Urbania Rock, la urbanidad del Rock

Para nosotros, Rugidos Disidentes, es un gusto presentar al público nuestra nueva sección Urbania Rock, dedicada exclusivamente de rock y a sus vertientes. Un espacio diseñado, principalmente, para difundir el trabajo y la producción de las agrupaciones nacionales, realizar aportes a la reconstrucción histórica de esta cultura y aportar en la memoria escrita de la misma. Por ello, en conjunto con el resto de nuestras publicaciones y a propósito de nuestro tercer aniversario, hemos cambiado nuestra plataforma, permitiendo mayor visualización y seguimiento, dando mas alcance a los cubrimientos que realizamos, con el fin de ofrecer una mayor exposición a los artistas,  específicamente, porque creemos en nuestro talento y estamos seguros de su calidad.

Para Rugidos Disidentes –Revista Cultura y Alternativa de Bogotá– el seguimiento a la cultura rock de la capital y del país ha sido fundamental en nuestra labor. Consideramos, sin duda, que el rock y sus vertientes generan un mensaje de disidencia, de crítica, que continua construyendo identidad contracultural y aporta escenarios culturales en el país de forma contundente. El género ha representado un 30% de nuestras publicaciones y sigue creciendo en potencia, nos ha llevado a lugares y espacios importantes como Rock al Parque, festivales locales, conciertos privados y en tan solo tres años, nos llevó a nuestra primera nominación a un premio de periodismo en rock en la undécima versión de los Premios Subterránica en este 2017.

Rugidos Disidentes presenta a Urbania Rock, La Urbanidad del Rock

Con Urbania Rock, Rugidos Disidentes se expande en esta misión de dar relevancia al rock nacional, por razones alejadas a motivaciones superficiales o de nacionalismo vano. Todo lo contrario, creemos que el rock nacional tiene suficiente calidad y en vista de nuestra más reciente publicación 10 cosas que el rock ya no es 10, consideramos la importancia de la difusión  de las nuevas propuestas y de su aporte en  la escena a nivel mundial.

Como estrategias de apoyo creamos, además, el Fanpage Urbania Rock Colombia (@UrbaniaRockColombia),  que también, en próximas semanas este espacio sera ampliado a la radio on line, gracias a la alianza con Nuevo Panorama Radio, con la cual dejaremos podcasts recopilatorios que podrán escucharse y conservarlos como archivo de colección, asimismo, a través de nuestro cana de YouTube, se podrá ver  Urbania Rock – TV, programa tipo blog, en el cual realizaremos entrevistas y generaremos discusiones sobre temas coyunturales y variados alrededor de la escena y daremos a conocer nuevos lanzamientos, entre otras temáticas. Para ello, estamos generando acuerdos con algunos de los principales bares que sirven de escenario a las agrupaciones locales, como lo es The Grange Bar, el cual se ha transformado en un lugar de gran relevancia para el encuentro de músicos y público.

Es importante señalar que en la actualidad se debaten temas de vital importancia sobre la denominada escena de rock nacional, para algunas personas, quizás, sea tópicos superficiales, porque, sin duda, lo más importante es la música. Sin embargo, como medio de comunicación, estas discusiones son necesarias y vale la pena darlas y escuchar los diferentes puntos de vista que tienen los distintos actores que participan de dicha escena. Somos disidentes, creemos que en Colombia, la falta de crítica consciente, la auto-mirada, la discrepancia, las posiciones argumentadas, la determinación de conceptos –más allá de opiniones–, la revisión historiográfica, musicológica, semiótica, y académica son fundamentales en la construcción de un mejor país, desde cada ámbito social o cultural.

El país se adormece en la palabra condescendiente, la falsa humildad, la tolerancia  irrespetuosa en cuanto a la actitud que soporta y no que comprende. Esa tergiversación que señala a quien argumenta como un ser pedante o esa posición falsaria postmodernista que valida todo discurso, porque disentir es una forma de ofender y que, en últimas, nada tiene profundidad, merece ser enfrentada y nuestra misión, insistimos, como medio de comunicación alternativa es no prestarnos para el juego mediático de publicaciones inmediatas y faranduleras, como la caída del artista en una escenario o ese chismorreo que no aporta y que en cambio destruye. Consideramos que la discusión argumentada y la crítica son aportes, en sí mismos, necesarios, pues cumplen el papel preponderante de develar, desmenuzar, dimensionar, diseccionar y  esclarecer. Permite, además de  informar de manera profunda, asumir posturas fundamentadas y formadas desde distintos puntos de vista.

¡Bienvenidos!

Los invitamos a leer las publicaciones que se han realizado en Urbania Rock:

10 cosas que el rock ya no es

Entrega de Premios Subterránica 2017

Legion of the Damned: Underground en Bogotá

Metal de las Montañas 2017: Memoria, Arte y Paz

Metal de las Montañas 2017: Memoria, Arte y Paz. Día II

El evangelio rockero, según Correal

Cuatro meses de rock nacional

Por, Luis Alfredo López

        Editor Urbania Rock

 

10 cosas que el rock ya no es

Ante todo, creemos en su mensaje poderoso y creemos que, tras más de 60 años, el rock y su evolución no pueden ser tratados con ideas emitidas en los medios de comunicación durante la época de Elvis. En la actualidad, algunos prejuicios, ideas preconcebidas y falta de información permiten que en las redes sociales, cualquiera de su opinión en torno del rock, de las bandas y del público de la escena,  asumiendo, de esta manera, que el género es un monolito muerto que no tiene vida propia y que no ha trascendido generacionalmente, por tal razón hablaremos de 10 cosas que ya no son como antes, pues desde ese tiempo remoto de mitad del siglo XX hasta hoy, el rock ya no es lo que solía ser.

1.      El Rock ya no es (y nunca fue) cosa de adolescentes.

Para 1954 el rock era la expresión de jóvenes rebeldes que, tal vez, perdieron a sus padres en las guerras mundiales.   Estaban cansados del sistema opresor del patriarcado y tenían tiempo libre. El capitalismo les dio dinero y a la vez una moda que seguir, algo en que usar ese tiempo de ocio y una razón para gastar su dinero. Rompió sus moldes de vestimenta adulta y les dio identidad, acabó con las barreras raciales, sexuales, etc… etc. Todo esto e infinidad de cosas más, pero después seis décadas los rockeros seminales envejecieron, los Rolling Stones tienen más de 50 años tocando, sus edades alcanzan los 70 y hasta 80 años, varios músicos importantes han muerto de viejos por enfermedades de gente mayor. No todos se han suicidado, el 90% no siguió el lema de Dean: “dejar un cadáver bonito”, más bien crearon industrias multinacionales con su música, espectáculos rentables, realizaron acciones humanitarias y hasta han sido postulados y ganadores de Premios Nobel.

