Era el año de 1997, una joven que no encajaba en ninguna parte, finalmente conoció, gracias a un amigo, un género que para algunos puede ser chocante y estruendoso, no sólo por su sonido, sino por la imagen asociada a él: el Metal. Fue cuando ella sintió, que ahí era donde pertenecía.
Por, Alejandra Velandia
Era el año de 1997, una joven que no encajaba en ninguna parte, finalmente conoció, gracias a un amigo, un género que para algunos puede ser chocante y estruendoso, no sólo por su sonido, sino por la imagen asociada a él: el Metal. Fue cuando ella sintió, que ahí era donde pertenecía.
Claro está, hablo de mí, estando en esa nueva etapa de exploración musical me topé con un festival llamado Wacken, gracias a algunos videos que se podían conseguir en esa época en el centro de Bogotá. Fue algo surreal en ese momento, el mismo nombre no era de una ciudad conocida siquiera, parecía un lugar lejano al que pocos llegan.
Para mi sorpresa, las primeras imágenes del festival decían todo lo contrario, Wacken, para ese año, era uno de los festivales más importantes del mundo, sino el más y que reunía miles de seguidores anualmente.
Algo de la historia de Wacken
Antes de contar mi experiencia como una simple mortal amante de un estilo de música en particular que vive en el tercer mundo, quisiera hablar un poco de la historia del festival.
Se remonta al año de 1990 donde, sin muchas pretensiones, buscaron un lugar donde reunir algunas bandas locales. Para el año 1998 ya era el más importante de Europa. W.O.A. por sus siglas en inglés Wacken Open Air se realiza a inicios de agosto y dura tres días, en promedio se presentan 150 artistas distribuidos en ocho escenarios, ¡Sí ocho!, muchas de las bandas con gran trayectoria y reconocimiento mundial.
Pero bueno, más allá de lo que la historia o los videos nos puedan enseñar sobre que es W.O.A, estos, definitivamente, siempre se quedarán cortos comparados con lo que es vivirlo en persona.
Por veinte años tuve que esperar para poder experimentarlo por mí misma, verlo con mis propios ojos, escucharlo en vivo y en directo. Para muchos, como para mí, parecía un imposible, para otros, aún sigue siendo un sueño, y es que para un país como el nuestro la idea de viajar a Europa para asistir a un festival es una empresa bastante difícil, los costos pueden llegar a ser un impedimento bastante serio. Ir aunque no es económico, es posible, así como lo hice yo lo pueden hacerlo muchos más con planeación y esfuerzo.
Agosto de 2017
Finalmente se acercaba el momento tan esperado, es agosto dos y para dirigirme hacia Wacken debo ir a la estación de Hamburgo de donde salen buses que te llevan hasta allá.
El recorrido dura una hora, decidimos llegar un día antes de que iniciara el festival, porque personas que ya habían ido anteriormente decían que podía ser difícil encontrar espacio para acampar y que a medida que van llegando más personas, estas quedarán más lejos de los escenarios, teniendo que caminar algunos hasta un cuarto de hora para llegar a su carpa.
Afortunadamente aún no había llegado mucha gente para ese entonces y quedamos bastante cerca, en especial de la zona de comidas y de baños decentes. Esto fue grandioso, pues dadas las condiciones, puede ser aún más incómodo no tener este tipo de cosas al alcance o que te demores mucho más para acceder a ellas.
Por fin encontramos un espacio para acampar pero aquí viene la primera anécdota del festival, resultó ser un espacio reservado por varios alemanes que viajaban en grupo y lo tenían como centro de reunión, por supuesto, nos pidieron que moviéramos, en tono amable, la carpa que habíamos instalado. Nos explicaron el por qué, y nos dejaron ponerla cerca de los carros que llevaban, en otro espacio que quedaba libre. Además, nos ofrecieron ayuda si necesitábamos algo, porque se sintieron un poco mal de quitarnos de allí. Sí, los alemanes son buenas personas, más de lo que se podría pensar de ellos.
