbumes enteros, sino de plataformas como YouTube, Sound Cloud y todos los canales de distribución digital que han acercado a los músicos de forma independiente a realizar la comercialización de sus productos de manera alternativa y directa, sin intermediarios, estrategia precisa para un público acostumbrado a tener 1.000 canciones en un reproductor portátil. Un álbum entero, al menos que sea demasiado bueno, no cuenta con atractivo alguno. En efecto, la piratería colaboró en este cambio, pero sin duda, cada vez son menos las personas que quieren abarrotar pequeños espacios de su vivienda con miles de discos. Los coleccionistas somos escasos y esto es algo que no parece detenerse. Sin embargo, esto ha podido representar, también, gran independencia para los artistas que han recibido directamente sus ganancias sin pasar por intermediarios.

Algunas olas de remembranza han traído de nuevo los acetatos y los casettes, pero también estos dependen de los flujos económicos y las recesiones. En todo caso, antes de sacar un disco, las bandas nos inundan con sencillos descargables, adelantos, lyrics videos, videos oficiales y casi que un testeo del 90% de la producción, antes de atreverse con un disco en su totalidad. El paradero de todo esto es incierto. No obstante, implica que el mercado exija a cada artista a ser dueño y a controlar su trabajo, desde la imagen hasta la venta, lo obliga a ser exigente consigo mismo antes de dar a conocer sus temas, pues en medio de esta accesibilidad, pasar desapercibido por falta de calidad, es más fácil que alcanzar un número considerable de escuchas.

9.      Así que tampoco es ambicioso, muy a nuestro pesar.

Este golpe también es producto de la masificación y de los medios. Es claro que si se aspira solamente a transmitir un mensaje la calidad musical baje, pues subir un tema a YouTube es cuestión de segundos y por tanto han proliferado las bandas que no sienten temor de sacar cinco copias de un CD quemado en computador o de grabar un video con celular sin importarles el sonido. El resultado, agrupaciones y músicos que se conforman con tocar en el bar de un amigo, concursar en un evento local, alcanzar unas 1.000 visitas en internet, que tratan seguir adelante hasta que se hartan de repetir sus propios temas.

La ambición de las bandas motivaba muchas veces sus experimentos y las ganas de romper esquemas, ser la agrupación más grande del mundo podía implicar la generación de todo un movimiento, una armada, una estética, un ejército de seguidores que llenaban estadios. Sin embargo, esto resulta cada vez más extraño. Si bien, los consumos focales han permitido que la música se dirija y se presente de forma más directas al público, también han mermado las ganas de realizar producciones inmortales que conquisten al mundo.

Las bandas que aún lo logran, tienen al menos 20 años de carrera o deben presentarse en festivales con más de 30 artistas para esperar un público masivo. En los 80 se llegó a hablar de Stadium Rock con agrupaciones como Asia, que dirigían sus composiciones a un público innumerable en vivo, nacieron para tocar en directo. Algunos artistas latinos recogieron eso y alcanzaron momentos de inmortalidad. (Claro que no en Colombia).

Lo curioso es que todas gritan que tienen un mensaje, pero éste es inentendible. Requeriremos de subtítulos en los directos, esto quedará para discusión de las aspiraciones del músico. Antes querían ser dioses, hoy parece que no aspiran a más, que al al retorno de un pago basado en cervezas. Es evidente que en Colombia no se puede ser irreal y que el mercado, como ya explicamos, no sacará a nadie al nivel de un dios. No obstante, se podría esperar más de quienes están encargados de mantener el género, porque esto dignifica al músico y exigirá más del público. ¡Cuánto nos hace falta aprender de Elkin Ramírez!

10.  El rock no está pensando en crear himnos

Por eso mismo, las bandas han descuidado aspectos de la producción y la búsqueda de una carrera larga y contundente. En la actualidad, músicos de todas partes del planeta tienen hasta 5 bandas, las cuales los mantienen activos. Quedamos a la espera del próximo himno que resulte de un trabajo real y no de un impulso mediático que no sobrepasa los 3 álbumes. Los artistas nacionales no pueden seguir lanzado CD quemados y en papel de servilleta. Se requiere una aspiración de cruzar fronteras, los mismos medios actuales así lo permiten. Para ello se debe pensar en componer temas inmortales, porque esta falta de ambición ha generado canciones superficiales. No es falta de talento.

No basta con ser capaces de tocar bien, es importante, además, que se quiera trascender con canciones que lleguen al alma, que rompan las estructuras desde la misma sonoridad. El mal que atenta en contra, es que muchas bandas han sido más originales al inventar géneros (suramericanantillanfolkblack de raíces neopaganas undercore, o alguna vaina semejante) que en las letras y los mensajes que trasmiten en relación con la armonía. Deberían escuchar Bohemian Rhapsody ¡Por favor! Claramente es imposible repetir un tema de este calibre, pero si no se aspira a realizar arte real, el ambiente efímero de una instalación artística en un plaza, tendrá más relevancia que la música que  ha requerido horas de práctica. Colombia ha tenido sus himnos y los repasaremos en otro artículo (Muere libre, Metalero, Solo por ejemplo) ahora que se nos están acabando las bandas pioneras.

De ese legado podemos aprender y como vemos, antes de ser aspectos fatalistas, son cuestionamientos que convocan a entender los tiempos actuales que obligan una adaptación al cambio. Es un momento que aún es motivador, pues tenemos una gran cantidad de agrupaciones musicales emergentes, más músicos destacados y más oportunidades de producir. Se requiere, entonces, ser auto-críticos con nuestra escena y rendir cuentas de lo que se hace, porque tanto músico como público, queremos rock por muchos años y de excepcional calidad.

 

Imagenes tomadas de internet

http://revistakuadro.com/tag/metallica/
http://www.rollingstone.com.co/principales/blog/paul-gillman-yo-voy-a-cantar-no-a-convencer-a-nadie-ni-a-dar-discursos-poli
http://www.gq.com.mx