Decidieron vivir, ya sea desde el margen o desde el ‘mainstream’. Sin duda, el rock ya no es una cuestión de jóvenes. Hoy en día, es un espacio intergeneracional absolutamente serio. Asimismo, el público ha ido envejeciendo con las vertientes del rock y del metal, y es absolutamente válido. Aquí los jóvenes tienen mucho que aprender antes de meterse en el rock y son ellos quienes aportan una visión renovada. Hoy podemos ver una abuela haciendo guturales para una banda de gore y unos niños hacerse famosos con covers de Iron Maiden.

El rock, por decirlo así, alcanzó el estatus de intemporal, ya sea porque esa dinámica impedirá su muerte o porque afortunadamente,  se puede ver a –Angus Young- en uniforme colegial o decidirse por aprender a tocar batería a los 100 años y no sentirse ridículo, por el contrario, esto es considerado un logro.

2.      El Rock ya no incomoda

Esto me desagrada, yo quisiera atacar a mis vecinos reggaetoneros con una descarga de black metal para que aprendan a respetar, pero ellos ni se inmutan. En la época de los noventa, sobretodo en Colombia, uno andaba con pinta metalera, punkera, hippie, rockera y te miraban como bicho raro, hoy, si  al caso te preguntan que shampoo usas para tener el cabello mejor que el de una dama y de dónde sacaste tus pantalones rotos con taches.

No es que todo este normalizado, este país sigue siendo un dominio de la moralidad y de la iglesia católica, pero la sociedad ha asumido e integrado al rock en la cultura popular y, día a día, es muy normal ver a una banda de rock tocando en la calle, publicitando una tienda de hamburguesas o haciendo jingles de una nueva línea de mantequilla o como una moda de temporada de otoño, como parte de un ritual católico o como alternativa contestataria hacia éstos, desde la corriente cristiana para contraatacar su negocio; como evento de ambientación en una feria de libros o de barrio, en un carnaval de pueblo o como acto de apertura en un colegio, Etc. Etc.

Todos vimos normal y absolutamente gratificante que Kraken tocara en una iglesia de Medellín en la despedida de Elkin Ramírez, nuestro Titán y único Rock Star real. Sin embargo, creo que mi madre fue la única en advertir que eso hace 20 años hubiera sido impensable en Colombia,  sin duda, a menos que tengas una banda de black satánico ya no sorprenderás a nadie cuando digas que tienes una agrupación de rock o que eres un fan acérrimo de Nirvana, porque en la rockola de tu barrio podrás escuchar sus temas en medio de la música de Darío Gómez y la Tigresa del Oriente. Eso es integración. La normalización del capitalismo es capaz de absorberlo todo y de agotarlo, de pasar por encima, dejando un efímero recuerdo, -todo lo solido se disuelve en el aire- dando como resultado que:

3.      No es una expresión salvaje, únicamente

Si originalmente el rock buscó que las ancianas y las mamás se taparan la cara horrorizadas, hoy por hoy, no podemos esperar que escandalice. Simplemente el mundo tiene muchos más debates, que grupos de personas cantando, gritando o haciendo guturales. Si no eres de una banda del Inner Circle y matas a un compañero, o quemas iglesias, tus discursos de sangre gore o vampirismo gótico y quién sabe qué se nos pueda ocurrir, no molestarán a muchas personas. Este tiempo, simplemente, ha asociado la idea de que el rockero expresará controversias, pero éstas, no son inesperadas. Por lo tanto, no es tan salvaje, menos en un país como Colombia.

Si un padre de familia puede durar un día en una cantina de barrio, ¿por qué un rockero no podrá hacer lo mismo? Así que todos dirán: “… en ese Rock al Parque reúnen a esos mechudos en tres días de juerga y luego ni se ven”. En general, parece que el mundo está más asustado por transformaciones más radicales de las costumbres (expansión del mundo  y radicalismos árabes, apropiación de la adopción gay, cambio climático),  que la proliferación de rockeros de todas las clases, como símbolos de luchas sociales, con su imagen de buenos muchachos o de rebeldes sin causa que retornan finalmente a sus hogares y luchan por seguir adelante, no asustan mucho a las masas.

El extremismo del metal y su carrera expresada en géneros como el black dan cuenta de ello, ya no se sabe con qué nombre más mórbido bautizar una banda, qué imagen más amenazante poner  en una caratula o qué sonido más inentendible sacar de una garganta. Pero, la recepción de ésto sigue siendo underground y en el aspecto amplio del público, está de moda de ver a una celebridad usando una linda camiseta de Slayer. Tu mamá sabrá donde comprártela, no te preocupes, espérala mientras le enseñas a tus hijos los temas de ‘heavysaurios’ y le explicas a tus primitas quiénes son los cuchos maquillados de KISS en el video Baby-metal.

4.      El rock si bien es contracultural, ya no es una propuesta contestataria

Durante los años setenta, el rock sirvió de canal al mensaje del hippismo y la contra-corriente en EE. UU, en rechazo de la guerra y el modo de vida norteamericano. El punk inglés de finales de esta década atacó al status quo de la monarquía y rompió los moldes de la juventud, la pasividad del rock demasiado elaborado y  sacudió a los más conservadores. El heavy metal se opuso a las actitudes suaves de los hippies y con dinamita hizo volar sus utopías, golpearon a la sociedad con dosis de violencia y realidad expresadas sin tapujos, hasta llegar a las vísceras  descarnadas de los géneros más extremos. Hasta ahí se notaba una cierta posición izquierdista frente a las ideologías y figuras de poder tradicional, no significa que fuera encaminado el rock, exclusivamente, por el materialismo dialéctico. ¡No! Lo que se evidenciaba era una alternativa contra-corriente del orden social tradicional. Sin embargo, hoy en día, tras más de 70 años y con géneros y bandas directamente afines a las derechas ideológicas y al orden social –skinheads de derecha y bandas Oi o afines a la tercera fuerza, rock pop sin pretensiones y rock cristiano– el rock se ha ampliado, de tal forma, que sus letras e intenciones no son exclusivas de una postura, más bien, se ha transformado en un lenguaje para expresar lo que cada quien siente. Los movimientos más grandes del rock que trascendieron en movimientos sociales sucumbieron a los cambios marchantes del tiempo. No obstante, ésto en particular no es negativo, pues entendido como cultura de integración y ante todo como un lenguaje, permite desde sus formas musicales bien definidas, dar sonoridad a los gritos o simples susurros que las generaciones buscan expresar por medio del arte más estridente. En él expresan sus inquietudes estéticas, visuales y discursivas.

