La ruptura

La citó en el parque, cuando la llamó para decírselo, su voz era diferente, lejana, indiferente, como si le estuviera hablando a cualquier otra persona, no a la mujer que amaba. Un escalofrío punzante le recorrió la espalda haciéndola erizar.  Un peso oscuro se le sentó en el pecho, una inquietud insana le empezó a crecer en las vísceras. El resto de la tarde fue interminable, el bichito de la preocupación le dañó los pensamientos y su mente empezó a tejer especulaciones catastróficas que le alteraron el pulso y la digestión. El estómago le saltó a la garganta y fue a dar al inodoro todo el almuerzo. Se declaró oficialmente indispuesta y abandonó el trabajo dos horas antes de lo habitual.

 

Por, Nubia Marcela Linares Gómez

 

Puso la cabeza en la almohada con toda la intención de dormir, pero los ojos se negaban a permanecer cerrados, los sentía secos, le ardían al parpadear; notó su respiración agitada, superficial, como si en vez de estar tumbada en la cama, se hallase corriendo una maratón.  Un hormigueo desagradable le quemaba los brazos y las piernas, era como si la picaran con diez mil alfileres al tiempo. Le hastió el lecho, tuvo que levantarse y caminar en círculos obstinados en la alcoba y, luego, en la sala y la cocina. Así pasó su noche de suicida intranquilidad.

Un beso felino la despertó, era Calima que ya tenía hambre. No supo precisar en qué momento se quedo dormida, todo parecía confuso esa mañana. La cabeza le daba vueltas y los ojos le querían saltar de las cuencas. Trató de incorporarse y sentarse, pero pudo más el lastre de la vigilia reciente. Así que se quedó allí, echada boca arriba, contemplando el cielo raso verde, mustia y lívida, como un cadáver. Calima le saltó al vientre y la miró desafiante, caminó por su torso con esa cadencia gatuna que infunde respeto y le maulló con rabia exigiéndole el alimento, luego, la besó en los labios y se acostó sobre su cuello, parecía observarla detenidamente, con ese garbo inexplicable de los gatos que termina humillando.

Y entonces, con qué quieres comer, dijo susurrando y acariciando al gato en la cabeza con el índice encorvado. Se levantó ya más repuesta y con Calima rozándole las piernas. Cuando vio su cara demacrada en el espejo del baño, no se reconoció. Las huellas de la mala noche se le dibujaban violentas en el rostro que se tensó en un rictus impasible de demente pánico. Recordó la cita en el parque, una punzada helada la atravesó. Volvió con fuerza la impredecible sensación de angustia que la acompañó las últimas horas. Un presentimiento negro le sacudió el alma inyectándole una enorme dosis de fatal tristeza.

Sentía que caminaba rápido, pero las piernas le temblaban, trastabillaba. Estaba envuelta en la dualidad de querer y no querer llegar a su destino. Ansiaba verlo, pero, al mismo tiempo, algo muy adentro le decía que sería la última vez. Un gusto salado le agriaba la garganta, el deseo abrupto de llorar era muy difícil de dominar.

Él ya había llegado, la esperaba sentado en una banca del parque, muy serio, con el semblante opaco y los ojos vacios. Cuando la vio se levantó y caminó hacia ella, no parecía nervioso ni alterado, más bien tranquilo y apacible en su papel de verdugo.

No la besó en los labios sino en la mejilla y su ceño se frunció levemente cuando ella le mostró con un gesto su extrañeza. La tomó del brazo con suavidad y la condujo hacia la banca donde otrora la aguardaba, con un ademán la invitó a sentarse junto a él.

A lo lejos, eran una pareja más que se reunía en un parque un sábado a la mañana. Ella lo miraba con los ojos tan abiertos como un par de huevos fritos, él le hablaba evitando el contacto visual. Ella empezó a llorar desenfrenada y se tapaba el rostro con ambas manos, doblaba el cuerpo, era notable su dolor; él trató de abrazarla pero se arrepintió y más bien se alejó al otro extremo de la banca cuando se percató de las consecuencias de su acción. Ahora se veía perturbado, alterado. Ella reprochaba, inquiría, suplicaba; él miraba al suelo, al cielo, se frotaba las manos y callaba. Así estuvieron como por dos horas. Ella exhausta de llorar parecía desvanecerse marchita de aflicción; él harto de la situación sólo optó por tomarle las manos y besarlas, para luego largarse y dejarla chapuceando en un charco salado y amargo, ahíto de desolación.

 

Reseña del autor:

Mi nombre es Nubia Marcela Linares Gómez. Nacida en Bogotá un 20 de junio. La literatura siempre ha estado presente en mi vida  aunque de una forma tácita e intermitente. Disfruté al máximo las clases de literatura en el colegio y mi escritura de poemas y cuentos fue elogiada por mi profesora quien visualizó en mí a una futura escritora. Sin embargo, el destino y los acontecimientos de la vida me desviaron de ese camino y termine estudiando una carrera totalmente opuesta y lejana de la creación literaria, lo que ahora lamento profundamente.
Por muchos años mi conexión con las letras se limitó a escribir uno que otro poema para ayudar a mis hermanos en sus tareas escolares o a leer por momentos los libros de Garcia Márquez, Saramago o Neruda. Hace un tiempo me enamoré y la mejor forma que encontré de cortejar a esa persona especial fue dedicándole poemas de mi autoría, arriesgándome a que me tildara de cursi. Por el contrario,  le gustaron y hasta vio en mi cierto talento que, me dijo, tenía que aprovechar y desarrollar. Su apoyo y estimulo hicieron que mi relación con la literatura resurgiera con fuerza. Ahora leo mucho y escribo cada vez más seguido aunque soy consciente de las falencias que tengo y deseo mejorar, que alguien me guie y corrija.  Redescubrí mi amor por la literatura y quiero aportar a este arte. Sé, nunca es tarde.

 

Imagen tomada de internet: madredemarte.wordpress.com

 

Meleshech: un rey del fuego en Rock al Parque

Su presentación en Rock al Parque 2015, será una de las más interesantes y lo que escucharemos es una música cargada de historia y cultura

 

Hablar del contexto geográfico y social en el cual se da el origen de una banda como Meleshech –Rey del Fuego– es un tema tan amplio como la historia de Israel, Palestina y la propia ciudad de Jerusalén, basta con recordar que para 1995, año donde aparece su primer demo –As Jerusalem Burns…-, Estados Unidos proclamaba la polémica ley de “La Embajada de Jerusalén” donde este país reconocía la ciudad como capital y posesión única de Israel, contradiciendo a la Organización de las Naciones Unidas – ONU e interfiriendo simbólicamente en los acuerdos de paz entre la autoridad palestina y la judía quienes habían definido junto a la comunidad internacional el traslado de las representaciones a Tel Aviv, tratando de mantener la ciudad sagrada como un protectorado internacional y así mismo la división entre la ocupación de la zona oriental para los árabes y la del oeste para los israelís.

