Ale Camalión - Mal y un reloj 5

‘Mal y un reloj’ (Ale Camalión): una crónica synthpop de la depresión

(Medellín, Antioquia, Colombia)

Por, Olugna

Seis y cinco de la tarde. La noche, poco a poco, tiñe a la ciudad de oscuridad; la depresión, con la calma de un autómata, se acerca para habitar de nuevo su lugar favorito: una mente abatida y saturada. Siete y cuarenta y cinco. Junto a la depresión, pensamientos confusos y sueños irresueltos se preparan para una tertulia en compañía del insomnio y la soledad. Tres y veinticinco. Ha sido una pijamada intensa de trastornos, tristezas y desolaciones. En pocas horas saldrá el sol y la rutina habrá de repetirse una vez más: día tras día, semana tras semana ―con algo de suerte irónica― año tras año.

―Siempre sospeché de sufrir depresión, pero fue tan solo tras haberla vivido en su peor expresión que entendí lo que implica para alguien padecer una enfermedad como esta―. Afirma Ale Camalión, artista colombiano que presenta su más reciente canción ‘Mal y Reloj’.

Pudo haber sido un domingo ―el día perfecto para suicidarse, según Rafael Chaparro―; pero, también, pudo ser un viernes. El tiempo, al fin y cabo, es preciso y sabe cuál es el momento ideal para recordarnos que ―entre la prisa y el afán― la depresión aguarda con paciencia para ingresar en nuestra mente y no soltarnos; agazapada, en medio del caos de enfrentarse a una ciudad fría y cada vez más hostil, sabe que la frustración, los sueños rotos y la soledad, tarde que temprano, le abrirán la puerta.


Ale Camalion en ‘Mal y Reloj’, su canción más reciente, aborda la danza sincrónica entre la depresión y el tiempo. Lo hace a partir de una lírica metafórica narrada en primera persona, que refleja los pensamientos que se pasean por una mente trastornada; lo complementa con una atmósfera envolvente formada por la fusión del pop, new age y synthpop y lo recrea en una pieza audiovisual animada, sencilla y simbólica, en la que el ser humano es un gato que contempla la noche ―la vida― desde un tejado.

«No tengo más que este lugar / Un sueño inscrito en el tejar / la noche, el frío en la ciudad / Y el tiempo que quiero parar»

―Tras conocer el canto de esa “Gran Sirena”, busco ofrecer mi voz enmarcada en un paisaje sonoro―, agrega el artista.


Animada por la artista Sonia Carmona Giraldo, la historia narrada en el video de ‘Mal y Reloj’, plasma la sensación que genera la rutina y la zozobra que provoca saber que cada día que transcurre es igual al anterior. La canción que presenta el artista nacido en Medellín es el frío retrato de la vida adulta, la crónica de una existencia vacía.


―Espero que todos aquellos que duermen bajo agua atados al canto de la depresión y otras sirenas, puedan escucharla y les sirva para liberarse―, señala.

El sonido de ‘Mal y Reloj’, cercano al pop electrónico, es tranquilo y propicia ese diálogo simbólico con la lírica de la canción. La voz limpia de Alejandro Cardona Arango (el hombre detrás del seudónimo Ale Camalión), permite que el mensaje que busca entregar, llegue de manera clara y nítida.


El tiempo, usado como metáfora de la existencia, en el caso de ‘Mar y Reloj’, es precisa. El desgaste de los días, a medida que crecemos, define nuestra postura ante el mundo. La depresión y otras enfermedades mentales, terminan siendo la respuesta a las dinámicas modernas de la sociedad; las expresiones artísticas y ―en esta ocasión― la música, al retratar la angustia, se convierte en un catalizador que, si bien no cura, ofrece un espacio para desahogarse ―como lo describe Ale Camalion―, «lo suficiente como para volver a respirar».

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Supremo - Colombia (Guajira y Tambores) 1

En ‘Colombia (Guajira y Tambores)’, Supremo, hace coincidir la ancestralidad y la modernidad

(Bogotá D.C., Colombia)

Por, Olugna

Nueve televisores antiguos proyectan escenas que recogen pequeños fragmentos de la identidad del país. Páramos, playas, competencias deportivas y expresiones culturales son exhibidas a través de las pantallas. No es casualidad, la televisión ha sido, desde su aparición, la relatora de nuestra historia y ―por qué no― un integrante en la mayoría de los hogares colombianos.