Que ante tantos medios de comunicación la gente se acerque al rock para escucharlo denota que es, sin duda, un medio que implícitamente tiene un carácter vanguardista y multi-canal para una sociedad que ya no espera que del rock lleguen mensajes tradicionales. Básicamente, el rock está pensando más en cómo transmitir que en cambiar pensamientos.

5.      El rock entonces no es político ni apolítico, es un medio de expresión abierta

Es casi estúpido pensar que el rock, al ser un medio de comunicación y una cultura, no esté relacionado con posturas políticas. Sin embargo, en sí mismo, no es político, pues en el marco general de todas sus vertientes, los mensajes lanzados son tan variados, amplios y divergentes que más que político, es un espacio para los discursos dados desde distintos frentes. No obstante, es claro, según la primera afirmación, que no podemos desligarlo de la opinión pública y las ideologías, debido principalmente a dos aspectos: Primero, la simple discusión histórica de que el artista debe estar interesado por su tiempo, su contexto o su realidad  y tomar postura o que por el contrario debe alejarse y tomar como vehículo la simple expresión del sentimiento (debate que abordaron filósofos como Sarte o Adorno y un sinnúmero de autores en escuelas como el realismo, con sus respectivos seguidores y detractores). Segundo, porque históricamente muchos artistas han expresado –para bien o para mal– sus posturas políticas. Algunos supuestos apolíticos fueron perjudicados. Borges, al recibir un premio de Pinochet fue un claro ejemplo. Recientemente, el juicio del empresario Julio Correal al cantante Paul Gillman de Venezuela es casi lo mismo, pero desde posturas políticas diferentes. Al primero lo castigó el Nobel por su relación con la derecha, al segundo lo vetaron de un festival internacional por su afabilidad con la izquierda. En ambos casos, gobiernos radicales de carácter dictatorial.

Pero los artistas (rockeros) no han dejado de lado en ninguna época sus posturas políticas. Elvis Presley, incursionó en el ejército para combatir en la Guerra de Vietnam. Bob Dylan en los 60 se manifestó en contra de la misma. El movimiento hippie contra la derecha norteamericana de Nixon. Joey Ramone y su agradecimiento a los partidos republicanos y al presidente Bush. Los Sex Pistols y su anarquía en UK. The Clash y su izquierda sandinista. Iron Maiden con un poster de una Margaret Thatcher recién violada por Eddie. Ted Nugent y sus mensajes anti-progresistas y pro-derecha. Son todos, ejemplo que del rock no se puede esperar mensaje que no incluyan referencias políticas. Lo cual, en ninguno de los casos y hablando estrictamente de arte, significa una reducción de la calidad técnica de sus ejecuciones musicales, más bien, ésto ha ampliado la mirada y la versión de muchos escuchas, acerca de sus propios intereses tal como ha ocurrido con con otras artes, como la literatura donde el rock ha expuesto una conexiona que permite al escucha interesarse por estos temas.

6.      No es un monolito, más bien es como el Big Ban

Y lo nombramos antes, después de 60 años. El rock y –por lo general– la música contemporánea, cambia. Luego de una explosión local tiende a extenderse, a través de ondas u olas. Tiene periodos de reposo y otros de saturación. Cada década presenta su o sus formas y cada vez se aleja más del centro,  se dirige y se renueva en las periferias. El rock nace en EE UU, se dirige a Inglaterra y luego, desde los noventa, estas dos potencias perdieron el predominio del rock. Siguen siendo los mercados tradicionales, pero hace rato que el rock y en especial el metal viven en Europa. Se puede decir que a partir del nuevo siglo los mercados asiáticos, con Japón como centro, consumen mucho más (Japón siempre fue el punto de salvación para bandas de declive). Latinoamérica es el nicho del ‘under’ y con los medios virtuales actuales, prácticamente, no hay sitio donde no se pueda encontrar una banda y un consumidor de rock.

Recordemos los cambios de época: rock and roll clásico en los 50; psicodelia en los 60; hard, heavy y punk en los 70; metal y glam en los 80; grunge y alternativo en los 90; neo y euro en el 2000 y así sucesivamente. Si bien cada género y cada gran movimiento tienen menos duración en los topes de los conteos musicales, ninguna rama del rock muere, sólo se traslada y las periferias la absorben y renuevan. El rock está vivo, pero simplemente ya no es como era en los años que las bandas gringas e inglesas dominaban el mundo.

7.      Ya no es la música de moda, es música más allá de lo mediático

Infortunadamente  será cada vez más raro encontrar bandas multimillonarias en ventas como Metallica, The Beatles, Black Sabbath, entre otras. El rock se ha dirigido a consumos focales y esto agobia a muchos músicos que crecieron escuchando las historias de jóvenes marginales que alcanzaron el éxito y el estrellato mundial saliendo de barrios miserables para vivir en grandes mansiones con las top model del momento. Pero, como hablábamos arriba, el capitalismo disuelve hasta la más sólida producción o movimiento y lo desvanece en sus intereses, porque sólo lo nuevo y aparente es consumible masivamente. La masa exige renovación y espejismos. Sin embargo, esto es un aspecto que ennoblece al rock y a todos sus géneros en estos años de sobrevivencia, porque su carácter ha retornado al arte y, como le viene ocurriendo al jazz, será de públicos selectos e informados. No surgirán estrellas vánales, más bien, hoy se puede afianzar la imagen del rockero como un verdadero músico y su público como un espectro erudito del ambiente consumista.

Cada cuando aparece un supuesto salvador del rock y sus veinte mil veces anunciada muerte, pero esto sólo ocurre en los medios de desinformación, porque todo buen rockero sabe dónde buscar y encontrar miles de bandas que ofrecen lo que busca en diferentes términos de calidad y aprecio de su bolsillo. El rock vive, pero vive más allá de las modas mediáticas, afortunadamente, basta con una búsqueda pequeña en YouTube, Amazon, o Facebook.

Hoy puedes salir por tu barrio y encontrarás un bar de rock, pregúntale al dueño y te informará de cuántos amigos tienen banda y así, poco a poco, podrás dar con alguien cercano a ti que ya tenga una producción de calidad o que esté intentando hacer un disco. Ocurre aquí y en Tunja. Si miras, hasta en Irak, el tal movimiento ‘under’, prácticamente no existe, a menos que seas de una banda de ermitaños sin redes sociales. El apelativo underground se refiere a las agrupaciones que están en proceso de quedarse sin público, que no despegan o que están a punto de alcanzar seguidores. ‘Under’ son todos los grupos incipientes en espera de escuchas. En el black sólo son ‘under’ las que quieren tener un culto y que éste sea un grupo cerrado.

