Parte II
Los dos últimos días de Rock al Parque 2025 dejaron postales atravesadas por otras vertientes del rock. Del indie al rock alternativo
Por: Olugna
Postal 9. Buha 2030: entre la libertad del montañas y la fusión moderna
Es una de las pocas excepciones que no son cobijadas por la amplia sombrilla del rock ‘n’ roll. Su sonido es diferente y conecta desde otras perspectivas con el público que acudió a la cita de la segunda jornada en el festival. Saxofones y otros vientos comparten escenario con percusiones y guitarras. Buha 2030 exhibe su performance conceptual en el escenario Eco a las cinco y treinta de la tarde de un domingo donde la lluvia ha sido la constante.

Sin embargo, su propuesta, atravesada por un collage de posibilidades sonoras, es definida por sus integrantes como rock latinoamericano del futuro. A lo mejor no se equivocan: los nuevos públicos están creando―para pesar o alivio―otras estéticas al género que nació entre guitarras, baterías, bajos y letras atrevidas.
Postal 10. Chimó Psicodélico: el galope del rock atravesando la llanura
A su espalda no se alza una catedral en medio del desierto. No luce una melena rizada y desordenada. Su atuendo no es un retrato de la década rebelde de los 90. Sin embargo, el riff con el que atraviesa la canción en este momento, sobre la tarima del escenario Bio, es un reflejo de libertad, un ‘Galope Gris’ en el que el rock ‘n’ roll cabalga los llanos orientales colombianos en compañía de los sonidos que identifican un extenso territorio que se extiende hasta Venezuela.

El brío que demuestra Chimó Psicodélico le ha permitido fijar una huella en una escena difícil que no da mucho espacio a la ritmos folclóricos. El joropo forma parte de la identidad de la agrupación formada en Arauca; la fusión de sonidos y armonías con instrumentos autóctonos una consiga de libertad y virtuosismo; el rock, el rumbo que ha perseguido desde 2011.
No hay límites establecidos para la música. Menos para el rock ´n´ roll. En ocasiones, la bandola llanera es capaz de construir riffs y la guitarra eléctrica puede zapatear en el joropo.
Postal 11. El Mato a un Policía Motorizado: la vibración del indie como cierre una jornada taciturna
La lluvia, al igual que la sonoridad del indie, atravesó la jornada de un domingo bastante liviano, en cuanto a la explosión observada el día anterior. El gris del día, fue el telón preciso para el segundo turno en Rock al Parque. En la tarima del escenario Bio, desde La Plata, viajó El Mato a un Policía Motorizado para recorrer más de 20 años de trayectoria musical.

Su sonido es tranquilo. Su motivación no es sacudir con estridencias, sino construir un camino hacia la melancolía a través de la profundidad de los sintetizadores propios del género. La euforia, no siempre, se manifiesta sacudiendo la cabeza, también lo hace cuando una canción es interpretada al unísono entre el vocalista y su público. Pueda que la vida se resuma en estados donde no se sabe a ciencia cierta si va ‘Más o Menos Bien’ o que el amor, en ocasiones, no sea más que un ‘Diamante Roto’, pero siempre se habrá una lírica intensa del indie como refugio.
Postal 12. Metal Sevicia: el barrio como insumo inagotable del metal y una tarima para entregarlo al público
Dolfus recorre la tarima de extremo a extremos. Su voz es su instrumento. El rock duro, en todas sus expresiones, la estructura que da cuerpo a Metal Sevicia. Las etiquetas están de más cuando el mensaje es lo que importa. Desde el punk hasta el metal, la agrupación nacida en Soacha lleva 15 años caminando y retratando el barrio desde sus vivencias. Así se demuestra en ‘Ciudad Miseria’, sencillo publicado en 2012, y se reafirma en ‘Huésped Corpus’, su disco más reciente presentado en 2025.

El escenario Bio recibe a los integrantes de Metal Sevicia con una presencia de público importante para la primera banda en el último día de Rock al Parque.
Postal 13. Rex Marte: el futuro, los videos juegos y otras narrativas geek, retratadas desde el rock alternativo
La pelea que es proyectada en la pantalla terminará con una fatality. En la tarima, cuatro músicos personifican a una tripulación que ha viajado hacia el pasado. Su intención: retratar a través de una narrativa atravesado por la música, la literatura y la cultural geek, la confrontación del ser humano con el cosmos y la naturaleza. No son androides, pero el futuro es su territorio.

Entre las atmósferas etéreas del rock alternativo, vibraciones electrónicas y la densidad del metal, Rex Marte ha construido y desarrollado un concepto que no pasa desapercibido. Es una experiencia inmersiva que, para este instante, en el escenario Eco a las tres da la tarde, es una invitación a abordar esa nave futurista que viajó desde Cali para presentarse en Rock al Parque.
Postal 14. Somer: el rock también sabe vestirse de corbata
La uniformidad de las camisas y los jeans blancos, junto a las corbatas negras que lucen Iván, Pablo, Jorge y Jairo, es una representación irónica al temor que provoca dejar los sueños sepultados bajo un arrume de documentos. Somer, agrupación nacida en tierras quindianas, se presenta en Rock al Parque como invitada nacional.