Lo primero que hicimos después de acampar fue buscar comida, ¡obviamente!, en el festival puedes encontrar diferentes opciones a unos precios asequibles que variaban entre cinco y siete euros. Luego fuimos a buscar la manilla que te da acceso al festival y aquí viene la segunda anécdota.
A nosotros no nos las entregaron al entrar, cosa que debieron hacer y casi no nos creen, dimos las explicaciones del caso, para que nos la dieran. Sin las manillas no podíamos acceder a los conciertos, una verdadera tragedia.
El día previo al festival permite acomodarse y dar un pequeño recorrido por el lugar, ahí ya empiezas a entrar en calor, ya que, como los alemanes que nos movieron de su zona de camping, la mayoría viaja en grupos y llevan todo lo necesario para hacer su estancia en el festival más cómoda y placentera.
Algunos llevan cosas para preparar su comida, sillas y hasta sofás, incluso baños portátiles para su uso personal y, por supuesto, música a todo volumen en sus parlantes y amplificadores que suenan por donde vas pasando. Ya la fiesta se empieza a sentir. Agrupaciones menos conocidas se presentan antes de las más famosas.
Llegó, por fin, el tan anhelado día
Finalmente es tres de Agosto y arrancó formalmente el festival. Inició, aproximadamente, a las tres de la tarde y la gente ya se estaba preparando para lo que se vendría. Para mí, el primer toque con el que finalmente conocería que era un Wacken, fue con la clásica ochentera Europe, que calentó motores con sus temas de siempre y que todos los asistentes cantaron a todo pulmón, la fiesta comenzaba.
Cuando aún estábamos saltando de la dicha, se presentó, nada más y nada menos, que Accept, la legendaria banda Alemana, pero este no iba a ser un show común y corriente, ¡esto era Wacken! Y aquí todo supera las proporciones de lo que uno ya ha visto antes.
El montaje supera lo que esperas y lo que ves en televisión no se compara con la sensación de vivirlo por ti mismo. El sonido es bestial, y los shows muchas veces vienen cargados de sorpresas, esto fue lo que sucedió en el show de Accept, que hizo un espectáculo especial con sinfónica incluida, algo para no olvidar. El día terminaría con VolBeat, una banda no tan conocida para mí, pero que al parecer es de culto entre los alemanes, quienes saltaron y cantaron sin parar cada canción, mucha descarga de energía en un solo lugar.
Llegaba la hora de descansar tras un largo día, afortunadamente nuestra carpa no estaba demasiado lejos, lo cual permitió que el cansancio fuera un poco menor. Para la mayoría de los alemanes la noche es joven y ellos, que parecen maquinitas, seguirían la fiesta hasta altas horas de la madrugada.
Segundo día de festival
Algunas de las bandas presentes en este segundo día, fueron: la clásica Grave Digger, seguida de Sonata Artica, continuando con una de las agrupaciones que más tenía ganas de ver en el festival, Saltatio Mortis, banda de folk alemana con una energía única, su estilo, sin duda, es incomparable y su cantante, con una de puesta en escena increíble, hizo de su presentación fuera una de las que más disfrutara. La alegría de los que estábamos presentes era maravillosa, cantando y bailando sin parar. Un show único.
Continuarían Trivium y Paradise Lost –para mi tristeza– quería verlos a los dos y no podía. Tenía que comer, ¡Por favor, de música no se sobrevive!, aunque muchos creyéramos lo contrario. Regresaría después de darle algo de combustible a mi cuerpo para seguir aguantando lo que faltaba, para ver otra presentación de lujo. Apocalyptica, celebrando los 20 años de su álbum debut Play by Four, un lujo que no tienen muchos ¡Sublime!
Emperor le daría una atmosfera etérea a la noche que recién comenzaba, con un toque también de máxima calidad, tocando completo su álbum Anthems To The Welkin At Dusk. Seguiría otro peso pesado, Megadeth, que ya había visto en varias ocasiones, pero qué más da, siempre querrás repetir.
Finalizaría la noche el show de Marilyn Manson, que a pesar de tener mala reputación dentro de los true metaleros colombianos, paradójicamente es adorado por los metaleros alemanes quienes alucinaron con su show.
