Nunca le pedí un autógrafo, nunca me tomé una foto con él, nunca tuve la oportunidad de hablarle ni mucho menos de entrevistarlo, pero quedo tranquilo de haber visto jugar a Maradona en El Campín.
(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Jorge Armando Piedrahíta
Aún recuerdo como si fuera ayer a Diego Armando Maradona con los guayos negros desamarrados y los cordones hondeantes, mientras calentaba con el balón haciendo figuritas, al tiempo que cerca de 58 mil aficionados lo seguíamos detenidamente con la mirada.
Aquella fue la primera y única vez que ‘el Pelusa’ jugó en Colombia con la camiseta de la Selección Argentina.
Y cómo olvidar la caravana de fotógrafos persiguiendo a Maradona que hacía su ‘show’ con sus saltos característicos y chicaneando su melena, muy de moda por aquella época. Era una hermosa tarde soleada del domingo 2 de junio de 1985, en el estadio Nemesio Camacho El Campín de Bogotá, cuando se disputaba el grupo Nº. 1 de las eliminatorias suramericanas rumbo al Mundial de México 86, sede a la que Colombia había renunciado tiempo atrás por decisión del gobierno de Belisario Betancur Cuartas.
Y cómo no recordar la alegría que nos dio el zaguero central santandereano Miguel Augusto ‘el Nano’ Prince, cuando de certero cabezazo, marcó el empate parcial 1-1. Parecía como si se fuera a caer el estadio capitalino de la calle 57 con carrera 30.
A pesar de la derrota final de 1-3, con dos goles de Pedro Pablo Pasculli y uno más de Jorge Burruchaga; me siento feliz de haber visto jugar a Maradona, en vivo y en directo, en su mejor nivel como profesional, y apenas un año antes de su consagración como el mejor futbolista del planeta y de obtener el título de campeón del mundo.
Ese día cumplí uno de los sueños de mi vida: ver jugar en un mismo partido oficial, a Diego Maradona, el mejor jugador argentino de todos los tiempos, y para mí, el segundo mejor futbolista de todas las épocas, después de Pelé; enfrentando a Willington Ortíz, el mejor jugador colombiano de toda la historia.
Bueno, ese día también estuvieron, entre otros, el arquero Ubaldo Matildo Fillol, el volante Marcelo Trobbiani, que tiempo después vino a jugar a Millonarios y Daniel Passarella, legendario defensor central, figura en Argentina 78.
Por Colombia además del ‘viejo Willy’ y Prince, se podría destacar la presencia y la buena actuación de Arnoldo ‘el Guajiro’ Iguarán y de Manuel Ascisclo ‘el Triciclo’ Córdoba. Curiosamente, tampoco podemos olvidar a los volantes de contención, Pedro Sarmiento y Germán Morales, quienes quizá fueron las principales víctimas de las florituras y la exquisitez del Diego, y quienes ‘pagaron los platos rotos’ de la habilidad y las gambetas del 10 albiceleste.
Nunca le pedí un autógrafo, nunca me tomé una foto con él, nunca tuve la oportunidad de hablarle ni mucho menos de entrevistarlo, pero quedo tranquilo de haber visto jugar a Maradona en El Campín.
Bueno, ese día también jugamos desde la tribuna sur, mi tío Ricardo, mi primo Carlos Jr. y por supuesto yo.
Te llegó tu minuto 90.
¡Que tengas un buen viaje, Diego…!
El 2020, finalmente se llevó al 10.
Jorge Armando Piedrahíta, sitio web: http://armandocomunicacion.blogspot.com/
Fotografía tomada de Internet: Nunca tuve la oportunidad de hablarle ni mucho menos de entrevistarlo, pero quedo tranquilo de haber visto jugar a Maradona en El Campín.
