We Are Wolves, la banda colombo-canadiense que desde sus inicios en el Montreal de los 2000 desafió las reglas del juego musical, está de vuelta con ‘Nada’, su sexto álbum de estudio. Este trabajo no es solo una suma de canciones, sino una declaración de principios y un experimento sonoro que captura tanto el caos como la belleza de nuestros tiempos.
Si algo ha definido a We Are Wolves es su capacidad para moverse en los márgenes, combinando indie rock, punk y electrónica en un balance que siempre parece a punto de romperse, pero nunca lo hace. ‘Nada’ no es la excepción. Concebido en estudios de Montreal, Nueva York y Guadalajara, el disco encapsula una diversidad de paisajes sonoros que van desde el synth rock y el cold wave hasta destellos de cumbia. Esta mezcla no solo es resultado de la visión de Alexander Ortiz y Vincent Levesque, sino de las aportaciones de artistas como Oliver Ackermann (A Place to Bury Strangers) y Joseph Yarmush (SUUNS), quienes amplían los horizontes creativos del álbum.
El primer sencillo, ‘Transition’, sirve como la puerta de entrada a esta nueva etapa de la banda. El videoclip, donde una bailarina se mueve bajo un filtro amarillo, evoca una mezcla de optimismo y alienación que conecta directamente con el concepto del álbum: una reflexión sobre la sobrecarga emocional e informativa de la era moderna. Como señala Ortiz, “Nada es bello y trágico al mismo tiempo, como la realidad que vivimos”.
En lo musical, el álbum es tan crudo como sofisticado. La producción, a cargo de Adrian Popovich, equilibra la energía punk con texturas electrónicas que invitan a la introspección sin perder el pulso bailable que siempre ha caracterizado a la banda. Temas como ‘El vacío’ o ‘Yellow Smiles’ encapsulan esa dualidad entre la desesperanza y el hedonismo, recordándonos que, incluso en el caos, hay espacio para encontrar momentos de conexión.
Visualmente, ‘Nada’ refuerza su mensaje con símbolos universales reinterpretados bajo una óptica crítica. El uso recurrente del «smiley face», un emblema del arte pop y la cultura mainstream, adquiere un nuevo significado en manos de la banda: un recordatorio de que las apariencias felices pueden ocultar incertidumbre y ansiedad.
Con este trabajo, We Are Wolves no busca subirse a ninguna tendencia; más bien, se planta como un faro de autenticidad en un panorama musical cada vez más uniforme. ‘Nada’ es una invitación a detenerse, a reflexionar y a bailar en medio de la incertidumbre. Porque, al final, ¿qué es el caos sino una oportunidad para crear algo nuevo?
Para quienes han seguido la trayectoria de la banda, ‘Nada’ representa tanto una evolución como un regreso a su esencia. Y para quienes los descubren ahora, este álbum es la mejor introducción posible: un viaje sonoro que se siente universal y profundamente personal a la vez. We Are Wolves no solo redefine su propio sonido, sino que también nos invita a cuestionar las reglas del juego en el arte, la música y la vida.