La Copa Mundial de la FIFA 2014 finalizó y la pasión del fútbol contagió por su magia y encanto a millones de personas alrededor del mundo, su paso dejó en un mes de competencia, entre otras cosas, una grata presentación de la Selección Colombia que sorprendió por su buen trato al balón, su efectividad al momento de definir y por la alegría mostrada por cada uno de sus jugadores. Un país vibró y se contagió de manera masiva con una fiebre amarilla de la que fue imposible escapar y que respaldó al equipo nacional de principio a fin, gritó y celebró cada gol, sonrió con cada partido ganado, lloró con la derrota frente a Brasil y el domingo 6 de julio recibió a sus jugadores como héroes. Es difícil recordar un instante de mayor alegría en el país sudamericano, el deporte logró unir lo que la política durante años ha polarizado.
Por un mes las grandes diferencias que suelen separar a los individuos fueron dejadas a un lado y reemplazadas por un sentimiento de unión, fraternidad y solidaridad y una sola pasión: el fútbol. Definitivamente es este la actividad que más pasiones despierta y que exige menos protocolos para su práctica, solo hace falta un espacio; calle o potrero, un balón y las ganas de dos o más personas que quieran sentir esta magia correr por sus pies. Tal es su poder, que es la excusa perfecta para pensar en objetivos sociales muchos más grandes, cuyo aporte permita pensar en un futuro para la sociedad un tanto mejor.
Es así como Por la banda izquierda, una iniciativa de jóvenes apasionados por el balompié y preocupados por el contexto social del sector donde han crecido, se permitieron soñar en un proyecto que tomando el fútbol como punto de partida pudieran brindar a los más pequeños un espacio para el juego, pero también para la vida, pues su objetivo no solo es la enseñanza de una técnica deportiva, va más allá, busca para estos niños otras alternativas para su futuro y posibles soluciones para las problemáticas que ya deben afrontar.
Julián Burguez, un joven de 21 años, estudiante de Licenciatura de educación comunitaria con énfasis en Derechos Humanos de la Universidad Pedagógica y uno de los gestores de este proyecto habló con Rugidos Disidentes y describió en una breve entrevista los pormenores de la escuela:
Rugidos Disidentes – RD: ¿Cómo surge la idea de la Escuela de fútbol popular Por la banda izquierda?
Julián Burguez – JB: Por la banda izquierda surge hace un tiempo. Con el grupo de amigos habíamos soñado con tener una escuela de fútbol, siempre nos ha gustado, nos ha apasionado. Una escuela que pudiera retomar el fútbol como una práctica cotidiana, normal y popular que se puede jugar en todo lado, que no tiene algún tipo de exclusividad y que desde allí también pudiéramos generar algún tipo de proceso de sensibilización y conciencia del territorio en el que habitamos, desde allí comenzar a mejorar el lugar en el que vivimos. Surge primero como un sueño, luego nos presentamos a las convocatorias del Ministerio de Cultura en Bogotá, básicamente con el IDRD, nos financiaron y logramos con el poco dinero que ganamos comprar los implementos, comprar alguna parte de los uniformes, inicialmente 22, compramos los balones, los conos, las mallas y ahí comienza toda la historia, un 7 de diciembre, allí tuvimos nuestro primer evento grande en el parque Porvenir (Bosa), pintamos un mural de dos paredes, hicimos un asado junto a los papás, así fue, a modo de inauguración.
RD: ¿Cómo ha sido la respuesta de las familias de los niños que participan en la escuela?
JB: Siempre hemos tenido un interés: que este no sea un proceso solo con los niños, hemos insistido mucho a los papás en que necesitamos que estén cercanos a él, porque efectivamente se genera en conjunto. Estamos interesados en que sea un proceso integral…acá, en el barrio, hay una serie de necesidades, una serie de problemáticas y una serie de rupturas de las que somos conscientes y tratamos de superar con este proyecto, pero además tiene que ser un proceso de escuela, de familia. Los papás han participado mucho, han estado muy cercanos. Se han discutido muchas cosas y se han generado cierto tipo de reflexiones alrededor del fútbol y todas las problemáticas que se dan dentro de él, logramos consolidar un proceso que no solo se esté pensando en entrenar cada ocho días, sino que tratamos de vincular también a las familias, estamos con la idea de cambiar el mundo a partir de este proceso que adelantamos con los pelados. Los papás han sido muy respetuosos con esto, a la vez han indagado y se han dejado contagiar por esta alegría popular.
RD: ¿Cómo lograr captar la atención de los niños en escenarios más allá de los deportivos?
JB: El punto de partida, lo fundamental es jugar fútbol, entonces, cada uno de los chicos llegan efectivamente a través de esto, aprendemos que es un juego en grupo y lo hablamos en todos los momentos, es una pequeña representación de la vida, entonces miramos cuáles son sus valores: la solidaridad, el respeto, la fraternidad. Lo estamos diciendo constantemente, “esto es un pequeño espacio en donde ustedes se encuentran, es un espacio donde estamos aprendiendo una serie de principios y de valores para toda la vida”, además de todos los eventos que hemos podido realizar. Hace 8 días fue el Mundial de fútbol por la paz, cuyo contenido estaba enmarcado en una coyuntura política colombiana y deportiva con el Mundial en Brasil. Previo a esto hicimos una reunión con los padres y con los niños, nos sentamos, leímos unos comunicados de algunas unas organizaciones sociales en Brasil, se escucharon distintas opiniones, se hicieron reflexiones, y gracias a que nos convocó el tema del Mundial pudimos generar sensibilizaciones de lo que está pasando en este país y en Colombia actualmente con la coyuntura política. El Fútbol no es solo jugar con una pelota, adentro de él se generan reflexiones que nos invitan a pensarlo políticamente
RD:¿Cuántos niños en la actualidad asisten a la escuela?
