Su muerte me duele y en algún punto encuentro simbólico el hecho de que me aleje de Chiapas mientras él también se aleja de este mundo.
Resumen de un viaje que marcó mi vida.
En Febrero del año 2017 viajé a Ciudad de México CDMX a presentar un examen de admisión a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el proceso, un trabajador de la empresa de autobuses en el que iba a viajar robó mi boleto de regreso, cancelándolo y obligándome en ese momento a comprar otro, pues se había ocupado el asiento y no había oportunidad de recuperarlo. Hablando con la encargada del lugar, me ofreció uno a mitad de precio en lo que se llevaba a cabo una investigación para esclarecer el asunto, pero como no tenía más dinero, le pedí prestado a un amigo chiapaneco que en ese momento me depositó, con lo que pude comprar un pasaje de regreso.
Por medio de un correo electrónico posterior a mi llegada a ciudad de Lerdo, me notificaron que mi dinero sería repuesto en su totalidad, además me regalaron un boleto a cualquier parte de la república mexicana donde tuviesen servicio. Ese día decidí emprender un viaje a San Cristóbal de las casas, Chiapas, destino turístico internacional y de gran peso cultural.
Quería partir solo y verme en Chiapas con mi amigo –el que me prestó en la terminal de CDMX–, pero la verdad es que en ese momento estaba enamorado de una chica y al final decidí cancelar el viaje con él y partir con ella a finales de Junio hacía este hermoso lugar.
Anotaciones en el diario personal
Jueves, 08 de junio de 2017, 00:07 A.M.
Tengo a Malibú a mi lado y está intentando no dormirse. No lo logró. Escribo poco en mi cuaderno por ahora, listo mis lecturas y aún no termino.
Hace ocho días cumplimos ocho meses de noviazgo con Silvia; parece que pronto viajaremos y la relación va bien. La quiero y me quiere, me acepta y es cariñosa, aunque es celosa, y a veces se descontrola, pero ¿Quién no? amo a mi niña.
El lunes envié libros por correo a la hermana de un Ingeniero con quién en el pasado intercambiamos lecturas.
Jueves, 22 de junio de 2017, 20:17 P.M.
Hoy fui a buscar los boletos a la terminal de autobuses, mis cortesías y los que se necesitan para ella, aunque no parecían querer dármelos, el nombre de Iliana Chama, encargada de grupo ADO, obró como una especie de palabra mágica ante la cual no les quedó de otra.
Así mismo tengo la reservación para casa Bugambilia, he depositado la mitad y nos esperan el día 27 de este mes, tenemos listo dinero, ropa y una cámara, no sabemos exactamente qué esperar. Volvemos en tres días.
Miércoles, 28 de junio de 2017
Recién llegamos a San Cristóbal hacia las 2:00 a.m. el departamento está excelente, la cocina está perfecta, justo ahora son las 12:42 p.m. y nos alistamos para salir a conocer el pueblo. Silvia está hermosa.
Crónica
Me di la oportunidad de conocer un lugar mágico en su totalidad, las calles adoquinadas sostienen un grupo heteróclito de personas y ves lo mismo un guatemalteco que un australiano comprando ropa local, indígenas pasando con artesanías –hermosas, coloridas– y miro al cielo para disfrutar del sol de la tarde, el departamento está muy cerca del centro histórico y nos permite perdernos en éste sin problema. Llegado un punto topamos el callejón Guadalupe, donde no hay espacio para autos, sólo para decenas y decenas de personas de toda nacionalidad y origen, oigo acentos del norte del país, lengua zoque, lengua maya, inglés, francés y en algún punto de mi recorrido me parece oír alemán.
Sobre esta calle venden pizzas, vino, ropa, collares, dijes de ámbar y piedras preciosas, recuerdos, comida y un sinfín de cosas geniales, aunque un poco caro, no excede el precio habitual, al final del callejón se encuentra el parque principal y enfrente ocupando toda la cuadra del lado derecho está la iglesia –una de muchas– a la cual entramos para admirar el arte que recubre paredes y el altar principal.
Salimos de la iglesia por la parte trasera, en el costado izquierdo del parque, caminando hacía una plaza descubrimos un museo que alberga la historia del origen y sucesivos acontecimientos importantes dentro de la ciudad, nos enteramos que ha cambiado al menos seis veces de nombre, del cual sólo recuerdo uno: Ciudad Real, titulo concedido por un rey al visitarla y que se conservó largo tiempo hasta la época de la evangelización.