8.      Por lo anterior, ya no se trata de discos

Este consumo global del rock, necesariamente, requiere de los medios actuales y globalizados de consumo. La venta y compra de música hoy, no parece ser de álbumes enteros, sino de plataformas como YouTube, Sound Cloud y todos los canales de distribución digital que han acercado a los músicos de forma independiente a realizar la comercialización de sus productos de manera alternativa y directa, sin intermediarios, estrategia precisa para un público acostumbrado a tener 1.000 canciones en un reproductor portátil. Un álbum entero, al menos que sea demasiado bueno, no cuenta con atractivo alguno. En efecto, la piratería colaboró en este cambio, pero sin duda, cada vez son menos las personas que quieren abarrotar pequeños espacios de su vivienda con miles de discos. Los coleccionistas somos escasos y esto es algo que no parece detenerse. Sin embargo, esto ha podido representar, también, gran independencia para los artistas que han recibido directamente sus ganancias sin pasar por intermediarios.

Algunas olas de remembranza han traído de nuevo los acetatos y los casettes, pero también estos dependen de los flujos económicos y las recesiones. En todo caso, antes de sacar un disco, las bandas nos inundan con sencillos descargables, adelantos, lyrics videos, videos oficiales y casi que un testeo del 90% de la producción, antes de atreverse con un disco en su totalidad. El paradero de todo esto es incierto. No obstante, implica que el mercado exija a cada artista a ser dueño y a controlar su trabajo, desde la imagen hasta la venta, lo obliga a ser exigente consigo mismo antes de dar a conocer sus temas, pues en medio de esta accesibilidad, pasar desapercibido por falta de calidad, es más fácil que alcanzar un número considerable de escuchas.

9.      Así que tampoco es ambicioso, muy a nuestro pesar.

Este golpe también es producto de la masificación y de los medios. Es claro que si se aspira solamente a transmitir un mensaje la calidad musical baje, pues subir un tema a YouTube es cuestión de segundos y por tanto han proliferado las bandas que no sienten temor de sacar cinco copias de un CD quemado en computador o de grabar un video con celular sin importarles el sonido. El resultado, agrupaciones y músicos que se conforman con tocar en el bar de un amigo, concursar en un evento local, alcanzar unas 1.000 visitas en internet, que tratan seguir adelante hasta que se hartan de repetir sus propios temas.

La ambición de las bandas motivaba muchas veces sus experimentos y las ganas de romper esquemas, ser la agrupación más grande del mundo podía implicar la generación de todo un movimiento, una armada, una estética, un ejército de seguidores que llenaban estadios. Sin embargo, esto resulta cada vez más extraño. Si bien, los consumos focales han permitido que la música se dirija y se presente de forma más directas al público, también han mermado las ganas de realizar producciones inmortales que conquisten al mundo.

Las bandas que aún lo logran, tienen al menos 20 años de carrera o deben presentarse en festivales con más de 30 artistas para esperar un público masivo. En los 80 se llegó a hablar de Stadium Rock con agrupaciones como Asia, que dirigían sus composiciones a un público innumerable en vivo, nacieron para tocar en directo. Algunos artistas latinos recogieron eso y alcanzaron momentos de inmortalidad. (Claro que no en Colombia).

Lo curioso es que todas gritan que tienen un mensaje, pero éste es inentendible. Requeriremos de subtítulos en los directos, esto quedará para discusión de las aspiraciones del músico. Antes querían ser dioses, hoy parece que no aspiran a más, que al al retorno de un pago basado en cervezas. Es evidente que en Colombia no se puede ser irreal y que el mercado, como ya explicamos, no sacará a nadie al nivel de un dios. No obstante, se podría esperar más de quienes están encargados de mantener el género, porque esto dignifica al músico y exigirá más del público. ¡Cuánto nos hace falta aprender de Elkin Ramírez!

10.  El rock no está pensando en crear himnos

Por eso mismo, las bandas han descuidado aspectos de la producción y la búsqueda de una carrera larga y contundente. En la actualidad, músicos de todas partes del planeta tienen hasta 5 bandas, las cuales los mantienen activos. Quedamos a la espera del próximo himno que resulte de un trabajo real y no de un impulso mediático que no sobrepasa los 3 álbumes. Los artistas nacionales no pueden seguir lanzado CD quemados y en papel de servilleta. Se requiere una aspiración de cruzar fronteras, los mismos medios actuales así lo permiten. Para ello se debe pensar en componer temas inmortales, porque esta falta de ambición ha generado canciones superficiales. No es falta de talento.

No basta con ser capaces de tocar bien, es importante, además, que se quiera trascender con canciones que lleguen al alma, que rompan las estructuras desde la misma sonoridad. El mal que atenta en contra, es que muchas bandas han sido más originales al inventar géneros (suramericanantillanfolkblack de raíces neopaganas undercore, o alguna vaina semejante) que en las letras y los mensajes que trasmiten en relación con la armonía. Deberían escuchar Bohemian Rhapsody ¡Por favor! Claramente es imposible repetir un tema de este calibre, pero si no se aspira a realizar arte real, el ambiente efímero de una instalación artística en un plaza, tendrá más relevancia que la música que  ha requerido horas de práctica. Colombia ha tenido sus himnos y los repasaremos en otro artículo (Muere libre, Metalero, Solo por ejemplo) ahora que se nos están acabando las bandas pioneras.

De ese legado podemos aprender y como vemos, antes de ser aspectos fatalistas, son cuestionamientos que convocan a entender los tiempos actuales que obligan una adaptación al cambio. Es un momento que aún es motivador, pues tenemos una gran cantidad de agrupaciones musicales emergentes, más músicos destacados y más oportunidades de producir. Se requiere, entonces, ser auto-críticos con nuestra escena y rendir cuentas de lo que se hace, porque tanto músico como público, queremos rock por muchos años y de excepcional calidad.

 

Imagenes tomadas de internet

http://revistakuadro.com/tag/metallica/
http://www.rollingstone.com.co/principales/blog/paul-gillman-yo-voy-a-cantar-no-a-convencer-a-nadie-ni-a-dar-discursos-poli
http://www.gq.com.mx

Artistas distritales en Rock al Parque 2017

32 artistas distritales audicionarán los próximos 16 y 17 de mayo en el Teatro Libre la Media Torta, gracias a la Beca Festivales al Parque Ciudad de Bogotá – Categoría Rock. De las 32 bandas que se presentarán, 20 formarán parte del cartel oficial de Rock al Parque 2017.

32 artistas distritales audicionarán los próximos 16 y 17 de mayo en el Teatro Libre la Media Torta, gracias a la Beca Festivales al Parque Ciudad de Bogotá – Categoría Rock. De las 32 bandas que se presentarán, 20 formarán parte del cartel oficial de Rock al Parque 2017.