 

Por, Luis Alfredo López Huertas

selfmiseri@yahoo.com

 

Esta ambigüedad jurídica, la división urbana, el conflicto social, étnico y religioso continúan hasta hoy en una guerra sangrienta que no da tregua y donde tomar partido desde la posición occidental y latinoamericana es mas que problemática, porque las causas y los hechos de la larga confrontación árabe – israelí está envuelta en los misterios arcanos de esas mismas culturas milenarias, tal como los acertijos que nos presenta esta agrupación que define su música bajo el apelativo de Mesopotamian Metal, como queriendo establecer un pasado aún más remoto que la misma guerra y escapar también de ese encasillamiento erróneo que los califica como una banda judía.

Era poco probable que el mundo, especialmente el del rock y el Heavy Metal, esperara una agrupación de marcado sonido extremo de esas inhóspitas tierras del medio oriente, pero no son un caso excepcional, a menudo su trayectoria es comparada con los  famosos Sepultura, quienes alcanzaron la fama internacional al iniciar los años noventa con sus famosos álbumes Arise y Chaos A.D, en donde se podían escuchar sonidos e instrumentos tribales de percusión, como el birimbao y sonidos  folclóricos y tradicionales del Brasil, así mismo los Meleshech han mezclado de forma potente las escalas árabes en las guitarras, los ritmos que recuerdan la multiplicidad de culturas que habitaron la media luna fértil y componiendo letras alrededor de sus mitologías. Las dos bandas son ejemplo claro, que tras un contexto represivo –Sepultura surge a fínales de la dictadura militar brasilera– la música es una escapatoria pacifica para muchos jóvenes cargados de ira, una ira expresada a través del metal extremo, es por esto que están lejos de ese movimiento que se ha dado en llamar Folk Metal, del cual prácticamente se han apropiado los nórdicos y germanos.

En fin, que el paralelismo entre Sepultura y Meleshech los ha llevado a que el propio Max Cavalera colaborara en el tema Lost Tribes de su álbum Enki lanzado a inicios de este 2015.

 

Se podría decir que Meleshech es prácticamente un producto del trabajo de Ashmedi, su vocalista y guitarrista líder, a quien le gusta resaltar los orígenes multiétnicos de los demás integrantes, originalmente Armenia, Países Bajos, Palestina, y hoy en día Estados Unidos, Italia y Alemania, con lo cual el sonido propio de la banda ha evolucionado al tiempo que sus integrantes. En definitiva el encasillamiento en el problemático subgénero del oriental metal esta fuera de su alcance, tanto porque en esa etiqueta los medios han unido bandas de procedencias y sonidos tan dispares como Egipto, China, Japón, Israel, o  Turquía, pero con los cambios experimentales de sonido producto del desplazamiento a Europa de Ashmedi –primero Holanda y luego Alemania– la banda ha conseguido mejorar con cada lanzamiento.

Lejano suena  ya  ese primer álbum del 96 marcado por un black más gutural, con baterías fulminantes como metralleta, pero la calidad de la producción europea como los cambios de formación los acercaron, precisamente, a un Black Thrash en álbumes como Sphynx (2003),  Emissaries (2006), hasta The Epigenesis (2010) y el arriba comentado Enki, en los que se aprecia una combinación extrema de Death, Black yThrash junto a los pasajes místicos de oriente, sin perder la oscuridad marcada que llevan desde el principio, explorando la variada mitología mesopotámica de los persas, acadios o babilonios y de donde surgen los nombres de temas como Baal, Sphynx, Apkalluo Anunnaki.

 

Junto a bandas como Salem y Orphaned Land, también de Israel y que visitaron Colombia en el 2013, Meleshech lidera el movimiento árabe del metal, donde podemos encontrar bandas como Farzad Golpayeganide iran, Odious de Egipto o Narjahanam de Bareín, recordándonos que el rock de medio oriente es un movimiento amplio desde los años setenta, época en la que se destacaron los clásicos The Churchills, pero que además la influencia de medio oriente ha estado presente en diferentes momentos y formas. Cabe traer a colación, principalmente, el sonido español de los setentas y ochentas del denominado Rock Andaluz reconocido por agrupaciones como Triana, Guadalquivir y que alcanzó el tope con los más hardrockeros: Medina Azahara.

En definitiva su presentación en Rock al Parque 2015, será una de las más interesantes y lo que escucharemos es una música cargada de historia y cultura, alejados de toda política que según Ashmedi, no les hubiese permitido expandir su arte y sus intereses, es por ello que no toma partido y reconoce que tiene amigos y pérdidas en ambas partes: palestinos e israelíes. Así que podremos acercarnos al golpe instrumental y feroz de Meleshech, dispuestos a encontrar la magia mística del oriente antiguo y aprender un poco de los dioses primigenios de la humanidad, ya que el metal europeo nos enseñó ya lo suficiente de la edad media y la mitología griega. Los esperamos con ansias, reconociendo que tenemos un pasado remoto y común en el origen de la civilización, en lo que podría ser una exclusiva noche mesopotámica.

 

Meleshechestá programado para el sábado 15 de agosto a las 6:05 en el escenario Plaza del parque Simón Bolívar.

Entérate de todo lo que pasa alrededor a Rock al Parque

Rock al Parque: Cultura de Paz

 

Novena Edición

Bogotá, las páginas de su otra historia

 

 

Recorrer sus calles más tradicionales, para quienes la amamos pese a sus dificultades, no deja de ser una experiencia colmada de emociones, de nostalgia, de historia y de cultura. El recorrido en sus múltiples opciones de transporte –unas en proceso de evolución, otras cercanas a desaparecer– trae consigo diversas percepciones e imaginarios, los cuales varían de acuerdo con la mirada de cada individuo. Ya sea para bien o para mal, Bogotá no pasa desapercibida.

No sólo es centro de gobierno del país, es además el escenario principal de discusión pública nacional. Bogotá es un territorio bien particular, en ella se concentra una Colombia a escala que es representada en las colonias que de distintas regiones han llegado a la ciudad por diversas razones, muchas de ellas acompañadas por la tragedia que ha traído un conflicto que, tristemente, hoy parece eterno y que permite pensar en una nueva configuración de la historia de esta urbe, que con los años se ha extendido tanto como le ha sido posible y que ha construido espacios urbanísticos donde antes eran grandes zonas verdes y que en su momento era imposible imaginarlas como un hábitat apto para la vida urbana.

