25 Segundos

«Por fin pasará algo que romperá la rutina del día y me permitirá ocupar mis pensamientos en otra cosa que no sea ella»

(Bogotá D.C., Colombia)

Por, Andrés Angulo Linares

Solo espero que algo extraordinario ocurra. A 60 kilómetros por hora, el paisaje de la ciudad, atravesado por un grande y presuroso gusano de color rojo enfado, se torna difuso. 

En un semáforo, en la esquina de sentido contrario, veo a una pareja forcejear. Él, un hombre negro alto, toma por los brazos a la mujer y la sacude con fuerza. 

—¿¡Qué le pasa, Toño!? ¡No sea hijueputa!— Grita ella enfurecida. 

«Por fin pasará algo que romperá la rutina del día y me permitirá ocupar mis pensamientos en otra cosa que no sea ella», pienso. 

Sigo con atención la vergonzosa escena. Él la empuja. Ella, joven y briosa, le sigue gritando, al tiempo que lanza puños buscando el rostro de su agresor.

Gancho de izquierda, Jab de derecha, gancho de izquierda. Jab de derecha directo a la barbilla. Izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda, izquierda, izquierda. El hombre no cae. 

Llega un árbitro. Bolillo en mano, vestido de verde y con la palabra Policía grabada en su chaqueta y gorra.

—¡Quietos! —Grita con autoridad.

Gancho de derecha directo al mentón del policía. Suena un golpe seco, ella cae.

El policía se agarra el pecho con su mano derecha, su rostro palidece y la sangre se riega con rapidez sobre su uniforme. Cae lentamente mientras intenta agarrarse de la camisa de Toño.

Es demasiado tarde, el hombre que discutía con la mujer, con tres puñaladas definitivas, vengó el golpe que ella recibió por parte del patrullero. 

Él levanta a la mujer, le pasa un trapo por la frente, la besa y se pierde con ella entre una de las calles. Nadie hace nada. Los compañeros de Varela, el patrullero, no llegaron, mientras que él, en el piso, vomita sangre y deja de moverse. En el periódico dijeron al día siguiente que era su primer día como policía. 

El semáforo cambió. Los 25 segundos que tarda en hacerlo, indicaron que la función finalizó a las 2:23 con 25. Ellos: Toño, su novia y el patrullero, sí que rompieron la rutina.

Yo, sigo pensado en ella.

Artistas distritales en Rock al Parque 2017

32 artistas distritales audicionarán los próximos 16 y 17 de mayo en el Teatro Libre la Media Torta, gracias a la Beca Festivales al Parque Ciudad de Bogotá – Categoría Rock. De las 32 bandas que se presentarán, 20 formarán parte del cartel oficial de Rock al Parque 2017.

32 artistas distritales audicionarán los próximos 16 y 17 de mayo en el Teatro Libre la Media Torta, gracias a la Beca Festivales al Parque Ciudad de Bogotá – Categoría Rock. De las 32 bandas que se presentarán, 20 formarán parte del cartel oficial de Rock al Parque 2017.

Para este año se inscribieron 273 agrupaciones, de las cuales 142 fueron seleccionadas para evaluación y de estas, 32 se presentarán para buscar uno de los 20 cupos disponibles:

Los Rolling Ruanas, Voodoo Souljahs, Ismael Ayende, Enepei, Montaña, Sonoras Mil, Durazno, Rompefuego, Sin Pudor, Indio, Full Knife Injection, Pablo Truillo, Head Tambo, Umzac, Cobra, Los Makenzy, Six V Six, brand New Blood, Kontragolpe, La Urband, Herejia, Vein, Poker, La Vodkanera, No Stories, Syracusae, Electric Mistakes, Ataque de Pánico, Blessed Extinction, 8bm – 8bits Memory, Dead Silence y Tiempos de Sangre.

Rock al Parque 2017, La espera ha terminado

La edición de Rock al Parque 2017 será llevado a cabo los próximos 1, 2 y 3 de julio en el Parque Metropolitano Simón Bolívar, escenario tradicional que año tras año abre sus puertas durante 3 días al rock y sus sonidos más extremos.

La edición de Rock al Parque 2017 será llevado a cabo los próximos 1, 2 y 3 de julio en el Parque Metropolitano Simón Bolívar, escenario tradicional que año tras año abre sus puertas durante 3 días al rock y sus sonidos más extremos.

