Canción sobre la naturaleza

Los árboles crecen,

El pasto también.

Todo florece

Y se pone de pie.

 

Abro mi ventana,

La primavera llegó.

Veo los animales

Tocando el tambor

Bom, bom…

 

Las flores con polen

Erizan la piel.

Y todos vemos abejas

Transportando la miel.

Los niños y niñas

Vamos a jugar

Bajo la sombra

De un bello telar.

 

Azul es el cielo

Como la mar.

Y todos unidos

Vamos a cantar.

 

La primavera llegó

Con el carnaval.

Y todos la celebramos

Con amor y amistad.

 

La primavera,

Al invierno tumbó

Y le dio paso

A una nueva estación.

 

Abro mi ventana,

El verano llegó;

Veo las personas

En musculosa y calzón.

 

Y aquí termina

Mi alegre canción,

Con rítmicos toques

De alegre tambor

 

Bom, bom…

 

 

 

Julio de 2011
Leonardo Sylva
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Colores_de_la_naturaleza_(4845080988).jpg
 
 

Segunda edición

Nuestro anhelo más grande como nación

 

Lo mejor de Colombia es su gente, de eso no existe la menor duda, un pueblo que a pesar de sus propias dificultades ha logrado no solo sobrevivir, sino que se ha destacado en diversas actividades que han fortalecido ese orgullo que por una nación puedan sentir sus hijos. Pueblo trabajador, un pueblo que no ha perdido su fe, ni su entusiasmo, que celebra como propios los triunfos conseguidos por sus coterráneos en el exterior. Un pueblo que aprendió a sonreír entre la adversidad y que aún no deja que sus sueños se ahoguen en un desván.

Sumidos en nuestra realidad, pero ajenos a una verdadera revolución que hubiese permitido pensar en un cambio de rumbo del país, Colombia completa más de 50 años de una violencia que pasó de ser bipartidista para convertirse en una subversiva. Una confrontación armada entre unas guerrillas liberales y comunistas contra un régimen. Estas disidencias, aunque con pretensiones ideológicas en sus inicios, a través de los años su lucha armada perdió legitimidad y su carácter político credibilidad, pues su paso no solo ha dejado caídos en combate de las fuerzas enfrentadas, ha victimizado además a una cifra escandalosa de personas que han sufrido en carne propia otras formas de violencia.

La paz, por supuesto, es el anhelo más urgente de Colombia,se puede pensar en ella como el punto de partida para alcanzar una nación igualitaria fundada en un Estado de Derecho, pero también ha de pensarse como el fruto de un país que mira a sus nacionales de una manera distinta,no obstante y tristemente, la paz se ha convertido en una treta política con fines particulares,así fue, irónicamente, un estandarte de guerra entre los candidatos a la Presidencia de Colombia en las pasadas elecciones. La manera simplista en la que fue utilizada en los discursos de ambos aspirantes a presidente polarizó al país y de manera inmediata sin dar lugar a mayores discusiones ni una defensa debida de argumentos, ubicó a los adeptos a Santos como amigos de la paz, a los seguidores de Zuluaga como guerreristas y a quienes pensaban en voto en blanco como opción los convirtió en ’cómplices’ de este último, luego, en el contexto electoral que se vivió, simpatizantes también de la guerra.

La paz abarcó la agenda del candidato – Presidente que alcanzó una votación de 7.784.916, de los cuales una porción lo eligieron por temor a vivir otros cuatro años en una guerra, que a medida que avanza el tiempo ya parece eterna. Fue una elección entre una paz negociada o un conflicto interminable, mucho más desalmado y con miles de muertos más de los que hasta el momento nos ha dejado desde su comienzo en 1958 y su trascurrir en nuestra historia ha sido vergonzoso y desalentador.

La responsabilidad y los compromisos que se deben asumir no solo corresponde a un gobierno que más allá de su corriente ideológica, debe proponer diversas alternativas que permitan la terminación no solo del conflicto, justicia y reparación para las miles de víctimas del mismo, debe, entre otros temas, procurar plantear y ejecutar sus políticas públicas en torno a la igualdad, educación, vivienda, empleo digno, un sistema de salud que respete el derecho a la vida, que en verdad busque un cubrimiento igualitario y un tratamiento decente de los recursos públicos. Por otra parte, está la responsabilidad que nos atañe como sociedad y como individuos conscientes de una ciudadanía que no debe permitir que aquellos que ostentan la autoridad y el poder sean los únicos que labren nuestro propio futuro como país, no podemos, ni debemos mostrarnos ajenos a la responsabilidad que exige un ejercicio digno de una ciudadanía, libre, pensada y madura que asuma también compromisos y que más allá del discurso, pase a acciones simples pero concretas que contribuyan de manera directa a alcanzar nuestros ideales como sociedad, en este caso la paz.

