Twin Tribes: la ceremonia del dark wave en Bogotá

(Bogotá D.C., Colombia)

Reseña: Tulio Melo

Fotografía: @Stuliography @Chocolatoke

Ocho de la noche. En Bogotá, no estaba lloviendo, pero la electricidad ya se sentía en el aire. Asilo, abría una vez más las puertas para los sonidos oscuros del mundo. La iluminación tenue, permitía ver lo suficiente de lo que se aproximaba; los rodies, por su parte, estaban aún corriendo para ultimar los detalles y dejar todo listo.


Mientras tanto, abajo, la gente que ya había llegado encendía la espera con cigarros, plones, aguardiente y ron. Los parches se iban acercando y acumulando. Twin Tribes, desde Texas, estaría por primera vez en Bogotá y el festival Ansia era el responsable, una vez más, de traer a los mejores artistas del dark wave y el post punk a la ciudad. La calidad estaba garantizada. Los abrazos, las chaquetas de cuero, las botas, las medias de malla, las uñas oscuras y los labios de hombres y mujeres transmitían su emoción y los mantenía atentos a que se abrieran las puertas para asegurar un buen lugar para ver el concierto.


Climas Interiores inició el aquelarre. Su música, llenó el aire y los que estaban abajo, en la fila, supieron que había iniciado, que tenían que apurarse. Adentro, Inti y su destreza en los sintes, iba midiendo el aceite a los que estaban en la pista. Algunos coreaban sus canciones entre el baile y las luces.


Luego de un viaje por su discografía y de dejar al público con ganas de más, se subía Erick Arévalo desde México: El Ojo y la Navaja estaba en la ciudad. El minimal synth se apropió del espacio y el set list repasó todos sus lanzamientos. La emoción era cada vez más fuerte. Su voz amplificada, los ecos, los teclados, los ritmos a veces frenéticos, la rabia que desprendía, no daba pie para quedarse quieto.


Cuando finalizó, Camille Spectrae, tuvo la responsabilidad de terminar de calentar el momento para Twin Tribes. Les puedo asegurar que no decepcionó a nadie. La selección de música estuvo impecable, la gente aprovechaba el ―cada vez más― pequeño espacio para bailar lo que salía de la receta oscura del artista, aumentando, de esta manera la excitación del público.


Finalmente, Luis y Joel, estaban listos para subir, los gemelos habían llegado. De inmediato, todas las personas se aglomeraron frente al escenario; la tribu estaba excitada y con las primeras notas supieron que toda la paciencia había válido la pena. Los sonidos melancólicos, las notas de los sintetizadores análogos encerraron a Asilo en una bruma oscura e introspectiva para luego estallar, mientras navegaban sus icónicos temas del ‘Shadow’. Los asistentes a la ceremonia, se dejaban hipnotizar con sus músicos en el altar.


Cuando Twin Tribes terminó su presentación, nadie quería que bajara de la tarima; pero los integrantes de la agrupación formada en Texas en 2017, se tomaron un pequeño descanso mientras los asistentes aullaban su nombre. Al volver, igual que en Medellín, cantaron dos clásicos del rock latino como tributo a estas tierras.


La gente quería aún más; Luis y Joel, lo sabían. Pero, con amabilidad y gran emoción, se retiraron a recibir a los fans que se codeaban por hacer que firmaran los vinilos, discos, camisetas y afiches para mantener el recuerdo de una noche que no se podrá olvidar por nadie que haya ido.

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