(Guayaquil, Ecuador)
Por, Olugna
Casi todas las tardes se detenía al frente del mostrador, algunas veces a las dos, otras a las cuatro. Rutina que a lo largo del tiempo se convertiría en un ritual enfermo, en un precario tributo a la decadencia y al suplicio de vivir atado a pequeños instantes, en los que encontraba alivio en las alucinaciones y delirios que le permitían sus pequeñas sobredosis de pegamento. Hace unos meses un bus azul finalizó con su existencia. Algunos dijeron que se llamaba Carlos, pero les era más cómico referirse a él como ‘Poca lucha´’, un hombre de 40 años que desde hacía 20 deambulaba por las calles del barrio, abstraído en un mundo que nadie conoció y en el que, quizás, habitaba otra realidad, una en la que era respetado.
Incontables como inútiles fueron sus entradas a los centros de rehabilitación, porque al cabo de unos días, solo era el mismo hombre que mendigaba un pedazo de pan o sostenía peleas con seres imaginarios. Así era Carlos, pero su realidad podría ser la de millones de personas que no lograron liberarse de sus demonios y sus adicciones los condujeron poco a poco hacía su propio final.
Las primeras estridencias de la guitarra de Chino, el bajo de Moncho y la batería de Chivo, al cabo de 15 segundos, son acompañadas con las trompetas de Julico y Javier, el saxofón de Pablo y el trombón de Pancho. La orquesta está casi lista, solo falta la voz áspera ―y en ocasiones gutural― de Fabricio. Es una canción explosiva ―característica propia del hardcore―, que se complementa con el sonido alegre del ska que desencadena enérgicos slam en los conciertos. Es ‘Vida’, sencillo que presenta la agrupación ecuatoriana LMSMGJ (El Mismo Gago), en el que elabora un retrato angustiante de un individuo que quiere salir de su adicción.
«Muchas veces las personas no logran apreciar la vida al cien por ciento y terminan afectando su entorno y la vida misma de sus seres queridos», señala LMSMGJ en su nota de prensa.
Musicalmente, ‘Vida’, recorre tres momentos: el primero que se prolonga cerca de un minuto, en el cual, el hardcore y el punk son matizados por los elementos del ska; en el segundo segmento, el género precursor del reggae, cobra mayor fuerza y es el que dirige el ritmo de la canción; el tercer instante, batería, guitarra y bajo crean un telón musical agresivo que abre paso nuevamente a los sonidos más fuertes del rock, para concluir la obra que presenta LMSMGJ.
«El single tiene mucha energía, es una canción pesada y rápida tipo hardcore y punk, pero al mismo tiempo tiene secciones donde podemos encontrar claramente el ska», agrega la agrupación.
‘Vida’, al retratar la lucha interna de un individuo adicto, abre las puertas a preguntas necesarias al momento de dialogar sobre adicciones. Una de ellas: ¿qué tan efectivo es un proceso de rehabilitación?
«Cuando uno pasa tres meses sin una gota de alcohol ni un gramo de droga, los niveles de tolerancia en el cuerpo disminuyen, sobre todo si se trata de heroína». Explica la BBC en uno de sus artículos y continúa. «Esto hace que, si la persona reincide, corra el riesgo de una sobredosis».
De allí la importancia de acercarse a estos temas desde el arte en sus diversas expresiones, para que a partir de las mismas ―en este caso desde los sonidos más fuertes del rock―, se busquen espacios de discusión más amplios y especializados que no reduzcan una problemática a una fría presentación de estadísticas.
Nunca conversé con Carlos (‘Pocalucha’), pero fue él, el retrato de millones personas que no pudieron ganar la batalla en contra de sus demonios internos.
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