Editorial: Esos diciembres que no volverán

La cuadra, por aquellos finales de los 90, era vestida con los colores de la navidad. Vecinos por aquí, vecinos por allá, pintado los andenes, las calles y las fachadas. Las vías eran cerradas algunas horas para evitar que los dibujos hechos por aquellos talentosos, que con esmero donaban su arte, fueran arruinados por algún desprevenido, que contemplando el cielo de la Navidad, no se percataba que estaba dejando, literalmente, su huella sobre la cara de Papa Noel. Algunas calles aún están grabadas con un entusiasta letrero: Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo 1999.

Los vecinos, haciendo gala, de sus mejores aparatos radiofónicos, ponían a sonar a Pastor López, los bajos de la orquesta del artista venezolano, retumbaban por toda la cuadra. Cerveza por aquí, cerveza por allá. Durante todo el año era posible que los miembros de la comunidad no cruzaran palabra alguna, pero en diciembre todo el mundo es bonito, saludos por aquí, saludos por allá.

Los mechudos del barrio, los mismos que durante el año se veían “estirando trompa”, en diciembre, muy a su manera, se integraban al trabajo comunitario. Chistes por aquí, chistes por allá.

Los más chicos esperaban la tan anhelada fecha con ansias. La Navidad, para los niños, en verdad es mágica.

La novena integraba a la comunidad, el mismo parafraseo año tras año y lo más divertido eran los villancicos y, por supuesto, la comida que ofrecía la casa anfitriona que organizaba algunos de los nueve días.

La música de diciembre era, precisamente eso, música de diciembre. Qué importa que el baile no fuera lo propio de algunos individuos, si Pastor López, Rodolfo Aicardi, Los Corraleros de Majagual y otros, con sus canciones, hacían mover las piernas de todos, incluso, las de los más troncos y amargados.

Los tiempos han cambiado, diríamos pues, que por fin llegó la época más esperada del año. Sin embargo, gracias a Candela Estéreo, Olímpica Stereo, Radio Uno, entre otras más, que desde febrero inundan las ondas radiales con la música tradicional de esta fecha, diciembre comienza a sentirse desde principio de año.

El comercio en general se viste de rojo y verde desde mitad de año y la decoración decembrina empieza a verse desde octubre. Así es muy complicado. Quizás ya somos adultos, los tiempos ya no son los mismos y a las viejas tradiciones han sido adaptadas nuevas costumbres.

Sigue siendo una época en la que todos pretendemos ser bonitos, en últimas de eso se trata, de olvidar las dificultades que a lo largo del año se hicieron presentes, de olvidar también las ofensas y de dejarse contagiar por eso que llaman el espíritu de la Navidad. No obstante, la integración de los vecinos en las grandes ciudades ha sido, con el tiempo, mermada.

El 24 de diciembre era, por aquellos años, la fecha en la que casi en todas las cuadras había una fiesta. Baile por aquí baile por allá. –“¿Eres la hija de doña Bertha?, yo soy el hijo de don Luis, no te había visto”. Sí, también era la fecha en que conocíamos a las vecinas. Estos últimos años han sido algo distintos, al menos en el lugar desde donde esta editorial fue escrita.

La Navidad, aunque ha cambiado, aún conserva cierto encanto que contagia, así sea un poquito, a los amargados más radicales. Estaríamos seguros que no hay metalero que haya escapado victorioso de Pastor López o que no haya sido abrazado por un vecino mayor entusiasta que le diga: “Mijo, yo lo conozco desde que era así de grandecito”. No creemos que haya algún rebelde sin causa, que durante todo el año vocifera en redes sociales su postura contestataria y disidente al comercio capitalista que en diciembre hace su agosto, que no haya recibido un afectuoso saludo de sus viejos, rogándole con más sentimientos que argumentos, que cambie, que dios lo bendiga. No creemos que haya alguien que en el Año Nuevo no haya dejado escapar, en algún momento y por alguna razón, una lágrima de nostalgia por aquellos que ya no están.

En diciembre todos somos bonitos, de eso se trata, entonces, aprovechemos la oportunidad y, aunque sea por un instante muy pequeño, dejemos que –eso que algún día nos dijeron que era la magia de la navidad– nos contagie.

No dejaremos de ser rebeldes, no dejaremos de ser rockeros, ni mucho menos disidentes, porque un día al año nos entreguemos a esa música viejita que nos hace mover los pies.

A celebrar y, por qué no, a reconciliarnos con el otro.

Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo disidente.

