Aunque diga que estaba al borde de la calle buscando cómo darle sentido a toda mi existencia, un martes en la mañana cuando no tengo absolutamente nada que hacer sino respirar. Lo que está leyendo no se trata de mí.No soy yo desde que terminé de leer Instrumental de James Rhodes pero no se trata de mí.
Aunque diga que estaba al borde de la calle buscando cómo darle sentido a toda mi existencia, un martes en la mañana cuando no tengo absolutamente nada que hacer sino respirar. Lo que está leyendo no se trata de mí.
Aunque diga que, ese día vacío, recordé que quería comprar un libro desde hace tiempo, un ejemplar de tapa dura que había visto en el mostrador con un deseo brusco de leerlo cuando llegara la hora. No creo que todavía tenga algo que ver especialmente conmigo.
El protagonista de Instrumental era un pianista [James Rhodes] que narraba su propia historia sobre el dolor y su redención a través de la música. Eso escuché en una Feria del Libro en Bogotá. Sabía que quería leer ese libro pero lo evitaba porque siempre alcanzo a calcular el excesivo interés de autodestrucción que me caracteriza.
Me decidí esa mañana. Tardé tres días en leerlo. Podrían haber sido menos sino hubiese tenido que salir a trabajar. Me desanimé cuando tuve que dejar de lado el libro y vivir. Durante tres días, mi vida se concentró en leer un libro que inicialmente hacía daño.
Rhodes es mi puto héroe. Sobrevivió cinco años a un pedófilo que se ensañó con él en su temprana vida escolar pero en su narración sobre los hechos no se concentra en los detalles sino en la brutalidad de lo no dicho.
Cuando pudo escapar de ese colegio en el que nadie oyó su voz infantil agonizando, se convirtió en el rey de la promiscuidad, las drogas y el piano de un colegio de élite en Londres. A su modo sobrevivió a enfermedades físicas y mentales ocasionadas por la salvajada de abusar de un niño de cinco años.
Fue a la Universidad, tiró todo al traste, volvió a recogerlo, dejó de tocar el piano diez años, se casó, tuvo un hijo, trabajó en el Burger King y la City londinense, en una oficina de 8 a 5 p.m, hasta que terminó volviéndose loco.
Fue recluido en clínicas de reposo mental en Londres y Estados Unidos; solo la música, la excitación, solidez, irrealidad y admiración que le producían las obras de Bach, Beethoven, Chopin y Rachmaninov (del que tiene tatuado su nombre en el brazo derecho, quizá el mismo brazo en donde se rajó con cuchillas la piel y puso la palabra ‘tóxico’), entre otros, le ayudó a destapar la mierda que tenía en su cabeza. Toda la mierda que puede almacenarse después de treinta años callando su secreto como un bomba atómica en el pecho.
Cada capítulo del libro, (en total son veinte), tiene el nombre de una pieza musical que acompaña la lectura y nadie puede imaginarse (hasta que lo haga) cómo es descubrir una narración que hace juego con piezas como Bach y Busoni, Chacona, Prokófiev, Concierto para piano n.° 2 final o Mozart, Sinfonía n.° 41 (Júpiter). Es una experiencia indecible. Con mucho cuidado, Rhodes hizo su playlist al que se puede acceder de manera gratuita mientras uno se devora el libro. El tipo llegó a convertirse en el concertista que soñó.
El libro no solo es el testimonio de un superviviente que cada mañana intenta reconciliarse consigo, es un critica a la música que bajo adjetivo de clásica se cree tan exclusiva como ya poco lo es en la actualidad, se trata de un grito insolente en la recuperación, la narración y hasta en la forma de conceder un libro al lector.
No soy yo desde que terminé de leer Instrumental de James Rhodes; cuando llegué a la última pieza, -capítulo- me lancé a la calle a organizar mi propia mierda y tomé la decisión de no guardarme algo tan revelador exclusivamente para mí. No voy a salvar el mundo con esto, ni haré la obra de arte que alguien admire pero si en algún lugar del mundo un hombre pudo salvarse gracias a la música, como yo por años lo hecho con la literatura, habrá valido.
Por, Yulieth Mora
Directora de Todas Mis Declaraciones
https://todasmisdeclaraciones.wordpress.com/
@LaMaquinaCol
Publicado originalmente en Todas mis declaraciones: https://todasmisdeclaraciones.wordpress.com/2016/11/15/instrumental-james-rhodes-blackie-books/