Editorial | Más allá de la piel

Eso es un tatuaje: una obra de arte y como tal, tiene la capacidad de trascender y de permanecer en el tiempo, concediéndose a sí mismo y a su autor el don de la inmortalidad.

Por, Rugidos Disidentes

Es verdad, muchas veces nos equivocamos y terminamos rindiéndole homenaje a la Nayibe o al Milton Yésid con un tatuaje que nos acompañará para siempre, aunque la relación con cualquiera de estos dos personajes se haya ido al traste a las tres semanas.

Podemos, también, con un trazo sobre nuestra piel, quedarnos con una frase motivacional que nos recuerde que la “Vida no es fasil” y así quedar atados para toda la vida a un mamarracho mal escrito que nos recordará todos los días la importancia de contar con un diccionario a mano.

El camino del arte no es –lo que se dijera– sencillo. Tampoco es para todos, pues este nace del alma y es transformado gracias a un talento, en algo maravilloso. Sin embargo, todo talento requiere cultivarse y nos exige esfuerzos y sacrificios, para demostrar que en verdad es nuestro camino, que vivimos para ello y estamos dispuestos a pasar hambre antes que abandonarlo. Básicamente, ser artista es de valientes.

Eso es un tatuaje: una obra de arte y como tal, tiene la capacidad de trascender y de permanecer en el tiempo, concediéndose a sí mismo y a su autor el don de la inmortalidad.

Quizás sea uno de las artes más complicados que existe, pues cobra vida en la piel ajena. En manos de un artista exponemos nuestro cuerpo con un solo fin: tener una huella imborrable de un momento, un lugar, un sueño, una persona. Aunque, no necesariamente estemos buscando otorgarle a aquel trazo un significado especial, simplemente podemos corresponder a ese derecho que tenemos de decidir sobre nuestro cuerpo sin dar explicaciones a nadie del por qué o del cómo. No obstante, por insulsa que sea la razón, debemos comprender que estaremos atados a aquel tatuaje hasta el final de nuestros días, básicamente, nos lo llevaremos a la tumba, salvo que alguna circunstancia aparatosa, como una mutilación o quemadura, así lo impida.

Es una práctica ancestral y, aún así, sus orígenes no se han definido de manera precisa. Ha transgredido culturas, ha permanecido perenne en el tiempo, se ha movido a su antojo por todo el mundo y ha servido de inspiración para la creación en otras manifestaciones artísticas.

Con ese trazo se adquiere una conexión simbólica en la que se conjuga al mismo tiempo, estética, sentimiento del tatuado y la interpretación que haga el artista de estas dos, dejando al mismo tiempo su sello personal.

Los prejuicios no han menguado el interés que el Tattoo despierta, alrededor de él existe una verdadera tradición de culto. Ha sido, también, objeto de estudio por parte de la academia para buscar, por lo menos, un acercamiento con sus orígenes y a algunas de las múltiples interpretaciones que permitan explicar el poder que este ha tenido en la humanidad. ¿Qué tanto podemos acercarnos a una interpretación medianamente acertada? No lo sabemos y quizás ahí radique su verdadero encanto, que es indescifrable, pues puede ser un acto de rebeldía cuando su motivación es contrariar a la institución o bien puede ser una manifestación de obediencia, cuando se hace requisito para ser aceptados en un movimiento religioso, militar o político.

En esta edición nos acercaremos a este mundo maravilloso que es el Tattoo, no con la pretensión de descifrarlo, pero sí con el fin de comprender, aunque sea un poco, su lenguaje.

¡Bienvenidos!  

 

 

Editorial | La dictadura escondida

La sabiduría muchas veces crea individuos egoístas y mezquinos capaces, en su sentir, de organizarlo todo y de imponer una directriz, porque a su parecer, nadie más lo hará como ellos.

Por, Rugidos Disidentes

Es más aterrador el lado conservador de aquellos que se muestran como liberales, que el radicalismo que hacen manifiesto, desde un principio, aquellos que aún defienden las buenas formas y las sanas costumbres.