Por, Rugidos Disidentes

El libreto

Un nuevo embarazo en la familia, la noticia se esparce rápidamente, la alegría y el jolgorio no se hacen esperar. Desde ya todos empiezan a adivinar “¿qué será?” niño o niña, si la ropa será rosa o azul, si se va a parecer a la madre, al padre…

 Por, Erika Molina Gallego

El principio de todos los males

Un nuevo embarazo en la familia, la noticia se esparce rápidamente, la alegría y el jolgorio no se hacen esperar. Desde ya todos empiezan a adivinar “¿qué será?” niño o niña, si la ropa será rosa o azul, si se va a parecer a la madre, al padre…

La criatura no ha empezado a formarse y ahí está todo el mundo, decidiendo su vida, cómo se llamará, a qué escuela irá, en cuál dios creerá. Lo han imaginado perfecto, educado, bonito, decente y obediente, sobre todo obediente.

Ha nacido niña, tiene vagina, así que eso la hace niña; al menos así debe ser, tendrá que comportarse como toda una dama, perfectamente femenina, aprenderá a sentarse con las piernas cerradas, a tender su cama, a quedarse callada, a jugar con muñecas, a ser madre.

Ha nacido niño, tiene pene, eso lo hace niño; al menos eso quieren creer, tendrá que aprender a ser “macho” a jugar con carros, a no llorar, a ser fuerte, todo un “varón”.

Los primeros años son una maravilla, risas, juegos, mimos y principios rectores, pura felicidad, pero en cuanto la criatura empieza  a pensar, todo cambia. Llegan las peleas, los castigos, la imposición, la dictadura. Y es que para una sociedad en la que la obediencia es sagrada, atreverse a pensar diferente es un verdadero pecado.

La adolescencia llega y todo es un conflicto, se empieza a salir del camino, de lo que han planeado para él, y se desata el caos. Ya no le gusta la música de sus padres, ni la ropa que ellos le ponían, cuestiona sus órdenes y pensamientos, todo se descontrola y la felicidad que antes proporcionaba se va al carajo.

La ley de la vida

Una gran parte de la población de nuestra amada Colombia tiene la misma percepción de la vida, la misma visión, las mismas expectativas, y es que, tristemente, basados en nuestra idiosincrasia, el machismo, la religiosidad y el conservatismo que nos ha caracterizado, han implantado en nosotros un chip, un formato, un libreto, que nos dice exactamente cómo tenemos que vivir, los roles que nos corresponden según nuestro género y hasta la edad en la que debemos tener un trabajo, casarnos, y la cereza del pastel: tener hijos.

Alguien que decidió vivir su vida libre de los preceptos establecidos; ese que nunca maduró, nunca sentó cabeza, aquel que se atrevió a perseguir un sueño, quien dejó de hacer lo que su familia hizo toda la vida o aquel que simplemente no permitió que decidieran por él, es tildado de loco, vago, descarriado, para él hay una lista interminable de adjetivos, y no precisamente positivos.

Pero ningún “pecado” es tan grande, ninguno ofende tanto, nada hace hervir más la sangre de todo nuestro amado entorno, que el hecho de no querer tener retoños.

Para la mayoría de las personas, de todos los estratos, de todas las edades, creencias y posiciones políticas o religiosas, tener hijos debe ser un hecho casi inamovible, que tendría que estar en los planes de hombres y mujeres. Las razones son muchas, preservar el apellido, darle nietos a los padres, llevar al punto máximo la esencia y motivo de nuestra existencia, no estar solos en la vejez: “los hijos son la base de la familia” “¿entonces uno para quien trabaja?”…

Puedo quedarme citando cientos de frases que a diario se escuchan por aquí y por allá, razones sin sentido que simplemente se han dedicado a repetir como disco rayado, de generación en generación, hasta el punto de crear en la mente de quienes las escuchan la convicción de que tener hijos es casi una obligación con la sociedad. “¿Qué le vamos a hacer? Esa es la ley de la vida”.

Todos al ataque

La presión se ejerce desde todos los frentes, el primero de ellos es la familia. Las reuniones familiares se convierten en una pesadilla para aquellas parejas que desean disfrutar de su vida felizmente sin chiquillos gritando por toda la casa. Su “situación” es el tema central y los comentarios infortunados no se hacen esperar, las preguntas incomodas son el plato fuerte y la frasecita “les hace falta un niño” hace que corran del lugar en la primera oportunidad. ¿Cómo carajos saben lo que les hace falta? Tal vez sólo necesiten unas cuantas cervezas más en su refrigerador.

El segundo cañón es disparado en el trabajo, no es sino que sea el día de la madre, del padre, de la virgen del Carmen, del árbol… cualquier día es bueno para sacar a relucir los logros y travesuras de los hijos de todos los compañeros –lo cual está perfecto– si no fuera por el pequeño detalle de que al final te dicen simpáticamente: “¿para cuándo los tuyos?”, “ya estás en edad, te está dejando el tren”, “¿es que no te gustan los niños?”

La presión es realmente asfixiante y llega al punto de que la “víctima” en cuestión, termina peleando con todo el mundo o aislándose, casi completamente, para no tener que soportar los dardos llenos de veneno.

