«Stay and let the time fly away. Help me take us to that place»
‘KOMOREBI’ (BALTHVS)
(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Olugna
El viaje termina mucho antes de tener la oportunidad de acomodarse para disfrutar de un recorrido incierto, cuyo itinerario promete recrear una experiencia sideral atravesada por la psicodelia y la introspección, guiada por sonidos nómadas capaces de recorrer los Andes y cruzar el océano para fusionar culturas y traspasar la barrera que separan los tiempos antiguos de la modernidad. La expectativa previa se tradujo trece minutos después, en un deseo de emprender de nuevo una travesía ―breve e intensa― y detenerse en cada una de las cuatro estaciones, con el fin de contemplar en silencio esos paisajes esquivos a la vista, pero perceptibles a través de los demás sentidos.
‘Ojos Verdes’ es eso: un viaje que vale la pena repetir cuantas veces sean necesario, para generar la memoria de un instante en el que coinciden geografías, tiempos, culturas e identidades musicales ―quizás― lejanas entre sí, pero conectadas por un concepto que hace posible una agrupación diferente y ―si se quiere extraña― que se formó en Bogotá tres años atrás, que se ha proyectado bajo el nombre de BALTHVS y que hoy presenta una producción musical de breve duración compuesta por cuatro canciones; un EP que se configura como el bocado de lo que será su tercera placa discográfica.
«Cada canción del EP refleja placer, emoción y a la vez destrucción en múltiples formas. Pasando de la calma a la pasión intensa, a la destrucción, la rabia y al fin de un ciclo para dar inicio a otro», explica BALTHVS.

Es una travesía incierta. La estación de abordaje es, precisamente, ‘Ojos Verdes’, composición que da nombre a la producción. A través de la ventana, la combinación del bossa nova, influencias latinas y sonidos foráneos provenientes de tierras turcas, recrean un paisaje sonoro en el que se puede respirar en calma; mientras que su letra es una breve poesía que rinde culto al peligro que rodea al placer: «Ojos, ojos Verdes que llaman; prenden, prenden el alma. Ojos, ojos Verdes que queman me consumen, pero me elevan».
«Para nosotros, la portada refleja los ciclos emocionales de una persona a través del gran ciclo de la vida»
BALTHVS
Casi cuatro minutos más tarde, ‘In Plundered Dreams’, segunda parada de este viaje llamado ‘Ojos Verdes’, hace uso nuevamente de la música turca para crear, en esta ocasión, una danza que transporta a la cultura euroasiática. La intensidad y la emoción de la estación anterior, han sido reemplazadas por la melancolía y ―por qué no― la frustración que provocan los sueños rotos y saqueados.
«Es un viaje que transporta a otros tiempos, lugares y sensaciones. La psicodelia tiene un propósito claro, transportar», agrega la agrupación.
Su sonido, influenciado por el chill out y la voz desvanecida de Johanna Mercuriana, bajista y vocalista de la agrupación, genera una sensación ―si se quiere― hipnótica y relajante.
De los sueños saqueados a las cenizas. ‘Ashes’, tercera estación de ‘Ojos Verdes’, es un recorrido por un desierto extenso; un tributo a las músicas del Sahel, región del norte de África. Johanna, en esta composición, es acompañada Balthazar Aguirre, fundador de BALTHVS. Es una canción que transmite tranquilidad; sin embargo, su letra, mucho más extensa, es una catarsis; una expresión de rabia que busca un despertar: «This is not an aimless rambling amongst the canyons of your mind. Never save a good idea, do it».
La cuarta estación del EP presentado el pasado 19 de mayo, buscar acercarse a los rayos del sol que se abren espacio entre las hojas de los árboles; lo hace, en esta ocasión, a través de los sonidos inquietantes del rock psicodélico. ‘Komorebí’, la última parada del viaje que comenzó diez minutos atrás, toma influencias de Pink Floyd sin alejarse de la identidad que desea proyectar BALTHVS en la producción discográfica.
Su letra, proyectada desde un suave susurro, juega con la fuerza de lo simbólico, para narrar un sentimiento que se niega a aceptar el fin; que buscar prolongar el amor y descubrir en él, esa franja de luz que quiebra las sombras.

«Antes de ser músico tiempo completo era guía de turismo en el museo Botero. En la colección, dos cuadros de Balthus se volvieron mis favoritos. Me encantó su sonoridad».
BALTHAZAR AGUIRRE
En solo trece minutos hubo espacio para la pasión, la frustración, la furia y el amor; un corto itinerario a través de las músicas que han identificado culturas milenarias y modernas. Fue viaje intenso guiado por una agrupación conceptual que vale la pena escuchar de nuevo.
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