Para este año se inscribieron 273 agrupaciones, de las cuales 142 fueron seleccionadas para evaluación y de estas, 32 se presentarán para buscar uno de los 20 cupos disponibles:

Los Rolling Ruanas, Voodoo Souljahs, Ismael Ayende, Enepei, Montaña, Sonoras Mil, Durazno, Rompefuego, Sin Pudor, Indio, Full Knife Injection, Pablo Truillo, Head Tambo, Umzac, Cobra, Los Makenzy, Six V Six, brand New Blood, Kontragolpe, La Urband, Herejia, Vein, Poker, La Vodkanera, No Stories, Syracusae, Electric Mistakes, Ataque de Pánico, Blessed Extinction, 8bm – 8bits Memory, Dead Silence y Tiempos de Sangre.

Rock al Parque 2017, La espera ha terminado

La edición de Rock al Parque 2017 será llevado a cabo los próximos 1, 2 y 3 de julio en el Parque Metropolitano Simón Bolívar, escenario tradicional que año tras año abre sus puertas durante 3 días al rock y sus sonidos más extremos.

La edición de Rock al Parque 2017 será llevado a cabo los próximos 1, 2 y 3 de julio en el Parque Metropolitano Simón Bolívar, escenario tradicional que año tras año abre sus puertas durante 3 días al rock y sus sonidos más extremos.

En marzo de este año el Festival Rock al Parque ingresó por segunda vez consecutiva a la lista The World’s Best Festivals siendo, junto con Rock in Rio, los únicos festivales suramericanos en esta selección realizada por Fest300.

El primer paso del Festival se dio en 1994 y se quedó en el corazón de la ciudad como un patrimonio cultural que debemos respetar y cuidar. En sus últimas ediciones Rock al Parque le ha apostado a la diversidad musical y ha permitido que bandas alternativas alcance las tarimas del evento musical más grande de la Capital. Pese a las críticas que despierta en los más radicales tanta variedad, RAP sigue siendo uno de los eventos más esperados por el público y los artistas nacionales. Sonido extremos, rockero y alternativos se toman a Bogotá durante tres días seguidos, sin embargo, los conciertos son el fruto de un año de trabajo en el cual, a partir de las convocatorias distritales y nacionales, las alianzas con otros festivales y las negociaciones con artistas internacionales, es posible la celebración del evento con todo éxito.

Rugidos Disidentes y su próxima sección dedicada al rock: Urbania Rock, desde ya estará muy pendiente de las noticias generadas alrededor del Festival y, como ya es tradición, da la bienvenida a los artistas nacionales y distritales que ese debutarán en las tarimas del Parque Metropolitana Simón Bolívar.

Mayor información

Nairo, no te calles

A Mariana Pajón se le olvida lo que reza el refrán popular colombiano: « Entre bomberos no nos pisamos la manguera». Ella es una excelente bicicrosista. A no dudar. Pero, ¿mala colega? Tal parece que sí.

 

A Mariana Pajón se le olvida lo que reza el refrán popular colombiano: « Entre bomberos no nos pisamos la manguera». Ella es una excelente bicicrosista. A no dudar. Pero, ¿mala colega? Tal parece que sí.

Nairo sí sabe lo que es trabajar de sol a sol. Es un joven acostumbrado a recoger papa en los campos de Boyacá, como campesino puro y duro que es. En cambio, Mariana es una deportista de élite, pero de la élite de Antioquia. Y nada más.

 

Nairo es un digno representante de Colombia, sobre todo, de la tradición boyacense: son personas tranquilitas, amables y sosegadas, pero son asimismo muy sinceras, y tienen garra.

Yo creo que Mariana Pajón es una maleducada, cuando manda callar a Nairo. Malcriada e irrespetuosa.

 

Nairo, como pocos deportistas, ha tenido el valor civil de expresarse, de manifestar su inconformidad. Y eso es demasiado. Él está en su total facultad de hacer efectivo su derecho a la libertad de expresión. La mayoría de los deportistas se encuentran presos por el miedo al desempleo, y por eso callan.

 

Nairo debe seguir pedaleando, por supuesto, pero de igual manera debe seguir reclamando la dignificación del deporte y los deportistas colombianos. Mariana pajón no parece de los nuestros –diría un andrajoso personaje de Oscar Wilde–, su cara es demasiado feliz. Tal vez desconozca el sabor de la aguapanela.

 

Sin embargo, me gusta pensar que Nairo es un caballero a carta cabal y no se trenzará en una discusión inútil con Mariana Pajón.

De todas maneras, hay que decir: «Nairo, tu voz sí ayuda. Nairo, no te calles. Nairo, te invitamos a que sigas exteriorizando lo que no te gusta».

 

¡Adelante, campeón!

 

Por, Fernán Avid Medrano Banquet

@FernanMedranoB

Imagen tomada de Internet: Publimetro

¡Yo y mis impuestos!

La profesora Carolina Sanín compartió con Rugidos Disidentes una pertinente reflexión que realizó en su muro de Facebook

Bueno. Hace un rato me pasó que llegué tarde a una pelea callejera (madrugué, bendito sea Dios) en una calle de por aquí que estaban arreglando. Un joven muy indignado se peleaba con los obreros, porque estaban ahí parados o porque se tropezó o porque la calle estaba cerrada (no sé por qué, ya dije que llegué tarde) y les gritaba: «¡Con plata de mi bolsillo!» «¡Con mis impuestos!». Y pensé en ese grito de guerra que todos hemos lanzado una vez, o más bien muchas, de «Son mis impuestos», y pensé en lo ridículo y vacío que es. Y aquel jovenzuelo no sé yo qué impuestos pagaría, pero me hizo pensar que cuando lanzamos esa exclamación como que se nos llena la boca y la barriga.

 

Como que en realidad la decimos para sentir que tenemos mucho y damos mucho, y para sentir que de nosotros depende o debería depender algo, y, en últimas, porque no queremos pagar impuestos. Es una exclamación de impotentes, de roñosos y de pelagatos. Y de ella sigue, claro, que la gente evada impuestos con la otra consabida exclamación de: «¿Para qué voy a pagar? ¿Para que se los roben?» Según los indignados contribuyentes, el Estado no debería pagar salarios y nadie debería tener empleos que no fueran creados por la empresa privada y celosamente vigilados por un capataz también privado, me imagino.

