Continuando con el documento ‘Las caras ocultas detrás de la música’, escrito por el ingeniero de sonido y productor colombiano Enrique Gaviria, entregamos la tercera parte.
- Primera entrega: ‘Las caras ocultas detrás de la música I’: Copyright, cómo registrar una obra, la labor del compositor, los editores y del papel de entidades como el MIDEM y del ASCAP.
- Segunda entrega: ‘Las caras ocultas detrás de la música II’: qué es una editora musical y cómo se monta; la función del artista y del manager y, por supuesto, algo de historia.
Por, Enrique Gaviria
El Productor
En el ámbito de la música es la persona encargada de las sesiones de grabación y actúa como intermediario entre el artista y la compañía de discos. Bajo su responsabilidad esta la producción de un proyecto musical viable comercialmente.
Su trabajo consiste en supervisar el proceso entero, desde la canción, el arreglista, los copistas, los músicos necesarios, los ingenieros de sonido y el estudio donde se llevará acabo la grabación.
Por ser el responsable de la inversión que está haciendo la compañía en el artista, también es quien tiene la última palabra en el sonido y dirección que debe tomar el proyecto.
Existen varios tipos de productores, así como también, varias formas de producir o de entender el rol que estos deben jugar.
En un comienzo las compañías de discos tenían sus propios productores bajo su nómina. Esto cambió a medida que los artistas fueron pidiendo más libertad para hacer sus discos, según su criterio y, sobretodo, escoger su equipo de trabajo y dónde realizarlo.
Por otro lado, los artistas exitosos comenzaron a construir sus propios estudios de grabación, con el propósito de poder pasar mucho tiempo experimentando. Entregaban a sus compañías de discos los productos ya terminados. El productor toma preponderancia, sobre todo en la post-producción, al hacerse cargo de los diferentes formatos y posibilidades que un producto puede tener.
El proceso de producción tiene tres partes muy bien delimitadas:
La preproducción, que tiene mucho que ver con las composiciones en sí y la forma en que serán interpretadas. Esto implica los músicos que serán necesarios, el conductor de la orquesta, los arreglos, la forma de interpretación y la unión con los ingenieros y los estudios de grabación.
La producción en sí, es decir, la dirección de las grabaciones, poner en concreto lo que la pre-producción decía y hacer que todo funcione lo más fluido posible, con el fin de lograr un producto musical.
La posproducción, implica todo lo que se puede hacer después de la grabación: las diferentes mezclas para diferentes formatos, la continuidad del producto y su masterización. La parte gráfica y audiovisual que contenga la producción hasta dejar el producto totalmente terminado y listo para ser entregado a quien lo distribuya e iniciar el plan de lanzamiento, con quien sea el dueño, que suele ser la compañía discográfica.
Las compañías discográficas, son empresas que trabajan con artistas y hacen negocio con las creaciones de estos: su música. Graban, distribuyen y venden la música de sus artistas a quienes les dan un porcentaje de las ganancias. Casi siempre justifican con gastos de promoción las pocas utilidades que reparten.
Todo esto ha ido cambiando a medida que los artistas pueden tomar control sobre su promoción y ventas en las plataformas digitales. Antaño, las compañías de discos tenían poder y control enormes sobre la música. Sin ellos no se podía sobrevivir, pues eran los responsables del descubrimiento de los grandes ídolos de la música. Lograron perfeccionar sus empresas, al punto de convertirse en verdaderas fábricas de artistas y fueron piezas fundamentales en el desarrollo de la música moderna. Hoy perdieron parte de ese poder, gracias a las plataformas digitales. Ya no son lo que fueron antes.
A pesar de esto, mientras escribo, llega la noticia de la venta de tan solo el 10% de Universal Music, por treinta mil millones de euros y controlada por el multimillonario francés Vincent Bollore, dueño de Vivendi (un conglomerado de empresas de Tecnología, comunicaciones y entretenimiento expandido por toda Europa), al grupo chino Tencent Music.
El grupo chino garantiza sacar provecho de la creciente demanda de suscripciones, ventas y anuncios en servicios de streaming (transmisión de música en continuo a través de Internet), que ha impulsado las ganancias de universal Music en la última década. Esta alianza le podría significar entradas de hasta dos Billones de dólares anuales, gracias al poderoso catálogo de Universal, que tiene, entre otros, a los Beatles, Gaga, Swift, Drake. En el caso de los Beatles, no ganan nada los compositores, quienes habían cedido sus derechos a su propia editora, hoy de Sony Publishing Co. Gana esa editora.
Tencent Music, es la más grande productora musical en el mundo, son los encargados de la promoción y producción de casi todos los grandes artistas del sudeste Asiático y China. Tienen su propia editora con millones de canciones y los arquitectos de casi todas las bandas sonoras para sus películas, televisión y videos.
Esto está pasando: en los paquetes de cable (televisión) por suscripción en todo el planeta, viene incluidos música y géneros.
Se puede sintonizar en un canal determinado el tipo de música que uno quiere escuchar. Todos estos canales están generando regalías al compositor de la canción que suena, promocionando y vendiendo la música del intérprete. En un mercado de millones de personas hambrientas de sonidos nuevos y nostálgicos de la historia; las entradas económicas de todos volverán como nunca antes visto.
Próximas entregas
Las caras ocultas detrás de la música IV: La evolución del logo de Virgin