Regresando hacia el parque y a la izquierda del callejón del cual salimos hay una calle que nos lleva a otra zona más calmada, se ven menos turistas pero al igual que el centro de la ciudad es impresionante, pasando la zona de bares encontramos museos dedicados a la venta y exposición de collares y adornos hechos con ámbar, piedra preciosa de origen vegetal y que en México se extrae casi en su totalidad de esta zona del país, resisto mi impulso de gastar cinco mil pesos en un collar para ella y nos vamos caminando más abajo, dos cuadras después descubrimos una tienda de dulces y pronto estamos comprando canastas y llenándolas de estos, pues son baratos y al parecer muy tradicionales. Hay unos de miel, gaznates, cocadas, de membrillo, de chocolate y unos que en el museo aparecían como típicos de la zona, hechos de yema de huevo y muy dulces con formas variadas como gallinas, corazones, plátanos, manzanas, duraznos, entre otros; mismos que anteriormente se acostumbraban regalar a las chicas jóvenes por parte de algún pretendiente.
Preguntando encontramos un mercado local muy bonito donde venden elotes asados, verduras, rambután, cocos, tamales, y algo que me explota el cerebro: Nucus, hormigas negras, tostadas al fuego y que se venden por 1.000 pesos el kilo, afortunadamente el señor las vende por pequeñas cantidades y más por curiosidad que por antojo nos compramos un par de bolsitas que conservamos hasta la vuelta a nuestro estado. Así mismo encontramos gusanos tostados que al igual que las nucus se comen bien, pero no nos atrevimos a tanto en ese momento.
Regresamos a la casa y ya con más calma observamos el patio, posee un hermoso tiesto de bugambilias color lila, de la cual obtiene su nombre, un duraznero en flor y un árbol de limones, así mismo mesas de patio en las cuales se puede comer cómodamente.
Al día siguiente volvemos al centro ya con la clara decisión de comprar dulces de recuerdo para nuestras familias, gastamos un par de pesos en un suéter genial para ella, una muñeca para una amiga y para mí un pequeño jaguar, un dije de ámbar y una pulsera. Compramos tamales para comer en un lugar que superó ampliamente nuestras expectativas, Silvia conoció ese día el agua de tascalate, una bebida típica chiapaneca hecha de achiote y pozole.
La verdad es que el último día sólo tuvimos una misión: Comprar tamales. Nuestro autobús de regreso salía temprano y no nos dio mucho tiempo de seguir visitando, sin embargo, aprovechamos el rato para comprar unos que a ella le gustaron mucho y que quería traer. Compró diez de fresa, diez bola, cinco de frijol con queso y si mi memoria no falla, unos cuantos de camarón. Volvimos al departamento para entregar las llaves y es cuando mi celular empieza a sonar con mensajes extraños. Mi amigo no aparece. Me comunico con más amistades de la zona y sobre la hora de abordar el autobús me entero que fue secuestrado, torturado y asesinado en Tapachula, una ciudad fronteriza de Chiapas que colinda con Guatemala, quedo en shock y durante todo el trayecto de vuelta tengo un regusto amargado en la boca, su muerte me duele y en algún punto encuentro simbólico el hecho de que me aleje de Chiapas mientras él también se aleja de este mundo.
Anotaciones en el diario personal
Viernes, 30 de Junio de 2017
Aunque el viaje fue genial, quiero dedicar unas líneas a una persona maravillosa. Se llamaba Rigoberto Orozco, lo conocí por Twitter a principios del año pasado, a partir de las redes sociales entablamos amistad y me invitó a conocer Chiapas.
La primera vez fue en Septiembre del 2016, me invitó a Tapachula y aunque con pocas expectativas terminé enamorándome de un increíble lugar, visité zonas arqueológicas, Tuxtla Chico y pasé al país de Guatemala, tiempo después, vino a mi estado a conocer mi ciudad y lo llevé por distintos lugares, de los cuales creo se llevó también buenos recuerdos.
De ese tiempo para acá tuvimos una relación de amistad y trabajo la cual se mermó un poco por el hecho de que se enamoró de mí. Y aunque no le correspondía le quería y apreciaba más de lo que él se imaginaba. Justo en el viaje a San Cristóbal dejé de escribirle porque iba con Silvia, y él, noble, sólo me pedía que le contestara, la cuestión es que no lo hice y el Jueves en la mañana fue encontrado en Tapachula, muerto, con signos de tortura, de golpes, despojado de todo y tirado en la mitad de una calle de terracería.
Lunes, 3 de Julio de 2017
Respecto al viaje: Fue mejor de lo esperado, compramos artesanías, ámbar, comida típica, visitamos el museo y cenamos en un restaurante italiano. Como recuerdo le traje a Claudia una muñeca y a mis papás y mi abuela unas cestas con dulces.
También traje Nucus (hormigas) y muchas ganas de repetir el viaje, a Silvia parece que le ha gustado.
Crónica y fotos: Irving Pacheco Gutiérrez