Nuestro trasegar histórico como ciudad no ha sido fácil. No vivimos en carne propia el conflicto armado, es cierto, no obstante, las secuelas de éste nos han golpeado en numerosas ocasiones alterando nuestra cotidianidad. Sufrimos de muchos de los flagelos que en otros territorios son pan de cada día; zonas alejadas de los planes de gobierno y expuestas a la violencia, al desempleo, a la falta de intervención institucional. Barrios que día a día se enfrentan a las dificultades que trae consigo el paso vertiginoso de una evolución acelerada y que no da tregua. Una minoría de jóvenes que entregan su vida –literalmente– a la pasión del fútbol local, otros cuantos que exponen su propia integridad para retar a un sistema masivo de transporte urbano, que han olvidado el respeto por el espacio vital del otro y que, incapaces de buscar otros rumbos, son libretistas y protagonistas de lo que será, de seguir así, una película sin un final feliz.

Sin embargo y aunque la lista de dificultades parezca infinita, es larga –mucho más larga– la lista las cualidades que nos permiten construir una nueva Bogotá, una que se levanta, enfrenta y supera sus temores. Que dice “NO” a la posibilidad de morir en el olvido y que está dispuesta a entregarlo todo por la paz, la cultura y el respeto. Una ciudad optimista que batalla, entre otros escenarios, desde la cultura, la educación y el deporte, por hacer de esta ciudad no sólo la capital del país, sino también de la diversidad, de la música, de las artes, de la actividad física y, por qué no, de la democracia.

Rugidos Disidentes, como medio emergente, ha procurado desde su nacimiento contribuir, desde la difusión y promoción cultural y artística a esa construcción social que conlleva el reto de dibujar para las generaciones futuras un mejor país. No precisamos, ni podemos descifrar una identidad bogotana, más bien rescatamos y respetamos esas tantas identidades que escriben su propia página dentro de la historia capitalina y que, como lo señala Andrés Ospina –quien de manera modesta rechaza el adjetivo de “experto” en Bogotá– al imaginar esa ciudad del futuro: “Me gustaría que por primera vez priorizáramos el planeta, la vida, los animales y la tierra. Si nosotros dejáramos de pensar en la movilidad y la inseguridad, y nos diéramos a que el verdadero problema es que estamos secando nuestros ríos y depredando nuestros cerros, o lo poco que nos queda de ellos, si lográramos frenar eso, el futuro de Bogotá sería mejor”.

En ésta, nuestra novena edición, nos acercaremos a esas ‘Bogotás’ que se descubren desde distintas miradas, voces especializadas nos hablarán de esa ciudad que no es digna de ser representada en los grandes medios de comunicación, entablaremos diálogo con las instituciones y abriremos las puertas a la discusión política para que ustedes, amigos lectores, y nosotros, justo en la cotienda electoral por la Alcaldía Mayor, tengamos elementos de juicio para abordar, más allá de la ideología, lo que serán los próximos cuatro años de ‘Bacatá’, ciudad de todos y para todos.

 

¡Bienvenidos!

 

Posdata: Si te gusta escribir, anímate y participa en nuestra convocatoria permanente “Narraciones Transeúntes” y déjanos conocer tus rugidos literarios.

Narraciones Transeúntes

 

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Por un cese al fuego

En realidad nunca he sido amante de los noticieros, y aún menos de las paupérrimas secciones de noticias que presentan en RCN y Caracol; sin embargo, debo admitir que tuve gran alegría de ver, una que otra vez en compañía de mis padres o de mis abuelos, uno que otro noticiero, especialmente Caracol, pues no tolero RCN.

 

Por, Juan Esteban Cisneros*

juanescisneros@gmail.com

 

Durante los 5 meses que duró el cese al fuego entre el gobierno y las FARC, el espacio televisivo entre las 12:30 y las 3:00 de la tarde en Caracol nunca pudo haber sido más ameno.  Sí, lo sé, todavía transmitían macabras noticias de familias asesinadas, robos en la ciudad, accidentes de tránsito que acababan con perturbadoras muertes, riñas, venganzas, resentimientos, corrupción, etc. Y cómo no presentarlas, Colombia es un país violento por naturaleza, es por tal razón que hoy en día los colombianos quieren que el proceso de paz acabe y que vuelva la guerra. No obstante, hubo algo distinto en éstos, por fin, desde hace muchos largos y tediosos años, no existió una noticia negativa acerca del conflicto armado entre el gobierno y las FARC. Era, no diré que tranquilizante pero si llevadero, ver uno de estos noticieros donde no mostrara un titular que en unas u otras palabras describía cómo campesinos mataban a otros campesinos bajo las órdenes de generales que no viven la guerra en carne propia.

Y bueno, como todas las cosas buenas en Colombia, tiene un final. El final a este cese al fuego llegó después de que el gobierno reactivara los bombardeos pues los torpes de las FARC decidieron atacar una brigada del ejército mientras dormían. Quizá, el retorno a las hostilidades por parte de ambos entes, ha sido la peor noticia que han transmitido los noticieros este año, aún más que la tragedia que sucede en Tumaco, pues por este retroceso en las negociaciones es que el río Mira está contaminado de petróleo.

Tal vez lo que voy a escribir a continuación pueda ofender a algunos lectores pero es lo que siento. No, no fue el ataque a la brigada móvil 17 del ejército, no han sido los bombardeos a los campamentos guerrilleros que, desde luego, no son más que campesinos con camuflados al mando de un burócrata con aires de revolucionario; tampoco han sido los continuos enfrentamientos entre las Fuerzas Militares y las tropas de las FARC. En realidad, el suceso que más daño me ha hecho después de la ruptura del cese al fuego, es la tragedia que atraviesa Tumaco y para explicar el por qué tengo que hacer un pequeño paréntesis.

La muerte de un soldado o de un guerrillero no me duele como debería ser, pues gracias a los noticieros amarillistas de RCN y Caracol, se ha ido endureciéndose mi sensibilidad. El estar expuesto casi todos los días a noticias de militares y guerrilleros asesinados, bombardeos, atentados, violaciones a los Derechos Humanos y un sin número de atrocidades más que han quedado como secuelas de esta estúpida guerra; han hecho que el dolor y la compasión que sentía al oír alguno de estos sucesos se haya ido acabando poco a poco.

https://www.youtube.com/watch?v=ubra1z6kezshttps://www.youtube.com/watch?v=Rg87DnGZ–ohttps://www.youtube.com/watch?v=NDKRZ0JAWdM

No estoy llorando, sólo se me metieron 410.000 galones de petróleo derramados en el río Mira. El crudo se ha esparcido por 81 kilómetros de fuentes hídricas; afectando a 160.000 personas aledañas al río Mira y Guisa, dejándolos sin su manera de subsistir al acabar con los peces que vivían en los ríos y aún peor, arrebatándoles el agua. “De la noche a la mañana empezó a bajar la mancha negra por la orilla de río Caunapí y nos quedamos sin nada. Solo pasaron unas horas y los peces flotaban muertos, la corriente los llevaba con dirección al Mira y de ahí al mar. Muchas aves murieron por consumir esos pescados” dijo Estanislao Cuero, un pescador de aquella zona. Él es uno más de las 160.000 personas afectadas por esta tragedia. “…se nos trastocó nuestro modo de vida, la subsistencia. Es como una persona de la ciudad que va al supermercado a comprar para alimentación, pues el río era nuestra tienda y ya no la tenemos” concluyó Jairo del Castillo, representante del Consejo Comunitario del Río El Rosario.

http://www.elpais.com.co/elpais/judicial/noticias/pescadores-y-habitantes-tumaco-afectados-por-tragedia-ambiental-tumaco

Puede que por todas estas circunstancias me duela mucho más esta tragedia. Estas 160.000 humildes personas no tienen nada que ver con el conflicto y terminan peor, mucho más perjudicadas que los generales del ejército o los cabecillas de las FARC.