Los primeros suelen ser más peligrosos, pues su disfraz de tolerancia e inclusión gana la confianza de quienes se encuentran a su alrededor. No es para menos, su discurso, muchas veces alimentado por un altísimo nivel intelectual, logra dejar huella. Se convierten, de esta manera, en fuentes confiables y autorizadas sobre un tema en particular. Nos engañan, permiten que las opiniones contrarias se expresen para luego, simplemente, ignorarlas o despreciarlas por no estar a su misma altura de conocimientos.

No podemos hablar de tolerancia sin abrir un espacio para el debate y la discusión de ideas. Todos poseemos saberes particulares adquiridos, bien sea por una formación académica, por la experiencia o por la combinación de estas dos. La acumulación de conocimientos no es garantía, necesariamente, de un verdadero proceso pedagógico y de transformación. Sin estos, la sabiduría solo es un trofeo que se exhibe como intocable en una vitrina vanidosa de uso ornamental. Terminan siendo, tristemente, una biblioteca en cuyos anaqueles reposan verdaderos tesoros empastados, que jamás sentirán el placer de ser hojeados, simplemente, porque se reserva el derecho de admisión.

La sabiduría muchas veces crea individuos egoístas y mezquinos capaces, en su sentir, de organizarlo todo y de imponer una directriz, porque a su parecer, nadie más lo hará como ellos. Hablan de democracia, pero cuando su poder se ve amenazado abren las fauces y cierran todas las puertas al pensamiento disidente. Todo será una panacea, siempre y cuando, la voluntad ajena acate su voluntad sin protestar.

De este tipo de personajes están plagadas la sociedad, la política y la vida. Individuos que, quizás con la mejor intención, son incapaces de atender a las necesidades y los argumentos ajenos. En ese orden ideas, llevar un proceso social a feliz término, no solo es una odisea, sino que resulta una misión imposible.

En el amor y otros escenarios personales de relación social también pululan estos individuos que, detrás de su trato racional, esconden a verdaderos verdugos machistas y dominantes, que someten a sus parejas a una manera de maltrato muy difícil de detectar y, mucho más aún, de comprobar. Así, de esta manera, si el vínculo emocional termina, ellos siempre quedarán como los mártires que lo dieron todo y comprendieron hasta el final a su pareja.

Así ha sido nuestra realidad política que, además del prontuario criminal de muchos de sus representantes, también ha estado invadida por personajes egresados de las grandes facultades que han gobernado detrás de un escritorio. Para ellos no existe el conocimiento adquirido por las comunidades gracias a su propia experiencia. Para ellos y su equipo de expertos solo existe una forma de hacer las cosas: la que ellos determinen como la mejor para el bien de todos.

Su virtuosismo para conquistar a sus interlocutores les da cierta legitimidad, los hace una fuente confiable y en los portavoces oficiales de la historia, mientras que sus opositores pasan desapercibidos o quedan a perpetuidad en el costado de los resentidos y marginados.

Cada sujeto tiene un saber, una experticia, una vocación, como también unas necesidades, una expectativa de vida y ante todo un sueño que desea realizar, que con el correcto acompañamiento, podrán llevar a cabo.

En Rugidos Disidentes le apostamos al saber particular, a ese que permite construir  y desarrollar escenarios diferentes de discusión, en los que la capacidad y el potencial de cada uno, no solamente sean tenidos en cuenta, sino que también sean fortalecidos.

Como cualquier organización nos regimos por unos parámetros, que en nuestro caso, tienen como principios innegociables, la lealtad, el respeto, la disidencia y la calidad. Por nuestras venas corren deseos de revolución, resistencia y de enfrentarnos al mundo con nuestra capacidad de soñar.

Al fin y al cabo, con miles de errores, con cientos de caídas y una que otra crisis hemos fortalecido nuestro rugido y hoy, después de cuatro años, podemos gritar con vehemencia: “disidentes: aquí estamos y nuestra labor no pasará desapercibida”.

