(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Cindy Paola Torres Salazar
Ciudad
Calles oscuras, desoladas en las noches oscuras y frías de Bogotá, a la luz de la luna, de las sombras de mujeres que aparecen por los lados de la calle 19 hasta la 22, exhibiendo sus cuerpos para ganarse dinero, unas con mentalidad de llevar algo de comer a su casa y otras con ganas de seguir consumiendo y ser libres de una prisión del no querer entregarse a cualquiera. De día, llenas de ventas ambulantes, de gente que quiere salir adelante, tener el pan de cada día y planear un buen futuro para sus hijos y no recurrir a tiempos violentos a los que se acontecieron en épocas anteriores como la muerte de Jorge Eliecer Gaitán y la toma del palacio de justicia.
Cemento, selva de cemento, historias de la gente que cobran sentido cuando ponen sus historias en el transporte público, que de alguna manera los transeúntes escuchan día todos los días y dan un aporte para ayudar, para solventar un poco el hambre, un poco la sed de sueños rotos por falta de trabajo, por enfermedades, por falta de cultura y pertenencia, de querer a ayudar a otros. El individualismo a flote, el que gana gana y el que pierde pierde, en el que la competencia es el diario vivir, la dicha para unos y desgracia para otros. Así es la ciudad o la mayoría de ciudades capitales de los países, la humanidad se deja un poco de lado y lo que sobresale es el dinero, la envidia, la avaricia entre otras cosas malas que perviven en este mundo globalizado.
Espacial
Una mañana fueron al ciberespacio donde se encontraban miles de planetas que competían unos a otros porque el sol les llegará para iluminar su corteza terrestre. Al día siguiente apareció un cibernauta que llego en algo que parecía un ovni y fue mandado desde un planeta llamado tierra terrícola, donde habitan muchos tipos de gente rara. Él fue con su celular y chateaba desde el ciberespacio, navegando y tecleando información para las otras entidades que estaban pendientes de computarizar los datos mandados.
Los jefes del cibernauta se preguntaban si había posibilidad de vida en la tierra, si había animales, vegetación para pensar tal vez en un futuro, mirar las condiciones del aire, si eran saludables para la existencia de los terrícolas. Como todos saben, la tecnología es lo más importante que hay en esa ciudad, se pueden ver personas blogueándose textos en sus whatssapps y así se pasan los días. Después de estar en ese lindo espacio se pudieron dar cuenta que es mejor contemplarlo desde las lejanías y no tratar de reubicar cosas que en sí afectan el otaku interior.
Despertar de un sueño y vivir una pesadilla
Era una noche fría y la luna cómo una bola blanca de nieve. Asomarse por la ventana, era para valientes. Aparecían unos animales grandes que sonaban como cucarrones, eso despertaba a cualquiera. Luego aparece en el fondo una luz, como una silueta de una persona y en un eco un grito desgarrador. La desesperación entra por las entrañas y eriza pieles, despierta almas.
Pequeños trozos de una ciudad que se manifiesta en cada esquina, en cada avenida, en cada historia transeúnte
Equipo Narraciones Transeúntes
Cindy Paola Torres Salazar
Nací en Bogotá, Colombia con raíces oriundas del Pacífico por la parte del Chocó, Nóvita y Tumaco, Nariño. Actualmente estudio Licenciatura en Humanidades y Lengua Castellana en la Universidad La Gran Colombia. Además trabajo en la ciudad de Bogotá en la Secretaria de Integración Social en un proyecto con Niños, niños y adolescentes en situación y riesgo de trabajo infantil.
¿Por qué escribir? Escribir me permite adentrarme y conocer el universo cultural de mis raíces afrodescendientes de la cual estoy muy orgullosa, teniendo en cuenta la ancestralidad como punto de partida para expresar y dar a conocer la historia contada desde otras generaciones.
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