Cada año el deporte entrega grandes honores a Colombia a nivel internacional, es importante mencionar a la ciclista medallista olímpica Mariana Pajón, al pesista Óscar Figueroa, Moisés Fuentes medallista paralímpico, Rigoberto Urán, Julián Arredondo y Nairo Quintan grandes exponentes del ciclismo, a la atleta Caterine Ibargüen,  la selección de fútbol femenino y después de 16 años sin aparecer en un Mundial la Selección Colombia de fútbol de mayores, todos ellos nos han brindado hasta el momento las mayores alegrías que como país podemos sentir. El papel destacado de Colombia en Brasil 2014 permitió que todo un país se pusiera la camiseta y acompañara de corazón al equipo que nos representó en el evento más importante de la FIFA. Eso está bien, de eso se trata, no permitamos entonces, que eventos ocurridos tras la victoria de Colombia sobre el onceno Griego en la que murieron 9 personas luego de la celebración, o lo ocurrido tres días despuésde elecciones en los cumpleaños del Club Deportivo Los Millonarios, cuya celebración aglutinó más de 40.000 hinchas y que según cifras de El Tiempo se presentaron más de 42 heridos y 200 detenidos, algunos de ellos acusados por secuestro a uno de los buses articulados, se repitan.

Estos dos episodios, aunque cuyas cifras no sean representativas no son excepciones, ni corresponden a eventos aislados. Irónicamente en nuestro país es común que las celebraciones colectivas dejen consigo riñas, heridos y personas fallecidas, estos hechos lamentables contradicen nuestro aspiración de paz; esta es nuestro anhelo como nación, no tanto así como individuos.

La oportunidad que nos brindó el fútbol es precisa, para que todo el apoyo que de corazón le dimos a nuestros deportistas en el Mundial y la unidad que tuvimos como nación, la utilicemos en pro de la construcción de un mejor país. No perdamos de vista las políticas de Estado, no nos mostremos ajenos a los asuntos públicos, ni permitamos que nuestros representantes elegidos con nuestros votos nos irrespeten y hagan de sus promesas electorales un girasol, que con el tiempo se deshoja para luego ser tirado a la basura.

La paz no solo es punto de partida, ni el cenit único de una sociedad. Es una construcción diaria, a la cual se aporta con pequeñas acciones, cada uno de nosotros más allá de nuestra ideología política y creencias religiosas, más allá de nuestras tendencias culturales, deportivas y sexuales tenemos un compromiso con el país. La paz no está a la vuelta de la esquina, pero fácilmente puede encontrarse en las puertas de nuestros hogares.

 

Rugidos Disidentes
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Resistencia Cultural: La voz de las víctimas

Sobreviviendo desde la identidad

 

 

Javier Osuna es comunicador social y periodista de la Universidad de La Sabana, director de la Fundación Fahrenheit 451, Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 2009 con el reportaje “La Prensa Silenciada” y Premio Nacional de Periodismo Círculo de Periodistas de Bogotá. Trabajó para el portal “Verdad Abierta” de la Revista Semana cubriendo el conflicto armado en Colombia durante los años de la Ley 975. Actualmente, su vida gira en torno a sus dos grandes pasiones “la Comunicación para el Desarrollo con la Fundación Fahrenheit, liderando procesos de transformación desde la literatura, y el Periodismo con un enfoque de Derechos Humanos y ligado al universo de las víctimas”.

Su conocimiento y experiencia en materia de conflicto armado, Derechos Humanos, procesos culturales y dinámicas víctima-victimario lo convierten en el personaje elegido por Rugidos Disidentes para hablar del fenómeno de Resistencia Cultural y, por supuesto, para escuchar su rugido frente al Proceso de Paz en Colombia.

 

Rugidos Disidente–RD: ¿Qué es la Resistencia Cultural?

Javier Osuna–JO:El concepto depende de lo que se entienda por cultura. Creo que la cultura es ese conjunto de prácticas que permiten llevar la vida adelante. Cuando hablamos de Resistencia Cultural se trata de una comunidad que, en medio de un entorno de guerra, trata de resistir desde sus manifestaciones autóctonas, desde un fortalecimiento de la identidad.

 

RD: ¿Cómo actúa en individuos o comunidades víctimas de la violencia?