¡Bienvenidos a la Edición Trece!

Editorial | Fútbol, política y resistencia

Cada 4 años, en la misma época en la que se celebra el torneo de fútbol más importante a nivel internacional, Colombia elige a su gobernante y pone en manos del ganador el futuro del país.

Por, Rugidos Disidentes

Entre política y fútbol ha girado la atención de eso que llamamos Opinión Pública, durante las últimas semanas. La primera tiene dividido a nuestro país desde el siglo antepasado, la segunda ha logrado en buena medida integrar ese sentimiento patriótico en torno a un deporte, que pese a las críticas que recaen sobre él, sigue cumpliendo un papel preponderante.

Dos días después de haber elegido a Iván Duque como presidente de la república, legitimando de esta manera a la misma corriente que ha estado en el poder desde siempre, la Selección Colombia en su debut era derrotada por los nipones en un partido, que además del resultado en contra, dejaba una sensación pesimista sobre el futuro de nuestro país en la Copa Mundial de la FIFA 2018.

En el escenario político fuimos testigos de la votación más alta de una fuerza alternativa  en nuestro país, sin embargo, no fue suficiente. Cada 4 años, en la misma época en la que se celebra el torneo de fútbol más importante a nivel internacional, Colombia elige a su gobernante y pone en manos del ganador el futuro del país. Dos opciones, una de las cuales celebró con júbilo y como propio el triunfo de Iván Duque, candidato del Centro Democrático, mientras que la derrotada Colombia Humana vio frustrado su deseo de hacerse con el poder y darle así un golpe contundente a esa élite sólida que, al parecer, está lejos de ser derrotada.

No obstante, más de ocho millones de votos no pasan desapercibidos y de manera tácita hacen un llamado a ejercer la oposición con más fuerza que nunca. El llamado del pasado 17 de junio es a la resistencia, una palabra hermosa que encierra un gran significado, pues nos obliga a la coherencia, al compromiso individual y colectivo, y que nos invita a no pasar como actores desapercibidos y silenciosos, sino que nos convierte en sujetos políticos, veedores y críticos frente a las decisiones que se toman desde arriba.

El fútbol nos entrega emociones inmediatas en un espectáculo de 90 minutos, los ganadores celebran y los derrotados se lamentan, pero dichos sentimientos son pasajeros, pues dentro de poco un nuevo torneo traerá consigo otros momentos. En política es diferente, el guayabo de los derrotados suele ser constante, con ello la inconformidad se hace más fuerte y la frustración no desaparece con una nueva contienda electoral.

Detractores del fútbol lo señalan de ser opio para el pueblo, distractor de la realidad nacional y un deporte cirquero que no nos deja ver con claridad y que nos impide ser críticos ante las problemáticas de la sociedad. Básicamente, una actividad propia de un ignorante. ¡Falso! Satanizarlo se hace innecesario y resulta un ejercicio simplista que nos quita la responsabilidad que como ciudadanos tenemos de frente a la política. Es, simplemente, un sentimiento que en nuestro país, pese a todas las dificultades e irregularidades alrededor de él, ha logrado unir, así sea momentáneamente, lo que la política con devoción ha separado.

Los resultados electorales pasados son simplemente un retrato de nuestra realidad y la consecuencia de nunca haber asumido el compromiso que como ciudadanos tenemos frente al país. Si hoy en día los sistemas de educación y de salud; las políticas de empleo, de economía y de seguridad son una asco, es por culpa nuestra, porque durante décadas hemos dejado en las mismas manos el futuro de nuestro país. Hemos sido una sociedad perezosa con la democracia y por eso, cada cuatro años, vemos los mismos resultados. Siempre hemos buscado culpables externos, pero qué poco nos miramos interiormente, qué poco hacemos para cambiar desde adentro nuestro comportamiento y esa tolerancia absurda hacia la corrupción, presente incluso en las actividades más simples y cotidianas como hacer fila o pagar un pasaje de Transmilenio.

