Ya van tres años desde la reactivación más contundente de Herejía como agrupación, si bien no abandonó los escenarios tras su fundación hace más de 25, su continuidad ha tenido un desarrollo turbulento, historia propia de muchas de las bandas pioneras del género en el país, donde algunas se han quedado por fuera y otras se van despidiendo del camino, como Darkness y Neurosis que se dijeron adiós este 2017. Herejía ha decidido volver y de qué manera.
Por, Luis Alfredo López
Vida y Muerte: clamando desde el Metal Sinfónico
Ya van tres años desde la reactivación más contundente de Herejía como agrupación, si bien no abandonó los escenarios tras su fundación hace más de 25, su continuidad ha tenido un desarrollo turbulento, historia propia de muchas de las bandas pioneras del género en el país, donde algunas se han quedado por fuera y otras se van despidiendo del camino, como Darkness y Neurosis que dijeron adiós en este 2017. Herejía ha decidido volver y de qué manera.
La agrupación bogotana de Metal Herejía, fundada por el docente y guitarrista Ricardo Chica Roa a principios de los noventa, y que participó en la segunda edición de Rock al Parque, regresó y como indica su más reciente trabajo Rensacentia, es un retorno de la tumba para brillar en medio de la oscuridad de un panorama en la escena local en la que abundan las producciones, pero no todas alcanzan ese rango de calidad que pueda colocar su música en un nivel internacional.
Herejía retornó a Rock al Parque este año con una de las presentaciones más aplaudidas del día sábado del Metal, tocó después de la despedida de Darkness, y se destacó sin ser opacada por tan conmovedora presentación. La razón, la banda se encuentra en un punto muy adecuado de entendimiento musical entre sus miembros, que hemos podido constatar en festivales locales como USMETAL o Rock INC, siendo una de las bandas del momento junto con Implosion Brain y Umzac, por ejemplo, que se vislumbra ante el público como una agrupación nueva y joven, pese a su larga trayectoria. La leyenda negra es, ante todo, una agrupación de sangre renovada que trae una propuesta contemporánea de alta calidad y que aborda, por igual, pasajes melódicos, Death, Black o simplemente Heavy.
Entremos en materia, este disco advierte ser uno de los mejores del año, cabe destacar que el mismo, es producto de un trabajo de varios años en los cuales, bajo la preconcepción de Ricardo, se fue incubando hasta lograr, en términos compositivos, un excelente producto que pocos se han atrevido a abordar. Es un recorrido por la Música Clásica y el Metal, en el que fue necesario esperar a que se conjugaran las piezas correctas: músicos, capacidad técnica en el país y, como no, el apoyo del público. Así, quienes conocimos la banda cuando editó su primer y –hasta ese momento– único trabajo, el mítico Demo Tape Extractum Ex Infernis de 1993, hoy nos encontramos complacidos con esta producción.
Cabe decir que Renascentia In Tenibris no es, necesariamente, un disco conceptual o una Ópera Rock, pero tiene todo para serlo. Cada canción, si bien funciona por separado, es un álbum que tiene esa aura de unidad temática que captura e inserta al escucha casi a una historia, aquí los temas recurrentes son la guerra, la muerte y la lucha del alma contra la dominación de las fuerzas externas o superiores, ya sean la política, dios, la luz o la oscuridad. Es una oda a la búsqueda de la liberación humana.
Comienza con el intro Preludio a la Guerra de Invierno, de inmediato una pieza sinfónica magnífica que se torna grandilocuente al escucharse la voz del mismísimo Hitler y sus discursos a la nación alemana, generando ese ambiente de opresión totalitaria que nos conduce al siguiente track in crescendo que, si bien sirve de catapulta al disco, es uno de esas temas de apertura que no puede separar de la segunda pista, entrando en esa tónica de clásicas duplas como The Hellion / Electric Eye de Judas Priest, Invitation / Eagle Fly Free de Helloween, o Lux Triumphans / Dawn of victory de Rhapsody, esta última se le parece bastante en cuanto a temática, en suma, canciones que constituyen un matrimonio sonoro en la memoria.
Y así, en consonancia, tras poderosos 1:58 min de invitación a la guerra, se presenta La Muerte Blanca, canción que explora y narra el pasaje histórico oscuro de la invasión alemana a Rusia donde, bajo dos estandartes, el ejército alemán muere bajo la presión del frío y de la nieve, para al final sucumbir, también, a la superioridad de los rusos. El tema se compone de unos coros femeninos limpios y la entrada de las voces agresivas de Wolf que marcarán el juego en todo el trabajo. Un riff genial y el acompañamiento de una batería muy precisa, varios cambios melódicos en el arranque, con un intermedio en el minuto y medio que plantea todo el dramatismo cinético de una película de guerra, el retorno al chillido de la muerte en la voz líder que se da en el segundo minuto y ya hemos presenciado tres escenas del paso de la parca. Así se inicia un buen álbum, con toda la carga, sin miramientos para el final. Golpea, y golpea duro.