En marzo de este año el Festival Rock al Parque ingresó por segunda vez consecutiva a la lista The World’s Best Festivals siendo, junto con Rock in Rio, los únicos festivales suramericanos en esta selección realizada por Fest300.

El primer paso del Festival se dio en 1994 y se quedó en el corazón de la ciudad como un patrimonio cultural que debemos respetar y cuidar. En sus últimas ediciones Rock al Parque le ha apostado a la diversidad musical y ha permitido que bandas alternativas alcance las tarimas del evento musical más grande de la Capital. Pese a las críticas que despierta en los más radicales tanta variedad, RAP sigue siendo uno de los eventos más esperados por el público y los artistas nacionales. Sonido extremos, rockero y alternativos se toman a Bogotá durante tres días seguidos, sin embargo, los conciertos son el fruto de un año de trabajo en el cual, a partir de las convocatorias distritales y nacionales, las alianzas con otros festivales y las negociaciones con artistas internacionales, es posible la celebración del evento con todo éxito.

Rugidos Disidentes y su próxima sección dedicada al rock: Urbania Rock, desde ya estará muy pendiente de las noticias generadas alrededor del Festival y, como ya es tradición, da la bienvenida a los artistas nacionales y distritales que ese debutarán en las tarimas del Parque Metropolitana Simón Bolívar.

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La fábrica de agua de Bogotá: la sabia manera de crear de la naturaleza

Cuando era niña, en las épocas de invierno en el Quindío, veía como mi abuela Hilda recogía el agua de la lluvia por medio de canales hechas con guadua que rodeaban la casa y la vertían, desde cada esquina, a unos baldes grandes.

“Lo que uno no sueña es lo que no logra”

 

Cuando era niña, en las épocas de invierno en el Quindío, veía como mi abuela Hilda recogía el agua de la lluvia por medio de canales hechas con guadua que rodeaban la casa y la vertían, desde cada esquina, a unos baldes grandes. Ella tiene ritos para ahorrar agua en actos cotidianos como lavar los platos o ducharse, pues los considera como  una importante fuente que permite preservar este líquido vital. Ahora veo la riqueza finita de Chingaza y pienso que si tuviéramos la conciencia de mi abuelita, la realidad del agua sería distinta.

 

El Parque Nacional Natural Chingaza está ubicado en la Cordillera Oriental de los Andes, al noreste de Bogotá; conformado por 11 municipios, 7 de Cundinamarca: Fómeque, Choachí, La Calera, Guasca, Junín, Gachalá y Medina; y 4 municipios del Meta: San Juanito, El Calvario, Restrepo y Cumaral.Sus ecosistemas predominantes son los bosques altos andinos, subandinos y páramos,  refugio de fauna y flora fundamentales para el ciclo del agua. Se estima que la flora total del Parque sobrepasa las 1.000 especies, muchas de ellas endémicas –es decir que sólo existen en esa región–. Una de estas especies es el  frailejón llamado Espeletia uribei, que  crece en la franja de vegetación entre el páramo y el bosque alto andino. En el Parque se encuentran algunas especies reportadas para Colombia en peligro de extinción, como el oso andino (Tremarctos ornatus), el venado cola blanca (Odocoileus virginianus goudotii), el venado colorado (Mazama Rufina ó virginianus apurensis), la danta de páramo (Tapirus pinchaque), el cóndor de los Andes (Vultur gryphus), el borugo de páramo (Cuniculus taczanowskii), el gallito de roca (Rupicola peruvianus) y el puma (Puma concolor), información vista en su página Web.

La neblina de este lugar abraza al visitante con ese frío único que hace sentir la vida que vibra en la fábrica de agua de los bogotanos. Chingaza abastece a los capitalinos con cerca del 80% de agua que ellos consumen. A lo largo de la historia hídrica de la ciudad se han construido diferentes embalses y  plantas de tratamiento, sin embargo se necesitan obras grandes pensadas a futuro, ya que el agua del parque es tan finita como la del resto del planeta.

Laguna del Medio

Debemos ser conscientes del consumo de agua por medio de campañas educativas y darnos la oportunidad de visitar el Parque Nacional Natural Chingaza, además de pedagógico,  es una forma que a la vez es recreativa. Para visitar este lugar se debe hacer una solicitud de ingreso a través de reservas.ecoturismo@parquesnacionales.gov.coo comunicarse al teléfono (031)3532400 ext. 3011 y 3012 o personalmente a la calle 74 No 11-81 en Bogotá. También existe la posibilidad de dormir en esta reserva. Se puede llegar en carro y es imprescindible llevar la indumentaria adecuada para resistir el agua y el barro y caminar por sus senderos. Se recomienda, también, llevar agua y comida.