Ultimo día
Como todo lo bueno en la vida, Wacken llegaba a su final –lágrimas–. Este día deparaba que el descanso fuera el mínimo, ya que el cartel de bandas de talla internacional así lo exigía.
La primera fue Beyond the Black, una banda alemana no tan conocida, prácticamente nueva, con apenas 3 años de creación y que tocaba, por primera vez, en uno de los escenarios principales. La sorpresa en este show fue que la cantante tocaría una canción en un piano prendido en fuego, ya saben, es ¡Wacken!
Sin tiempo de almorzar siguió, nada más y ni nada menos, que los Hermanos Cavalera haciendo una presentación especial de aniversario del álbum Roots de Sepultura, un clásico del Metal y con sus integrantes originales, bueno al menos parte de ellos. Sin duda, oír las canciones de Sepultura en voz de su cantante original, Max Cavalera, no tiene precio. Demasiada felicidad.
El tiempo es estrecho y corres a comer algo para no perderte lo que falta. Apenas, para ver parte del show de Heaven Shall Burn. Uno tras otro, sin descanso, continuaría la jornada con una de las bandas más aclamadas en Alemania, Powerwolf. Vaya espectáculo, una presentación increíble y la puesta en escena y potente voz de Attila Dorn te dejan descrestados, el público alucinó sin parar.
Al parecer, con todo esto, apenas estamos calentado motores, vendría Alice Cooper, una vez más, mostró porque es toda un leyenda y su espectáculo así ratificó, uno de los más grandes del rock, en uno de los festivales más importantes, te deja sin palabras.
Lo mejor estaba por venir, al menos para mí, soñaba con verla allá y pues como dicen por ahí, se vale soñar. ¡Amon Amarth, señores! en Wacken, la emoción no me cabía. La gente enloquecía con los primeros riffs de guitarra. La locura se apoderó del lugar.
La piel se te eriza al sentir que la pasión que sientes es compartida por miles de personas, que como tú, estaban felices de estar allí. La clásica escena del público fingiendo están remando un barco vikingo arrodillados no podía faltar. Y la cereza del pastel, hacer crowdsurfing, oyéndolos de fondo, navegando sobre las manos de varios metalheads y viendo el escenario donde estaba tocando Amon Amarth. Una imagen que jamás se borrara de mi mente.
Uno de los show más esperados por muchos (no por mí, en realidad), que sería parte del cierre del festival era Avantasia con su Metal Ópera, el público enloqueció con una de las presentaciones más memorables. Lastimosamente no soy tan fan, así que preferí ir a ver a una que estaba en otro escenario, en el que se presentaban bandas menos populares, muchas de ellas, locales o de Folk. El tiempo no da para tanto, siempre tienes que elegir.
Pero en esta ocasión pude ver un show de tamaño pequeño más íntimo, no como los que uno siempre se ve en tv, en el Wackinger Stage se estaba presentando, al mismo tiempo, Omnium Gatherum, banda de Death Melódico a quien siempre quise ver, un concierto que, aunque pequeño, dejó ver que en este estilo de música, hay para todo el mundo.
El cierre estuvo a cargo de Kreator, agrupación de culto, para muchos. Su una puesta en escena fue descomunal, tuve que dividirme para ver parte de la presentación, ya que al mismo tiempo, estaba tocando en otro de los escenarios alternos, Soilwork, que fue, en realidad, mi cierre de Wacken.
Para concluir
Haber vivido esta experiencia fue realmente algo increíble. Uno no dimensiona lo descomunal que llega a ser, sólo viéndolo en los videos, que llegaban hace algún tiempo al país y más recientemente en streaming o en YouTube.
La emoción de estar en el lugar donde se rinde culto al género que te llena y ver que no eres el único que comparte esta pasión, te sobrecoge. En algunos momentos puede ser un poco duro por las inclemencias del clima, pues nosotros, como latinos, no estamos acostumbrados a las estaciones ni a climas extremos. Para los alemanes es un clima ideal, pero para mí, fue bastante difícil resistir.