 

Yo pago impuestos (los impuestos, no «mis» impuestos, pues precisamente los impuestos no son de uno, sino comunes) cariacontecida, como todos, pero hoy vi la autocomplacencia y el engaño que se encierran en el grito indignado de «Son mis impuestos». Los impuestos hay que pagarlos, se los roben o no. Si otro es el ladrón, no va a serlo uno. Y si se usa mal el dinero público, es malo que se use mal porque es mala la torpeza y es malo el desperdicio y porque es dinero público, y no porque sea «mío» (además, que ni mis impuestos ni los suyos alcanzan para nada que digamos, señorito). Los obreros de la calle, a los que, por cierto, también de su salario les descuentan impuestos, miraban atónitos al joven aquel. Ellos tenían una calle por arreglar, mal o bien, y un trabajo de mierda por hacer, como son de mierda todos los trabajos del mundo. Por mi parte, no vuelvo a decir eso de «¡Con mis impuestos!», mientras no sea archimultimillonaria y gran contribuyente, o ministra de Hacienda, que ninguna de las dos cosas seré nunca (bendito sea Dios muchas veces), ni diré: «Los congresistas se toman vacaciones en Europa con mis impuestos» (pues, si no me alcanza lo que gano para viajar a Europa, mucho menos alcanzará el 20% para que viaje un congresista, por más que me las dé de que pago mucho), ni diré ninguno de esos lugares comunes. Ya vi que es una gran vulgaridad.

 

Por, Carolina Sanín

 

Imagen tomada de Internet: Unipymes

Colombia: el país del gato y la linterna

Somos el país del gato y la linterna. Hace unos días jugué con cósmica, mi gata, en un cuarto oscuro. Tomé la linterna y proyecté la luz en distintos rincones de la habitación, de izquierda a derecha y de arriba a abajo, sin importar la dirección que ésta tomara, allí llegaba la gorda cósmica con sus garras tratando de atraparla.

 

 

Somos el país del gato y la linterna. Hace unos días jugué con cósmica, mi gata, en un cuarto oscuro. Tomé la linterna y proyecté la luz en distintos rincones de la habitación, de izquierda a derecha y de arriba a abajo, sin importar la dirección que ésta tomara, allí llegaba la gorda cósmica con sus garras tratando de atraparla. Me divertí, ella también. En un juego de 7 minutos Comprendí que la habitación oscura es Colombia; los medios de comunicación, la linterna; la luz, su agenda noticiosa; Cósmica somos todos nosotros, tratando de acaparar, día a día, esa luz.

 

Esta semana el foco se centró en la supuesta –o no tan supuesta– reunión de un tridente demoníaco: Trump, Uribe y Pastrana, trío trágico-cómico que amenaza con arrasar a medio planeta o a media Colombia, según el personaje que se mire. Hace unas semanas estábamos –no era para menos– con la tragedia de Mocoa y ya hoy poco hablamos de ella. Ese domingo mientras un pueblo desaparecía, hablábamos de la marcha anti-corrupción. Días antes, del llamado a la Selección del presunto maltratador de mujeres Armero. Una semana antes, del aumento en las tarifas de Transmilenio. Mucho más atrás, del caso Colmenares. En diciembre, moríamos de indignación con la tragedia de Yuliana Samboní.

 

Sólo acudimos la cabeza de arriba a abajo en señal de aprobación, o de un costado al otro con los brazos cruzados, si aquello que vemos nos causa algún tipo de indignación o de rechazo. Nos movilizamos virtualmente en redes sociales cuando un tema se vuelve tendencia. Al final de cada día, al mejor estilo de Hombres de Negro, un rayo borra la caché de nuestra memoria y de igual manera que hacemos cuando el teléfono se nos llena de pendejadas, nos preparamos para reiniciarnos mentalmente y descubrir un nuevo amanecer en el que, seguramente, el foco nos lleve en otra dirección.

 

Ese vaivén noticioso permite que recibamos ráfagas de información que rara vez interiorizamos y que, simplemente, se aloja en nuestra memoria de manera temporal sin que tan siquiera reflexionemos al respecto y, mucho menos, que cuestionemos si es verdadera o no. Quizás por eso cada 4 años elegimos los mismos rufianes para que nos sigan robando, porque si en los grandes medios hubo una denuncia, ésta pasó desapercibida o fue tan fugaz que ni cuenta nos dimos, o fue opacada por otra luz en esa habitación oscura.

 

Al igual que el gato, no tenemos rastro del trayecto de la luz, tampoco idea alguna del rumbo que habrá de tomar. En ocasiones somos un país sin memoria, en otras tantas tenemos una selectiva y conveniente y, en el peor de los casos, sí contamos con ésta, pero nos falta vergüenza.

 

Por andar detrás de esas luces proyectadas no vemos toda la habitación, no somos conscientes de nuestra historia y dejamos que los medios de comunicación nos la cuenten como ellos quieren, ojalá sea televisada y en formato telenovela para evitarnos la fatiga de leer.

 

Colombia ha perdido el foco, desde hace mucho, por culpa nuestra. ¡Sí, nuestra! Conjugamos el verbo «olvidar» en todas las personas del singular y del plural: Yo, usted, nosotros, ellos. Todos olvidamos las noticias con la misma facilidad con la que las absorbemos. Parecemos informados, así logramos sostener conversaciones en el almuerzo y, a veces, podemos posar de intelectuales cuando dejamos ver nuestra indignación en redes sociales por algún tema en particular.

 

Acá hay un gato encerrado que sólo espera que la linterna apunte hacia su nuevo destino. Gran problema que tiende a empeorar cuando muchos piensan que esa luz está en manos de tipejos, que encontraron en la religión un hipnotizador colectivo y un lucrativo proyecto de emprendimiento que, además, les da poder. Un problema que más parece enfermedad cuando una muchedumbre de gran tamaño profesa la convicción ciega de que Álvaro Uribe, Alejandro Ordóñez, Germán Vargas Lleras, entre otros, son los portadores de luz que Colombia tanto necesita.

 

Como Cósmica, dejamos que sean otros, los poderosos, los hijos de los mismos, los grandes empresarios, propietarios además de las cadenas de información más influyentes del país, los que dirijan nuestra atención a su antojo. Nos hipnotizan y, de la misma manera que mi gorda gata, actuamos con pereza y con ingenuidad, lo cual no nos exime de la responsabilidad de permanecer a lo largo de nuestra historia atrapados en esa habitación oscura de la que no saldremos hasta que no encendamos, de una vez por todas, la luz.

 

Por, Andrés Angulo Linares

@OlugnaElGato

Instrumental

Aunque diga que estaba al borde de la calle buscando cómo darle sentido a toda mi existencia, un martes en la mañana cuando no tengo absolutamente nada que hacer sino respirar. Lo que está leyendo no se trata de mí.No soy yo desde que terminé de leer Instrumental de James Rhodes pero no se trata de mí. 

 

Aunque diga que estaba al borde de la calle buscando cómo darle sentido a toda mi existencia, un martes en la mañana cuando no tengo absolutamente nada que hacer sino respirar. Lo que está leyendo no se trata de mí.