Las explicaciones nunca son suficientes y aunque se tengan miles de razones –que por supuesto no tendrías que recitar– ellos jamás entenderán.

Los datos

Según cifras preliminares del Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE, en 2017 se han reportado  311.972 nacimientos y según el Banco Mundial, a 2016 Colombia tenía 40 habitantes por kilómetro cuadrado, 29 más que hace 50 años. La población crece de una manera descontrolada, como también lo hacen la contaminación, la violencia y la descomposición social, mientras se reducen los recursos hídricos, el espacio y la tranquilidad.

La economía de las familias cada vez es más precaria, muchos gastos, muchos impuestos, muchas facturas, muchas preocupaciones, y claro, muchos hijos, niños que no irán a la universidad, que no cumplirán sus sueños, que seguramente tendrán que trabajar, como sus padres, en lo primero que encuentren para poder sobrevivir, mentes en las cuales implantarán los mismos preceptos, el mismo ciclo de vida: naces, creces, te reproduces, te reproduces, te reproduces, mueres.

Las verdaderas razones

Por supuesto, nadie piensa en esto, o por lo menos, no la mayoría, y los que nos atrevemos a pensar un poco en que la vida es mucho más que tener un chiquitín entre los brazos, somos duramente atacados.

Ahora, mientras contempla la cara de sus hijos, sobrinos, nietos o cualquier niño que tenga cerca, piense, vale la pena detenerse un poco y reflexionar en el futuro que les espera. No se trata de satanizar la reproducción, por eso estamos aquí, se trata de hacer una elección libre y consciente, sin presiones, sin seguir ese libreto que otros han escrito por nosotros, esos que no van a solucionar nuestras vidas. Tampoco se trata de que odiemos los niños, al contrario, se trata de que los que lleguen, lo hagan bien, y no de llenar el mundo de criaturas infelices, simplemente porque “esa es la ley de la vida”.

Empecemos a entender que cada quien es libre de elegir, de tatuarse, de viajar, de no querer estar encerrado en una oficina, de estudiar música, arte o literatura, y sí, también contaduría, derecho o teología.

Que es igual de respetable querer tener un niño, un perro o un gato, y que debe ser una decisión consciente, es hora de tener una visión más amplia, de salir del molde, de romper los esquemas, de dejar de pensar en el que dirán. Nuestra responsabilidad con la sociedad no es llenar el mundo de habitantes, es tratar de que, los que ya estamos, vivamos mejor.

Por, Erika Molina Gallego

erikamolina@rugidosdisidentes.co

Belleza

Shampoos, tinturas, secadora y planchita, o permanente.
Manicure, pedicure, rouge, sombra y rubor. No alcanza.
Extensión de pestañas, uñas esculpidas, cremas, aceites, mascarillas.
¿Qué más hace falta?

Por, Giuliana Bulus

Shampoos, tinturas, secadora y planchita, o permanente.
Manicure, pedicure, rouge, sombra y rubor. No alcanza.
Extensión de pestañas, uñas esculpidas, cremas, aceites, mascarillas.
¿Qué más hace falta?

Publicidad excluyente, publicidad que miente.
Risas, retoques, Photoshop. Joven, alta, linda, delgada.
Femenina, hetero, madre, feliz, perfecta.
Publicidad que adoctrina, la belleza se comercia.
Oferta y demanda.

Y el tiempo pasa.
Bótox, lifting, liposucción, implantes, bisturí, magia.
La belleza es una cuestión de accesibilidad económica.
La belleza es peligrosa. No alcanza.

Verano: no hay tiempo. Balanzas y cintas métricas.
Dietas, Anorexia, Bulimia, atracón, vigorexia, Curvas, Abdominales.
La belleza se mide y se pesa.
Carne que sobra, carne que molesta ¿A quién? No importa.
No alcanza.

Un evento: no hay tiempo. Talles chicos, talles únicos.
Zapatos, ropa, cartera, brillantes, lo nuevo, lo último, lo más importante.
La sonrisa y el mejor perfil, las fotos y los filtros.
La belleza tiene que pasar el examen.
No alcanza. Basta.

El modelo de belleza es un cuento. La vida no apaga el motor.
Acéptate, ámate, sé quién sos.
No pierdas más tiempo.
Belleza sos vos.

Por, Giuliana Bulus

El morbo en los medios

El morbo es el interés que hace que las personas sientan deseos de ver, oír, oler, sentir o a hacer cosas que estén catalogadas como malas…

Por, Alejandra Vásquez

Los medios de comunicación rigen nuestro comportamiento y crean tendencias, a partir del uso del morbo y de la cosificación de la mujer. Ningún formato ha escapado de esta tendencia: los noticieros, la publicidad, el cine, entre otros, han explotado con éxito la inclinación del ser humano hacia la búsqueda de productos comunicativos que satisfagan sus deseos más ocultos.