Abandonado por la luz es otro ataque completo, arranca con la narración de una voz femenina, pero los riff entran directo, en un casi medio tiempo de sonido sepulcral. Más de cinco minutos que muestran la caña de la banda, puro músculo sonoro, donde los movimientos y cambios de la melodía acercan este trabajo casi al progresivo oscuro, que nos transporta a una atmósfera densa y poderosa que recuerda los temas más guitarreros de Therion o a las partes menos orquestales de Haggard. El puente del tema, es llevado por un fraseo de guitarra que sonará genial acompañado de violines y chelos, ¿Cómo sonara esta belleza en vivo y con orquesta?
Holocausto del Mesías, cuarta pieza de esta obra maestra, que comienza con unas voces tranquilas, es un inicio pausado, que luego se transforma de golpe con la entrada de otro buen riff con aire de vieja escuela, que es acompañado con una revolución de teclados, de bajo y de batería. Este medio día del álbum es la parte más metalera, pero las prolongadas notas de la voz corista en solitario me retorna a clásicos progresivos donde el solo vocal femenino lleva la parte dirigente. Imaginemos un The Great Gig In The Sky de Pink Floyd tocado en clave de Death Metal. Este tercer acto es una escena de notas de campana, un rockerisimo solo de guitarra en el minuto 2:53, y un final brutal. El Metal Extremo retorna a sus raíces más pesadas. Gran tema, no hay más palabras.
Necrópolis, el segundo sencillo del disco, es un tema que retoma en su lírica, la visita de la parca en la ciudad de las tumbas. De nuevo el ritmo más lúgubre se hace presente. Tiene fraseo de guitarra hacia la mitad, casi en sentido neo clásico, que dará paso al caos. Este tema junto con La Muerte Blanca y Holocausto del Mesías, tiene sus respectivas versiones orquestales a cargo del guía actual de la parte sinfónica de la banda, el señor Andrés Triana, un genio sin duda. Tres temas que suenan igual de bien sin voces y guitarra. En su parte instrumental funcionan casi como banda sonora de una escena clásica de -Los Doce del Patíbulo- de una buena película de la Segunda Guerra Mundial
A continuación Eterna Oscuridad se nos presenta como una composición extensa (5:15 minutos) que, paradójicamente, es la que cuenta con menos lírica. Es, casi, una apología nietzscheana del sentido de la existencia, un hermético mensaje sobre lo humano. Con una batería cabalgante y a toda marcha, mantiene el tono del álbum, pero un tanto más frenética, con algunos ritmos de tono desquiciante y repetitivo, más apropiada para un filme de terror psicológico.
El final del álbum llega con el bonus track Tribulación, el corte más largo del disco con 7:24 minutos. Retoma la temática del primer tema, pero esta vez inquiere a los falsos profetas, líderes y guías. Comienza de forma apacible y clásica con una bella introducción ejecutada en chelo, para dar paso a un breve riff de guitarra, que se acompaña de forma creciente por los demás instrumentos hasta que va tomando ritmo. Finalmente, se transforma en el minuto 2 a un tema de Death, propiamente dicho, sin dejar de fondo el apartado sinfónico. Un tema que de nuevo me recuerda a Haggard, pero mucho más extremo, con más guitarreo para darle una ejecución aplastante. El tema evoluciona de igual forma que los anteriores, con cambios de ritmo prog. Cada escucha deberá descubrir el final de esta historia sonora.
La reencarnación de Herejía, en este Renascentia in Tenebris es una declaración de principios musicales que busca transmitir una forma de concebir el Death Metal más cercana a lo neoclásico. La innovación y la calidad interpretativa técnica, hicieron que la larga espera por este álbum tuviera sentido. Los músicos que aparecen en los créditos son Ricardo Chica Roa en la guitarra líder, Andrés Triana en el teclado, el chelo y la orquestación, Orlando Parra en la guitarra, Cesar Sierra en el bajo, Wolfgang Betancourth en las voces y Camilo Bautista (KMV) en la batería. Sabemos, también, que durante la composición pasaron otros músicos importantes, no se puede dejar de nombrar a Diego Morales (baterista, ahora de lleno en la gótica Chram Designer) y está prensado en Master Machine Music, bajo la masterización de Hugo Villegas. El trabajo de arte es propio de la banda y de su vocalista, como también, la mayoría de colaboraciones en instrumentación y voces. De esta manera, Herejía demuestra que, ante todo, es una familia.
No nos sorprenderá que esta obra se posicione como una de las más relevantes en Suramérica para este año y no podemos esperar a ver su interpretación junto con una orquesta sinfónica en vivo, en lo cual, la banda ya se encuentra trabajando. Renascentia in Tenebris es una llamado musical al buen gusto, un pasaje de oscuridad y luz que dará un viaje épico a los oídos.
Por, Luis Alfredo López