Sin duda, lo más complicado fue vivir –literalmente– en medio del lodo. Para ellos (los alemanes) es una fiesta. De todas maneras fue tanta la felicidad de estar allí que eso pasó a un segundo plano. Al final del festival sientes una sensación ambigua de nostalgia y descanso.
Ir y vivirlo por tu propia cuenta es algo que vale la pena hacer, aunque sea una vez en la vida. Los que amamos este tipo de música entenderemos que nunca habrá un lugar igual para estar rodeado de lo que más amas, bueno tal vez el crucero 70.000 Tons of Metal, pero eso será otra historia.
Vea aquí la galería fotográfica de la experiencia del Wacken 2017:
https://www.facebook.com/pg/RDisidentes/photos/?tab=album&album_id=1578677365521684
Por: Alejandra Velandia






Y así como así, durante el año y en medio de la espera tradicional de Rock al Parque como máximo exponente de las bandas con una gestión del Estado y del Distrito bastante discutidas en temas de la organización del Festival, apareció un cartel anunciando un Día del Rock Nacional, nos cuestionamos y emocionamos, luego dudamos y así y así. ¿Qué quien lo convoca?, ¿es privado?, ¿por qué el 12 de agosto?, ¿quién dice que ese es el día del rock nacional?, y ¿por qué esto y por qué lo otro? Pero pronto se nos despejaron las dudas y no las vamos a resolver una por una, pues lo más importante fue el día en sí mismo, una apuesta privada por reunir los artistas con más trayectoria y reconocimiento. Una fecha que sin duda rompió las expectativas y fue un gran éxito, y ya.
Básicamente el evento dentro del auditorio de lo que ahora es el Centro de Eventos de la Autopista Norte, justo después del peaje donde se acaba esta ciudad, consistía en que cada agrupación de las 31 convocadas, tocaría en promedio de 30 a 45 minutos en dos tarimas dispuestas una frente a la otra. Durante todo el día no hubo descanso, así que, como un festival real, mucha gente no tuvo más opción que escoger que bandas quería ver y en cuales descansar, ir a tomarse una cerveza, comer, jugar tejo y otros deportes tradicionales, pasar por las carpas de las bandas, tomarse fotos con los músicos o devolverse al concierto que en general posibilitaba una buena vista desde cualquier punto. Quienes quedaban atrás en una banda, eran los primeros en la siguiente presentación. Nosotros jugamos a cambiar de puesto antes de que terminara cada una.
Llegó el turno para Dr. Krápula, llevábamos mucho tiempo sin escucharlos en vivo. Tras una presentación de 40 minutos, cerraron con una de las canciones que mueve más emociones dentro del público: La Fuerza del Amor. Durante su show, la banda hizo un recorrido por su discografía con temas revolucionarios y cargados de mensajes de resistencia. Un escenario a reventar cuando apenas el reloj marcaba la 1:15 de la tarde.
Recién escuchamos —hace unos 12 años— a la agrupación Barranquillera Los de Adentro, en ese entonces no nos gustó, porque sus videos o hits eran muy ‘poperos’. Les perdimos de vista hace mucho y el 12 de agosto fue un reencuentro con la banda, le dimos la oportunidad y lo admitimos, nos gustó. Es que una cosa es ver edulcorante en un video y otra es ver una descarga de buen rock en vivo. Lleno total de tarima a tarima para los barranquilleros. La percepción no era lo misma de hace unos años. Ver al público emocionado cantar uno a uno sus temas, nos hizo recordar uno de los clásicos del rock en español que es un himno adolescente. Nubes Negras encendió al púbico, Una canción, llamó a quienes, afuera de la carpa, tomaban una cerveza, comían, jugaban tejo o se hacían un tatuaje temporal. Nuestro director estaba cantando a grito herido y con su ‘air guitar’ le seguía los pasos a esa canción pegajosa, que en su momento fue un éxito en las emisoras del país. Qué buena agrupación, lo admitimos.