La resistencia no está en las armas y antes de pasar a las calles debe comenzar en nuestros hogares y escuelas. La resistencia no se ejerce únicamente en redes sociales, no está en los insultos y jamás será encontrada en el odio. La resistencia significa coherencia, respeto e idoneidad en nuestras acciones.

Editorial | ¡Cuatro años!

“Los sueños suelen dibujarse en la mente de los seres humanos, difusos, increíbles, indescifrables e inalcanzables. De cuando en vez enseñan su verdadero rostro y atrevidos saltan a la realidad esperando que no los dejemos morir en el pesimismo.”

Fragmento primera editorial: Del mundo de las ideas a una realidad posible.

Por, Rugidos Disidentes

Qué difícil y a la vez fascinante resulta ese primer paso. En un instante, en un mismo lugar confluyen expectativas, dudas, miedos y ante todo un gran sueño. El primer paso de nuestra revista no se dio el 31 de mayo a las 10:00 p.m., día y hora en la que vio la luz, por primera vez, en su propia página web. La historia comenzaría meses atrás.

Proyecto Rugidos Disidentes surgió en una mesa de comedor. La idea era sencilla: crear un medio digital en el que el rock y la historia se encontrarían, junto con la literatura, el teatro y muchas expresiones culturales más, ¿qué tan difícil podría ser dicha tarea?, el tiempo no tardaría en dar una respuesta contundente, la misma que durante estos cuatros años nos ha retado, nos ha exigido y la que continuamente nos ha gritado: ¡No se rindan!

El primer paso es una meta alcanzada, por supuesto que sí, pero una vez se da, no hay marcha atrás, o bueno, sí la hay, pero esa es la opción de los cobardes y esos no éramos nosotros. El primer paso, ese bendito paso, es sólo eso, uno de muchos, uno de miles. El camino inicia con éste, pero qué tan largo puede ser, cuántas dificultades se han de encontrar y qué tan duro ha de ser recorrerlo, no es posible saberlo. Si bien es cierto se tiene una expectativa del rumbo, las circunstancias puede alterar el destino.

¿Miedo? Por supuesto, no se ha ido, ahí está, la acecho, esperando que nos rindamos para hacernos presa. A todos nos pasa, el miedo también es un motivo y aquí estamos.

Con una editorial, tres columnas de opinión, una caricatura, dos reportajes sobre radio disidente, una entrevista, un cuento, dos poemas, dos reseñas musicales y un gran sueño llenamos nuestras valijas y emprendimos el viaje.

Hoy, gran parte de la nómina ha cambiado, nuestra plataforma digital no es la misma y la mayoría de secciones no estaban al principio. Nos gusta cambiar y la quietud nos aburre, esa es la verdad, por eso nos atrevemos a experimentar y nos arriesgamos.

Son cuatro años de resistencia ¡CARAJO! y eso, para un proyecto que no cuenta con más recursos económicos que los que cada uno de los integrantes podemos aportar, ya es un logro.

Más de 500 artículos publicados, dos alianzas consecutivas con Rock al Parque, una nominación a mejor periodismo en Rock, aliados a Rock al Pueblo 2017, un trabajo en conjunto con la Fundación Jóvenes Talentos de Colombia, aliados también con Oscura Radio TV y en Como la Cigarra, y el logro más reciente, la obtención del código ISSN, son unos de los logros alcanzados en nuestra corta trayectoria.

Jamás pensamos que nuestros pasos nos fueran a traer hasta aquí, pero aquí estamos.

Estamos felices, por supuesto que sí. Pero el camino aún es demasiado largo y gracias al apoyo recibido por todos nuestros amigos, hoy nos sentimos fuertes, esperanzados y seguros de que estamos haciendo una excelente labor.

¡Bienvenidos a esta octava edición!

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Editorial | El miedo es el mensaje

El miedo reencarna generación tras generación, se adapta con facilidad a los nuevos tiempos y buscar regarse por la sociedad con mayor facilidad y efectividad, no se detiene, no claudica, sólo cambia su forma y las maneras que usa para cobrar protagonismo.