En un breve recorrido de 2 minutos con 49 segundos, Alejandra Vásquez nos lanza una aguda crítica a los medios de comunicación y nos exhorta a nosotros, como sociedad, para que decidamos que contenidos consumir y cuales no.

Es un asunto de desobediencia y valentía

Editorial

Cuando nuestra voz ha sido silenciada, nuestro comportamiento regulado, nuestras decisiones cuestionadas y nuestra libertad arrebatada, lo único que nos queda es la resistencia.

Por, Rugidos Disidentes

El conformismo no nos pone a aguantar hambre y nos entrega a cambio un falso placebo de felicidad, del cual no queremos salir, aunque implique renunciar a eso que llamamos libertad y que defendemos de dientes pa’ fuera, pero que enterramos con nuestra acciones.

Reducimos la libertad de expresión a los alaridos que muchas veces sin fundamento alguno en redes sociales, sin tener en cuenta que el discurso sin acción, termina siendo una proclama que el viento se lleva o que queda impresa en una pared, esperando a ser fotografiada para la posteridad.

Nos rendimos antes de empezar a luchar, claudicamos con sólo pensar en lo que representaría un acto rebelde que nos permita acercarnos a esos sueños que de niños tuvimos y que encerramos, junto con nosotros mismos, en una oficina.

Dificultades, todos tenemos. Temores, por supuesto, el miedo es el mejor sistema de control social que existe, es el arma preferida de los gobiernos para impedir que ejerzamos nuestra libertad ¿Te has percatado? Necesidades, son la constante en nuestra sociedad, éstas se hacen mayores entre más pobres socioeconómicamente somos. Silencio, es la opción que más placer le causa al presidente de turno y la que más usamos, preferimos callar, quizás porque perdimos la fe o porque consideramos que no tiene caso, que no vale la pena gritar nuestras inconformidades y a hacernos sentir, mediante la acción, para que nuestros reparos conlleven a un cambio.

La pregunta del cómo es la que, quizás, más no detiene ¿Cómo pretendes ser músico? ¿Cómo vas a conseguir clientes? ¿Cómo se te ocurre?, en fin.

De puntos negros y de puntos blancos está plagada nuestra sociedad. Todos marchando de manera uniformemente uno detrás de otro, para servir a fines ajenos, obedientes y complacientes con una visión reducida y conservadora del mundo. Son muchos puntos esperando el día en que las suerte los saque, de manera cómoda, de su circunstancia y esperando ese milagro, lo único seguro que encuentran, es su día final.

Tarde o temprano la muerte nos alcanza y nos deja en las sombras para siempre, junto con nuestros huesos, nuestros sueños pasarán al olvido.

Sin embargo, hay puntos rojos, verdes, azules y multicolores que desde sus propias circunstancias lograron resistir a un sistema mentiroso que les dijo que serían felices siendo obedientes. Se enfrentaron y tomaron acciones sobre su propia vida, muchos de ellos, durante años fueron también puntos negros o blancos que un día se cansaron y arriesgaron su estabilidad y empezaron de ceros.

La derrota asecha en cada esquina para atrapar a los herejes que se atreven a desafiarla. Quizás, por ello, muchos prefieren quedarse en la fila y asegurar lo poco o mucho que han logrado en el silencio.

La libertad, aunque efímera en su definición y aunque jamás sea absoluta, sí nos ofrece instantes plenos de felicidad. Ella camina de la mano con la dignidad y reivindica nuestra esencia. Nadie la obtiene siendo obediente y jamás hay un momento adecuado para buscarla, porque siempre habrá de suponer grandes esfuerzos y riesgos que nos darán unos buenos golpes, para probar nuestra dureza.

No es fácil, por ello asusta. No es inalcanzable, pero no es un trofeo que se encuentre en un paquete de papas premiado. Se requiere trabajar y luchar por ella, su búsqueda no es cómoda.

Tienes dos opciones: o luchas y te arriesgas, o te quedas sentado a esperar tu muerte. Si tu opción fue la primera, entonces ¡Bienvenido!, eres de los nuestros y un mundo espera que asumamos el papel de héroes dispuestos a cambiar el orden establecido.

Por, Rugidos Disidentes

Editorial N° 2 – Noviembre 2017

Contradicciones y arbitrariedades

Somos nefastos al momento de juzgar la vida ajena, tomamos los rumores como ciertos, un instante observado nos resulta suficiente para sentenciar a un individuo.

Por, Andrés Angulo Linares

Juzgamos con profundidad y drasticidad las actuaciones de nuestros semejantes, ante las propias, somos benévolos y comprensivos.

Somos arbitrarios en nuestros conceptos, evaluamos las decisiones ajenas desde nuestra propia escala de valores, aun cuando sabemos que ésta es condicionada por nuestras circunstancias, que por lo tanto no es del todo confiable y, mucho menos, poseedora de toda verdad.

