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Más allá del mundo, una invitación que nos hace Burning Caravan
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Conoce las primeras bandas confirmadas para Día de Rock 2022
Día de Rock 2022 nos sorprendió con el primer anuncio de bandas confirmadas para las tarimas de Bogotá y Medellín.
Bonggo House: la casa donde la cultura en Bogotá encuentra un hogar
Detrás de Bonggo House, Paola Moreno ha escrito una historia que completa más de 20 años y un sinfín de anécdotas
De ‘Los Podridos Ochenta’ a ‘Degeneración X’: el punk aún no termina de narrar su historia
«Ante la furia de las líricas punk, no se salvó ni dios ni la reina. Un nihilismo básico que deliraba al ritmo del sexo, drogas y rock n’ roll»
«Cuando ese consumo sólo se da o se oferta a partir de la gratuidad hay un mal transversal» Aida Hodson
Conversamos con Aida Hodson sobre la actualidad que atraviesa el rock en nuestro país y cómo se puede fortalecer la industria alrededor de él.
Under Threat: un extenso relato en la historia del metal colombiano
Por, Olugna
Una fotografía para la posteridad. En el costado izquierdo del retrato que reúne a todos los integrantes está su nombre, es el primero de los cinco; en el extremo contrario, el de su hermano, es el último. La contraportada del disco es el vestigio del paso de dos colombianos que trazarían un rumbo definitivo en la trayectoria bastante extensa de Bayley Alexander Cook (Blaze Bayley), quien durante cuatro años fuera el frontman de una de las leyendas con más trayectoria del heavy metal: Iron Maiden.
Una llamada para historia. El manager de Bayley se contactaría con David Bermúdez, radicado en ese momento en Estados Unidos, para que formara parte de la grabación de Alive In Poland, producción que el músico nacido en Birmingham estaba preparando para que fuera lanzado en 2006. Era apenas el primer paso. La historia del músico colombiano y la de su hermano en Blaze Bayley, habría de extenderse por cinco años más, dejando a su paso tres trabajos musicales más: The Man Who Would Not Die, Promise and Terror y The Night That Will Not Die.
Sin embargo, la historia de Nicolás y David en Blaze Bayley es antecedida por un relato mucho más extenso y superada por una narración que aún no termina de escribirse. Ellos, dos bogotanos que crecieron en las calles de un barrio de clase media de la capital, cuya existencia fuera atravesada por la cotidianidad que suponía la vida de colegio y la ansiedad constante que provocaba el estado de violencia que azotaba al país, respondieron a esa inquietud que el metal había dejado en ellos, con la formación de Under Threat. Hoy, 23 años después –sin que así lo hubiesen imaginado sus integrantes– continúa escribiendo su memoria y es considerada una insignia en el metal nacional.
Narrada en retrospectiva, la historia de Under Threat permite comprender que su trayectoria ha sido atravesada por cientos –quizás miles– de anécdotas que han señalado momentos definitivos para la agrupación. Su música, por su parte, ha sido la banda sonora de las vivencias de las generaciones que ha visto crecer al frente de las tarimas; mientras que sus letras han trascendido hacia un concepto inspirado en la construcción de un pensamiento crítico que no se rinde ante la trivialidad.
Sus cinco placas discográficas: Hipostasis, Behind Mankind’s Disguise, Deathmosphere, The Manifested Void y The Prison Within, permiten comprender la evolución que ha tenido la agrupación a lo largo de su existencia. Cada una de ellas, es la voz de una memoria que se ha formado a lo largo de 23 años de historia.
Hipostasis, ese debut logrado en 1999, fue la producción con la que Under Threat ingresaría a Estados Unidos, escenario que habría de convertirse en una sede permanente para la agrupación. La exigencia de una industria musical desarrollada y compleja, sería ese reto que obligaría a sus integrantes a entregarse por completo a una opción de vida en la que no había lugar para las dudas y los miedos.
Cuatro años y cientos de conciertos después, Behind Mankind’s Disguise comprobaría que la agrupación se había adaptado a un camino que muchos desean transitar, pero en el que muy pocos están dispuestos a pagar el precio que significa perseguir un sueño con determinación. En este segundo trabajo, Under Threat explora con sonidos progresivos y juega con diversos matices guturales, mientras que conserva los riffs melódicos y extensos que caracterizaron el trabajo anterior.