Por, Rugidos Disidentes

“… El miedo es el mensaje por tranquilidad, el miedo es el mensaje para vivir en paz, soy el otro, pero temo al otro. Soy el extranjero, pero temo al extranjero…”

Estados Alterados acertó y de qué manera, ocho años después de haber lanzado Romances Científicos, su quinto álbum, nos vuelve a sorprender con un trabajo discográfico Lumisphera, del cual forma parte Miedo, canción que  fue dada a conocer el pasado 2 de marzo.

“… Tengo que desinfectarme, tengo que ir a esconderme, tengo que pagar por seguridad, el miedo es el mensaje por tranquilidad, el miedo es el mensaje para poder vivir en paz…”

Una letra oportuna que hace de esta canción la banda sonora perfecta para la coyuntura actual, en la que el miedo se ha hecho protagonista demostrando su versatilidad para adquirir simultáneamente diferentes formas y buscando nuevos canales para dejar su mensaje.

El miedo reencarna generación tras generación, se adapta con facilidad a los nuevos tiempos y buscar regarse por la sociedad con mayor facilidad y efectividad, no se detiene, no claudica, sólo cambia su forma y las maneras que usa para cobrar protagonismo.

El miedo camina rampante por las grandes ciudades, por los pueblos, por los parques. Lo vemos en la tele, lo oímos en la radio, lo leemos en la prensa e interactuamos con él en las redes sociales.

Tememos al habitante de calle, al vendedor ambulante, al extraño que no sabe una dirección; aunque no tengamos razón para ello. Tememos, con toda justificación, al ladronzuelo, al sicario, al paramilitar, al guerrillero, al abusador, al político corrupto; tememos porque así nos enseñaron, porque no había más opción. Miedo al narcotráfico, a los paramilitares, a la guerrilla, a las bacrim, al castrochavismo, al comunismo. Miedo a convertirnos en otro país, miedo al extranjero (Llámese en este caso venezolano).

El 11 de marzo es la primera de tres contiendas electorales del 2018, y el miedo ha sido el factor determinante para hacer propaganda política y para decidir por quién votar. Se firmó un acuerdo con el grupo guerrillero más antiguo del continente, con esto un miedo se apagaba, el miedo de la muerte, de la sangre, de la guerra. Pero, casi automáticamente, nació otro, el miedo de dejar en los pies de las FARC el futuro del país y lo que parecía un pataleo de un sector político del país, se convirtió en eslogan de campaña y ahora es un argumento, con el cual muchos decidirán en los comicios.

No sabemos qué es socialismo, no sabemos qué es izquierda, no sabemos, no recordamos, o nos vale huevo el exterminio del que fueron víctimas la Unión Patriótica, otros sectores de izquierda, líderes sociales, periodistas, exguerrilleros, entre muchos más, lo único que importa es que Santos, el paria ése, nos dejó de rodillas frente a los criminales y dejó el país a las expensas de la consigna comunista inspirada, para no irnos tan atrás, por Fidel Castro y Hugo Chávez.

El miedo que sentimos no es aquel que nos invita a ser mejores, todo lo contrario, es aquel que nos llama al odio, el que nos incita a lanzar dardos venenosos al contradictor, el que no nos deja pensar con claridad y al que, en verdad, nos estamos arrodillando.

El miedo nos está golpeando desde hace mucho y se alimenta del odio. Son tiempos difíciles, pero aún tenemos cómo defendernos de él, lo hacemos cuando somos solidarios, cuando entendemos que hay diferentes formas de ver el mundo, cuando nos atrevemos a cambiar, cuando decidimos salirnos de la fila.

El futuro es incierto y desesperanzador en ocasiones, pero cada grano de arena que aportemos desde nuestro diario vivir, será un golpe que damos al miedo y a sus propagadores.

Estados Alterados, pioneros en incluir sonidos electrónicos en el rock en Colombia, abrirán el próximo 16 de marzo el concierto de Depeche Mode y allí interpretarán su canción Miedo, no podría ser de otra manera, con esto la agrupación paisa, dará otro paso firme en sus 31 años de historia.

