(Bogotá, D.C, Colombia)
Por, Ingrid Reyes
La pandemia del COVID 19 nos mantuvo encerrados. Alejados no solo de nuestras familias, amigos y seres queridos, sino del medio ambiente. Durante esta etapa de nuestras vidas muchos pudimos ver cómo los animales regresaban a sus territorios, sin miedo de la presencia del ser humano. Recuerdo ver videos en donde los delfines regresaban a ciertas partes del mar y hasta animales que caminaban en zonas urbanas tranquilos de no ver a los seres humanos.
Se podría llegar a pensar que fue un tiempo en donde estuvo encerrado el ser que más daño le ha hecho al planeta; permitiendo así pensar a los animales que era posible nuestra extinción.
Durante la pandemia mi hija tenía aproximadamente cinco años y un deseo por reencontrarse con sus amigos del jardín que próximamente iniciarían los estudios primarios en diferentes centros educativos. Esta necesidad por socializar con sus amigos, me motivo a crear un grupo por WhatsApp de mamás el 12 de septiembre de 2020 bajo el nombre de ‘Domingo de Amigos’. En este, organizábamos las caminatas ecológicas para el último día de la semana; fijábamos hora y lugar de encuentro. Siempre llevábamos mecato para compartir, agua, gel antibacterial, tapabocas, una pelota, paraguas, energía y actitud.
Las caminatas ecológicas se realizaban en una parte del Humedal Jaboque, el que queda de camino al puente de Guadua; denominado por los muiscas como Tierra de abundancia.
«El Parque Ecológico Distrital de Humedal (PEDH) Jaboque cuenta con la máxima certificación ambiental a nivel mundial RAMSAR, como resultado del trabajo que se viene adelantando para la conservación de la biodiversidad en estos espacios considerados Áreas Protegidas del Distrito, que hacen parte de la Estructura Ecológica Principal de Bogotá.
Este humedal fue declarado Parque Ecológico Distrital de Humedal mediante el Decreto 190 de 2004 dentro del Plan de Ordenamiento Territorial donde también se establece el régimen de usos para este ecosistema… Otro factor importante es su valoración arqueo-astronómica del emplazamiento monolítico del humedal de Jaboque – Engativá que demuestra que: hizo parte de un complejo ceremonial muisca, que junto al emplazamiento monolítico, debe constituirse como zona de protección histórico-arqueológica ante las autoridades competentes (Universidad Nacional 2005)» Fuente: https://ambientebogota.gov.co/humedal-jaboque
Durante nuestras aventuras nuestros hijos eran felices, no solo por compartir con sus amigos; sino por las innumerables veces que paraban para mirar el comportamiento de un animal, por pequeño que fuera, desde una hormiga, una araña, una abeja, un caracol, libélulas azules y rojas hasta Curis, Buhos, Tinguas entre otros; despertando en ellos la curiosidad de preguntar ¿cómo se llama el animal?, ¿qué come?, ¿tiene mamá y papá?; entre otras curiosidades.
Verlos aprender a respetar la naturaleza. Verlos aprender sobre la naturaleza me hacía querer conservar las caminatas ecológicas para dejar una enseñanza en los niños, para dejar la conciencia de la importancia de respetar a todos los seres vivos. Así como la importancia de enseñarles el papel que estos hacen en nuestro ecosistema.
Nunca olvidaré la emoción que sentí cuando los amigos de mi hija encontraron la casita de los Curis. Fue algo hermoso ver los agujeros en el pasto, verlos salir y entrar. Tampoco olvidaré cuando vimos a los Búhos. De verdad que la naturaleza nunca deja de sorprendernos. Esta parte del Humedal Jaboque que siempre recorríamos, estaba lleno de diversos sonidos de la naturaleza no solo el canto de las aves, sino el sonido de los insectos.