Hablamos de lo correcto y de lo inmoral con la misma propiedad falaz con la que lo hace un líder religioso.

Los ateos niegan la existencia de Dios y maldicen los tratados de la biblia por considerarlos opresores y graves afrentas a la libertad. Sin embargo, sus sentencias son tan jodidamente arbitrarias que parecen tomadas de ese “sagrado” libro.

La incoherencia de los fanáticos religiosos deja al desnudo el odio que por dentro cargan. Son capaces de lamer ―en increíble acto de obediencia y de “amor” a Dios― los tobillos de alguien que ha sido, según ellos, ungidos por la aquella deidad, mientras que al mismo tiempo, escupen en el plato del más necesitado. El amor del que tanto hablan sólo es posible entre aquellos que, como ellos, son borregos, jamás podrá ser para los herejes que rompieron filas o que por circunstancias de la vida y de la sociedad, ocupan un escalón inferior en esa cadena alimenticia que ubica a unos como presas perdedoras y a otros como los depredadores exitosos.

Somos incoherentes y Juzgamos a conveniencia, creemos tener la verdad en nuestros labios y no titubeamos al momento de condenar a otros por actuaciones propias del ser humano. No estoy hablando de delitos, me refiero simplemente a aquellas acciones que nos muestran qué tan frágiles podemos ser ante nuestras pasiones. Creemos que para vivir es necesario consultar ese manual que nadie ha visto, pero que nos dicta paso a paso qué leer, qué escuchar, cómo vestir, cómo amar, para ser eso que llamamos personas de “bien”.

Nos rasgamos nuestras ropas ante las agresiones sexuales sufridas por las mujeres, pero no perdemos chance para invadir el espacio privado de aquella mujer que nos habló con cierta confianza. Creemos que contamos con el derecho de invadirla, sólo porque somos hombres y a esta característica debemos corresponder, porque el que es macho propone y ellas son las que disponen.

Nos indignamos ante la injusticia social, pero queremos gozar de los  beneficios que nos otorgan nuestro oficio, profesión o rango en una empresa.

Lloramos a los muertos, en la medida que estos sean mediáticos, para que nuestra compasión pueda ser calificada como humana. A los anónimos no, a ésos pa’ qué, a los pobres tampoco. El compadecerse por ellos, nos dejaría ante esos que queremos impresionar, como unos mamertos comunistas.

Olvidamos fácilmente que somos humanos, que nos regimos por nuestras  emociones. Si bien es cierto, hay prácticas detestables como el abuso sexual, el asesinato, el robo, entre otras y que ante éstas no podemos pasar como cómplices silenciosos y que es nuestro deber esforzarnos para que sean erradicadas, también lo es, que debemos cuestionar nuestro comportamiento, pues con él, quizás, sin darnos cuenta, por acción u omisión, con nuestro voto o con nuestra indiferencia, podemos estar  contribuyendo a que estos flagelos que nos derrotan como sociedad.

No tenemos la verdad de nada, somos humanos. Simple. Hay cosas que se salen de nuestra comprensión, entre ellas nuestras creencias y el amor. Dentro el ejercicio de respeto, de tolerancia y aceptación que debemos tener como sociedad, la arbitrariedad con la que a veces juzgamos las vidas ajenas debe ser extinta.

La manera más sencilla y efectiva que tenemos para contribuir a la sociedad, es la de mirarnos primero hacia adentro. No se trata de ser complacientes, se trata de guardar el mínimo respeto hacia las decisiones de quienes rodean, pues en últimas somos de la misma especie y no sabemos en qué momento nuestra escala moral nos traicione y seamos nosotros, entonces, quienes estemos bajo el juicio ajeno.

Por, Andrés Angulo Linares

Disidencia

Escondida, detrás de los valores y principios éticos que, como sociedad, nos forman desde muy chicos, se ha ocultado con ingenio una moral falseada, que en vez de edificarnos individualmente y colectivamente, nos limita, nos encierra y nos constriñe como personas.

Por, Rugidos Disidentes

Escondida, detrás de los valores y principios éticos que, como sociedad, nos forman desde muy chicos, se ha ocultado con ingenio una moral falseada, que en vez de edificarnos individualmente y colectivamente, nos limita, nos encierra y nos constriñe como personas. Es un atentado a la libertad que tanto defendemos.

Qué complejo es expresarnos libremente cuando, desde muy chicos, insertaron en nuestras mentes un pequeño chip de buenas costumbres y de formas correctas de comportamiento. No alcanzamos a nacer y ya nos tienen un libreto, al menos, para los primeros años de nuestra existencia. Qué creer, qué escuchar, qué pensar y cómo comportarnos en sociedad, son las primeras páginas que guiarán nuestra vida.

