Que usted da miedo, sí, claro que sí, y eso lo tomo como un punto a su favor, pues por primera vez en mucho tiempo, quienes están asustados, son los Uribe, los Vargas Lleras y sus secuaces.
El panorama político actual es complicado, no hay lugar para ambigüedades, pero tampoco para tomar decisiones a la ligera, está en juego el futuro del país, en cada elección lo está y veo impotente como cada vez más la palabra futuro resulta esquiva y molesta, pues para Colombia, la promesa de tiempos mejores termina en el inodoro, junto con la diatriba de campaña de aquel que se alza con la tan anhelada cinta presidencial.
Para ser sincero, usted como senador batalló al lado de Robledo y con otros opositores para frenar los abusos del gobierno de turno. No obstante, cuando aspiró a la Alcaldía de Bogotá me pareció detestable su forma de hacer política, causó ruptura entre el único partido opositor y vi con desconfianza su pelea con Jorge Enrique Robledo, sujeto por el que guardo un profundo respeto. No voté por usted a la Alcaldía, sin embargo, su modo de gobernar contradijo mi posición inicial. Se enfrentó a un sistema corrupto y reivindicó un sentimiento popular. Evaluar su gestión como alcalde es complicado, pues bien se sabe que el Concejo, entidad corrupta en su mayoría, hizo lo que estuvo a su alcance por detener su plan de gobierno, esto sumado al trabajo juicioso de algunos periodistas por denigrar de usted y la actitud gregaria del procurador de ese entonces, que intentó por todos los medios posibles eliminarlo políticamente, dejando ver su parcialidad política.
No me fue fácil llegar a la decisión que tomé, votar a su favor, por encima de algunas prevenciones me cuesta. Jamás había visto un escenario político tan convulsionado en nuestro país para elegir presidente. Hace mucho no veía un sector de la izquierda con posibilidades ciertas de marcar un punto de quiebre, no hablo de la izquierda que me decepcionó desde hace mucho, tampoco hablo de ese sector de la academia que no es capaz de salir de la comodidad que supone un aula de clases, no hablo de la izquierda armada que nos trajo tantos muertos inocentes y culpables. Hablo de esa izquierda que hace oposición crítica, que pasa de las palabras a la acción y que practica la coherencia, hablo de hombres como Pizarro, Navarro, Gaviria (Carlos), de Robledo y de usted cuando estuvo como senador.
Que usted polariza, que es arrogante y que muchas veces no escucha, es cierto, pero también lo es, que para lograr un cambio se requiere ser transgresor y usted lo es, no me cabe la menor duda. Que usted improvisa, que promete mucho y hace poco, quizás sea cierto, como lo anoté anteriormente, la pésima y sesgada posición del Concejo no permite evaluar su gestión con claridad. Que usted da miedo, sí, claro que sí, y eso lo tomo como un punto a su favor, pues por primera vez en mucho tiempo, quienes están asustados, son los Uribe, los Vargas Lleras y sus secuaces. Esta vez el miedo no está en los de siempre, en los que somos mayoría, en lo más pobres.
No son sus promesas —algunas bastante complicadas de realizarse, al menos en el corto plazo— las que me llevan a votar por usted. Quizás no cumpla ninguna, quizás cumpla y no sirvan, pero lo que sí es seguro es que una eventual (o probable) victoria suya, sentará un precedente y será la ruptura que nos permita sentar otras bases como sociedad.
No seré su amigo, seré su jefe, como lo seremos todos, seguidores u opositores suyos; abstencionistas o distraídos, y tendrá 40 millones de ojos encima suyo —así ha debido ser siempre— observando lo que usted hace y asumiendo las consecuencias de sus buenas y malas decisiones.
De mí puede esperar solamente, apoyo cuando considere que acertó y oposición crítica cuando así se requiera.
¿Qué espero de usted? Que respete al ciudadano disidente, que se aleje del clientelismo, de las prácticas que tanto condena y de los miles de lagartos que siempre están al acecho para morder un trozo del pastel, que sepa cuando aplicar un freno y ante todo, espero que usted sea la verdadera puerta de cambio que Colombia necesita.
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«*Me asiste en buena medida identificación con su forma de pensar, pero me inclino más por esa positiva decisión que acaba de tomar, porque la considero lo más acertada. Gustavo Francisco Petro Urrego, representa el verdadero cambio y giro, que todo el pueblo colombiano debe tomar, sin lugar a dudas…*»
Totalmente de acuerdo.
El significado de la RAE de «trangredir» es:
transgredir Conjugar el verbo transgredirConjugar la variante trasgredir
Tb. trasgredir.
Del lat. transgrĕdi.
1. tr. Quebrantar, violar un precepto, ley o estatuto.