Fotografía: Julián Pinzón | @julianpinzonphotography | Colonia Records | Festival Cordillera, día 2
Por, Olugna
La nostalgia es un camino obligado para todos. Detenerse, a partir de una fotografía de nuestra juventud, para mirar hacia atrás y entender qué tanto hemos cambiado, qué tanto hemos dejado atrás. Observar una foto de ahora, ver en nuestro rostro la huella que ha dejado el tiempo, entender que la experiencia es hija primogénita de los años. Basta un solo vistazo para comprender que no somos los mismos de ayer; que, al mismo tiempo, hay cosas de las que no podemos escapar.
Viajar en el tiempo para vernos a nosotros mismos 20 años atrás, ver a ese chico que soñaba con tragarse el mundo y sonreír, porque ―sin comprender las dimensiones de ese sueño―, hoy podemos recordarlo como los primeros pasos de ese camino que hemos recorrido hasta aquí. De eso se trata, de tener la capacidad de abrazar el pasado y darle las gracias.
«Este año se cumplen 20 años del lanzamiento de Mi Sangre, un álbum que, en lo personal, me ha dejado muchísimas alegrías», escribió Juanes en sus redes sociales el pasado 27 de septiembre y agregó «por esa razón quiero agradecerles inmensamente a todos los fans en todo el mundo por seguirle dando vida a esas canciones».
En 2004, Juanes, daba a conocer su tercera producción musical, ‘Mi Sangre’: 12 canciones atravesadas por la esencia de diversos ritmos latinos ―y algunos sonidos montañeros como la guasca―, que se fusionaban de manera natural con el pop y, en uno que otro coqueteo, también, con el rock; una placa discográfica fresca y versátil en la que había espacio para el amor en ‘Volverte a Ver’, ‘Tu Guardián’, ‘Ámame’ o ‘Nada Valgo sin tu Amor’; pero, también, para preguntarle al mundo ‘¿Qué Pasa?’, rendirle homenaje a ‘Rosario Tijeras’ ―el retrato de una mujer fatal― que fuera llevada a la literatura y al cine o, simplemente, para contarle a todos ―con algo de irreverencia, despecho y un toque de humor― que tenía ‘La Camisa Negra’.
Así es Juanes: rebelde, irreverente y sencillo; así lo ha demostrado a lo largo de su carrera. Desde finales de los 80, cuando la casualidad lo hizo coincidir con Andy García, para dar vida a Ekhymosis, hasta ‘Vida Cotidiana’, el álbum más reciente de su trayecto como solista, Juan Esteban Aristizábal, ha experimentado con libertad ―y sin preguntarle a nadie― diversas posibilidades musicales.
Lo hemos visto de chamarra de cuero, dejándose llevar por la velocidad desaforada del thrash; vestido de traje, como un beatle que interpreta un nostálgico vallenato o rindiéndole homenaje a Metallica en el cierre de un Rock al Parque con ‘Seek And Destroy’. Siempre con su acento paisa, siempre detrás de una guitarra.
Repasar la historia de Juanes es recorrer diversas etapas de su vida personal y profesional; significa acercarse a su aspecto más humano. No es un artista intocable, es un hombre que ha tenido que afrontar la depresión, la presión mediática o el rechazo de aquellos melenudos que no le perdonan haberse alejado del camino del metal. Escarbar en ese relato que supera treinta años de páginas, descubre, también, la honestidad para reconocer que no se siente orgulloso de todos sus álbumes.
«Creo que es mi peor disco», respondió para Ricardo Durán en entrevista para Rolling Stones, cuando le preguntó cuál era el trabajo discográfico por el que sentía menos aprecio. «Definitivamente es un disco muy regular porque yo estaba en la inmunda», complementa Juanes sobre ‘P.A.R.C.E’, publicado en 2010.
«Odiaba verme al espejo, escuchar mi música», afirmó para BBC News Mundo en 2023. El mismo artículo, también, hace referencia a la convulsión emocional que sacudió la vida del artista, irónicamente, en unos de sus mejores momentos de carrera; por la misma época de ‘P.A.R.C.E’.
Recoger los pasos de Juanes ―que no han sido pocos― hasta la actualidad, es descubrir que cada placa discográfica es una exploración creativa en la que hay lugar para los nuevos sonidos; pero, también, para el reencuentro del artista con sus primeras influencias más cercanas a rock. Es el caso de ‘Vida Cotidiana’. Publicado en 2023, el álbum más reciente de su discografía, es el reflejo de la madurez que ha adquirido en su extensa trayectoria.
‘Vida Cotidiana’ conserva la intención de abordar, en un manojo de canciones, las inquietudes que despiertan en el artista, el amor, los conflictos sociales, las relaciones humanas y ―si es preciso― cuestiones existencialistas. Es un trabajo, igualmente, versátil en el que han sido invitadas otras expresiones musicales, pero que se aferra al rock como el eje transversal de su sonido y encuentra en la literatura, el rumbo que guía la intención que persiguen sus letras.
Escuchar su música, darse la oportunidad de explorar sus álbumes, acercarse sin prejuicios a sus creaciones musicales, es sentarse a conversar ―de una manera simbólica― con Juan Esteban Aristizábal; es dialogar con él a través de sus canciones y encontrarse que, más allá de sus elevadas cifras, esa esencia que lo ha acompañado desde su paso por Ekhymosis hasta hoy, no se apagará, aunque pasen otros 20 años.