Ser niño no es fácil. Más aún, cuando nos trazan una vida lineal en la que, al menos en su planteamiento inicial, no hay espacio para caminos alternativos ni para subjetividades. Sólo cuando empezamos a tener algo de consciencia, es que descubrimos que ese guion que nos entregaron, es una farsa cuyo contenido encierra  ambigüedades, contradicciones y discursos confusos disfrazados de felicidad.

Ser padres no es fácil, es cierto. Qué vamos a enseñar a nuestros hijos, si nosotros también hemos sido diseñados con ese manual invisible, que con el tiempo ha sido reeditado para que se acople de acuerdo con la época, pero que en su esencia encierra el mismo paradigma moral con el que también crecieron nuestros antepasados.

Crecer, estudiar, trabajar, casarse, adquirir vivienda, tener hijos, comprar un auto, desarrollarse profesionalmente y cumplir con las normas siguen siendo las estaciones dispuestas en ese camino llamado vida, cuyo rumbo nos hará llevar de manera segura a eso que han llamado felicidad, para luego morir y entregar nuestras cenizas al aire o nuestros restos sepultados, como ofrenda, en la tierra.

Ser una persona de bien es la premisa principal, ser alguien en la vida ha de ser nuestro objetivo. Parece que esa felicidad señalada en el horizonte sólo se hace efectiva para las mentes sumisas y los espíritus conformes. Desobedecer, pensar de manera autónoma y emanciparse de esa gran caja de mierda llamada moral, son actos impúdicos que serán duramente juzgados y nos han de etiquetar hasta que nos derroten y claudiquemos o hasta que, en excepcionales casos, derrotemos a gran amo, a ese señor que no conocemos, pero que hemos de llamar Sistema.

¿Cuántos colombianos de bien que lograron ser alguien en la vida se han robado el país? ¿Cuántos creyentes, ejemplos virtuosos de moral, han abusado de niños? ¿Cuántos herejes han sido acribillados al denunciar la farsa? ¿Cuántos individuos han seguido a cabalidad esa línea de principios y de valores y cuántos de ellos son verdaderamente felices?

La Disidencia sigue siendo un acto condenable. ¿Para qué alterar el orden impuesto si así estamos bien? Es más importante, de acuerdo con ese manual – ¡Puto manual! – el mantener una imagen que complazca a la sociedad, que fomentar el desarrollo libre del individuo.

Amigos y no tan amigos, la obediencia da asco, causa mareos y su efecto placebo lleva a la muerte y nos convierte en seres anónimos. La disidencia es la respuesta, la resistencia es el camino. Eso sí, ¡Ni por el putas lo olviden!: la libertad también nos exige asumir las consecuencias de nuestros actos y no nos da derecho a vulnerar al otro.

Bienvenido a esta Edición Uno –que en verdad es la segunda– y antes de que nos pregunten por qué así y no comenzar, como todo el mundo, por el número 1, les decimos de corazón: ¡Así quisimos que fuera!

 

Por, Rugidos Disidentes

contactenos@rugidosdisidentes.co

 

Editorial anterior: El día cero

Imagen tomada de Internet: douglashamp.com
Puntico

Sobre un puntico, un puntazo y otras chucherías

En mi anterior columna dije que esperaba los tres puntos contra Venezuela y cero con Brasil, no obtuvimos tres pero si dos puntos: un puntico y un puntazo

Aun con la resaca por la alegría del empate con los auriverdes (o por las cervezas que me tomé con los compañeros de la oficina), trataremos de revisar lo ocurrido en esta doble jornada con las selecciones:

Brasil: Ya estaba clasificado, sacó la media inglesa y cabalga solitario con 37 puntos, le bastó jugar cinco minutos en el entrenamiento que tuvo con Ecuador y ganó 2 0, jugó a ganar contra Colombia, pero siendo realistas tampoco pisaron el acelerador a fondo (no lo necesitaban), los de Tite perdieron la oportunidad de alargar la racha de victorias consecutivas y aun así todo debe ser alegría en la tierra de la samba.

Uruguay: Aunque la FIFA no lo ha dicho oficialmente, ya clasificaron 27 puntos (+10 GD), un  puntico de más no les caería mal, pero en realidad ya los charrúas pueden ir haciendo las maletas para Rusia, el empate con Argentina (arreglado según algunos), en realidad no les servía sin ganar en Asunción, por eliminatorias los charrúas nunca habían ganado en “Agresores del Chaco” pero lo hicieron y ya cualquier punto es cariño.

PunticoColombia: En mi anterior columna dije que esperaba los tres puntos contra Venezuela y cero con Brasil, no obtuvimos tres pero si dos puntos: un puntico y un puntazo, claro Fariñez nos sacó un gol de la raya, tuvimos más oportunidades, pero respecto del trámite, las figuras fueron los arqueros, por lo que ese puntico es apenas justo.  Brasil nos complicó, la selección jugó casi todo el tiempo concentrada, un error y golazo (luego de la entrada del perrito a la cancha), en el segundo tiempo y con algunos cambios Colombia, pero más con empuje se empató con un gol de cabeza del Tigre… hacía 14 años no les marcábamos en eliminatoria.