Este modesto artículo tiene dos objetivos: el primero es hacer entender, a todos los colombianos que quieren ver el Proceso de Paz acabado y volver a la guerra, que gracias a este conflicto suceden catástrofes como éstas. Y el segundo es hacer un llamado al gobierno y a las FARC, junto con toda su mesa de negociación, que se firme ya un cese al fuego.

No quiero y no soportaría ver más noticieros cargados de muertes entre colombianos con camuflados, atentados a la población civil, violaciones a los Derechos Humanos y mucho menos, ataques contra el medio ambiente. ¡NO MÁS!.

Ahora que las FARC tomaron la sabia decisión de volver al cese al fuego a partir del 20 de Julio, es momento para que el gobierno, encabezado por su mesa de negociación en la Habana, opte por elegir el mismo rumbo hacia a la paz.

 

*Estudiante de Comunicación Social

Fundación Universitaria UNINPAHU

 

 

 

Imagen tomada de internet: www.radiosantafe.com

Bogotá, Una mirada a la parte oriental de su rostro

Por estos días la querida Bogotá posee una gran variedad de estados climáticos. Su rebeldía no tiene comparación. Una mañana puede ser radiante y soleada, sin embargo, en cuestión de minutos su flamante cielo azul se matiza con nubes que de blanco pasan a gris, aun así es un lugar mágico en el que habitan casi 8 millones de mortales.

 

Por, Jorge Simbaqueba Cortés

 

Este faro reluciente en medio de un brazo oriental de la cordillera continental de los Andes está de aniversario, aunque son 477 años, respira evolución por cualquier ápice de su esencia, llámese cultural, económico, político, de infraestructura o desarrollo habitacional. Así, por estos días, se ha podido ver manifestaciones culturales que hacen apología a su cumpleaños, características de una de las más grandes urbes en Latinoamérica. Recreación y muestras artísticas pintadas de amarillo y rojo.

Pero allá, en el fondo, detrás de esa amalgama de edificios céntricos, pasando por el viejo sector de Chapinero y el complejo financiero capitalino, se encuentran los verdes cerros orientales de la capital. Esos guardianes que se alzan majestuosos en medio de la bruma matutina y que se alojaron allí desde el cretáceo, que conservan un 80% de humedad, temperaturas de 8ºC a 13ºC, una gran variedad de pinos y árboles propios del clima, aves, mamíferos y una gran diversidad ecológica y ambiental. Es, además, un lugar de santuarios de origen cristiano colonial, en ellos se ha construido complejos habitacionales de diversos niveles socioeconómicos y su suelo ha servido de soporte de gran infraestructura para las telecomunicaciones.

 

Diversidad Silvestre

Resulta poco probable que un transeúnte desprevenido que viaja en el popular medio de transporte, logre imaginar o dimensionar que estos cerros sirven como tránsito para variadas especies de murciélagos que migran desde Norteamérica, o de hábitat para conejos silvestres, musarañas, comadrejas, entre otros animales. Toda esta diversidad, junto a su espesa vegetación y el maravilloso rocío de las mañanas, da lugar a una de las fuentes hídricas más importantes de esta parte de la sabana de Bogotá.

En 2014, en el marco de estudios de diversidad silvestre, adelantados por la universidad de Arizona y Mississippi fue hallada una especie de felino conocido como tigrillo, mamífero que en la actualidad se ve amenazado por la pérdida de su hábitat. “Bogotá está en una lugar clave en el mundo, con una gran diversidad y mezcla única de ecosistemas, lo que la hace especial” aseguró el científico investigador colombiano con nacionalidad costarricense José Fernando Gonzáles, quien hizo parte del proyecto, a la cadena Blue Radio el 29 de julio de 2014.

 

Preservación o Desarrollo

No obstante, en un lugar tan maravilloso donde algunas especies eligieron asentarse, inevitablemente llegó la mano inmisericorde del hombre, la misma que tala miles de hectáreas de bosque y desplaza de su territorio a la fauna reinante, todo por el desarrollo urbano y financiero de la sociedad. La ladera de este sector de la capital también cayó bajo la condena de la urbanización de índole legal e ilegal.

Así como encontramos centros de vivienda popular, también tenemos majestuosas edificaciones que sobresalen desde el interior del paisaje frondoso y en el que, irónicamente, alimentando aún más el discurso de la brecha social, una cuota de administración de un complejo habitacional en propiedad horizontal, equivale perfectamente a un mes de renta de una familia en estrato 3. Precisamente en medio de la puja entre conservación ecológica y desarrollo urbanístico, en la actualidad cursa una demanda contra el estado por “daño emergente” y “lucro cesante” por algunas constructoras que se vieron afectadas, luego de no poder llevar a cabo sus proyectos urbanísticos sobre predios previamente declarados por el Estado como reserva forestal. Según una investigación realizada por el diario El Tiempo, el contenido de la demanda orbita en torno a: “Es claro –subraya la demanda– que la actividad de la administración por medio de la cual define la delimitación de la zona de reserva y se establecen sus usos es la que ocasiona el perjuicio particular, toda vez que le impide la obtención de licencias urbanísticas para los predios de su propiedad y, en consecuencia, hace imposible su desarrollo”.

El papel del Estado en este asunto, es fundamental y en ese sentido de protección la Resolución No. 463 de 2005 emitida por el Ministerio de Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial es tajante en la preservación de reservas forestales: “los Cerros Orientales de Bogotá son un territorio heterogéneo en formas de uso y ocupación, rico en valores ecológicos y paisajísticos, bajo condiciones biofísicas y socioeconómicas complejas, que poseen diversidad de especies de flora y fauna, que soportan la consolidación de distintos ecosistemas, como son páramos, subpáramos y bosques altoandinos”

En esta eterna lucha entre preservación del ecosistema y desarrollo, habrá muchísimas más batallas, sin embargo no se puede sacar un escudo de indiferencia o mirar de reojo, desde la parte baja de la urbe, ese santuario verde, mágico y misterioso,  camuflado en medio de cientos de edificaciones, polución y la omisión general de los habitantes de la ciudad. Es cuestión de crear conciencia, no pasar por encima de la guarnición a cargo de la naturaleza para mitigar las necesidades humanas. Es cuestión de respeto y convivencia con las demás especies y preservación de zonas ricas en biodiversidad.

