Bruce Lee vale ‘mondá’

Bruce Lee vale ‘mondá’

«Lo muestra como un vulgar parlanchín arrogante que se ganaba la vida en series basura»

Por, Iván Gallo

Estoy obsesionado con Quentin Tarantino. Desde que vi en un cine de Cúcuta los créditos de Pulp Fiction nunca fui el mismo. Fue mi primer héroe cinematográfico. Por eso, cuando en septiembre del 2019 llegó a las salas de cine Erase una vez en Hollywood la vi seis veces. Luego, cuando la estrenó HBO, la vi ocho veces más. Me la sé de memoria. Y aun así no entendía cuál era la ‘güevonada’ de que Tarantino le diera por novelar la película.

En los años setenta este fenómeno editorial era un truco barato para vender libros. El más lamentable de todos era el de El último tango en París. Era adaptar malamente el guion a un lenguaje tan poco compatible como es la novela. Se le notaban los hilos, la improvisación, las ganas de explotar a como diera lugar el éxito de la película de Bertolucci. Por eso, con sincero escepticismo abrí la novela que regaló mi esposa y empecé a leer.

A pocos les va a gustar esta reinterpretación de Tarantino de una de sus historias más esperadas y trabajadas. Hay que entender primero el contexto. En 1969 todas las ilusiones se marchitaban como flores en desierto. El viejo sueño sesentero se moría en unos cuantos meses. Si bien hubo una explosión de color con Woodstock, Altamont y el asesinato por parte de los Ángeles del Infierno del joven afroamericano Meredith Hunter mientras Keith Richards tocaba el riff de Simpatía por el Diablo, marcaba el fin de la era de Acuario. Sin embargo, lo peor estaba por venir.

Charles Manson, un piojoso hippie y aspirante a nuevo Bob Dylan, adoctrinó a una docena de jovencitas capaces de hacer lo que fuera para mantener contento a su amo. Una de las órdenes fue ir a la casa de Terry Melcher, productor musical que se había encaprichado con una de las chicas de Manson, y el sicópata aprovechó la situación para convencerlo de que le grabara un disco. Pero hubo un momento donde Melcher se cansó del clima de la casa Manson y lo mandó a la mierda. En venganza le envió la pandilla a su mansión en Cielo Drive. Lo que no sabía es que desde hacía seis meses vivía en esa casa Roman Polanski y su esposa Sharon Tate. Lo que sucedió en la satánica noche del 8 de agosto de 1969 forma parte de la leyenda negra de Hollywood.

Tarantino presentó, con su torcida imaginación, una fábula tenebrosa con final feliz a punta de lanzallamas, de la masacre de Cielo Drive. Sin embargo, los hilos que pudieron quedar sueltos en las películas, los une y completa en su espectacular novela, un homenaje directo a todos los que amamos Hollywood, la literatura Pulp y el cine de Roman Polanski.

Es increíble pero, Erase una vez en Hollywood, la novela, ahonda en temas deliciosos como el asesinato de Cliff, el doble de acción interpretado en la película por Brad Pitt, de su esposa, el alcoholismo de Rick Dalton, el decadente protagonista de The Bounty Law, encarnado por Leonardo Di Caprio y, sobre todo, usa todo el material de investigación que no pudo meter en la película para darnos uno de los mejores perfiles de Manson: un chulo poca cosa con un talento mediocre que usó a sus chicas para convencer a un productor de grabar sus discos.

Pero lo mejor fue que se cagara encima de Bruce Lee. Considerado un maestro de las artes marciales, el sensei de toda una generación, lo muestra como un vulgar parlanchín arrogante que se ganaba la vida en series basura como El avispón verde  y dándole clases de karate a medio Hollywood mientras, intentaba en vano, convencer a productores de que lo convirtieran en una estrella de cine.

Los que amamos el cine de Tarantino no nos sorprendemos de que sea un novelista de primer nivel. Con esos diálogos que llevan sus guiones era fácil pensarlo. Ahora, cuando piense retirarse de los platós, disfrutaremos de una de las prosas más poderosas de América. Lo hará cuando tenga 60 años, una edad demasiado tardía para cualquier cineasta, teniendo en cuenta la energía que deben desplegar, pero demasiado joven para la soledad y la energía contenida que debe tener un escritor.

Bienvenidos al universo Tarantino.

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