Aquí vale la pena resaltar que Falcao tuvo tres oportunidades de gol en dos partidos y metió la única que tuvo contra Brasil, Fariñez le sacó un remate de cabeza a contrapierna en Maracaibo, Falcao es un crack que si le surten balones la rompe. Por oposición, si Cuadrado y Cardona no se hacen relevantes en la cancha pues es difícil que el Tigre ruja, aquí me detengo un poco para señalar que Cardona no fue determinante como en otras oportunidades, por el contrario lo del jugador de la Juventus (Ita.) si es realmente una tendencia que no justifica su titularidad, es que honestamente un gol en estas eliminatorias (contra Ecuador) es una pobre cosecha para un volante ofensivo, máxime si se recuerda que generalmente la Selección juega son un sólo punta, por lo que el aporte de gol por parte de los volantes ofensivos debe ser muy importante en este esquema.

Perú: Debe ser un mantra del Tigre Gareca aquella frase que dice que “No está muerto quien pelea”, hace rato venía destacando que Perú juega bien pero que los resultados no lo acompañaban, pero la suerte no es esquiva para siempre y esta vez les sonrió a los cholos, todos los dábamos por eliminados, Sin embargo en esta doble jornada nos sorprendieron ganándole a Bolivia de local y jugando bien de visitante contra Ecuador.  Si se completa el milagro peruano, a Gareca le deben hacer un monumento espectacular… Dejó de citar jugadores problemáticos, los reemplazó con algunos jóvenes y con esa plantilla va de cuarto y si gana un partido, lo más probable es que irá a Rusia.

Argentina: Me lo dijo un amigo al finalizar el partido de los albicelestes con Venezuela: “Huy va a ser divertido escuchar a los comentaristas Argentinos”, realmente el país amaneció en drama, cuentan algunos residentes allá, que las caras largas eran el común denominador de la mañana del miércoles y no es para menos, como dijera Valdano: “el fútbol lo más importante entre las cosas menos importantes” los afecta más que una renuncia presidencial, por lo que les dejo un link al respecto:

No tiene presa mala. Respecto al empate con Uruguay donde parece que jugaron a no ganar, deben pensar, como dijera alguna vez el “Totono” Grisales que les “quedó un sinsabor amargo”, porque Uruguay sumó de a 4, ellos sólo 2 que saben a muy poco.  

Haciendo un análisis frío, en mi opinión, no tienen fútbol para ir al mundial, pero será difícil que la FIFA los deje afuera y aunque enfrentarán a un ascendente Perú, creo que de un modo u otro pasarán.  En este momento están mirando si la Albiceleste juega contra los incas en la Bombonera, considero que es un arma de doble filo por lo siguiente: El público está muy encima de la cancha y si los argentinos meten un gol rápido pueden golear a los peruanos, pero si no, el desespero y los madrazos a los de Sampaoli se multiplicarán y todo será llanto y rechinar de dientes.         

Chile: ¿De qué sirve ser Bicampeón de la Copa América si no van al mundial? Es la pregunta que se deben hacer los de la estrella solitaria, una de las selecciones que hace un año que desplegaba un fútbol exquisito por su verticalidad y que estaban cosechando… ¿Qué pasó si son los mismos hombres? La explicación es más bien sicológica, soberbia: nadie gana un partido antes y realmente la decisión del TAS es lo único positivo para ellos en esta doble jornada. Contra Paraguay se desfondaron de locales, el autogolazo de Vidal fue el comienzo de una debacle “Monumental” en Santiago (a propósito ¿cuántos estadios son llamados el Monumental en Suramérica?… ¡Qué originalidad!), para luego ir a perder con Bolivia en la Paz, no sumar puntos en la penúltima fecha es un lujo que sólo podía darse Brasil y no lo hizo.  No creo que les alcance con una victoria sobre Ecuador y pues no han podido con Brasil ni en Chile, ni en Brasil, ni en Cafarnaúm.  Será realmente algo muy fortuito si los chilenos no ven el mundial por tv.

Paraguay: Los paraguayos mataron el tigre y se asustaron con las rayas.  En realidad no son muchos los equipos que puedan decir que le han ganando a Chile en Santiago, un cabezazo desafortunado de Vidal, algunos contragolpes y seriedad al momento de defender fue la receta usada para dar la sorpresa de esa jornada, luego tenían que ganar en casa para no sufrir con la clasificación, pero no pudieron con un aguerrido Uruguay que los dejó ad portas de la eliminación, sólo les queda ganar ambos partidos porque por su diferencia de goles (-6). Cuatro puntos no les serán suficientes.  

