Abro mi WhastApp. Veo las conversaciones que he tenido durante el día: ‘Gloria’ (Cómo odio a Gloria); ‘Sebas’ (mi mejor amigo); ‘Mamá’ (cómo odio la sopa de mi mamá); ‘Juan’, ‘Carlos’, ‘primo” y ‘Rubén’ (unos equis, ni quitan ni ponen); ‘Video Tienda’, (donde compro videojuegos, camisetas, afiches, etc.) y ‘Jaz’… (mi eterna, platónica y etérea Jazmín).
¡Uf!, su foto de perfil me enloquece. Su pelo negro crespo cubre un cuarto de su rostro; siempre hace una mueca muy ligera con sus labios, una leve curvatura deja al descubierto una sutil sonrisa, los hoyuelos de sus mejillas le dan un encanto difícil de definir. Por último están sus ojos: grandes y hermosos, en ellos no se refleja maldad alguna.
“Escribiendo…”
Está escribiendo Jazmín. Hace días no hablamos, mis soliloquios hoy por fin dieron resultado. Mientras espero su mensaje, miles de pensamientos se cruzan por mi cabeza: ¿Qué estará escribiendo?, ¿que me ama?, ¿que sabe que podemos ser felices?, ¿que me extraña?, ¿que me desea? ¡Mierda! A veces siento que me mira de manera diferente.
“Escribiendo…”
¡Carajo! También está escribiendo Gloria.
—Holiiiis —escribe la maldita de Gloria— ¿Estás ocupado, lindoooo?
¿Que si estoy ocupado? Por supuesto que estoy ocupado. Pienso en Jazmín. Imagino su pelo negro sobre mi pecho, mientras vemos televisión y beso los hoyuelos de sus mejillas. Bruja.
—Hola, Pipe —escribe Jazmín— ¿Estás ocupado?
Sonrío. Me encanta que me escriba. Si Jazmín supiera lo feliz que me hace cuando veo un mensaje de ella, no dejaría de escribir. Cuánto quisiera que tuviera la misma persistencia de Gloria.
—Amooooooooooor —escribe Gloria en un siguiente mensaje, el cual acompaña con un estúpido emoticón de abrazo. ¡Odio ese emoticón! Es para retrasados.
—Amooooooor ¿Por qué no me contestas? —Continúa la muy puta en otro mensaje. Por supuesto, va seguido de más emoticones estúpidos.
Gloria escribe con una velocidad endemoniada. Supiera la ansiedad que me produce cuando me escribe no se atrevería a hacerlo.
—Hola, Jaz —escribo en el chat de Jazmín.
—¿Bebé, ya te fuiste a mimir? —me sigue acosando Gloria. Línea por línea. Mensaje por mensaje. Emoticón tras emoticón.
—«¿Mimir? ¿Lindo? ¿Bebé? ¡Maldita, maldita! ¡Cállate, bruja!» —pienso.
—«¿Por qué no la matas?» —Me pregunta el insecto.
—«Vete a la mierda» —le respondo— «sabes que no es el momento».
—Pipe, háblame… ¿Tas bravito? —me pregunta Gloria y envía un emoticón de ojos grandes y llorones.
—«¿Que si estoy bravo? ¡No! No estoy bravo, solo quiero matarte» —pienso.
El insecto debe estar riéndose de mi suerte. Mientras observa mi comedia debe estar tragando palomitas. ¡Lo odio!
—¿Qué tal tu día, Pipe?— pregunta Jazmín.
—No, amor. No estoy bravo ¿Cómo crees? —Al fin le respondo a Gloria— si haces de mi vida un lugar feliz, cómo he de estar bravo contigo, cielo.
Acompaño el mensaje envío un emoticón besucón, espero que eso sea suficiente para que deje de joder.
—¿Qué haces, bebé? —pregunta Gloria
—«Pensar en Jazmín y en la inocencia de su rostro» —pienso.
—Nada, cielo. Trato de distraer el dolor de cabeza pensando en ti —le respondo.
—Qué lindoooo, mi bebé hermosho —continua Gloria.
—«¿Hermosho? ¡Ja, Ja, Ja!» —dice el puto insecto.
—«Alimentándote de mierda no tienes mucho de que reírte, pendejo» —le respondo.
¿Qué me pasa? ¿Ahora hablo con el escarabajo? A este paso terminaré por adoptarlo, ponerle un nombre y sacarlo a pasear. Las estupideces que pienso, de cuando en cuando, me hacen sonreír.
—Bien, tengo un poco de dolor de cabeza —le respondo a Jazmín.
—¿Y eso? ¿Desde cuándo? —Me dice Jazmín y lo acompaña con una emoticón de ojos grandes y llorones.
