El hombre camino por calles, parques y bares, anduvo la noche, el bullicio y la soledad. Cuadras y cuadras que se fueron desvaneciendo entre el frío de la ciudad y el inicio del bosque. Por fin ante filo de las montañas nubladas e inermes que sucumben por la voraz urbe, llegó ante un monumento olvidado y carcomido por el tiempo, y cayó ante el Audiomante que meditaba en silencio y sosegado. Éste le preguntó a qué vino y el hombre a su vez preguntó por su destino. Al levantar la mirada el Audiomante le dijo que no podía mostrarle el futuro, pero podían oírlo juntos y comenzó a tocar un ritmo tribal en batería. El hombre en respuesta tocó su guitarra y cerró los ojos. De inmediato naves espaciales cruzaron el cielo destruyendo cometas y planetas mientras la tierra temblaba con el retumbar de la explosiones, hasta que fieramente atravesó la galaxia una mujer inmaculada y destellante que al abrir los ojos y la boca, despidió el sonido más hermoso y poderoso… y luego todo quedó callado. Bajo la luna radiante el hombre ante la nada dejó soltar su aliento y sonrió, pero antes de partir, la voz penetrante del Audiomante, le dijo; perderse en el camino es fácil, vas hacia una batalla. Dando un paso adelante y contemplando las luces de la ciudad el hombre tan solo dijo, lo sé…
Por, Luis Alfredo López Huertas
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Reseña del autor
Docente, licenciado en Educación con Énfasis en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital Francisco Jose de Caldas. Investigador arte rupestre indígena. Investigador independiente cultura y arte del rock y el heavy metal. Administrador asociado del Rock and Roll Forum (Facebook) y Editor Musical de la revista Rugidos Disidentes. Baterista ex-integrante de Sangre Negra – Heavy Metal Band
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