 

 

Bogotá escrita hoy, en tiempo pasado

Me gusta ir hacia atrás, que los lugares tengan una base histórica fuerte”

En el momento de escribir una historia se piensa en todo: la trama, los personajes, el hilo narrativo, el ritmo, los giros dramáticos, el tiempo y, casi de últimas el lugar, el lugar macro (la ciudad, el país), pero esto es lo primero que piensa Andrés Ospina y no ha podido nunca dejar de pensar en Bogotá. 

 

Por, Ana Puentes

anapuentes@rugidosdisidentes.co

 

Un encuentro con un escritor no deja de ser atemorizante, requiere de atención antes, durante y después de la entrevista, de leer lo suficiente, de preguntar más de la cuenta y tardar lo necesario. Y sentarse a hablar de Bogotá tampoco es fácil, hay que evitar caer en el lugar común y preguntar lo obvio, hay que hablar de 476 años de historia, de más de 7 millones de habitantes, de 20 localidades abismalmente distintas, de Colombia y su identidad comprimida en una capital.

Ospina es un alboroto de crespos, cordialidad, sencillez y una curiosidad inagotable. Es bogotano, escritor, no-experto en Bogotá –porque nunca ha sido su intención y asegura que nunca sabrá lo suficiente de una de sus “obsesiones hasta el delirio”–, caminante por elección, locutor de radio, presentador de Callejeando en Canal Capital y estrella de rock frustrada.  Todos sus libros tienen que ver con Bogotá: Bogotá Retroactiva (2010), Bogotálogo (2012), Ximénez  (2013), Y yo que lo creía un farsante (2014), Tienda de Ambigüedades (2014, disponible para libre lectura en la página de la Biblioteca Digital del Bogotá (+)) y Chapinero (2015).  Aceptó conversar con Rugidos Disidentes y abrir nuestra novena edición julio – agosto: Bogotá, las páginas de su otra historia

 

Rugidos Disidentes: ¿Por qué escribir sobre Bogotá?

Andrés Ospina: Es lo más honesto que puedo hacer porque es lo que más conozco. Yo soy tremendamente provinciano, he viajado, pero mi referente del universo es Bogotá. Era un interés que yo tenía porque aunque hay muy buenos narradores e historias de Bogotá, yo quería contar más.

 

RD: ¿Quiénes son sus escritores referentes de Bogotá?

AO: Muchos, pero alguien que marcó mi infancia, aunque no es catalogado como una de las grandes plumas de Bogotá, es Álvaro Salom Becerra, un autor de corte costumbrista/humorista. Yo tenía como 8 años y repitieron por televisión una telenovela basada en la obra Un tal Bernabé Bernal de Salom Becerra; ese día entendí que Bogotá era un sitio del que se podía escribir. Desde los 4 años yo escribía cosas de niños y pensaba que debía ubicar mis historias en otros países, en lo exótico (Transilvania, Londres, París, Estambul). ¡PRIMICIA! Estoy trabajando en una historia que ocurre en Europa y en África. No creo que tenga la plata para ir, pero me defenderé con Google y Google Maps.

Es la primera vez que hago algo así, la primera vez que me salgo de Bogotá y conscientemente. Es un ejercicio, no quiero que Bogotá se convierta en una muletilla de creación literaria.

 

RD: ¿Cómo descifrar Bogotá?

AO: A mí me ponen un rótulo, que nunca me he querido poner, y es el de “experto en Bogotá”, una cosa muy pesada, yo nunca he pretendido ser experto en Bogotá porque eso es una empresa muy complicada. Yo no conozco el occidente de Bogotá, por ejemplo, mi Bogotá es entre la Plaza de Bolívar y la calle 100 y entre la Circunvalar y la carrera 30, pero a mí me interesa el resto de Bogotá.

No creo que sea posible descifrar toda la ciudad, creo más en que cada uno puede contar su propia Bogotá. Es la pluralidad, de contar cómo siento la ciudad. Es difícil contarlo todo de una ciudad tan grande y fragmentada, es una ciudad que tiene un problema muy grave: las distancias.

Además Bogotá está odiosamente dividida por una cicatriz que te dice esto es Norte y esto es Sur. Es una grieta imaginaria pero gigante, y eso hace que nos miremos con desconfianza.

 

RD: ¿Qué Bogotá le tocó a usted? A mí me tocó la del miedo y el odio, por ejemplo.

AO: Yo creo que la Bogotá del miedo y el odio siempre ha existido. Mis primeros recuerdos de Bogotá son de una ciudad un poco hostil, mal querida por todos. Ahora que lo pienso, mi interés por Bogotá es algo más afectivo, cuando empecé sentía que Bogotá era como una madre generosa llena de hijos que la irrespetan y maltratan y yo quería, de alguna manera, dignificar mi hogar y mi ciudad o… por lo menos explicarla.

 

RD: ¿Por qué en Bogotá se respira ese odio e irrespeto?

AO: Históricamente, Colombia ha sido sometida al extraccionismo y es que, desde la Conquista, la gente venía aquí a sacar los recursos, se los llevaba y no habitaba. En Bogotá, entonces, vienen a explotar los recursos y a irse o a quedarse y añorar su tierra. A Bogotá le imputan una serie de culpas que no son suyas.

 

RD: ¿Qué es ser bogotano?

AO: Ser bogotano es esperar que hagan el metro.

 

RD: Le voy a enunciar lugares de Bogotá y cercanías y usted me va a decir lo primero que se le venga a la cabeza:

Sears: Infancia, Chapinero: Vida, El Retiro: Elegancia, Autopista Norte: Trancón, La Candelaria: Universidad, Plaza de Bolívar: Palomas, Plaza Pasteur: Masato… homosexualidad, La Séptima: Todo, Calle 19: Discos, Kennedy: Numeroso, Bosa: Verde, Usme: Hermoso, 20 de Julio: Piedad, Salto del Tequendama: Hotel

 

RD: En el relato “Un encuentro con Pedro Medina Avendaño”, usted habla de ese paseo por la séptima con el poeta que escribió el himno de Bogotá. ¿Por qué afirma que el Himno de Bogotá es el más hermoso del mundo?

