(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Andrés Angulo Linares
Literatura y música, como expresiones artísticas ajenas entre sí, tienen la capacidad de convertir un sentimiento en una obra de arte; cada una, desde su propio lenguaje –palabras y sonidos respectivamente–, ha trazado un camino en la historia; la danza entre la dos, ha creado piezas que han trascendido más allá del tiempo.
A diferencia de la literatura, que se ve limitada –entre otros factores– por el idioma, la música hace uso de un lenguaje universal que atraviesa el sentido auditivo y genera una respuesta que necesariamente se traducirá en una emoción.
Aunque ambas expresiones suponen un grado de complejidad en su creación, la primera, al tener la palabra como recurso fundamental, puede retratar una emoción de manera directa que así mismo será percibida; mientras que la segunda, al ser etérea, da la libertad de que la misma sea interpretada de acuerdo con las sensaciones que despierte.
A través de un teclado el escritor encuentra la conexión entre el sentimiento y la palabra; para el músico, el instrumento que interpreta se convierte en una prolongación de sí mismo; en el caso de Hans, es el bajo una extensión de su propia identidad.
—Siento que desde el bajo identifiqué que podía aplicar y moldear con más libertad mi personalidad dentro y fuera del escenario. No tengo que ser visible, no tengo que tener que adoptar ningún tipo de alter ego para impactar en mis proyectos. —afirma Hans.
Hans J. Vollert, músico colombiano, ha encontrado en el bajo un camino por el que fluyen sus más íntimas emociones. Su trayectoria como bajista ha sido representativa, son más de dos décadas detrás del instrumento sobre el cual se sostiene el ritmo y la fuerza del rock y los géneros extremos.
Recientemente hizo su debut como solista en Kedusha, proyecto conceptual que a través de la música busca –como él mismo lo afirma–: «estimular en el individuo el deseo de conectarse a partir de lo que siente al escuchar las canciones».
Sus comienzos como músico estuvieron rodeados de aciertos y desaciertos; sin embargo, en su trayectoria ha sobresalido la devoción que ha manifestado por su carrera. La música, para él, es un vehículo de crecimiento a todo nivel.
Se podría interpretar con precisión que la visión del mundo para Hans va mucho más allá de lo que los sentidos son capaces de percibir. Tanto en su amplia carrera musical, como en las respuestas a cada una de las preguntas, transmite una esencia que podría definirse como transcendental.
La fuerza que el bajo transmite va más allá del protagonismo que otros instrumentos adquieren en determinados proyectos; su sonido se puede interpretar como la esencia de una agrupación, aunque en ocasiones pase desapercibido.
—Es el material adhesivo de la estructura. Puede ser versátil y protagonista, o no. Se puede escuchar o no, pero siempre se debe sentir. —afirma Hans con vehemencia.
Mozart fue el primer paso en el camino de sus influencias musicales; no obstante, el rumbo que estaba tomando le permitiría acercarse al amplio universo del rock, en el cual transitaría de los sonidos más tranquilos hasta llegar a los más extremos.
Es por ello que ante la pregunta de cuáles han sido sus influencias musicales, su respuesta se extiende de Hombres G a Guns n’ Roses; de Bioharzard a Sepultura; de Tool a Fear Factory, entre muchas bandas más.
La historia del rock ha forjado leyendas en cada uno de sus instrumentos, músicos que por su técnica, genialidad y carisma han trazado un legado que ha servido de inspiración para una larga lista de artistas que han visto en ellos un ejemplo a seguir.
Son varios los bajistas internacionales que han sido representativos en la vida de Hans; no obstante, Michael Manring y Justin Chancellor ocupan un lugar especial en su galería de bajistas de culto. En el caso de Colombia, la lista de músicos que ubica en esta categoría es mucho más amplia.
—Me gustaba mucho Juan David de Antipoda, ¡Qué tono!; Camilo Torres, de Rocka y Los Eddies; Javier Pabón de Diva Gash, quien fue mi mentor por varios años; Jean Jiménez, de Souldisease y , Nonsense Premonition); Mad Cat es un referente también —expone.
Hans J. Voller inicia ahora un rumbo como solista a través de Kedusha, proyecto musical que se aparta de la representación religiosa del mismo, para acercarse a un significado más trascendental.
—Viene del Hebreo. Significa “Santidad”. Claramente, no me refiero a la palabra en el sentido religioso, Católico-Romano. Kedusha es el camino a la transformación progresiva de nuestra naturaleza egoísta para adoptar una segunda naturaleza altruista —explica.
La identidad de Kedusha trasciende más allá de una característica dada por su sonido, es un concepto que busca a través de la música conectar a la persona, de manera íntima, con su propio ser.
—Melodías cargadas de diferentes estados emocionales, a menudo totalmente opuestos, y aun así, que conviven en un solo espacio llamado canción —explica y agrega—. Así debemos ser nosotros mismos en nuestro día a día; opuestos y a la vez complementarios, unidos por algo que debemos redefinir, llamado, amor.
La propuesta de Kedusha es, definitivamente, conceptual. Al estar ausente de letras que transmitan un sentimiento, el proceso de composición permite que tanto Hans desde el bajo, como Juan Montaña en la batería, de rienda suelta a sus emociones a través de sus instrumentos.
—Una letra sería una instrucción de qué sentir. Daría una noción racional de aquello que pretendo que la gente experimente —señala.
La agrupación hace su debut con dos canciones: Adam¸ una representación del alma colectiva del ser humano como un escenario de igualdad regido por el amor y la conexión con la naturaleza; y Kedusha, la cual se define como el camino al otorgamiento, la adhesión al creador.
Adam y Kedusha, junto a otros ocho temas, forman parte del primer trabajo musical de la agrupación, titulado bajo el nombre de Songs of Attainment, en el cual cada canción explora una experiencia diferente para acercar al individuo a una conexión más real consigo mismo.
—Estas canciones se dan en momentos de estados de conciencia diferentes (…) El sentimiento en cuestión es maleable, nunca se reprime y nunca se lleva a su peor expresión. Solo se manifiesta y transforma a través de música —explica.
Hans, ha sido integrante de V For Volumen, ha actuado como bajista invitado en diversas agrupaciones colombianas como Koyi K Utho, Ultrágeno, Marc Rizzo, entre otras; demostrando en cada una la conexión que lo une al bajo.
Para Hans, la música es un «regalo que nos otorga la vida»; el metal, fuerte, contundente, explícito y «en ocasiones radical, y por ello, a veces básico y torpe, aun así, SIEMPRE es honesto, genuino y verdadero».
Kedusha en plataformas musicales
- Spotify: https://open.spotify.com/artist/07Mrhm5OQMNhginOFH7Dsd
- Deezer: https://www.deezer.com/us/artist/119350402
- Apple Music: https://music.apple.com/co/artist/kedusha/1547909623
- YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCGRFfKTkLIUf9h938JUZfxg/videos
Kedusha en redes sociales
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