JO: Lo interesante de la Resistencia es que no necesita de una institucionalidad ni de un esquema que lo soporte. El principal problema con el trabajo con víctimas es que se intentan abrir espacios desde la política, desde algo configurado y creo que es un error, hay una promesa que está rota: nadie puede hablar por ellos. Es un uno que es plural. Cuando estos procesos culturales no están atados a la institucionalidad indican que no están hechos para sentirse mejor o algo parecido, son genuinos y espontáneos. La resistencia no se puede poner en un frasco, no tiene normas. Quienes resisten desde lo cultural lo hacen desde su identidad y no lo hacen para sentirse mejor, lo hacen porque es una manera de mantenerse vivos.

 

RD: ¿Hay algún efecto considerable  de la resistencia cultural en el momento de generar y ejecutar políticas públicas?

JO: No. Yo diría que es imposible conciliar los intereses de la Resistencia Cultural con los intereses de las políticas públicas. Es un error asumir que esas manifestaciones van juntas en un paquete, que todos los intereses de la comunidad queden consignados en uno. Los espacios genuinos de debate se juegan en la resistencia, no en la política. Es obligación del Estado propender por el bienestar, pero es un problema cuando queremos representar ese singular-plural (cada individuo dentro de una comunidad). No le tengo fe a la política para tajar esta clase de necesidades de comunidades que son autónomas, que promueven procesos por sí mismas. Reconozco que la financiación y el acompañamiento institucional a estas manifestaciones es un apoyo valioso, pero insisto en que la Resistencia siempre se mantendrá viva por encima de ese soporte. Lo que sucede en que con este acompañamiento se viene homogeneizando y estandarizando las manifestaciones de Resistencia. Me causa tristeza ver que las víctimas, además de tener que luchar por una reparación, tienen que aprender a hacerlo con modales, con formularios y protocolos.

 

RD: ¿Qué papel cumplen los medios de comunicación en las manifestaciones de resistencia cultural? ¿Qué tanta difusión y apoyo reciben por parte de los medios?

JO: Tenemos un problema, que radica en que eternizamos a los sujetos en torno a sus acciones. Por ejemplo, no entendemos la dinámica víctima-victimario, juzgamos el mal con mucha ligereza y somos extremadamente solidarios con el bien. Y ¿quiénes hablan en los medios? Los poderosos. El drama de las víctimas no tiene importancia. Colombia ha crecido sobre los testimonios solitarios de cientos de víctimas que señalan lo que sucede pero nadie les pone atención. Hay que profundizar en el concepto de víctima y de victimario y de ahí saldría un mejor trabajo periodístico. Creo que a los periodistas les encanta tomar a la víctima llorando y al victimario diciendo que es un asesino, y es algo que hay que replantear definitivamente.

 

RD: ¿En Colombia la resistencia cultural puede pensarse desde la izquierda? ¿O no puede clasificarse?

JO: ¿Pues quién necesita resistir? Rancière habla del paria, del que se resiste a ser nombrado. Yo creo que el que se resiste es el que no se deja nombrar. Resiste el que se ve agobiado y, en Colombia, no está agobiada precisamente la derecha. La Resistencia no es de izquierda ni de derecha, pero en este país hay una veta clara en contra de aquellos sectores que se oponen al establecimiento… y desde hace un largo tiempo, la derecha está en el poder.

 

RD: ¿Qué ejemplos concretos de resistencia cultural hay en Colombia?

JO: Hay iniciativas interesantes: el Rap en las comunas de Medellín y en Bogotá el Periódico Riel, el Teatro de la Resistencia y el Teatro de Los Oprimidos. En Montes de María se trabaja con radios comunitarias, una organización muy bonita. Hay infinidad de manifestaciones, depende de donde se quiera poner el ojo. La misma Fundación Fahrenheit es resistencia cultural a través de la literatura.

 

RD: Cerrando con el tema de Resistencia Cultural y entrando en materia de actualidad: ¿Qué imagen y proyección tiene usted de las actuales Negociaciones de Paz en la Habana y con el ELN? ¿Cuál será el papel de Juan Manuel Santos?

 

JO: Como colombiano me emociono. Este país merece que el conflicto con las guerrillas cese, pero es difícil. Infortunadamente, creo que los acuerdos que surjan de La Habana tendrán que llegar a un punto en el que Santos deberá tomar la determinación de cambiar drásticamente su forma de gobierno para darle cumplimiento a los acuerdos que lleven al menos a una paz negociada. El referendo es una de las cosas que más me preocupa, el 15 de Junio vimos a un país dividido. Me da miedo el momento de la materialización de las transformaciones: lo militar, una política de restitución de tierras real, una reforma agraria a fondo.