AO: Uno tiene que permitirse el derecho de no ser objetivo con ciertas cosas. Evidentemente, no se puede establecer cuál es el himno más bello del mundo ni creo que sea importante. Pero a mí iOh, gloria inmarcesible! ¡Oh, júbilo inmortal! no me mueve, no me identifica; en cambio a mí me dicen Flor de razas compendio y corona, en la patria no hay otra ni habrá, nuestra voz la repiten los siglos: Bogotá, Bogotá, Bogotá y, por provinciano o por patriotismo pendejo, me conmueve mucho.

Aunque yo le critico cosas a ese himno, me parece que es muy hispanista, no hay ni una sola alusión a los zipas o a alguna de las deidades muiscas. Fuimos una cultura muy permeable, hace poco leí que en para el siglo XVII enviaron una expedición para analizar las lenguas indígenas y evangelizar y en el recorrido se dieron cuenta que ya los indígenas hablaban un español perfecto, sabían poco de su cultura. Como una anticipación a lo que somos nosotros, que no sabemos mucho de nosotros mismos.

Usme… ¿Por qué Usme se llama Usme? Es una historia hermosa, sobre una princesa muisca que se llamaba Usmina, ese nombre ya es hermoso, un mito espectacular y que no conocemos, nos da vergüenza. Desconocemos lo que somos genéticamente, somos una amalgama negra, hispana e indígena.

 

RD: Usted escribe de Bogotá siempre pensando en el pasado, así la historia deba desarrollarse en tiempo presente, ¿por qué?

AO: No sé. Es un interés que llevo desde muy niño, nunca me ha interesado el presente porque el presente está aquí, no tenemos que recrearlo con palabras para que exista ¿para qué contarlo, entonces?

Así soy yo, te puedo hablar de la situación de la 82, de las noticias, de la “actualidad”, pero me parece prosaico, aburrido. Más me interesaría hablar en futuro.

 

RD: ¿Qué no le gusta de Bogotá?

AO: Hay dos cosas: el clima que de desconfianza que tácitamente riñe entre todos nosotros y la falta cordialidad, calidez y dulzura en la gente. Me indigna que no haya ninguna de las dos cosas.

Me cuesta mucho salir a la calle. En mi apartamento tengo todo lo que me gusta, en cambio yo salgo y todo lo que me espera es hostilidad. Desplazarse es terrible, Bogotá no es una ciudad caminable y eso va generando unas patologías de neurosis. Muchos dicen Bogotá es terrible, que no se ubican y nadie ayuda, y me parece extraño porque, yo por lo menos, doy las indicaciones de dónde queda algún lugar y si puedo, hasta llevo a la persona, ¡así es como debemos ser! para construir una especie de “Neo-Bogotano”, chévere, amigable, gentil.

Odio subirme a un taxi, no odio que me pregunten para dónde voy, pero sí odio que no me saluden.

No cojo bus, mucho, –sin ánimos de que me tilden de filipichín arribista, no conocen mi vida ni el balance de mi cuenta bancaria– porque eso es terrible.

 

RD: ¿Cómo se cuenta, entonces, Bogotá desde el transporte público?

AO: Yo no uso transporte público; he contado la historia del transporte público que es un tema diferente. Una vez me subí a Transmilenio, pero empezó mal, no me gusta ir de pie, no me gusta la gente que hace la gente en el bus porque yo hago empatía, y cuando veo a alguien de edad espichado y de pie me parece insolidario. No lo he escrito porque ya muchos lo han hecho, han compuesto canciones, han hecho crónicas ¿para qué aportar una cosa que ya existe?

 

RD: ¿Bogotá necesita un dirigente como el Dr. Goyeneche?

AO: Yo creo que sí. Él representa lo apolítico, cosa que me gusta mucho y la buena intención, por encima de cualquier otra cosa. Yo creo que su delirio más grande era ser bienintencionado, porque uno es bienintencionado y la gente a uno lo mira mal. Te voy a poner un ejemplo: el hombre nace bueno y el colegio lo corrompe. Cuando uno llega al colegio es buena gente, comparte la comida y de repente le dicen “¡no sea huevón!, no comparta su comida!” y empieza a desarrollar egoísmos, no empatías, no poder mirar al otro como un igual. Esas son cosas que Goyeneche sí se planteó. Yo creo que es el único caso de aspirante a la presidencia que vivía prácticamente en la indigencia, de la caridad de unos pocos estudiantes de la Universidad Nacional, cuyo mayor objetivo en la vida era imprimir unos panfletitos, un tipo hermoso y difícil de rastrear. Para escribir El evangelio según Goyeneche hablé con gente que lo conoció, lo busqué en periódicos y fui construyendo el texto, que terminó por ser una crónica que El Malpensante me había pedido, aunque nunca la publicaron.

 

RD: ¿Qué proceso sigue para escribir sus relatos y crónicas sobre Bogotá?

AO: Cada caso tiene una metodología distinta. Pero lo que yo trato de hacer es obsesionarme con algo, como cuando uno ama delirante y platónicamente a alguien, yo me obsesiono hasta el delirio con algo y para convertirme en un experto de ese algo y cuando lo soy, la historia me va saliendo naturalmente.

 

RD: ¿Cuál fue su última obsesión?

AO: Chapinero. Estuve dos años obsesionado con mi barrio y terminé por convertirlo en mi última obra, que lancé en FILBo 2015.

 

RD: ¿Cómo es Bogotá contada desde la música? En Bogotá Retroactiva usted habla del proyecto de destronar a la Gata Golosa

AO: No somos un país tan pobre culturalmente como para tener una sola canción de Bogotá. Como las cosas son tan facilistas en la vida. Hay muchas canciones sobre Bogotá, otra cosa es que no sean conocidas popularmente.

Muchas veces he tenido la experiencia de hablar con grandes reporteros que hacen su nota sobre Bogotá, sacan unas imágenes de archivo del 9 de abril, la puerta falsa, el chocolate santafereño y ponen de fondo la Gata Golosa. Nos quedamos con el estereotipo reduccionista del cachaco. Estamos en el siglo XXI y esto es una suma de diversidades. Que uno ponga la Gata Golosa demuestra una falta de ingenio y de interés.

A mí interesaba, en Bogotá Retroactiva, dejar un testimonio escrito de que hay algo más en cuanto a música.