Por el Humedal aprendí, sin ser yo ambientalista ni ecologista, que cuando llueve mucho salen los sapos. Lo sé por qué en las noches los escucho croar. Por el Humedal Jaboque conocí a la Culebra Sabanera, sí, a la Culebra Sabanera. Una culebra de color marrón a la cual le encanta las zonas húmedas, por eso habita en los humedales. No es venenosa y su contribución al ecosistema es que esta especie come cucarachas, gusanos, moscas, arañas y «son de una invaluable importancia ecológica para los ecosistemas». Fuente: Preservación y cuidado de la culebra sabanera en Bogotá | Bogota.gov.co
Por el Humedal aprendí también sobre la Tingua, un ave que jamás antes había escuchado, ni visto. Un ave de hermosos colores en su pico y peculiar tamaño que en muchas ocasiones he visto junto a sus polluelos.
Lastimosamente el Humedal Jaboque, así como me ha dado tantas alegrías que aquí describo, hoy me ha dado tristeza, impotencia y dolor. Hoy la parte que mi hija y yo caminábamos ha desaparecido. Las máquinas amarillas llegaron, las maquinas silenciaron esta parte del Humedal. Hoy el Humedal me enseñó la importancia de las Tinguas.
«Es una de las aves emblemáticas de la sabana de Bogotá que ha reducido su población por quedarse sin sitios para anidar. Tanto así que ya es catalogada como una especie en vía de extinción. Es endémica de los humedales del altiplano cundiboyacense, es decir que no habita en ningún otro sitio del planeta» Fuente: Tingua bogotana, a punto de extinguirse (semana.com)
Hoy el Humedal nos reclama a todos los que hemos pasado por su camino, escuchando sus sonidos y apreciando su belleza, retribuir en algo, hacer algo de manera legal y pacífica por lo que está pasando en el territorio. El agua ya no está, los animales tuvieron que migrar a otros lugares forzados por nosotros los seres humanos. No se sabe cuántas especies fueron afectadas por esto, no se sabe cuántas perdieron a sus familias, a sus crías. No se sabe y jamás lo sabremos.
«Le mostraba a mi hija cómo quedó el humedal después de que entraron las máquinas. Mi hija lloraba y me preguntaba “¿qué pasó con los huevos de las aves, mamá?; ¿qué pasó con los sapos?; ¿quién le hizo esto al Humedal?”»
El hecho de que los animales no se comuniquen como nosotros, no quiere decir que no sientan. ¡Sí, sienten! sienten soledad, sienten temor; no entienden qué pasó, no entienden las máquinas. Las entidades a cargo de esto tienen sus argumentos.
Nuevamente lo indico, no soy ambientalista ni ecologista, soy una ciudadana más que ve, que observa, que identifica claramente como era esta parte del humedal y como está hoy. Soy una ciudadana más que quiere pedirte el favor de que tengas CONCIENCIA, que entiendas que sin la naturaleza estamos destinados a morir; Que los humedales son pequeños pulmones que tenemos dentro de nuestra ciudad; Que no es momento de callar. es momento de preguntar, de investigar, de indagar.
La naturaleza también tiene derechos, también tiene voz. La naturaleza también merece respeto.
Te comparto mis dos poemas que hice en honor al Humedal Jaboque:
CONCIENCIA
Jaboque Humedal.
Tierra de abundancia,
te suelen denominar.
Jaboque,
me desperté
para poder entender
lo preciado de tu ser.
A la Tingua entre tus causes encontré
junto al rio pude ver
el legado de su ser.
Jaboque,
caminé y me tranquilicé
con la belleza
que no solo en tu amanecer
a nuestra ciudad sueles traer.
Jaboque,
me equivoqué
porque tan solo hoy valoré
lo valioso de tu ser.
RESPONSABLE
Ancestrales
canciones.
Ancestrales
oraciones
llenas de respeto
hacia la tierra sin un dueño.
Se borraron con el viento
y el poder por el subsuelo.
En donde ya las oraciones
son a las licencias
que algunos pocos
quieren sin pretextos.
Ancestrales
Canciones.
Ancestrales
Oraciones
Ancestrales
siempre fueron
en donde el hombre y el suelo
siempre se miraron con respeto.
Ancestrales
siempre fueron
aquellos hombres
que con sentimientos
entendían su lugar y su puesto
en este gran mundo
llamado UNIVERSO