 

RD: ¿Qué sucedió en la segunda vuelta de elección presidencial?

JO: Lo que le permite a Santos ser presidente son los departamentos fronterizos y Bogotá como una especie de isla. Santos recibe un segundo mandato comprometido, lleno de oposición y con una veeduría ciudadana muy grande que, apostó por un único argumento: la paz. Y, de hecho, la paz no fue una promesa de su gobierno, fue una promesa que se encontró en el desarrollo de un mal periodo de mandato.

 

RD: ¿SiZuluaga hubiese sido Presidente, qué habría sucedido?

JO: Indudablemente, las negociaciones se hubieran caído. Creo que la cola de la ley 975–la liberación de comandantes paramilitares– habría sumido al país en una época oscura. El voto se guio por la esperanza y por el miedo. Por donde se mire, la situación es grave. Santos también es responsable de acciones muy serias. Las políticas de fondo de Álvaro Uribe–porque era Uribe y no Zuluaga en las elecciones– y Juan Manuel Santos no se diferencian mucho.

 

Ana Puentes

anapuentes@rugidosdisidentes.co

 

 

Hastío

 

Llevo semanas pensando en una palabra. Pensando tanto en ella y tan profundo hasta agotar sus imágenes y fulminar su significado. Lo he hecho por gusto y como experimento para escribir esta columna. La palabra es PAZ.

La he repetido mientras realizo mis cotidianidades. Retumba en mi cabeza como un mantra que pierde sentido. Me he contaminado bruscamente y a propósito para perder todas las representaciones concebidas y darle un nuevo sentido. La misión es crear mi propia versión de lo que es la paz. A mi modo. Lidiar con el proceso adentro mío.

*

Despierto a tiempo. Intento llegar a tiempo, calculo mal y el trancón más largo del mundo aparece con vehemencia, cierro los ojos y digo: “paz”. El hombre que maneja el autobús grita fuerte para que su pasajero, que está colgado de la puerta envíe el dinero que corresponde por transportarlo. Grita, grita fuerte, frena, frena fuerte, arranca, arranca fuerte, frunce el ceño, sigue manejando y digo: “paz”.

Intermitentemente el televisor aparece en ciertos puntos de la historia citadina (esta experimental de repeticiones) y en temporada mundialista es más frecuente su encendido, pantallitas gritando gol, pantallitas escupiendo las noticias… la bomba del CAI, las manifestaciones en Brasil, el mordisco de Suárez, la muerte por celebrar el triunfo de Colombia, el estadio lleno, la calle sucia luego del gol, las vuvuzelas en unísono, el corazón vivo y la mano en el bolsillo del celular. Luego, la palabra: “paz”.

**

He dicho paz mientras me baño, cuando bajo las escaleras, cuando subo por el ascensor, mientras ceno con mis amigos, cuando escucho la canción que más me gusta, mientras camino, tomo cerveza, las veces que escribo, durante las reuniones aburridas, en las conversaciones más triviales, durante los partidos más emocionantes, mientras doy besos en mejillas y bocas, en mis clases, mientras pago, cuando espero, en los momentos más aterradores, en las madrugadas escandalosas, las noches apacibles, las lecturas increíbles, los momentos más calmados y en la ira más incontrolable.

Puedo decir con toda fe que la palabra paz, hoy me hastía, como esa vez en que desayuné lo mismo por un mes, aquella vez que escuché esa canción todos los días por semanas enteras, igual que el fastidio por ese sabor de helado que comí hasta hacer repugnante su olor.

Me hastía como la persona que durante 23 años ha hecho lo mismo en su trabajo, ha recorrido las mismas calles y ha aguantado la presión de repetirse a diario. Como el encarcelado que odia su celda y el secuestrado que marca sus días de cautiverio en un trozo de madera. Insoportable escuchar esa palabra adentro mío, repetir el sonido que tiene en todas las emisoras y sentir el mismo movimiento de labios, verlo y comprender la repugnancia de alguien que repite sin la más mínima idea de lo que habla.

***

No ha sido un experimento entrañable, pero ha sido una versión intima de lo que sucede en esta masa amorfa que llamamos pueblo, sentimos todos quizá el agotamiento de un inalcanzable, la verdad de un imposible que parece lejano y esa palabra ya no nos da sensaciones de esperanza, sino de hastío, de tanto hablar de ella ha sido manoseada.