 

RD: ¿Qué hay de la ciudad contada en el cine y la televisión? Hablemos, por ejemplo, de Dr. Mata

AO: Tenía infinidad de cosas positivas. Me parece que la reconstrucción histórica fue muy aproximada a la verdad, aparte de ciertos descaches: que Félix González Robledo, era Felipe González Toledo, tuviera barba y un estilo descuidado, nadie en Bogotá y mucho menos un periodista de la época se hubiese visto así, el personaje real era más limpio. Me gustó mucho el discurso, Mata es el reflejo del típico político corrupto del presente con una fachada de simpatía, de filantropía y amabilidad, pero un miserable, un cínico delicioso. Me gustó el lenguaje, el color, agregando que es un reto hacer una serie de tinte antiguo en Bogotá, porque nos la tumbaron; pero, de verdad, me gustaba cómo hablaban. Una vez conversé con Humberto Dorado, uno de los actores, y él me dijo que una de las fuentes de consulta para elaborar ese lenguaje fue un libro mío, el Bogotálogo. Yo oía decir en plena novela “Ahí vienen los chapoles”, que significa policía, me emocionaba y no sabía que, indirectamente, yo estaba ayudando en la escena. Y si me hubieran llamado, yo habría hecho más sin cobrar un peso.

 

RD: ¿Cómo ve Bogotá en 10 años?

AO: No me atrevo a hacer esos vaticinios, porque cuando uno los hace se equivoca y queda en ridículo en el futuro.

 

RD: ¿Cómo se la quisiera imaginar?

AO: Me gustaría que por primera vez priorizáramos el planeta, la vida, los animales y la tierra. Si nosotros dejáramos de pensar en la movilidad y la inseguridad, y nos diéramos que el verdadero problema es que estamos secando nuestros ríos y depredando nuestros cerros, o lo poco que nos queda de ellos, si lográramos frenar eso, el futuro de Bogotá sería mejor.

 

RD: ¿Con todo eso, cree que Bogotá es una ciudad fallida?

AO: No, creo que es un proyecto muy exitoso de ciudad en el sentido que es dinámica, con todo y las injusticias que acarrea, con la desigualdad, la ausencia de acceso a las mismas oportunidades, la especulación, ¿cuánto no está costando el metro cuadrado?, que te cobren precios absurdos fuera de contexto y de nuestra realidad como ciudad, país y continente. No es una ciudad fallida, pero sí es una ciudad que ha sido muy mal manejada, irrespetada y maltratada.

 

RD: ¿Qué habría que hacer por Bogotá?

AO: Quererla.

 

RD: ¿Cómo logró producir El Bogotálogo e incluir toda esa cantidad de términos que se hablan acá pero que vienen de todos los lados?

AO: Era un sueño que tenía desde niño, hacer un diccionario, las palabras me obsesionan, el lenguaje es una de mis obsesiones. Tenía el oído adiestrado, hice entrevistas, hablé con gente de todas las edades (el más viejo era Pedro Medina Avendaño y el más pequeño tenía tres años, entraba todo), estuve en bibliotecas, en hemerotecas investigando mucha prensa del siglo XVIII, tratando de rastrear algo del lenguaje de la calle de Bogotá. Y es chévere, tener un registro de cómo hablaba la gente hace 100 años.

 

RD: ¿Ha pensado en Bogotá desde los olores?

AO: Alguna vez hice algo así, pero es complicado. El olor que más me remite a mis sentimientos por la ciudad es cuando empieza a lloviznar y se levanta un polvo fino que sale del asfalto, es el olor de cuándo va a llover y me encanta. El olor de una especie de árbol, el Caballero de la noche, que se llama así porque de noche emite un olor muy especial.

 

RD: ¿Qué contar de Bogotá hoy?

AO: Tantas cosas, pero uno no tiene tiempo. Cada día tiene uno nuevas experiencias y acercamientos con la ciudad y sus situaciones, eso me corrobora que decir que uno sabe de Bogotá es estúpido.

 

 

Foto: Margarita Mejía. Tomada de Revista Arcadia.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Apuntes varios sobre una copa plana

Como buen nostálgico y por ende amante del “todo tiempo pasado fue mejor”, considero que cada vez los torneos de selecciones pierden cada vez más brillo debido a la preponderancia que desde las instancias rectoras del fútbol se les entrega a los torneos de clubes (ellos ponen la plata de los pases, los sueldos, es claro que los jugadores son trabajadores de sus equipos), sin embargo esto no es nuevo, lo que ha generado realmente que las selecciones nacionales cuenten con los jugadores por menos tiempo para trabajar por convocatoria, es el calendario cada vez más saturado de los clubes.

 

Por, Burrócrata*

 

Entrando en materia veremos lo que mostraron algunos seleccionados en estas semanas de (in)competencia.

 

Argentina

En mi opinión sin ser un gran equipo es el mejor de un torneo aburrido, su mejor ventaja: cada vez son más colectivos y han mejorado en defensa, considero que mostraron más fútbol en Chile 2015 que en Brasil 2014, pero ya no son candidatos tan fuertes en las citas orbitales. En la Copa tampoco pudo ser y se quedaron con la ilusión de levantar su 15ª Copa América.   

Sobre Messi sólo vale la pena decir que en esta copa ha jugado más como distribuidor de juego que como goleador, potencia el equipo y supongo que la Conmebol le dará el premio al Jugador del Torneo (la FIFA con menos le dio la misma distinción en el Mundial), el hombre gana todo con Barcelona (y sin lugar a dudas es el mejor de esta era), pero mientras siga sin ganar nada con su selección no quedará en el devocionario gaucho. 

 

Brasil

Este equipo me recuerda una frase de mi papá sobre su prohibición de tomar café: “Yo tomo café descafeinado porque aunque no sabe a café si calienta” así se ve el juego del seleccionado de fútbol brasileño, quedaron en el pasado los equipos del jogo bonito, que ganaron 5 mundiales y temidos por todos, al parecer en sus escuelas de formación privilegian los jugadores tácticos sobre los técnicos y he aquí los resultados.

Los mal llamados “puristas del fútbol” tienden a diferenciar entre la técnica y la táctica decantándose por alguna de las dos (para poner un ejemplo en Argentina se habla de la escuela de Bilardo y la de Menotti), en mi opinión ambas cosas son complementarias e igualmente importantes en el fútbol de hoy.  

En lo personal prefería ver a Ronaldo, Romario, Rivaldo, Cafú y Roberto Carlos (sólo por hablar de los últimos grandes jugadores que vi) que a Neymar y otros 21 – ni siquiera vale la pena aprenderse el nombre de alguno – pero el camino se perdió cuando en Brasil quisieron jugar “a lo europeo”, curiosamente en el viejo continente vienen en la dirección contraria.

Capítulo aparte merece el último monstruo brasileño: Dinho, genio, mago, pero también díscolo y rumbero; su falta de apego táctico lo sacó de la lista de Scolari y de Dunga, por la falta de visión de los DTs brasileños.

En definitiva con esos jugadores Brasil puede quedar por primera vez en su historia por fuera de un Mundial.

 

Chi Chi Chi

Chi cumplió armó su copa, la levantó en su casa y derrotó a Argentina. Me gustaba más el equipo de Bielsa que este, pero Sampaoli no lo hace nada mal, incluso lidiando con la estupidez de Vidal, al igual que los Gauchos fueron dignos finalistas; es un equipo versátil, aguerrido y aunque su lema es jugar al vértigo (eso pasa factura sin el debido trabajo físico, algunas veces se colgaron al final de los partidos), definitivamente les funcionó en la Copa.

