Cejaz Negraz & Kory - Guellaz 1

Cejaz Negraz & Kory en ‘Guellaz’: de regreso a la esquina para extender una huella


Por: Olugna


El asfalto, para quienes no imaginan un futuro sin concreto, dibuja la frontera entre el fracaso y el progreso. Sobre él, huellas invisibles al ojo desprevenido guardan el rastro de millones de historias: relatos de sueños rotos y victorias remendadas; de vidas que se perdieron y otras que lograron trascender; de riñas callejeras, arte espontáneo, voces guturales y rimas que arañan la realidad. Bajo ese asfalto, respira la memoria; sobre esa piel áspera, la ciudad se manifiesta.

Punto de partida de sueños que intentan germinar y destino para otros tantos que no lo lograron ―o no quisieron―, el asfalto es la epidermis de la urbe, el lienzo que se resiste al olvido. Su tosca superficie puede ser el retrato de la agresividad con que la vida nos encara diariamente. La ciudad no se construye con discursos motivadores, empalagosos y optimistas; tampoco con consignas populistas y convenientes, sino a punta de batallas cotidianas que se enfrentan a la crudeza de la sociedad. Cada día, desde los barrios populares, se escriben relatos en los que el orgullo prevalece sobre la tragedia. Nadie nos enseñó a pelear, pero aprendimos a defendernos. Algunos quisieron vernos derrotados, sin saber que su rechazo sería una razón más para intentarlo.


Esas mismas calles representan raíces pavimentadas con la esperanza de un futuro sofisticado; raíces que se niegan a ser enterradas y que florecen entre las grietas de los andenes: retrato irónico ―y bello, a su manera― de cómo la herencia nos hala, recordándonos que sin ella no seríamos quienes somos. Volver al origen no es retroceder: es una reverencia al pasado, un culto a la memoria.

Sobre esas huellas, Cejaz Negraz y Kory, dos voces de generaciones distintas del hiphop, entregan ‘Guellaz’, una canción con lenguaje barrial que reivindica la esencia de la esquina y enaltece la fuerza para levantarse tras la caída, enfrentar la realidad con la cara golpeada y dejar las excusas atrás. En sus palabras, «nos invita a ir siempre en busca de lo mejor para sí mismo y aprovechar cada segundo».


Los beats suaves que abren ‘Guellaz’ contrastan con la dureza de sus versos. Son firmes, pero no violentos. Son agresivos por la dosis de realidad que inyectan justo cuando necesitamos despertar y dejar de mostrarnos indiferentes ante el paso del tiempo. Aunque las condiciones no son iguales para todos, en la calle podemos ver las huellas de muchos hijos del barrio que lograron trascender, y ese legado, por pequeño que parezca, es una esperanza palpable para quienes también quieren intentarlo.


En ‘Guellaz’, Cejaz Negraz y Kory nos regañan sin gritarnos. No hace falta. No siempre la fuerza se expresa con violencia. A veces, solo hacen falta las palabras precisas y la experiencia individual como ejemplo para dejar un mensaje definitivo: no importa de dónde venimos ni qué tanto poseemos, sino qué estamos dispuestos a construir con lo que tenemos. Los sueños, al final, no se hacen ciertos sin la disposición de arriesgarlo todo ―así sea poco― para alcanzarlos.

El hiphop no es el único lenguaje del barrio que ha trascendido. Como otras formas de resistencia cultural, ha sabido mantenerse firme frente a los géneros plastificados que dominan el streaming. Eso importa: sin las voces barriales, la ciudad no tendría memoria.


En esta canción, dos épocas del hiphop se encuentran para retomar el sonido puro del rap, uniendo el legado que Crack Family ha construido desde el 2000 —esas rimas suaves pero cargadas de realidad— con la espontánea versatilidad de Kory. En la esquina —esa metáfora viva del barrio—, un veterano con experiencia comparte con un pelado expectante ese pedazo de barrio que forma parte de su legado.


No hay que olvidar que aquí la historia de uno es la historia de miles―, finaliza Cejaz Negraz.

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