Cualquiera puede usarla y acomodarla a su forma, aprovecharse e incriminar con ella, botarla al suelo, recogerla como un símbolo de alianza. La paloma herida, las manos ensangrentadas, las imágenes comunes, las muertes lentas, esa agonía de esperar algo que viene de adentro y que es mejor no pronunciar sino ir haciendo desde la calma de la habitación, hasta la lucha en esta selva de cemento.

 
Yulieth Mora
yuliethmora@rugidosdisidentes.co
todasmisdeclaraciones.wordpress.com

 

 

 

 

 

 

 

La pluma blanca

 

La pluma blanca descendiendo

en una tierra de sangre y sufrimiento

el dolor de fusiles en el pasado de muchas casas

fue tan difícil de ser olvidado

ahora aquella pluma da una señal

junto al viento, la lluvia y el sol

 

Se acerca una banda de palomas

buscan su alimento en aquel rumbo al sur

deteniéndose donde está la pluma blanca

observan y ven el panorama igual

el pueblo se levanta con aquella incógnita

una variable que no tenía mucho valor para ellos

 

Al pasar del tiempo, las palomas se fueron

el pueblo sintió su clima de tranquilidad

durante aquella sublime estancia

jamás sintieron el sonido de un disparo

menos gritos ni tampoco llantos

el pueblo ayudaba entre sí mismo

 

un habitante ha afirmado una teoría

las palomas no picoteaban y buscaban una salida

al infierno que era nombrado tiempos atrás

la pluma que estaba caída en el suelo

tendida una sábana de lo sublime y tranquilo

fue señal para que la banda llegara

no se conformaron con lo visto antes

el pueblo se compadeció y aprendió de ellas

para vivir en suma armonía.

Bryan Agudelo González
Poeta invitado
 
Imagen tomada de: martaarteaga.blogspot.com
 

Conflicto en una Tierra de orfandad

Al hablar de un conflicto armado o de una guerra entre pueblos, se debe tener  en cuenta la historia de muchos países que se han visto envueltos por años en disputas con cicatrices que históricamente siguen abiertas, para citar casos más concretos, Colombia y la guerrilla de las FARC-EP, Alemania en su I y II Guerra Mundial, Estados Unidos y Vietnam,  y así por no nombrar muchas más, ahora que si queremos reconocer que la historia no miente se puede traer a colación la más vieja de todas, un conflicto que se remonta al período colonial y al surgimiento de los movimientos nacionalistas en Europa y en Oriente Medio.

 

Para finales del siglo XIX, en las regiones árabes del Imperio Otomano se fueron desplegando movimientos nacionalistas que reclamaban la autodeterminación de la población autóctona haciendo valer su identidad árabe. Asimismo en Europa, al calor de la ola de nacionalismos, se articuló un movimiento singular, el sionismo, (movimiento político internacional que propugnó desde sus inicios el restablecimiento de una patria para el pueblo judío en la Tierra de Israel) este defendía la creación de una entidad estatal para los judíos dispersos por el mundo.

 

El movimiento vio en tierra palestina lugar donde se fundó el judaísmo, el sitio propicio para realizar su proyecto nacional, desde comienzos de siglo este grupo vio con seriedad el asunto de instalar al pueblo judío en territorio aún bajo administración otomana. Esta inmigración tomó envergadura bajo el Mandato Británico entre 1920 y 1948.

 

Al tanto que otras regiones otomanas iban paulatinamente alcanzando su independencia, la pugna palestina siguió bajo control colonial. Es así que los dos proyectos nacionales, el árabe palestino y el sionista, se encontraron de frente y chocaron, logrando con esto un amplio poder para lograr seguir con los planes de extensión territorial.

 

Ya terminada la snidos –Segunda Guerra Mundial y con la retirada de la fuerza británica, las naciones unidas, resaltaron la idea de la creación de dos Estados, uno árabe palestino y el otro judío, algo que ante los ojos de los árabes, no era más que la legalización de los grupos y colonias establecidas por los sionistas, siendo de manera rotunda un no para la propuesta por parte de estos. Para mayo de 1948, la comunidad judía dio a conocer la creación del Estado el Israel, esto trajo consigo la intervención militar de los estados árabes como apoyo a los palestinos, desencadenando lo que ya es conocido como la primera guerra árabe-israelí, los judíos no solo resistieron la intervención árabe, sino que también lograron la salida de gran parte de la población palestina, ampliando la superficie de su territorio.