Considerado por medios especializados como la mejor producción de la agrupación, Deathmosphere, tercer álbum de Under Threat, sería también el que obligaría a un receso de la agrupación, el cual habría de extenderse hasta 2011 por circunstancias individuales de sus integrantes. Entre ellas, el llamado que realizaría Blaze Bayley a los hermanos Bermúdez para formar parte de su proyecto musical.
«A Blaze le gustó mucho Deathmosphere. Recuerdo que particularmente le gustó Third World Blood. Hasta quería que hiciéramos con la banda una versión de esta canción», expresó Nicolás Bermúdez en una entrevista para Factor Metal.
Un regreso definitivo. Inspirado en tres piezas clásicas de la literatura, The Manifested Void, cuarta producción musical de la agrupación y la primera después de su regreso en 2011, es un trabajo conceptual que, como lo describe Nicolás, «Cuenta la historia del ciclo cosmogónico interminable de la existencia desde la no-existencia».
El entramado que plantea la existencia, interpretada a través de la ciencia, el pensamiento y el humanismo, como también la necesidad de dejar la religión a un lado, fueron las premisas con las que Under Threat desarrolló el concepto de su más reciente producción, The Prison Within, trabajo que recogería las dos décadas con las que contaba la agrupación para 2017.
«Si en Tormenta Interna de 1999 parecía no haber salida, en A New Myth parecen encontrarse las respuestas que se buscaban hace 20 años», describiría el periodista especializado Alfredo Sánchez para Metallive.
23 años, en ese retrato que ha construido Under Threat de sí misma, no han pasado desapercibidos en la historia del metal en Colombia. Su trayectoria, ha influido la carrera de muchas agrupaciones actuales; su existencia, ha sido narrada desde diferentes perspectivas por periodistas especializados.
―Ellos han estado en varios momentos claves del Fortín del Caballero. Recuerdo mucho esa entrevista que hicimos con Javier Barrero (Q.E.P.D), cuando habían sacado el Deathmosphere―, explica Alejandro Barbosa, director del Fortín del Caballero.
Con el cuidado que debe tenerse con una pieza de colección, Nicolás guarda de nuevo en su morral el vinilo de The Man Who Would Not Die. Fue una conversación para la historia.
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TENEBRARUM presenta “Ungido por el Mal”
“Ungido por el Mal” estará acompañado por un video clip, el cual se encuentra en proceso de preproducción y será presentado afínales de Marzo.
Los Anti-Extraditables: el eco de la música para borrar el estruendo del narcotráfico
Crónica en alianza con Hodson Entretenimiento
Por, Olugna
Un Boeing 727-21 despegó a las siete y trece del Puente Aéreo de Bogotá rumbo a Cali. Jamás llegó a su destino, sus 107 pasajeros tampoco lo hicieron. Esa mañana del 27 de noviembre de 1989, el HK1803 –de fuselaje rojo y de letras blancas– explotó en el aire, el estruendo sacudió el Cerro Canoas, ubicado en el municipio de Soacha. La noticia no tardó en llegar a la radio.
Por aquella época en nuestros oídos el eco del estruendo retumbaba con una frecuencia absurda, se paseaba a su antojo por entre calles y avenidas; sacudía edificios, volcaba autos, apagaba vidas, derrumbaba aviones. No había lugar seguro, la tragedia se paseaba de la mano con la muerte, la desgracia se camuflaba entre el fútbol y la farándula.
Muchos no teníamos la edad suficiente para comprender la dimensión de lo que pasaba a nuestro alrededor, en muchos de nosotros el recuerdo de aquellos días ya no está. Sin embargo, en la memoria de los huérfanos que dejó, ese estruendo –quizás– retumbará por siempre. Finalizaba la década de los 80, los niños de entonces, aún no llegábamos a los 10 años.