Sus canciones son enérgicas y combinan las texturas del punk y el rock. Somer es joven aún, pero ha dejado huella en diversos escenarios colombianos. El turno, en esta ocasión, fue para la edición 29 del festival que se convirtió patrimonio cultural de los bogotanos. Aunque se vista de corbata, un rockero buscará la forma de conectar con su espíritu rebelde.
Postal 15. El acordeón: un foráneo de visita en Rock al Parque gracias a El Gran Silencio
Es una coreografía espontánea guiada por el sonido del acordeón que rinde homenaje a la cumbia colombiana, al tiempo que abraza otros géneros igualmente rebeldes, pero más escandalosos. El Gran Silencio vino desde México para hacer un baile en el lugar donde normalmente el pogo sacude cabezas. Su sonido, desde su formación en 1992, recoge diferentes expresiones sonoras.

Faltan tres agrupaciones más para finalizar la edición 29 de Rock al Parque. ‘Chuntaros Style’, ‘Dormir Soñando’, entre otras canciones que trajo consigo El Gran Silencio, son el preámbulo a un cierre que será protagonizado por Don Tetto, La Derecha y Cuarteto de Nos.
Postal 16. ‘Yendo a la casa de Damián’ bajo la lluvia y el rock alternativo
Es la última canción. La respuesta a una petición tradicional cuando el público quiere prolongar cuatro minutos el final. ‘Yendo a la Casa de Damián’ es, a la 10 de la noche, la banda sonora de clausura a tres días de una versión más de Rock al Parque. Entre comentarios incesantes en redes sociales buscando una razón para quejarse, de las críticas orientadas a mejorar la experiencia, las palmadas en la espalda que no quieren quedar mal con nadie y otra lista extensa de circunstancias, el festival se resume en las postales de esos pequeños instantes que se quedarán en la memoria un largo rato.
Una postal dorada. Los nuevos públicos continuarán escribiendo la historia de Rock al Parque
Sus rostros pintados, sus outfits y su pasión en cada presentación no dista de la que caracterizó los primeros conciertos que observaron los más veteranos. La pasión es la misma, pero cada generación le da un sello identitario. El rock no ha muerto, tampoco lo hará. Solo es vivido por los más jóvenes de forma diferente.
Esos chicos y chicas que recorrieron los escenarios del festival durante tres días dan sentido al Rock al Parque y a los festivales que se realizan en las diferentes localidades de la ciudad a lo largo del año. En ese público joven se concentrará la fuerza de la música en un futuro cercano.

Los más viejos están de salida, sus reflexiones ―las más sensatas― seguramente contribuirán al fortalecimiento de esos espacios; pero serán ellos, los más jóvenes, quienes escriban los rumbos venideros en la inmensa historia del rock, y todas sus expresiones, en las próximas décadas.
Una postal gris. Una zona que rompe la experiencia del público con su artista
Llegar desde el comienzo del festival, sin importar el clima, ya sea para asegurar el mejor puesto para ver a las agrupaciones que encabezan el cartel o para apoyar de manera genuina a los artistas locales, es una acción que deber ser valorada. En esas primeras filas de personas, en su mayoría jóvenes, se encuentran aquellos que seguirán portando el lenguaje del rock ‘n’ roll, aunque en sus playlist haya lugar para otras expresiones musicales. Están en su derecho. Esos pelados y peladas, deberían estar más cerca de la tarima en el escenario Plaza.
Sin embargo, desde hace mucho, su experiencia se ha visto interrumpida por una bardas que los dejan lejos del escenario que no les cobra dinero para dejarlos entrar, pero que están pagando con su tiempo y disposición. La zona mal llamada VIP, que es ocupada por periodistas, fotógrafos e invitados ―que solo aparecen en los conciertos más relevantes―, se convierte en un frío retrato ―uno de tantos― del arribismo que caracteriza a una gran parte de la sociedad del país.
Está última postal si bien no empaña el esfuerzo que conlleva un festival de las dimensiones de Rock al Parque, opaca la experiencia. No es una denuncia esporádica. Versión tras versión se suman quejas. El comportamiento de algunos invitados es vergonzoso: consumo de droga, alcohol, amagues de pelea y obstrucción a los periodistas y fotógrafos que intentan realizar su trabajo, son frecuentes.
Durante el cierre de Cuarteto de Nos, Zulma Palacios, colega que dirige Mochila Wild, fue agredida por una de las invitadas: una mujer con manilla de acceso que intentó quemar el cabello de la periodista. Es un tema delicado que merece la atención de Rock al Parque IDARTES.