 

Además a raíz del genocidio nazi, Israel afirmó su razón de ser  refugio seguro para todos los judíos, en cambio, a raíz de la guerra, los palestinos no tuvieron más remedio que frustrar sus planes de disponer de un estado palestino. Diseminados entre varios países y divididos internamente, no lograron mucho y su participación se vio limitada a pequeños hostigamientos sin mayor amenaza para el pueblo israelí.

 

Durante los años 70 y 80′, la OLP, (Organización para la Liberación de Palestina, es una coalición de movimientos políticos y paramilitares creada por el Consejo Nacional Palestino) este  recompuso el tejido nacional palestino y organizó un Estado en el exilio que logró el reconocimiento y el apoyo internacional. Para 1987 se retomó la iniciativa por parte de los palestinos del interior, desencadenando en Cisjordania y Gaza  un levantamiento popular, la agitación trajo consigo un rechazo a la ocupación y de desobediencia civil, causando una profunda conmoción en Israel, abriendo el telón de lo que realmente estaba sucediendo, la otra cara de la ocupación, trayendo consigo un apoyo internacional a los palestinos.

Basta ver los procesos que a la fecha se han hecho para eliminar años de conflicto y no han sido suficientes, intervención internacional, líderes mundiales, hasta una visita del más alto mando religioso, no han logrado poner fin a la disputa por tierra más vieja de nuestros tiempos, pero dentro del conflicto nacen voces de inconformidad, voces que buscan poner un canto de no más, de unión y tolerancia, voces que conocen del conflicto y de la necesidad de llegar a una paz unilateral, esta voz es ya conocida con el nombre de,  Orphaned Land, banda de metal progresivo formada en Petah Tikva, Israel, con influencia de la música de Oriente Medio. Fundada en 1991 bajo el nombre de Resurrection, el cual fue cambiado por el actual para 1992, esta fusiona el metal progresivo, el doom metal y el death metal con la música folk de Oriente Medio y el mundo árabe, dándole un  nombre de gran reconocimiento en el movimiento metal del medio oriente, la gran influencia de sus raíces orientales son el lecho de inspiración para sus letras musicales, que buscan dentro del ambiente internacional dar a conocer mucho más de la cultura oriental, que por años ha sido vista con ojos de terror. Su primer álbum fue nombrado Sahara, para sorpresa de mucho fue su primer demo con gran aceptación dentro del ámbito musical metal, ya para su segundo álbum el Norra Alila (Dios ilustre) se ve con más fuerza la influencia de la música oriental, este es un canto en forma de poema que los judíos elevan durante el Yom Kippur como un ruego de perdón. El álbum explora los temas de oscuridad y luz, y está dividido en tres partes, que se corresponden con el judaísmo, islam y cristianismo.

 

Para su tercer álbum el cual nombraron Mabool: The Story of the Three Sons of Seven (el nombre hebreo del Diluvio universal), publicado en 2004, tardaron siete años para darlo a conocer, este cuenta la historia de tres hijos (uno para cada una de las religiones abrahámicas) los cuales avisan a la humanidad del diluvio que se viene por sus pecados que intentan avisar a la humanidad de una inundación que viene como castigo por sus pecados. Musicalmente, el disco contiene instrumentos orientales, dos coros, cantos tradicionales yemeníes interpretados por Shlomit Levi y citas de versos bíblicos de la historia del diluvio, recitados por el vocalista Kobi Farhi. Para el grupo es muy importante resaltar los hechos que actualmente ocurren en su país, esto no basan su música en lo que hacen otros grupos, sino en las situaciones que suceden en medio oriente, en entrevista dada por su vocalista a medio radial del medio oriente, kobi Farhi, resalta el interés de la banda por influenciar a muchas más bandas a seguir con la voz del medio oriente como él le llama, “somos una banda que difícilmente ha logrado llegar a oídos de muchos pese a las restricciones religiosas que se nos imponen, hemos ido más allá de las fronteras de la guerra y logrado tocar corazones musicales”, dice el vocalista.

 

No hay escape de la realidad, sin embargo, la música de la banda ha roto esas barreras y unificado la comunidad. No es una banda de la nueva era o una banda de jazz que suma masas; es una banda de heavy metal del medio oriente llamada Orphaned Land.

 

«Nunca pude ver en mi imaginación más salvaje que un día una banda israelí sería seguida por miles de musulmanes de todo el mundo», dice el vocalista Kobi Farhi, señalando que Orphaned Land han sido galardonados con cuatro Premios de Paz emitidos por sus hermanos turcos.