Uno ama lo que conoce y al observar todo este despliegue de frailejones y lagos que desprenden arterias de agua por doquier, se siente toda la fuerza y riqueza de la sabia naturaleza que produce líquido vital para vivir. La conciencia que permite ver este panorama ligado a entender que el agua es un recurso finito, merece la atención. Visite lo más pronto posible a Chingaza.

Laguna Chingaza

Pero para “salvar el mundo” no sólo se necesita ahorrar agua, se necesita una unión para crear la nueva gestión alrededor de ella, debe ser un tema de planeación participativa entre la comunidad, lo público y lo privado, con observatorios regionales ambientales. El doctor Ernesto Guhl Nannetti describe este planteamiento en el conversatorio:Agua, eje de ordenamiento territorial, en el queademás ofrece un contexto histórico del agua en la capital colombiana. Nannetti ha trabajado en la Propuesta de la Delimitación Territorial de la Región Hídrica Cundinamarca-Bogotá.

Este conversatorio genera varias preguntas: ¿Qué estamos haciendo con las aguas residuales? ¿Existe conciencia sobre la huella del agua en el río Bogotá? ¿Somos una región sostenible? ¿Adónde va a parar el agua lluvia? ¿Si en otros países se reutiliza hasta siete veces, cuánta de esta se aprovecha con el tratamiento de aguas residuales en Colombia? Es en estos puntos claves en los que hay que actuar como mi abuela, de forma consciente y compasiva.

Otro aspecto clave de esta conferencia es el llamado de alerta a hacer las cosas de una manera más sostenible, estamos acabando con los mejores suelos agrícolas de Colombia para construir casas. Dependemos del agua de los páramos y estos están en peligro. Factores como el Cambio Climático y el uso inadecuado del suelo hacen que el terreno presente una crisis. A la ciudad hay que verla de manera compleja dando prioridad a los ecosistemas y no a los megaproyectos urbanísticos que necesitan tener límites. Hay que despertar el interés para recuperar el río Bogotá, apreciar el valor del líquido vital con una cultura del cuidado, donde las fuerzas de todos se unan para tener agua segura y de calidad por más tiempo.

 

¡El derecho al agua define el futuro de la humanidad¡ 

Exposición: Simplicidad del ser y la inquietud del ángel

El jueves 20 de abril a las 7:00 p.m. se realizará la inauguración de la exposición Simplicidad del ser y la inquietud del ángel, de María Fernanda Cuartas en la Sala de Exposiciones Débora Arango del Centro Cultural Gabriel García Márquez.

Inauguración

jueves 20 de abril, de 7:00 p.m. en la Sala de Exposiciones Débora Arango, del Centro Cultural Gabriel García Márquez.

  • ·           La exposición estará abierta al público del 11 de abril de 2017 al 14 de mayo de 2017
  • ·           Arte para venta
  • ·           Entrada libre

 

El jueves 20 de abril a las 7:00 p.m. se realizará la inauguración de la exposición Simplicidad del ser y la inquietud del ángel, de María Fernanda Cuartas en la Sala de Exposiciones Débora Arango del Centro Cultural Gabriel García Márquez.El jueves 20 de abril a las 7 p.m. se realizará la inauguración de la exposición Simplicidad del ser y la inquietud del ángel, de María Fernanda Cuartas en la Sala de Exposiciones Débora Arango del Centro Cultural Gabriel García Márquez. Esta muestra está compuesta por dos series, Simplicidad del ser y La inquietud del ángel, y presenta un conjunto de 31 pinturas.

Según la artista, la primera colección llamada Simplicidad del ser surgió como consecuencia de un proceso de meditación y contemplación en torno a la sensación de vacío existencial y los cuestionamientos metafísicos que de ella se derivan: “nace después de una cantidad de interrogantes acerca del porqué de las cosas y si tenían o no cada una razón de ser; me cuestionaba sobre el término soledad creyendo que solo está en nuestras mentes la nada como un concepto negado del ser. La simplicidad de las imágenes y la austeridad del color nos introducen en el vacío, en la ausencia, en la nada”. Esta serie está conformada por 16 obras, en las que se usó la técnica del óleo sobre lienzo.