Ecuador: es como el novio al que han dejado… de las risas y alegrías a los vainazos por Facebook o Whatsapp… ni el fixture, ni el fútbol (ese novio que los dejó), los tiene para ir a Rusia y como los ex que uno veía muy enamorados uno se pregunta: ¿Qué les pasó? Eso realmente si debe ser motivo de profunda reflexión de todos los estamentos del fútbol ecuatoriano… ¡Era el líder sólido en la mitad del calendario! Se daba por descontada su participación en Rusia, pero al final no hay besos y caricias sólo ruptura de esquelas, ellos defraudaron a una afición que sólo espera sus disculpas ya que se bajaron de un puesto al que se estaban acostumbrando. Para estas eliminatorias sólo vale la pena decirles: “Requiescat in pace”.     

Bolivia: Este cadáver nos recordó que de locales son peligrosos. La altura de La Paz es un mito dijo Maradona en aquel entonces… y le metieron 6. Los chilenos sabían que ese partido era durísimo para ellos así el Canciller chileno opinara lo contrario:

Puntico

Con lo del fallo del TAS y el tema del diferendo limítrofe se sabía que el partido era de vida o muerte para los del altiplano, lo que en todo caso no justifica la reacción del banco boliviano, pero futbolísticamente hablando el equipo “rústico” sacó a los chilenos del Mundial… no será olvidado en Bolivia este hecho y aunque no irán a Rusia, como Sansón, se llevó consigo a los filisteos.   

Venezuela: Escribir que fue una buena jornada para un equipo que hizo dos puntos y que está eliminado suena descabellado, pero es cierto, Dudamel no piensa en Rusia sino en Catar, pero antes pensó en los rivales que tenía al frente obteniendo sendos empates, contra Colombia en ese momento segundo y contra Argentina de visitante siendo este último un resultado histórico.  Wuilker Fariñez representa esa camada de sub 21 subcampeones del mundo que en la próxima eliminatoria darán de que hablar, este arquero en sus dos presentaciones tapó como para 2 torneos enteros, es rápido y de buenos reflejos… pregúntenle al Tigre si me equivoco. Fue el figurón en los dos partidos, por encima de un tal Messi, por ejemplo.

En menos de un mes se definirá todo en partidos que francamente están para no perderse.  Espero, como todos, que la tricolor vaya a Rusia y aunque no es que sea, precisamente, un reloj suizo, sería una debacle no ir, todo está dado.

Por, Burrócrata

 
 

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Imagen tomada de internet: Futbolred.com

El Día Cero

Más de tres años (41 meses para ser más exactos) suponen para cualquier proyecto una maduración, fruto del trabajo realizado y del aprendizaje acumulado durante sus labores.

Más de tres años (41 meses para ser más exactos) suponen para cualquier proyecto una maduración, fruto del trabajo realizado y del aprendizaje acumulado durante sus labores.

Rugidos Disidentes ha sido la trinchera creativa que nos ha permitido asumir el tema cultural con profesionalismo y  categoría –como debe ser– y no como un pretexto para asistir a una cantidad indeterminada de eventos con los “privilegios” que trae consigo una zona de prensa y así ‘goteriarnos’ conciertos, obras de teatro, festivales o ferias.

Al ser un medio alternativo nos asiste también un compromiso social, que es expresado en el constante apoyo a los artistas locales de rock desde Urbania Rock o desde la difusión de cuentos o poesía de aquellos que encuentra en la literatura su mejor arma, sin importar si cuentan o no con un ególatra diploma que lo certifique como escritor. Nuestra trinchera ha estado abierta para los disidentes, para los inconformes, para los delirantes y para los locos que comprenden que en la cultura se encierra la identidad y costumbres de una sociedad.

El cambio en Rugidos Disidentes ha sido constante, nos gusta explorar nuevas atmosferas y buscar con nuestra labor la reivindicación, exaltación y la resignificación de espacios.

No odiamos la política, todo lo contrario, sabemos que todos –ustedes y nosotros– somos sujetos políticos y así asumimos nuestras posturas y las defendemos con orgullo y respeto por las opiniones contrarias, pues sabemos que ese que llamamos “el otro”, es una extensión de nuestra propia existencia. Esa fue nuestra premisa para Ciudad Política, donde el término ciudad debe ser entendido como escenario de debate y diálogo desde la pedagogía. Educación y análisis serán los ejes fundamentales de esta nueva sección.

Somos diversos y esto nos permite construir, lección que nuestros políticos tradicionales y su séquito deberían poner en práctica. Amamos la diferencia. Odiamos la quietud y nos sentimos atraídos por los nuevos caminos.

Este rugido es su trinchera también, están invitados a participar en Tu Rugido, próxima sección, en la cual podrán dejarnos sus opiniones, sus denuncias, sus textos.

Hoy empieza un nuevo camino. Bienvenidos sean ustedes al Día Cero de Rugidos Disidentes.

 

Por, Rugidos Disidentes

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