 

“Yo diría que, históricamente, los judíos y los árabes son hermanos porque todos somos descendientes de Abraham, pero el conflicto y las diferencias son tan grandes que nos hemos olvidado de eso. Descubriendo el hecho que nuestra música es el instrumento para recordar a la gente que somos todos uno es impactante para mí”. Señala Kobi Farhi.

Dentro de las canciones con mayor éxito hasta el momento se encuentra All is one, su letra es muy diciente y de gran significado “somos los hijos del sol ardiente, compartiendo nuestra fe, a través del cañón de un arma de fuego, caminamos sobre el agua bendita, sin embargo nos quemamos…”, es claro que la banda lo único que quiere dar a conocer mediante sus  letras es la gran necesidad de dejar a un lado ser hombres de guerra, para convertirse entonces en caminantes de paz.

 

Edwin Páez
akirarochi@gmail.com
 

 

 

¿Y tu postura cuál es?

Aunque su formación original Once Tiros contaba sólo con tres integrantes, con el tiempo y con el deseo de fusionar Ska, Punk y Reggae llegan a tener entre sus filas 5 integrantes, (vocal: Pablo Silvera, guitarra: Bruno Andreu, bateria: Martín Maristan, bajo: Juan Manuel Lerena). Sus letras son críticas y abordan temas sociales, como se puede comprobar en su disco Momento Extraño.

Desde 1998, tiempo en que se conformó la banda hasta la fecha, Once Tiros ha grabado cuatro discos y se ha destacado entre las bandas del género en Uruguay, que si bien no son pocas, sí están en una situación minoritaria de la escena al compararla con países como Chile, México, Argentina o Colombia. 

Rescatamos en esta huella disidente su canción ¿Y tu opción cuál es?, de su álbum Imán, que con una letra sencilla y un ritmo alegre cuestiona en cierta forma la posición de un ciudadano ante su realidad.

Quiero zafar del estado, el consumo, el mercado
del tiempo, sin tener reloj.
Quiero saber si me sirve pensar,
quiero saber si me sirve ser yo
…”

Video tomado dePopArt Discos

 

 

 

 

Rugidos Disidentes
tuopinion@rugidosdisidentes.co
Facebook: Proyecto Rugidos Disidentes

 

Entre la ciencia y la literatura

“Aunque mi prioridad es la ciencia, sé que la literatura leída y escrita por mí, jugará un papel importante en mi formación”.

Leonardo Sylva

 

La pasión por la escritura llega de diferentes maneras y se desarrolla para cada quién en diferentes etapas de la vida, quizás entre más joven mejor, pues no solo se recorre un camino más largo en ella, sino que además permite adquirir del mundo exterior un sinfín de experiencias que a larga no son más que historias dispuestas en el puño del escritor a ser narradas, modificadas y en el caso de la ficción, ser trasmutadas a un nuevos mundos.

Es una pasión inagotable que para algunos se convierten en un escape de la realidad y se entregan a ella en los tiempos ajenos a su rutina, para otros se convierte en su modo de vida y su forma de ganarse dignamente un sustento y para otros tantos, tal vez muchos, en un talento frustrado que priva al mundo exterior de un talento innato.

Leonardo Sylva, uno de los ganadores del 7° Concurso Nacional de Cuento celebrado el año anterior, descubre para los lectores de Rugidos Disidentes parte de su vida y destapa una de sus pasiones, la literatura.

 

 

Rugidos Disidentes – RD: Leonardo, cuéntanos un poco de tu vida

 

Leonardo Sylva – LS: Soy Leonardo Sylva Muñoz, nací en Bogotá aunque mi madre es del Cauca y mi padre de Antioquia. Tengo once años y actualmente curso sexto grado en el Colegio CAFAM. Mis primeros estudios los realicé en Argentina, donde comenzó mi pasión por la lectura y la indagación sobre aspectos de la biología, inquieto por la existencia de los dinosaurios.

 

RD: ¿Cómo llega la escritura a formar parte de tu vida?

 

LS: Desde, el vientre, me cuentan mis padres, he escuchado música y cuentos. Todas las noches, desde que nací, me han contado historias propias de ellos o lecturas que me acompañan hasta dormirme. Por insistencia de mis padres y porque mis primeras lecturas me llevaban a imaginar mundos nuevos, me incliné por leer libros muy diversos, casi todos los días, incluso cuando tengo tareas escolares. En los cursos de castellano, del colegio, la profesora Andrea Tike, en tercero, nos impulsó para escribir poemas; me entusiasmé y, a propósito de la muerte de mi abuelo y la relación con mis padres, escribí algunos que fueron publicados en el periódico virtual del colegio, gracias a la iniciativa de la profesora.