Entre quienes escribimos esta crónica —editor musical y director— la discusión será eterna frente a este tipo de bandas, sólo podemos decir que no defraudaron y que tanto escenario como público fueron suyos, aún sin Tato Lopera, fundador y mítico teclista compositor de ese riff de sintetizador tan conocido como es Muévete. En efecto, la agrupación, ahora es dirigida solo por don Elvis.
Tr3s de corazón, con 15 años de historia, es una de las agrupaciones más sólidas de nuestro país. 5 álbumes, 1 recopilatorio de sus presentaciones en vivo, 14 años de gira por el continente, dos premios Shock, un premio Subterránica y un libro conmemorativo de sus primeros 10 años de carrera así lo demuestran. Eran casi las 7 de la noche y la banda de Medellín subió a la tarima. Su hardcore y ante todo punk en un escenario a reventar y sus canciones más representativas provocaron una favorable reacción del público. El cover de Décimo Grado fue emotivo, pero además nos fueron preparando para el homenaje al Titán, con ese genial tema que es La estupidez de este mundo demente. Casi que escuchábamos los versos cantados desde el cielo, la espera para Kraken se hacía más ansiosa.
con Aida Hodson —bella mujer que tiene una trayectoria larga en esto de los conciertos de Rock y la líder de esta tan invaluable empresa de conciertos de bandas nacionales— asomó y en una presentación de 40 minutos demostró cuán importante es esta agrupación bogotana para la escena actual en nuestro país y para las generaciones más jóvenes. Canciones cortas, poder en el escenario y letras sencillas que fueron coreadas de principio a fin por los asistentes.
A continuación llegó el turno de Superlitio. El Rock fusionado con otros géneros, es la principal característica de esta agrupación caleña que inició su trayectoria en 1996 y tiene una gran acogida entre el público más joven. Canciones como Te Lastimé y Viernes Otra Vez fueron las más coreadas.
¡Mierda! La primera vez que veíamos a Kraken sin Elkin. Nos perdimos de los eventos del Tour Kraken un Homenaje Real, pero en juego largo hay desquite y aquí gracias a los dioses del trueno y del metal y de Aida Hodson, quien incluyó en último minuto a Kraken, el Kraken de la alineación final de Elkin, su último comando, que esta vez traería una sorpresa no vista en el tour.
Las canciones de Kraken tienen vida propia, qué importaba que las voces de quienes interpretaron los temas elegidos para la presentación no alcanzaran los tonos de Elkin, si el público cantaba con mayor fuerza cada uno de ellos. Un escenario que recibió a la banda con aplausos, un público que esperó hasta casi la media noche para ver por primera vez la presentación de Kraken sin su voz líder. Por algún motivo la banda sonó de forma muy, muy, muy potente, la falta del teclado hizo seguramente que la armonía pasara del progresivo al power.
Nosotros hemos presenciado este año por lo menos diez homenajes a la banda y el legado de su líder, no existe, sin duda quien pueda superar el realizado por el mismo grupo.
El Rock Industrial de Koyy da peso a su trayectoria. Se puso su ‘corpse pain’ necromantico y rompió con todo, levantó de nuevo el ánimo, la gente no se despegó del escenario, llenó de nuevo y se comió la tarima. Como invitado especial estuvo, de nuevo, Dilson. La agrupación Toteó con industrial y juego de soldadura. No sabíamos cómo hacer para tomar una foto, se movían por todas partes. Zero lucia más alto de lo que es y fueron de los gigantes del día. Para nosotros el concierto acabo ahí.
22 agrupaciones en el cartel que se reunieron en la galería comercial y cultural la K-ZONA enclavada en pleno centro de Bogotá, calle 15 # 9 -64, y que sorprende por su gran tamaño, mucho más de lo que aparenta la fachada. Es un espacio renovado de una antigua casona de probable origen republicano que cuenta con algunos locales, un patio cubierto enorme en la parte posterior donde se realizó el concierto y un segundo piso en el que se está conformado una galería y una biblioteca. Esta locación se proyecta como un espacio aprovechable para diferentes actividades culturales que merece la pena conocer y promover. Un sitio adecuado para conciertos pequeños. La pega está en la poca acústica que logra, lo cual fue un pequeño dolor de cabeza para los ingenieros de sonido, sobretodo el primer día del Festival.