La segunda serie denominada La inquietud del ángel surgió por la necesidad de un cambio en la manera de ver la vida. Según Cuartas, en el momento en el que concibió esta colección se encontraba en un proceso de cambio: “fue un momento decisivo, quería soltar, quería depurar las emociones, liberarme de equipaje, cerrar capítulos, emprender un viaje hacia el futuro, buscar lo que mejor consideraba para mi interior. Necesitaba algo de limpieza, dejar todo atrás en una vieja maleta y escuchar la voz interior”. Esta serie se conforma por 15 obras en las la artista usó el óleo sobre lienzo.

Sobre la artista

María Fernanda Cuartas es una artista colombiana nacida en Bogotá, con una formación en pintura en los talleres de los maestros Bernardino Labrada, Guillermo Ruiz y  Fernando Polo. Actualmente vive y trabaja en Cali.  Ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales de distintos países del mundo como Estados Unidos, España, Emiratos Árabes, México, Argentina Austria y Colombia. Su obra ha recibido varios reconocimientos entre los que se destacan el Premio de Honor: Show Art International d´ Estiu a Catalunya Barcelona, España, 2010; y la Mención Honorífica y Reconocimiento a su labor artística, Base Naval de Infantería de Marina de Colombia, 2014.

En su desarrollo artístico ha explorado y afianzado su lenguaje gráfico a través de la construcción de metáforas visuales que reflejan su inquietud sobre problemas relacionados con la imagen y la sociedad contemporánea.La artista ha depurado sus ideas y ofrece un discurso pictórico elíptico, liberado de todo condicionamiento técnico y óptico de la tradición para erigir en sus propuestas visuales formas visibles simples que evoca con sutileza a través de líneas, contornos, uso eficaz de la gama cromática y capacidad de contención para pintar lo preciso, por tanto, plantea un espacio de interacción importante hacia el espectador para que sea este quien continúe con la creación plástica.

Arte para venta.

 

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Diana Marcela Becerra

Profesional Comunicaciones

Letras sin fronteras

Calle 11 No. 5-60, Bogotá

Teléfono: (571) 2832200, Ext. 221

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Fax: (571) 3374289

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FILBo celebra sus 30 años de existencia

La Feria Internacional del Libro –El evento de las letras más esperado durante todo el año–, celebrará en esta versión 30 años de existencia. Del 25 de abril al 8 de mayo Bogotá será la capital literaria de Latinoamérica.

La Feria Internacional del Libro –El evento de las letras más esperado durante todo el año–, celebrará en esta versión 30 años de existencia. Del 25 de abril al 8 de mayo Bogotá será la capital literaria de Latinoamérica.

En 1987 nace la primera feria dedicada a promover la lectura, alrededor de una programación en donde convergen todos los géneros literarios. Autores de trayectoria como emergentes se dan cita en la Feria para dar a conocer su trabajo a miles de visitantes que años tras años acuden a Corferias.

Consulta la programación de FILbo 2017

Agenda General

Programación Franjas

Programación Jornadas Profesionales

Programación Grandes Autores de la Literatura Mundial

 

Durante la FILBo

·         Conversaciones que le cambiarán la vida.

·         ¡Que viva la música!

·         Libros para comer

·         FILBo para Niños

·         FILBo para Jóvenes

·         Palabras para la Reconciliación

·         Encuentro Internacional de Periodismo

·         Jornadas profesionales

 

Jornadas profesionales

·         Foros del Libro

·         Salón Internacional de Negocios

·         Salón de Derechos

·         Rueda de Negocios

·         Foro de Edición Universitaria

·         Seminario Internacional del Derechos de Autor

·         Congreso Nacional de Lectura

·         Congreso de ilustración

·         Encuentro de Bibliotecarios

 

Sectores participantes

·         Edición nacional e internacional

·         Autores nacionales e internacionales

·         Literatura infantil y juvenil

·         Libro técnico y científico

·         Universidades

·         Entidades públicas y privadas del sector cultural

·         Industria gráfica

·         Profesionales del sector editorial

 

 

Madison y Bogotá: analogía entre lo mágico y lo real

Pocas veces pensé en el anhelado para muchos– “sueño americano”. En mi cabeza siempre rondó la idea de debutar como extranjera en lugares más conflictivos y golpeados social, política y económicamente, para analizar qué tan quedados o desarrollados estamos los colombianos, en comparación con los países de la región.

