Muere un cantor, no así su canción

 

Sus manos gracias a los golpes propinados por el “Príncipe” quedaron desechas, su cuerpo arrojado sobre el suelo era difícilmente identificable entre tantos miles de cadáveres, que como él, fueron llevados al Estadio Chile, convirtiendo a este en un gran panteón, uno que los escuchó gritar, que los vio morir. Esta edificación sirvió de prisión para activistas de izquierda, intelectuales, profesores y estudiantes adeptos a Allende.

Víctima de otro tipo de vejámenes,  el cuerpo de Víctor Lidio Jara Martínez fue reconocido  por su esposa Joan Turner con la ayuda Héctor Herrera Olguín, ex funcionario del Registro Civil chileno. Jara, de acuerdo con la autopsia recibió alrededor de 44 impactos de bala en su cuerpo. De esta manera, como suele pasar en las dictaduras, una de las voces disidentes más apreciadas en Chile y América Latina era acallada, mas la fuerza de su eco aún retumba entre quienes vieron este triste episodio de la historia chilena y su mensaje se ha replicado a través de los años.

Jara, de origen campesino, mostro simpatía por las artes, su vida la dedicó al teatro, en el cual ofició como actor, libretista, dramaturgo y director. Se dedicó además a la investigación folclórica y a la composición e interpretación musical. Hacia finales de la década de los 70´s militó en las Juventudes Comunistas e hizo expreso su apoyo a Salvador Allende, Presidente para aquel entonces y quien lo nombró embajador cultural de chile.

 

Chile era considerado por aquel entonces un país próspero y democrático, de acuerdo con el historiador Alistair Horne, era La Inglaterra de Sudamérica. Salvador Allende, electo Presidente en 1970, representaba un líder de izquierda que buscó una alternativa pacífica para llegar al poder con una consigna socialista. No obstante, desde la extrema derecha chilena, en cabeza del General Augusto Pinochet, se gestó un golpe militar para derrocar a Allende el cual se hizo efectivo el 11 de septiembre de 1973, golpe que marcó con sangre la historia del país austral y trajo consigo miles de muertos, desaparecidos y exiliados.

El “príncipe” se ensañó con Jara, lo preparó de manera tortuosa para su muerte, pero no logró silenciar su voz y ni vencer a la fuerza contundente del cantor chileno.

 

 

*Estadio Chile

 

Somos cinco mil

en esta pequeña parte de la ciudad

Somos cinco mil

¿Cuántos seremos en total

en las ciudades y en todo el país?

Sólo aquí, diez mil manos que siembran

y hacen andar las fábricas.

 

¡Cuánta humanidad

con hambre, frío, pánico, dolor,

presión moral, terror y locura!

 

Seis de los nuestros se perdieron

en el espacio de las estrellas.

 

Un muerto, un golpeado como jamás creí

se podría golpear a un ser humano.

Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores

uno saltando al vacío,

otro golpeándose la cabeza contra el muro,

pero todos con la mirada fija de la muerte.

¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!

Llevan a cabo sus planes con precisión artera

sin importarles nada.

La sangre para ellos son medallas.

La matanza es acto de heroísmo.

¿Es éste el mundo que creaste, Dios mío?

¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?

En estas cuatro murallas sólo existe un número

que no progresa,

que lentamente querrá más la muerte.

 

Pero de pronto me golpea la conciencia

y veo esta marea sin latido,

pero con el pulso de las máquinas

y los militares mostrando su rostro de matrona

lleno de dulzura.

 

¿Y México, Cuba y el mundo?

¡Que griten esta ignominia!

Somos diez mil manos menos

que no producen.

¿Cuántos somos en toda la Patria?

La sangre del compañero Presidente

golpea más fuerte que bombas y metrallas.

Así golpeará nuestro puño nuevamente.

 

¡Canto que mal me sales

cuando tengo que cantar espanto!

Espanto como el que vivo

como el que muero, espanto.

De verme entre tanto y tantos

momento del infinito

en que el silencio y el grito

son las metas de este canto.

Lo que veo nunca vi,

lo que he sentido y lo que siento

hará brotar el momento…

 

 

Andrés Angulo Linares
andresangulo@rugidosdisidentes.co
@olugnaelgato
 

 

 

 

 

  

 



*Poema escrito por Víctor Jara en el Estadio Chile en septiembre de 1973. Entregado a sus compañeros para que sea sacado del Estadio. Más tarde fue entregado a su viuda Joan Jara. Descargado de Internet: http://www.fundacionvictorjara.cl/vientos-guerra-victor-jara.php
 
Imagen tomada de internet: http://it.wikipedia.org/wiki/V%C3%ADctor_Jara

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