En cuatro minutos han sido recogidas las imágenes positivas de los últimos 37 años; 37 fragmentos de episodios significativos que se instalaron en la memoria colectiva y que son atravesados por la diversidad que forma parte de la identidad de un territorio azotado por la violencia, pero permeado ―al mismo tiempo― por pequeñas alegrías que cambian el rostro oscuro de sus complejidades.

―Esta canción es mi forma nada humilde de expresar mi gratitud y respeto a mi país―, expresa Supremo.


La cima blanca de la Sierra Nevada de Santa Marta, plantaciones de café y playas, retratan la diversidad de los paisajes; danzas tradicionales, vallenatos y hasta reggaetón, son una pequeña muestra de la amalgama sonora del país; ciclistas recorriendo las montañas y partidos de fútbol emblemáticos de la Selección Colombia, expresan las pasiones que permiten unirnos ―así sea por un instante― más allá de nuestras diferencias políticas.

―Es un homenaje a Colombia, a mi familia, mi sentir, mi corazón, nuestra gente y nuestros héroes que durante generaciones nos han brindado alegrías―. Agrega el artista colombiano.

«Se murmuran en los ríos y los ruiseñores cantan el mensaje Santa Tierra poderosa madre proveedora de plátano y café»


Se podría afirmar que el video oficial de ‘Colombia (Guajira y Tambores)’, lanzamiento que presenta Supremo, proyecto musical creado por Juan Manuel Cárdenas, es un collage de momentos que despiertan el orgullo de haber nacido en uno de los países más diversos del continente.

https://youtu.be/1ryMZPBDQqY?si=PQ10XaGzKcg40ph8

Fiel a la promesa de su título, ‘Colombia (Guajira y Tambores)’, toma como punto de partida la cadencia percutiva que identifica a una gran parte de los sonidos tradicionales del Caribe que, acompañados por la voz de Tatiana Somerson (Mamihet) y por texturas electrónicas, recrean una atmósfera donde la ancestralidad cruza sus pasos con la contemporaneidad.

Supremo presenta dos versiones de ‘Colombia (Guajira y Tambores)’: la primera más cercana a la fusión del folclor con la música electrónica y la segunda, un homenaje a la cumbia en su sonido más puro. Ambas, terminan siendo un canto que resalta el valor de la herencia ancestral y se reconcilia con las tendencias de las generaciones más jóvenes.

―Dejé su sonido criollo grabado de una papayera y de voces en vivo porque así suena la cumbia en el Magdalena, lugar en donde fue grabada esta obra musical―. Continúa.

‘Colombia (Guajira y Tambores)’, en la versión cumbia, solo requiere de dos minutos para proyectar la esencia tri-étnica que da identidad a unos de los ritmos más representativos del Caribe; mismo que ha sabido arraigarse como un sonido propio de diferentes países del continente, desde Argentina hasta México.

«Guajira y tambores, cielos de colores un mar de sabores, cañas con olores»

―No tengo reglas para hacer música, no me cohíbo de mezclar sonidos ni al crear una estructura musical, no tengo patrones a seguir―. Finaliza.

Francis Carolina (100)

Francis Carolina: Afro-fusión electrónica que rinde tributo a las enseñanzas de los ancestros

(Bogotá D.C., Colombia)

Crónica: Olugna

Fotografías: María Fernanda Calderón

Será un concierto diferente para la artista nacida en Venezuela, que encontraría en Colombia un territorio en el que podría emprender un nuevo camino. Es una sala de ensayo acogedora, de paredes blancas y piso de madera. Al fondo, en la pequeña tarima, una tambor alegre, dos congas, un mixer y un micrófono. En el costado opuesto, sobre una mesa, reposan objetos y artesanías representativas para la cantautora; entre ellas, el Árbol de los Sueños, en el que cada uno de los asistentes, dejarán sus anhelos escritos en un pequeño papel.

Poco a poco los invitados toman su lugar; no hay sillas, tampoco serán necesarias. Hoy, viernes 19 de julio, la Sala de Ensayo de la Asociación Cultural Smac, será invadida por golpeteos cadenciosos, beats electrónicos contemporáneos y la voz contralto de Francis Carolina; el piso, será tomado por las coreografías libres de Smith, bailarín que acompañará a la artista. En la cabina de sonido, un referente del rock colombiano, se encargará de los detalles técnicos: Amós Piñeros, dejará a un lado las estridencias a las que está acostumbrado, para poner a disposición del Afro-fusión Electrónica, su amplia experiencia en el Rock ‘n’ Roll.