Pocas veces pensé en el anhelado para muchos– “sueño americano”. En mi cabeza siempre rondó la idea de debutar como extranjera en lugares más conflictivos y golpeados social, política y económicamente, para analizar qué tan quedados o desarrollados estamos los colombianos, en comparación con los países de la región. Ningún país de Suramérica me parecía  una idea descabellada; otros de Centroamérica también entraron en la lista de alternativas. Pero, la vida te da sorpresas, dijo el cantante panameño Rubén Blades y hace, un poco más de, ocho meses estoy en la tierra del Tío Sam. Al salir del País el chip comparativo se enciende, es inevitable someter casi todo –por no decir que todo– en una balanza. Al principio, deslumbrada por el orden y la educación que se evidencia en esta zona en la que asiáticos, mexicanos, colombianos, brasileros, americanos, venezolanos, argentinos, entre otros caminan rápidamente por las calles del centro de la ciudad con sus maletas a la espalda, en una de sus manos llevan una copa de café o de un smoothy (dependiendo el clima). Buena energía y tranquilidad es lo que se respira en este punto del mundo. Sin embargo, en Bogotá, lamentablemente las cosas no son tan color de rosa como se vive a este ‘lado del charco’, allá conservamos la cultura del vivo, a diario se percibe la  intolerancia y el irrespeto. Nacimos y crecimos contemplando la desgracia ajena como parte de nuestra vida cotidiana. Señales que indican que estamos lejos de nuestra tierrita son fáciles de percibir cuando el pan de cada día no son las noticias de corrupción y barbarie, sino las meteorológicas. Aquí, en este lejano  punto del norte de América, detallitos como que personas de la tercera edad o universitarios abran su computador al sentarse en cualquier silla azul de los articulados del transporte público; o que palabras como: gracias o discúlpeme por favor, sean las más utilizadas en el transcurso del día, son indicadores que somos dos mundos distintos. Pero, este no es un artículo para dar ‘garrote’, pues sería injusto desconocer la situación política, social e histórica por la que ha tenido que cruzar Bogotá, frente a la realidad de  Madison, la capital de Wisconsin, ubicada al noroeste de Chicago,la segunda ciudad más poblada después de Milwaukee, la región minera del suroeste. Los principales atractivos turísticos en la también conocida como la capital del queso y la cerveza son los lagos Mendota, Monona, Waubesa y Kengosa. Estos cuatro lugares son perfectos en cualquier estación del año para compartir con la pareja a solas, con un grupo de amigos, para meditar, o si gusta del cigarrillo, también para fumar o beber. También si necesita llorar. Cada uno llega con un propósito a cualquiera de esos puntos de esta encantadora ciudad y, sin duda alguna, logra su cometido. El aroma que se percibe todas las mañanas en cualquier  panadería de barrio, en la capital colombiana, ha sido una de las cosas que más he extrañado acá, estos espectaculares lugares con pan francés, rollo, croissant de bocadillo y queso, almojábanas, y vitrinas gigantes con de Todito, papas Margarita, Manimoto, cualquier producto Yupi o Chefrito sería una verdadera gema por estos lares; por eso, cuando la primavera va llegando a su fin en Madison y los días de incesante calor empiezan a darle la bienvenida al verano, hay un plan imperdible en pleno Downtown, aparte de ver piernas pálidas de las americanas que lucen con sus pantaloncitos calientes. El plan es darle la vuelta a la manzana al Capitolio y disfrutar del Farmer Market. Con la llegada de esta temporada todo cambia; las flores son más bonitas, las calles más coloridas, la gente se ve con más energía, los vendedores llegan los fines de semana a este punto de la ciudad  desde sus granjas con huevos, animales, verduras, comida orgánica y pan calientico, no estoy hablando de cualquier masa de harina insípida, ¡No! Esta pequeña pieza caliente de gluten logra transpórtame a millas de distancia a la panadería de la esquina de ‘la vecina’ en cualquier barrio de Bogotá. Y así voy caminando, pendiente de no estrellarme con nadie, conservando mi derecha, viendo a los hombres fofos y sudados, pero contentos. Cata de quesos por un lado, filas de veganos intentando comprar su almuerzo del otro día, frutos secos por otro parte, un carrito donde venden empanadas venezolanas ¡Bendito!  