(Medellín, Antioquia, Colombia)
Por, Olugna
Sus cuerpos se confunden en la oscuridad de la noche y en la espesura del bosque que los rodea. Algunos de ellos tienen sus rostros cubiertos; mientras que ella, por su parte, luce un atuendo que rompe la estética de una danza que se desarrolla alrededor del fuego. Es un ritual que necesita de la corporeidad para comunicarse con los ancestros, recibir las enseñanzas de los taitas y estrechar ese lazo ―invisible y espiritual― que conecta la levedad de la modernidad con los antepasados que habitaron, hace mucho, estos mismos territorios.
Es una ceremonia sagrada que rinde homenaje al fuego, a su significado más allá de su definición; a su simbología en diferentes culturas y a su representación en las expresiones artísticas. Es una pieza audiovisual que retrata, a través del baile, la conexión entre la humanidad, la naturaleza y los ancestros. Es una canción de rap; pero, también, un canto que nace en la montaña, cualquier montaña de Latinoamérica.
Kck, la autora de este homenaje al fuego, que ha titulado bajo el nombre de ‘Arde’, inició su carrera en Medellín. Fiel a la filosofía que define a la cultura del hip hop, es irreverente, directa y rebelde; consecuente a la esencia que debe atravesar toda expresión artística, también, es sensible a la realidad social y política del país. De allí, la importancia de su propuesta musical, porque a través de los elementos que forman parte de sus canciones, se libera, hace catarsis de sus emociones e inyecta un mensaje que busca trascender.
―Soy una artista independiente interesada por los temas de género y de justicia social. Soy tía, hermana, hija, sobrina, soy amiga. ―Expresa la artistay agrega―. Me gusta mucho la geometría sagrada, lo místico y la naturaleza.
En ‘Arde’ predomina la fuerza que impregna KcK en su rapeo. Es una canción enérgica, que logra integrar de manera natural la voz de Guadalupe Giraldo, artista invitada al ritual con un propósito: construir, a través de su interpretación de las gaitas y su participación en los coros, un puente que conecta la agresividad del asfalto con la sensibilidad de la montaña.
Son los coros, precisamente, en compañía de tambores, gaitas y otros instrumentos tradicionales, los encargados de crear una atmósfera ancestral de la que aún poco se sabe, pero que no pasa desapercibida y que cobra fuerza en cada expresión artística que la reivindica, la interpreta y se la entrega a las generaciones actuales; mientras que, Katherine González (KcK), es la encargada de levantar un escenario en el que sus influencias musicales quedan al descubierto y trabajan en función del concepto que busca desarrollar en ‘Arde’.
«¡Baila!, que la vida es un suspiro nada más, con los instantes igual que la eternidad / ¡Goza!, porque la felicidad solo tú te la puedes dar, lo demás pura vanidad»
La letra del sencillo cumple con su propósito: despertar ese fuego interior que, en ocasiones, parece extinguirse en medio de la complejidad que envuelve toda existencia. Es una declaración aguerrida que adquiere fuerza en las voces de Katherine y Guadalupe. Es directa y metafórica; es optimista, pero, al mismo tiempo, está permeada de realidad.
―Cuando escuché la instrumental, pensé en hacer algo que me ayudara a salir de ese estado y esa situación―, señala KcK.
«Aquí hacemos lo que nos da la gana, prendemos fuego durante toda la semana / A mí no me compares, porque no das la talla; mientras mi mente arde, todos tus planes fallan»
Inspirada en una etapa definitiva en la vida de KcK, ‘Arde’, conecta de manera sencilla con quien la escucha y logra identificación fácilmente. Es posible que su mensaje, sea el combustible para que un individuo, en apariencia derrotado, logre encender nuevamente su fuego interior.
―Podemos entregar al fuego todo lo que queramos cambiar, la vida es corta y hay que bailar y gozar a pesar de las dificultades―. Finaliza.
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