 

RD: Cuéntanos de tus influencias literarias

 

LS: Me gusta leer cuentos, novelas, obras de terror, de ciencia ficción. Descubrí a Julio Verne porque mis inquietudes inclinaron a mi padre a ofrecerme esta literatura que para mí ha sido alucinante y maravillosa. He leído varias obras de Verne, pero la que me parece más fascinante es Veinte mil leguas de viaje submarino. Las de Verne y de H. G. Wells logran establecer una relación increíble entre la realidad, los avances de la ciencia y la creatividad de su imaginación.

 

RD: ¿Cómo influye en ti el premio del 7CNC?

 

LS: El ser uno de los ganadores del 7CNC me da confianza para saber que puedo ser bueno en lo que me proponga. Aunque mi prioridad es la ciencia, sé que la literatura leída y escrita por mí, jugará un papel importante en mi formación. Espero que a todos los ganadores del concurso nos vaya muy bien en la vida y tengamos éxito en nuestros proyectos, pero mi expectativa no es ganarme un premio y menos el Nobel. Lo que me interesa, sobre todo, es hacer bien las cosas que me propongo.

 

RD: La letra de la muerte, ¿Qué nos puedes contar sobre ella?

 

LS: En Quinto, la docente de castellano nos pidió que escribiéramos un cuento y otros textos de géneros distintos. Yo lo hice así. Luego, mis padres me insistieron en que presentara La letra de la muerte al 7CNC. No creí que ganara. Es de misterio, de terror. También tiene que ver con la ciencia ficción porque trato de mezclar la medicina y las investigaciones del protagonista con la aventura. Quisiera hacer una saga que le dé continuidad a este cuento, pero tantas tareas y otras inquietudes no me han dado espacio para eso. Aunque es de pura ficción, el cuento refleja algo de mis lecturas, mis gustos y mis inclinaciones. Me gusta el misterio, descubrir lo nuevo, indagar por lo que no se conoce…

 

RD: ¿Cuál es tu escritor colombiano favorito?

 

LS: De los autores colombianos, el que más me ha gustado hasta ahora es Mario Mendoza. Tengo cuatro de sus libros.

 

RD: El 17 de abril fallece el Nobel Colombiano Gabriel García Márquez y su muerte provocó muchas emociones. ¿Qué opinión tienes de él como escritor?

 

LS: Antes de su muerte no había leído nada de García Márquez; solo lo conocía por las historias que mi madre me contaba de sus obras, por las noches, antes de dormir. También por las referencias de mi padre sobre algunos de sus cuentos. Las obras más mencionadas en casa han sido “Cien años de soledad” y “El otoño de patriarca”. De la primera, mi madre me ha contado apartes que me han impresionado por la imaginación y la descripción de Colombia. Sobre la segunda, recuerdo que mi papá insistía en que era una historia larga sin puntuación, solo con seis puntos. Si Gabo es capaz de contar una historia así es un genio… después de su muerte leí el cuento “Un día después” y me pareció genial. En la Feria del Libro, mi papá me compró Cómo se cuenta un cuento, de Gabo, que espero leerlo para aprender más.

 

RD: ¿Cuál consideras fue su aporte a la literatura y al periodismo?

 

LS: No conozco la trayectoria periodística de Gabo pero me parece que literariamente su mejor aporte es la combinación de la realidad con la creatividad y decir la verdad. Es una imaginación muy chévere. Por ser un disidente se tuvo que ir del país para que no lo mataran. Es triste que traten así a alguien que sí aporta. Si Gabo ganó el premio Nobel es que es muy bueno y creo que debo leerlo. Lo debemos leer todos los jóvenes.

 

RD: ¿Te impactó su muerte?

 

LS: Muchísimo. Me llenó de inquietudes para leerlo, máxime que es el autor colombiano que más le gusta a mi mamá. Quiero leer El otoño del patriarca para aprender a escribir como él. Me gustaría que en Colombia se respetara a quienes pensamos diferente y no sea necesario irse a vivir a otro país para conservar la vida.

 

RD: ¿Cuál crees es aporte de las nuevas generaciones a la literatura?

 

LS: Creo que los niños y jóvenes de ahora debemos aportar nuestra imaginación para proponer cosas nuevas, que no repitan en sus historias versiones de lo que se ha dicho sino que produzcan nuevas emociones y nuevos conocimientos.

 

Andrés Angulo Linares
andresangulo@rugidosdisidentes.co
@olugnaelgato