Quiero comprar de todo,  sin embargo hago caso omiso. Los costosos tulipanes que aparecen en las macetas ubicadas alrededor del imponente State Capitol y en algunos capítulos de los Simpson, son imposibles de ignorar, sin embargo la sensación que  generan no es la misma que se siente al estar en la Plaza de Bolívar  mirando el Palacio de Justicia, La  casa del florero, la Catedral Primada de Colombia, La  Alcaldía Mayor y el Congreso de la República. Acá no hay bellas flores ni  huele a pan caliente, acá huele a Patria, a historia, a guerra, a libertad, a condena, a gritos de independencia y a voces de rebeldía. Pasar por el camino de piedra del Chorro de Quevedo y mirar aquellos habitantes silenciosos o estatuas humanas ubicadas en los techos de las casonas viejas, inevitablemente, reviven la época de la violencia en la memoria de los más viejos o tele transporta a los más jóvenes a un mundo que conocen a través de libros de historia y documentales. Este sector colonial es una muestra que rememora la valentía y tesón, características no solo del ‘rolo’, sino del colombiano promedio. No obstante,  no sé si es porque tenía ciertas dificultades con el idioma y no alcancé a traspasar más barreras, o porque era la primera ciudad  americana que conocía y tenía acumulada mucha información, pero no logré olfatear esos rastros de historia, eso que uno siente cada vez que llega a cualquier parte del centro histórico de la capital colombiana, no sé… Si usted camina por la State Street, la calle principal de Madison probablemente  podrá sentirse como si estuviera dándose un ‘septimazo’.Algunos intentan darse a conocer y ganarse uno que otro dólar interpretando canciones con saxofones y guitarras; otros pintan cuadros y venden sus obras artísticas y muchos, vagabundos, con carteles que dicen “help me please” piden monedas. Sin embargo, si se antoja de un pollo frito, un ajiaco, una sopa de menudencias o un mondongo con mucho callo y libro es muy posible que se quede con las ganas. No siempre siento que voy cruzando por el centro capitalino, por la octava con Jiménez donde venden los vestidos de paño y sombreros gardelianos que usaban nuestros abuelos. A veces, las tardes veraniegas desplazan mi imaginación un poco más al norte hasta llegar a la zona T, Los bares abiertos con mesas repletas de frías y burbujeantes Hopalicious, Spotted cow oWisconsin Amber, con las clásicas sombrillas ubicadas en los andenes, me hace pensar en la incansable tendencia de copiar el estilo americano que tenemos en Bogotá (o Colombia), pero con Águila, poker o Club Colombia. Transportarse desde hasta cualquier punto de la ciudad de Madison en bus es un plan que resulta muy divertido, confortable y placentero. El viaje debe programarse minutos antes a través de Google Maps para conocer rutas, horarios y puntos de paradas. Puede llevar la popular copa de café e iniciar o continuar con la lectura de su libro preferido. Una utopía si pretende hacer esto en cualquiera de los sistemas de transporte de la capital colombiana. Largas filas para pagar un tiquete, estaciones atiborradas de gente en busca de un espacio en un articulado para poder llegar a su casa después de un arduo día laboral, las manos cuidando las carteras y los ojos al acecho de cualquier movimiento  sospechoso de otra persona son el pan de cada día. Y así podría seguir contando y comparando cosas que serían mundos desconocidos, perfectos para muchos e imposibles para otros. Sólo queda  por decir, que es cierto, el  corazón de Bogotá huele a  historia y a sangre; también a esperanza y perseverancia. En la capital rige la cultura de la prevención, nos enseñaron desde pequeños (no fue en la iglesia)  el onceavo mandamiento: no dar papaya. Nos enseñaron a ser luchadores y guerreros. La cultura y la vida en la capital de la cerveza y el queso es una fantasía. Pero la cultura bogotana es mi cultura, allá nací, crecí, estudié, trabajé, amé, reí y tengo todo por lo que estoy en Madison. Bacatá es una aventura, es un desafío  constante. Es un trampolín de oportunidades. El rolo es amable, pero desconfiado (tiene sus razones), es generoso aunque parezca parco. Le duele su tierra que acoge por igual al extranjero, al desplazado, al indígena, al que la usa y la bota, al que la ultraja y al que la odia. El enfoque panorámico que capturo desde acá, no solo hasta Bogotá,  sino en toda Colombia es que somos un país de ‘berracos’, absolutamente ricos,  ingeniosos, creativos y  recursivos. Allá curamos la gripa con aguapanela, la pena de amor con aguardiente, el frio con chocolate, los guayabos con caldo de costilla, el hambre con empanada  pero poseemos un grave defecto: carecemos de confianza en nosotros mismos.

 

Por, Angy Barrero

@TatianaBarrero