En la tarima, DJ Kunta, artista colombiano, estará a cargo del mixer; Jorge Clemente, de Venezuela, en el tambor alegre; Osmar Gómez, de origen cubano, detrás de las congas y Francis Carolina, en la voz. A un costado, David Hortua (Smith), bailarín de freestyle, espera el momento preciso para tomarse la pista con sus movimientos. El concierto ha comenzado.

DJ Kunta (Colombia)

El aspecto de Francis Carolina no pasa desapercibido y deja al descubierto su origen. Una túnica larga de color blanco decorada con figuras doradas, hace juego con las rastas anaranjadas de su cabello y sus gafas amarillas. No es un concierto más; es una ceremonia en la que rendirá tributo a la herencia que la antecede y a las enseñanzas recibidas por sus ancestros, de la mejor forma en la que un alumno puede homenajear a sus maestros: transformando el conocimiento en nuevas creaciones.  

Francis Carolina (Valle de la Pascua, Guárico, Venezuela)

‘El Pescador’, icónica composición de José Barros, es la canción de apertura. El tema incluido en ‘Cinco’, su primera pieza discográfica, es el encargado de despertar la energía de los invitados. La Sala de Ensayo, a partir de este instante, pertenece a Francis Carolina y a los músicos que la acompañan. La respuesta del público es inmediata.




El turno de Smith ha llegado. Es un pelado que no supera los 25 años y se define a sí mismo como bailarín en proceso. Su atendo delata su conexión con el Hip Hop, sus movimientos incluyen figuras como el backflip o el footwork. David Hortua es un nombre de pila y hoy es su debut con Francis Carolina. A su alrededor, los asistentes, prestan atención a la exhibición del artista del baile libre.  

David Hortua ‘Smith’ (Colombia)

Smith no es el único que baila. Osmar y su novia, también, se han tomado la pista como propia. A diferencia de los pasos vanguardistas del exponente de freestyle y brakedance, la danza de la joven pareja, está más apegada a la tradición: el cubano y su pareja venezolana, son muestra de la conexión simbólica entre la percusión y las caderas. Los asistentes no tardan en sumarse a esta ceremonia que para este instante es una fiesta. 

Osmar Gómez (Cuba)

El repertorio de Francis Carolina es extenso. Su música camina la tradición, atraviesa fronteras y abraza a la modernidad. Sus versiones de canciones representativas del folclor del Caribe, bajo las texturas del Afro-fusión Electrónica, adquieren otro aire y se adaptan a los nuevos lenguajes de las generaciones contemporáneas. Sus composiciones propias, como ‘Tambó’ y ‘El Quitipón’, incluidas en el álbum ‘Cinco’, recogen sus enseñanzas y son atravesadas por el calor de su voz, la espiritualidad ―eje fundamental en la esencia de la artista― y la identidad que ha proyectado a lo largo de su trayectoria profesional como exponente de géneros alternativos.


Jorge Clemente (Venezuela)

La acústica de la sala de ensayos de la Asociación Cultural Smac, proyecto fundado por Andrés Ortiz y Lara Lupi a comienzos de 2024, se adapta con precisión a los requerimientos del concierto. Ubicada en la carrera 7A con calle 130, la casa donde funciona la organización, ofrece diferentes espacios en los que se desarrollan diferentes actividades formativas y artísticas. Si bien, su formación en Bogotá es reciente, la historia que la antecede empezó a escribirse 15 años atrás en Suiza, país donde funciona bajo el nombre de Scuola di Musica e Arti Creative.

Dividida en dos actos, la presentación de la cantautora, cumple con otro propósito: la grabación del video que acompañará a sus próximos lanzamientos. Producida por Francis Carolina con el apoyo del equipo de Manager Travel Colombia, la pieza audiovisual, incluirá los momentos más destacados del concierto.

Dividida en dos actos, la presentación de la cantautora, cumple con otro propósito: la grabación del video que acompañará a sus próximos lanzamientos

De esta manera, Francis Carolina, luego de presentar en el mes de mayo a ‘Cinco’, su cuarta producción musical y primera de esta nueva etapa en el folclor alternativo, se prepara para continuar con el rumbo que ha demarcado para su proyecto artístico, como una forma de rendir tributo a su herencia, cruzar las fronteras nacionales con sus próximas canciones y extender el legado de las sonoridades tradicionales hacia las nuevas generaciones.