El factor negativo real estuvo principalmente el primer día, con la baja asistencia, con un coste apenas de 15.000 pesos, se esperaba una mayor concurrencia, sin embargo se demostró en esta ocasión que los rockeros más radicales están acostumbrados a la entrada gratuita de los festivales de las localidades y pocas veces sustentan su apoyo a lo nacional con un importe. Esto, contrario a una crítica frente a la organización, es un punto a favor de ella, porque demuestra su intención de formar o más bien reconstituir un público ofreciendo un espectáculo integral, donde las bandas estén cercanas al público y formen una comunidad, lo cual han venido sustentando post-festival con charlas en colegios y comunidades.
Los otros que rompieron tarima fueron los jovencísimos Hysteresis, agrupación de adolescentes con excelente capacidad interpretativa y un rock entre hard y heavy actualizado, que desborda en actitud. Despierta una gran emoción ver gente tan joven renovando la escena y haciendo verdadero rock. Efectos en el escenario, pequeños cambios de vestuario, excelente teclista femenina, buena voz y guitarras riferas llamaron la atención del público más veterano y se llevaron las palmas del día.
Fundadora de
«La verdad me cuesta escoger mi fotografía favorita, siempre lo he dicho, de las 2.000 que salen en un pequeño evento, quedó fascinada con más de la mitad, por lo cual escogí una al azar, en este caso, algo que queda de la presentación de Behemoth en Rock al Parque 2015, no fue ni tan al azar, aunque me tocó sufrir y subir a los hombros de un colega para poder hacer algo, lo poco que pude lograr, me encantó y mi modelo favorito fue Orion (es sexy, ¡ja!).
Kasa Katarsis, una agencia de fotografía y vídeo dedicada al metal.
Valiente de Metal Machine, un fotógrafo con una amplia trayectoria en toques nacionales e internacionales.
De
«Hace tres años comencé un proyecto de fotografía de metal llamado: KRIEG METAL PHOTOGRAPHY, en donde he cubierto una gran cantidad de eventos en la ciudad de Bucaramanga y en Bogotá como el festival del diablo I y II, Rock Al Parque 2016 y 2017, en Manizales el Grita Rock 2016 y en Medellín el Altavoz 2016 entre muchos otros.
“Los fotógrafos del metal Capturamos caras, gestos, momentos, pero sentimos energías, energías que usamos para seguir alimentando este mundo nuestro del metal”.
Alexis Cañón Fotógrafo
En efecto la trasmisión de sensaciones que genera el metal es 10.000 veces más contundente que cualquier ritmo generado por los hombres y la experiencia de escuchar un disco en solitario o la comodidad de una casa, no se compara con el momento en el que atestiguamos como, producto del éxtasis y la catarsis de los músicos, las ondas sonoras caen como toneladas de acero y nos hacen vibrar, ya sea en un toque pequeño o un concierto monumental.
La dinámica de Rock al Parque es presentar una cantidad similar de artistas nacionales, de convocatoria distrital y de artistas internacionales (20 a 22 por cada una de estas categorías), donde se reparten los tres días intentando generar un espacio para esa llamada diversidad musical que los organizadores pregonan, sin embargo es posible ver como los de las convocatorias son en su mayoría bandas de metal, que salen prácticamente todas el días sábado del metal y luego quedan por fuera poco a poco hasta que el lunes está lleno de bandas extranjeras o nacionales de propuestas muy difíciles de clasificar dentro del rock, o al menos dentro de sus vertientes más lejanas como el Ska, y uno se pregunta ¿dónde quedó el Grunge, el Heavy Metal tradicional, el Power Metal, el Power Blues o Blues Rock, el gótico, el Oi, el rockabilly, el progresivo y las tantas formas que el rock tiene y de las que seguramente deben existir bandas buenas en la escena nacional?, este año hasta se extrañó el black metal.