 

Aunque diga que, ese día vacío, recordé que quería comprar un libro desde hace tiempo, un ejemplar de tapa dura que había visto en el mostrador con un deseo brusco de leerlo cuando llegara la hora. No creo que todavía tenga algo que ver especialmente conmigo.

El protagonista de Instrumental era un pianista [James Rhodes] que narraba su propia historia sobre el dolor y su redención a través de la música. Eso escuché en una Feria del Libro en Bogotá. Sabía que quería leer ese libro pero lo evitaba porque siempre alcanzo a calcular el excesivo interés de autodestrucción que me caracteriza.

Me decidí esa mañana. Tardé tres días en leerlo. Podrían haber sido menos sino hubiese tenido que salir a trabajar. Me desanimé cuando tuve que dejar de lado el libro y vivir. Durante tres días, mi vida se concentró en leer un libro que inicialmente hacía daño.

Rhodes es mi puto héroe. Sobrevivió cinco años a un pedófilo que se ensañó con él en su temprana vida escolar pero en su narración sobre los hechos no se concentra en los detalles sino en la brutalidad de lo no dicho.

Cuando pudo escapar de ese colegio en el que nadie oyó su voz infantil agonizando, se convirtió en el rey de la promiscuidad, las drogas y el piano de un colegio de élite en Londres. A su modo sobrevivió a enfermedades físicas y mentales ocasionadas por la salvajada de abusar de un niño de cinco años.

Fue a la Universidad, tiró todo al traste, volvió a recogerlo, dejó de tocar el piano diez años, se casó, tuvo un hijo, trabajó en el Burger King y la City londinense, en una oficina de 8 a 5 p.m, hasta que terminó volviéndose loco.

Fue recluido en clínicas de reposo mental en Londres y Estados Unidos; solo la música, la excitación, solidez, irrealidad y admiración  que le producían las obras de Bach, Beethoven, Chopin y Rachmaninov (del que tiene tatuado su nombre en el brazo derecho, quizá el mismo brazo en donde se rajó con cuchillas la piel y puso la palabra ‘tóxico’), entre otros, le ayudó a destapar la mierda que tenía en su cabeza. Toda la mierda que puede almacenarse después de treinta años callando su secreto como un bomba atómica en el pecho.

Cada capítulo del libro, (en total son veinte), tiene el nombre de una pieza musical que acompaña la lectura y nadie puede imaginarse (hasta que lo haga) cómo es descubrir una narración que hace juego con piezas como Bach y Busoni, Chacona, Prokófiev, Concierto para piano n.° 2 final  o Mozart, Sinfonía n.° 41 (Júpiter). Es una experiencia indecible. Con mucho cuidado, Rhodes hizo su playlist al que se puede acceder de manera gratuita mientras uno se devora el libro. El tipo llegó a convertirse en el concertista que soñó.

El libro no solo es el testimonio de un superviviente que cada mañana intenta reconciliarse consigo, es un critica a la música que bajo adjetivo de clásica se cree tan exclusiva como ya poco lo es en la actualidad, se trata de un grito insolente en la recuperación, la narración y hasta en la forma de conceder un libro al lector.

No soy yo desde que terminé de leer Instrumental de James Rhodes; cuando llegué a la última pieza, -capítulo- me lancé a la calle a organizar mi propia mierda y tomé la decisión de no guardarme algo tan revelador exclusivamente para mí. No voy a salvar el mundo con esto, ni haré la obra de arte que alguien admire pero si en algún lugar del mundo un hombre pudo salvarse gracias a la música, como yo por años lo hecho con la literatura, habrá valido.

 

Por, Yulieth Mora

Directora de Todas Mis Declaraciones

https://todasmisdeclaraciones.wordpress.com/

@LaMaquinaCol

Publicado originalmente en Todas mis declaraciones: https://todasmisdeclaraciones.wordpress.com/2016/11/15/instrumental-james-rhodes-blackie-books/

La fábrica de agua de Bogotá: la sabia manera de crear de la naturaleza

Cuando era niña, en las épocas de invierno en el Quindío, veía como mi abuela Hilda recogía el agua de la lluvia por medio de canales hechas con guadua que rodeaban la casa y la vertían, desde cada esquina, a unos baldes grandes.

“Lo que uno no sueña es lo que no logra”

 

Cuando era niña, en las épocas de invierno en el Quindío, veía como mi abuela Hilda recogía el agua de la lluvia por medio de canales hechas con guadua que rodeaban la casa y la vertían, desde cada esquina, a unos baldes grandes. Ella tiene ritos para ahorrar agua en actos cotidianos como lavar los platos o ducharse, pues los considera como  una importante fuente que permite preservar este líquido vital. Ahora veo la riqueza finita de Chingaza y pienso que si tuviéramos la conciencia de mi abuelita, la realidad del agua sería distinta.

 

El Parque Nacional Natural Chingaza está ubicado en la Cordillera Oriental de los Andes, al noreste de Bogotá; conformado por 11 municipios, 7 de Cundinamarca: Fómeque, Choachí, La Calera, Guasca, Junín, Gachalá y Medina; y 4 municipios del Meta: San Juanito, El Calvario, Restrepo y Cumaral.Sus ecosistemas predominantes son los bosques altos andinos, subandinos y páramos,  refugio de fauna y flora fundamentales para el ciclo del agua. Se estima que la flora total del Parque sobrepasa las 1.000 especies, muchas de ellas endémicas –es decir que sólo existen en esa región–. Una de estas especies es el  frailejón llamado Espeletia uribei, que  crece en la franja de vegetación entre el páramo y el bosque alto andino. En el Parque se encuentran algunas especies reportadas para Colombia en peligro de extinción, como el oso andino (Tremarctos ornatus), el venado cola blanca (Odocoileus virginianus goudotii), el venado colorado (Mazama Rufina ó virginianus apurensis), la danta de páramo (Tapirus pinchaque), el cóndor de los Andes (Vultur gryphus), el borugo de páramo (Cuniculus taczanowskii), el gallito de roca (Rupicola peruvianus) y el puma (Puma concolor), información vista en su página Web.

La neblina de este lugar abraza al visitante con ese frío único que hace sentir la vida que vibra en la fábrica de agua de los bogotanos. Chingaza abastece a los capitalinos con cerca del 80% de agua que ellos consumen. A lo largo de la historia hídrica de la ciudad se han construido diferentes embalses y  plantas de tratamiento, sin embargo se necesitan obras grandes pensadas a futuro, ya que el agua del parque es tan finita como la del resto del planeta.