Lo de Vidal es infame, tanto por la gravedad del hecho como por el momento para hacerlo ¡En plena Copa y de local!… sin embargo una cosa es el fútbol y otra la investigación que se le viene al Rey Arturo, Sampaoli acertó en no sacarlo… y si hubiera sido James Rodríguez ¿lo sacamos de la Copa? No creo.

 

Colombia

Humm… balance difícil, con algunas bajas sensibles desde el comienzo (Quintero, Guarín, Aguilar) y con otras en el torneo (Sánchez, Valencia y Bacca) se tuvo un perfomance Malo-Excelente-Regular-Digno, en ese orden, lo bueno: confirmar que hay arquero (falta ver la calidad de la suplencia), lo mejor: encontramos el central que a decir verdad era difícil de conseguir (Yepes sólo hay uno), lo de Murillo excelente (lo del penal pasa a la anécdota), lo regular: vi a James todo el año en noticias (que si Cristiano lo mira, que si vende calzoncillos, que si saluda a un niño), donde no lo vi fue en esta copa… llegó exhausto, mientras juegue para una empresa y no para un equipo de fútbol (el Madrid gana títulos pero los jugadores hacen muchas actividades adicionales, la explotación de una marca es su verdadero negocio), si esto sigue, el hombre va a llegar fundido. Lo malo: Ni Falcao, ni Teo (aunque en mi opinión fue el que hizo mejor copa de los de adelante), ni Jackson ni Bacca ni Muriel hicieron gol. Y los laterales… los laterales (Zuñiga al final salvó los muebles con Argentina).

Las notas de esperanza son dos: 1- Colombia en la última Copa América no llegó más lejos que acá (cuartos) y en las eliminatorias y el Mundial el tema fue muy distinto y, 2- Don José no todas las veces tendrá tan mermada la nómina.

El problema: ¿Qué titulares de la selección llegarán a septiembre jugando regularmente con sus equipos? ¡Que Dios nos coja confesados!

 

Perú, Uruguay y Venezuela

Tres equipos que llegaron de modo diferente a la Copa pero que se fueron dando buenas sensaciones de cara a las eliminatorias.

Perú no traía trabajo previo (el Tigre Gareca apenas fue nombrado y reunió sus muchachos para la Copa), sin embargo mostró ser un equipo que se fortalece, con laterales muy ofensivos y un Paolo Guerrero que siempre intentó poner en aprietos las sagas rivales, no sé si les alcance para clasificar al Mundial, pero con algo de trabajo y renovación (desde tiempos de Juan Pablo Ángel, Claudio Pizarro juega en su ataque) serán unos rivales serios.  

Uruguay tuvo una copa no muy destacada (generalmente están entre los cuatro mejores), demostró el equipo que en el ataque es Suárez-dependiente, sin duda Cavani no es ese jugador temido en las canchas europeas, con la celeste no le rinde, pero para eliminatorias, salvo alguna cosa rara, Suárez comandará a los charrúas y será el duro rival de siempre.

Venezuela de la mano de Noel Sanvicente le bajó el perfil a las habladurías de Farías y en mi opinión es más fuerte que lo que vimos en las anteriores eliminatorias, ojo con ellos, tienen con qué clasificar, ya no es sólo el Mago Arango, es un equipo sólido en defensa y con media distancia; sino clasifican van a aportar en la eliminación de otros y ya estuvieron muy cerca de clasificar ¡se desinflaron faltando 2 fechas! Será el Juez de varios a partir de septiembre.

De los tres, mínimo uno clasificará a Rusia, si son 2 no me sorprendería.

 

Bolivia, Ecuador y Paraguay

Al contrario de los tres anteriores estos tres no mostraron mayor cosa en la Copa,

Bolivia sin dudas fue el peor suramericano del torneo, lo único bueno que mostró fue su lindo uniforme blanco, (y empatar con el relleno del torneo) al parecer su estrategia vuelve a ser confiar en la altura de la Paz, pero con eso no se llega a los mundiales, también se requiere fútbol… pero eso desde la época del Diablo Etcheverry brilla por su ausencia en los del altiplano.

Ecuador se fue con más pena que gloria de la competición, Montero y Bolaños es lo único que mostraron, confían al igual que los bolivianos en su fortín Quito, a los ecuatorianos si les ha alcanzado, pero empiezo a creer que esta vez no será así salvo que aprendan a sumar afuera.

Paraguay lo único que tiene para mostrar es el resultado y el segundo tiempo del primer partido contra Argentina, casi no puede con Jamaica, apelaron a su garra y los penales ayudaron, pero Argentina los devolvió a su realidad en la única goleada del torneo. Encontrar un delantero de alto nivel, velas blancas (Chilavert ya le está corriendo la butaca) y muchísimo trabajo le esperan al Pelao Díaz.

 

Y los invitados…

El primero una grata sorpresa, el otro una vergüenza, Jamaica y «México» respectivamente, prefiero que inviten a más ‘jamaicas’ que a estos ‘méxicos’

Jamaica un equipo ordenadito, con marca Wes Morgansu -Capitán- de lo mejor que vi en marca en el torneo (sólo superado por un tal Carlos “La Roca” Sánchez en mi opinión), dio un cursito de como anular a Messi (en ese partido la pulga comenzó de mediapunta y terminó perdido en la zona de volantes) cortesía de Mr. Morgan, pero el hombre, con más pinta de guardaespaldas que de futbolista, anuló además de a “la pulga” al lateral que le tocó (a veces en la derecha a veces en la izquierda, en su momento pensé que eran 2).

Respecto a México sólo hay que decir que si van a jugar su Copa de Oro (como debe ser aunque no creo que eso les ayude a mejorar), no deben mandar equipos “muletos”, todo por los derechos televisivos de la población mexicana (no creo que su gente esté muy feliz de ver ese remedo de selección haciendo el ridículo en el sur del continente).

 

El lema de esta Copa: La intermitencia ningún equipo jugó bien todos sus partidos

El partido de la Copa: Ninguno.

El gran jugador de la Copa: Me gustó el trabajo de Paolo Guerrero, ambos Carlos Sánchez, (el colombiano y el uruguayo) y Sergio Agüero.

Fuera de concurso: Los arqueros de Colombia, Paraguay, Uruguay y Chile, se confirma que en Suramérica lo que hay es arqueros. 

¿Qué recordaremos de esta Copa?: La estrellada del Ferrari de Vidal como vi en un meme: el “volante” del torneo.

 

*Columnista invitado @Burrócrata

 

Imagen tomada de internet: www.flickr.com