¿Por qué no me dice “liiindoooo” como lo hace la estúpida de Gloria, me llevaría hasta el cielo. Cómo me gustaría que prolongara las vocales.
—«¡Hipócrita!» —Me grita el escarabajo, mientras lo siento vibrar en mi cabeza.
—«¡Cállate!» —Le respondo.
—Desde hace dos semanas tengo un puto dolor de cabeza que la hace vibrar— le respondo a Jazmín.
El insecto deja de joder.
—¡Ay, pobre!—exclama, seguido de un emoticón de abrazo.
—«¡Cómo amo ese emoticón! Ven, abrázame, Jazmín» —pienso.
—«¡Hipócrita!» —me reclama el escarabajo— «¡No tienes criterio, pelmazo!».
—«Cállate» —le respondo— «todo lo que venga de ella me sabe a gloria».
—«Pero si odias a Gloria, infeliz» —me responde— «¡Ja, Ja, Ja!».
—¡Cállate de una puta vez! —grito con furia y me golpeo la cabeza con el puño. Definitivamente no fue una buena idea.
El insecto aletea.
—H —escribe Gloria.
¿H? ¿Qué demonios significa la H? ¿Se desmayó antes de escribir “Hola”?
—O
—L
—A
—¿Qué estás haciendo, Felipe? —finaliza Gloria su emboscada y cierra con un emoticón de ojos recriminadores.
—Amor, sigo leyendo —le respondo. En mi mente completo el mensaje con un “bruja enferma”.
—¿Leyendo? —Pregunta Gloria.
—¿Leyendo? —Pregunta el insecto.
Quedo mudo. La cagué.
—¿Qué puedo hacer para que se te pase el dolor, Pipe? —Me pregunta Jazmín.
—«Ven a mi casa, hazme el amor; dime cuánto me amas; quédate para siempre conmigo» —Pienso en voz alta.
—¿Qué pasa, Felipe? —Pregunta Gloria.
Solo me dice Felipe cuando está molesta. ¡Mierda! La cagué.
—¡Responde! —insiste.
—¿Un insecto te comió la lengua? —Sigue preguntando.
—¿Un insecto te cortó los dedos? —Sigue con su interrogatorio. Esta vez el emoticón que acompaña su mensaje es uno de enfado.
—«¡Cállate! No es asunto tuyo». —Grita el escarabajo en mi cabeza.
—Con que sigas conversando conmigo es suficiente —le respondo a Jazmín, seguido de un emoticón sonriente.
La presencia de Jazmín en mi vida es más importante de lo que pudiese imaginar. Desde el primer día me atrapó. Hace dos años llegó al colegio y desde ahí traspasó mis sentidos. Este año nos graduamos y me entristece pensar que se marchará y que quizás no volveré a saber nada de ella.
—«Quédate, no te vayas»— repito en mi mente.
—Eres un lindo, Pipe— me responde y finaliza con un emoticón besucón.
—¡Felipeeeeeeee!— reclama Gloria.
—«¡Maldita sea! ¡Lárgate a la mierda, Gloria!» —Grito en mi mente y siento el insecto revolotear en mi cabeza.
—Moorrrrrrrr, la cabeza está que se me estalla —le respondo suplicante y en la siguiente línea envió uno emoticón de cara triste.
Odio tener que fingir para Gloria. Caer en su juego para que se sienta tranquila me enferma. Cada vez que le digo “te amo” siento ganas de vomitar.
—OK —responde.
—En serio, mooooooorrrrrr —insisto con mi suplica— sabes que te amo, ahora más que nunca.
Espero que con eso deje de joder. Solo responde con el emoticón de ojos grandes y llorones.
—¿Qué haces? —le pregunto a Jazmín.
—¿Quieres te conshenta, bebé? —Me pregunta Gloria— Si quieres jugamos un ratito.
Jazmín abrió el mensaje, pero no me respondió.
¡Mierda! Gloria no se rinde. Después del mensaje me manda una foto de una de sus tetas desnudas. No sé si es la derecha o la izquierda, pero logra excitarme. ¡Me emputa que logre excitarme!
—¡Wow! —le respondo.
Las tetas de la gorda calenturienta me excitan, a Jazmín la amo.
—«Deseas comerte a Jazmín. No lo niegues»— me reclama el insecto.
—«No es cierto, a ella la amo» —le respondo— «solo deseo una vida con ella».
—«Para cogértela todo los días»— insiste.
Trato de contradecir al insecto, pero mi mano me traiciona y empiezo a acariciarme el pene.
Por, Andrés Angulo Linares
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2 Comentario
Quiero más
Pleno. Creo que Jazmín… Será igual que Gloria… Pendiente aquí del próximo episodio.