Laguna del Medio

Debemos ser conscientes del consumo de agua por medio de campañas educativas y darnos la oportunidad de visitar el Parque Nacional Natural Chingaza, además de pedagógico,  es una forma que a la vez es recreativa. Para visitar este lugar se debe hacer una solicitud de ingreso a través de reservas.ecoturismo@parquesnacionales.gov.coo comunicarse al teléfono (031)3532400 ext. 3011 y 3012 o personalmente a la calle 74 No 11-81 en Bogotá. También existe la posibilidad de dormir en esta reserva. Se puede llegar en carro y es imprescindible llevar la indumentaria adecuada para resistir el agua y el barro y caminar por sus senderos. Se recomienda, también, llevar agua y comida.

Uno ama lo que conoce y al observar todo este despliegue de frailejones y lagos que desprenden arterias de agua por doquier, se siente toda la fuerza y riqueza de la sabia naturaleza que produce líquido vital para vivir. La conciencia que permite ver este panorama ligado a entender que el agua es un recurso finito, merece la atención. Visite lo más pronto posible a Chingaza.

Laguna Chingaza

Pero para “salvar el mundo” no sólo se necesita ahorrar agua, se necesita una unión para crear la nueva gestión alrededor de ella, debe ser un tema de planeación participativa entre la comunidad, lo público y lo privado, con observatorios regionales ambientales. El doctor Ernesto Guhl Nannetti describe este planteamiento en el conversatorio:Agua, eje de ordenamiento territorial, en el queademás ofrece un contexto histórico del agua en la capital colombiana. Nannetti ha trabajado en la Propuesta de la Delimitación Territorial de la Región Hídrica Cundinamarca-Bogotá.

Este conversatorio genera varias preguntas: ¿Qué estamos haciendo con las aguas residuales? ¿Existe conciencia sobre la huella del agua en el río Bogotá? ¿Somos una región sostenible? ¿Adónde va a parar el agua lluvia? ¿Si en otros países se reutiliza hasta siete veces, cuánta de esta se aprovecha con el tratamiento de aguas residuales en Colombia? Es en estos puntos claves en los que hay que actuar como mi abuela, de forma consciente y compasiva.

Otro aspecto clave de esta conferencia es el llamado de alerta a hacer las cosas de una manera más sostenible, estamos acabando con los mejores suelos agrícolas de Colombia para construir casas. Dependemos del agua de los páramos y estos están en peligro. Factores como el Cambio Climático y el uso inadecuado del suelo hacen que el terreno presente una crisis. A la ciudad hay que verla de manera compleja dando prioridad a los ecosistemas y no a los megaproyectos urbanísticos que necesitan tener límites. Hay que despertar el interés para recuperar el río Bogotá, apreciar el valor del líquido vital con una cultura del cuidado, donde las fuerzas de todos se unan para tener agua segura y de calidad por más tiempo.

 

¡El derecho al agua define el futuro de la humanidad¡ 

Exposición: Simplicidad del ser y la inquietud del ángel

El jueves 20 de abril a las 7:00 p.m. se realizará la inauguración de la exposición Simplicidad del ser y la inquietud del ángel, de María Fernanda Cuartas en la Sala de Exposiciones Débora Arango del Centro Cultural Gabriel García Márquez.

Inauguración

jueves 20 de abril, de 7:00 p.m. en la Sala de Exposiciones Débora Arango, del Centro Cultural Gabriel García Márquez.

  • ·           La exposición estará abierta al público del 11 de abril de 2017 al 14 de mayo de 2017
  • ·           Arte para venta
  • ·           Entrada libre

 

El jueves 20 de abril a las 7:00 p.m. se realizará la inauguración de la exposición Simplicidad del ser y la inquietud del ángel, de María Fernanda Cuartas en la Sala de Exposiciones Débora Arango del Centro Cultural Gabriel García Márquez.El jueves 20 de abril a las 7 p.m. se realizará la inauguración de la exposición Simplicidad del ser y la inquietud del ángel, de María Fernanda Cuartas en la Sala de Exposiciones Débora Arango del Centro Cultural Gabriel García Márquez. Esta muestra está compuesta por dos series, Simplicidad del ser y La inquietud del ángel, y presenta un conjunto de 31 pinturas.

Según la artista, la primera colección llamada Simplicidad del ser surgió como consecuencia de un proceso de meditación y contemplación en torno a la sensación de vacío existencial y los cuestionamientos metafísicos que de ella se derivan: “nace después de una cantidad de interrogantes acerca del porqué de las cosas y si tenían o no cada una razón de ser; me cuestionaba sobre el término soledad creyendo que solo está en nuestras mentes la nada como un concepto negado del ser. La simplicidad de las imágenes y la austeridad del color nos introducen en el vacío, en la ausencia, en la nada”. Esta serie está conformada por 16 obras, en las que se usó la técnica del óleo sobre lienzo.

La segunda serie denominada La inquietud del ángel surgió por la necesidad de un cambio en la manera de ver la vida. Según Cuartas, en el momento en el que concibió esta colección se encontraba en un proceso de cambio: “fue un momento decisivo, quería soltar, quería depurar las emociones, liberarme de equipaje, cerrar capítulos, emprender un viaje hacia el futuro, buscar lo que mejor consideraba para mi interior. Necesitaba algo de limpieza, dejar todo atrás en una vieja maleta y escuchar la voz interior”. Esta serie se conforma por 15 obras en las la artista usó el óleo sobre lienzo.

Sobre la artista

María Fernanda Cuartas es una artista colombiana nacida en Bogotá, con una formación en pintura en los talleres de los maestros Bernardino Labrada, Guillermo Ruiz y  Fernando Polo. Actualmente vive y trabaja en Cali.  Ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales de distintos países del mundo como Estados Unidos, España, Emiratos Árabes, México, Argentina Austria y Colombia. Su obra ha recibido varios reconocimientos entre los que se destacan el Premio de Honor: Show Art International d´ Estiu a Catalunya Barcelona, España, 2010; y la Mención Honorífica y Reconocimiento a su labor artística, Base Naval de Infantería de Marina de Colombia, 2014.

En su desarrollo artístico ha explorado y afianzado su lenguaje gráfico a través de la construcción de metáforas visuales que reflejan su inquietud sobre problemas relacionados con la imagen y la sociedad contemporánea.La artista ha depurado sus ideas y ofrece un discurso pictórico elíptico, liberado de todo condicionamiento técnico y óptico de la tradición para erigir en sus propuestas visuales formas visibles simples que evoca con sutileza a través de líneas, contornos, uso eficaz de la gama cromática y capacidad de contención para pintar lo preciso, por tanto, plantea un espacio de interacción importante hacia el espectador para que sea este quien continúe con la creación plástica.

Arte para venta.

 

Mayor Información

 

Diana Marcela Becerra

Profesional Comunicaciones

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