JB: Aproximadamente 55 niños, También contamos con 10 niñas. Hoy llegó una gran cantidad de niños que no esperábamos,.
RD: ¿Cuántos profesores participan de este proceso?
JB: En entrenamiento somos 4 profesores, en apoyo otros cuatro incluidas dos psicólogas, un estudiante de licenciatura en ciencias sociales que nos apoya en el tema de educación, porque además estamos pensando un espacio educativo, es decir, una escuela de refuerzo de tareas para los pelados y estamos mirando alfabetización para los papás que no han logrado terminar sus estudios.
RD: Ustedes se involucran en la historia que hay detrás de cada niño ¿Qué es lo más recurrente en estas historias?
JB: La realidad que uno no puede alejar de estos sectores populares donde hay una ruptura social gigantesca, encontramos niños cuya mamá consume mucho alcohol, que llegaba por las noches y les pegaba, los castigaba. Hoy me enteré que uno de los chicos no pudo venir porque lo puntearon en el colegio…Entonces cada una de las psicólogas se sientan con el niño; se llena un formato, se les pregunta sobre la familia, los problemas que tienen y ahí se hace un diagnóstico para establecer la realidad que están viviendo, luego nos sentamos a analizar ese problema y miramos cómo vamos a abordarlo…Los papás también nos asumen como el premio o el castigo; si al niño le va mal en el colegio no puede ir a la escuela, si le va bien puede asistir, nosotros no queremos convertirnos en eso, no somos el premio o el castigo, somos un proceso en el que nos estamos involucrando con los chicos y tratamos de generar cierta conciencia en ellos, nos acercamos a los papás y buscamos la forma en la que negociamos; los pequeños se comprometen con nosotros en unas cosas y con los papás en otras, ahí estamos generando un diálogo entre los papás y los niños, se puede dar una solución al problema con ayuda de la psicóloga.
RD: ¿Cómo es el proceso de voluntariados en la escuela?
JB: Todo lo hacemos por convicción, por amor. Desde que comenzamos a trabajar se ha convertido en una apuesta ética el hecho que podamos generar un proceso en el territorio con la gente que históricamente ha sido maltratada por las realidades que vivimos, ha sido una apuesta tratar de transformar esto. Contamos con una serie de apoyos de grandes organizaciones sociales como El Picotazo y otras con las que hemos venido trabajando y nos han apoyado en diversas cosas. Todas las personas que estamos en Por la banda Izquierda somos estudiantes, trabajamos y todo es voluntario, no recibimos ningún tipo de ganancia, nuestra mayor ganancia es de aprendizaje, de amor, que cada día estamos caminando un poquito más, es la utopía de querer entregar un mundo mejor mañana.
RD: ¿Cómo se ha logrado el sostenimiento de la escuela?
JB: La convocatoria que ganamos fue por tres meses, con esa plata compramos lo necesario para poder empezar, de allá para acá nos hemos reunido con los papás y les hemos comentado las necesidades de la escuela y siempre han estado muy atentos a estas. Hay unos aportes voluntarios: a veces los niños traen mil pesos a los entrenamientos, otros cada mes traen cinco mil pesos, lo que hacemos con este dinero es juntarlo y compramos lo que necesitamos o lo utilizamos cuando tenemos algún evento para transporte, para comida. También estampamos camisetas para venderlas, vendemos comida y estamos pendientes de las convocatorias que sale…hay dineros públicos que efectivamente hay que traerlos a estos procesos.
RD: ¿Qué apoyo reciben de la empresa privada?
JB: No hay ningún apoyo de la empresa privada, nosotros tenemos una apuesta de autogestión para que no entren a estropear el proceso, los apoyos pueden terminar siendo una cosa existencial de manoseo y, obviamente, no queremos eso, que nos lo quieran cambiar. Sabemos que a mucha gente también le puede molestar lo que hacemos, por eso somos muy prevenidos, claro, si llegan personas con ayudas voluntarias que sean para aportar al proceso porque saben que estamos haciendo un buen trabajo será bienvenidos, siempre y cuando se respete el proceso y sus principios.
RD: ¿Y apoyo de partidos políticos?
JB: Nosotros nos consideramos de cierta manera un grupo político, pensamos que lo político, precisamente, es intervenir este tipo de espacios y tratar de cambiarlos, trabajamos de la mano con muchas organizaciones que hacen parte del Congreso de los Pueblos, con organizaciones de Centro-Oriente y una red de organismos que a través de muchos procesos, en muchos espacios y de muchas formas han cambiado la realidad a través de la consigna del poder popular, pero apoyo de partidos políticos no.
Andrés Angulo Linares
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