La huella del narcotráfico que permeó todas las esferas de la sociedad, como la de la violencia que atravesó campos y ciudades, escribió un capítulo definitivo –cruento y devastador– en la historia de Colombia –país que ha aprendido a sobrevivir en medio de sus desgracias–, pero en el que algunos de sus habitantes rinden culto a los nombres que dejaron en la vida de miles de inocentes, una cicatriz que llevarán por siempre.
Esos nombres, Los Extraditables, los mismos que alcanzaron peldaños en la política y que preferían una tumba en Colombia que una cárcel en los Estados Unidos, encontraron en el narcotráfico una forma de vida; una parte de la sociedad hizo de su imagen una leyenda; la televisión, el cine, el comercio y otras esferas, hicieron de este, una cultura; el estigma internacional, permitió que se instalara como una insignia que nos identificaba como colombianos.
Ricardo Gnecco, nacido en la Cali de los ochenta, fue uno de esos niños que tuvo que crecer con el eco que el estruendo del narcotráfico dejó en el país. Creció en medio de la violencia y de esa cultura que reivindicaba a los narcotraficantes y sicarios como unos bad boys –esos rock stars de la mafia– a los que había que rendirles culto. Sus años de infancia en la capital de la salsa, también los vivió en compañía de los sonidos del rock en español, que por aquella época empezaban a ganarse un espacio en el espectro radial colombiano.
Inquieto por las guitarras que escuchaba de Hombres G y Los Prisioneros, Ricardo descubriría un talento que hoy en día no considera como innato, pero que empezaba a mostrase, por aquellos años, como un camino que habría de convertirse en la materialización de sus emociones. Desde allí, el rock ha sido esa banda sonora que le ha puesto música a las diferentes etapas de su existencia; desde el colegio hasta su vida profesional, en él ha encontrado un canal de expresión y una extensión de su identidad.
Doce-04, agrupación que formó en compañía de Camilo Barón, fue su primera experiencia en el camino del rock. Dicho proceso dejó una producción discográfica y se extendió hasta 2014. Rebelde, inconforme y con el deseo de encontrar una identidad propia, cinco años después –esta vez como solista– dio vida a Los Anti-Extraditables, proyecto cuyo nombre manifiesta su oposición a la organización criminal que los jefes del narcotráfico conformaron en los 90’s, para presionar al gobierno, a través del terror que lograron sembrar con su estruendo en las calles.
«Me declaro en contra de Los Extraditables, y por consiguiente, en contra de todo lo que eso significa», expresa Ricardo Gnecco en su video de presentación.
La hipocresía que se respira en redes sociales, la mediocridad artística que ha llegado con el mainstream; la indiferencia y la doble moral de los individuos; la corrupción, la violencia y la decadencia social, son retratadas por la agrupación sin indulgencia, a través de la conjunción de diversos ritmos. Los Anti-Extraditables, termina siendo, ese espejo donde la sociedad Latinoamérica puede verse reflejada desde su esencia más pura y oscura.
La identidad musical de Los Anti-Extraditables, transita con libertad por diversas posibilidades rítmicas; sus canciones, bien pueden ser atravesadas por el sabor latino de la salsa, la alegría del ska o por el enfado del punk; sus letras –entre la ironía y el sarcasmo– permanecen ajenas a los buenos modales y no conocen la censura. Son composiciones honestas y viscerales se expresan a través de una estética sonora.
Radicado en Indianápolis desde hace siete años, Ricardo no desconoce esa esencia latina que se manifiesta en su expresión musical. Orgulloso de su origen y consciente de la realidad que se respira en Colombia, no permanece callado, tampoco se esconde en la comodidad de la indiferencia. Todo lo contrario, se podría afirmar que sus canciones son el reflejo de la impotencia que despierta ese crudo relato nacional.
Autor de la novela Contrapunto, libro que narra la historia de un hombre con un talento –que no quiso tener– por la música, Ricardo encuentra en la música y en la literatura, un lenguaje que interpreta sus emociones y –por qué no– un escape al peso de la cotidianidad.
Ricardo regresará a Colombia el próximo mes, para realizar una gira por diversos escenarios en la ciudad de Bogotá.
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DIA DE ROCK 2022
Después de 4 grandes versiones de este festival SONORA ENTRETENIMIENTO anuncia fecha para el próximo 13 de agosto.