 

Editorial: Esos diciembres que no volverán

La cuadra, por aquellos finales de los 90, era vestida con los colores de la navidad. Vecinos por aquí, vecinos por allá, pintado los andenes, las calles y las fachadas. Las vías eran cerradas algunas horas para evitar que los dibujos hechos por aquellos talentosos, que con esmero donaban su arte, fueran arruinados por algún desprevenido, que contemplando el cielo de la Navidad, no se percataba que estaba dejando, literalmente, su huella sobre la cara de Papa Noel. Algunas calles aún están grabadas con un entusiasta letrero: Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo 1999.

Los vecinos, haciendo gala, de sus mejores aparatos radiofónicos, ponían a sonar a Pastor López, los bajos de la orquesta del artista venezolano, retumbaban por toda la cuadra. Cerveza por aquí, cerveza por allá. Durante todo el año era posible que los miembros de la comunidad no cruzaran palabra alguna, pero en diciembre todo el mundo es bonito, saludos por aquí, saludos por allá.

Los mechudos del barrio, los mismos que durante el año se veían “estirando trompa”, en diciembre, muy a su manera, se integraban al trabajo comunitario. Chistes por aquí, chistes por allá.

Los más chicos esperaban la tan anhelada fecha con ansias. La Navidad, para los niños, en verdad es mágica.

La novena integraba a la comunidad, el mismo parafraseo año tras año y lo más divertido eran los villancicos y, por supuesto, la comida que ofrecía la casa anfitriona que organizaba algunos de los nueve días.

La música de diciembre era, precisamente eso, música de diciembre. Qué importa que el baile no fuera lo propio de algunos individuos, si Pastor López, Rodolfo Aicardi, Los Corraleros de Majagual y otros, con sus canciones, hacían mover las piernas de todos, incluso, las de los más troncos y amargados.

Los tiempos han cambiado, diríamos pues, que por fin llegó la época más esperada del año. Sin embargo, gracias a Candela Estéreo, Olímpica Stereo, Radio Uno, entre otras más, que desde febrero inundan las ondas radiales con la música tradicional de esta fecha, diciembre comienza a sentirse desde principio de año.

El comercio en general se viste de rojo y verde desde mitad de año y la decoración decembrina empieza a verse desde octubre. Así es muy complicado. Quizás ya somos adultos, los tiempos ya no son los mismos y a las viejas tradiciones han sido adaptadas nuevas costumbres.

Sigue siendo una época en la que todos pretendemos ser bonitos, en últimas de eso se trata, de olvidar las dificultades que a lo largo del año se hicieron presentes, de olvidar también las ofensas y de dejarse contagiar por eso que llaman el espíritu de la Navidad. No obstante, la integración de los vecinos en las grandes ciudades ha sido, con el tiempo, mermada.

El 24 de diciembre era, por aquellos años, la fecha en la que casi en todas las cuadras había una fiesta. Baile por aquí baile por allá. –“¿Eres la hija de doña Bertha?, yo soy el hijo de don Luis, no te había visto”. Sí, también era la fecha en que conocíamos a las vecinas. Estos últimos años han sido algo distintos, al menos en el lugar desde donde esta editorial fue escrita.

La Navidad, aunque ha cambiado, aún conserva cierto encanto que contagia, así sea un poquito, a los amargados más radicales. Estaríamos seguros que no hay metalero que haya escapado victorioso de Pastor López o que no haya sido abrazado por un vecino mayor entusiasta que le diga: “Mijo, yo lo conozco desde que era así de grandecito”. No creemos que haya algún rebelde sin causa, que durante todo el año vocifera en redes sociales su postura contestataria y disidente al comercio capitalista que en diciembre hace su agosto, que no haya recibido un afectuoso saludo de sus viejos, rogándole con más sentimientos que argumentos, que cambie, que dios lo bendiga. No creemos que haya alguien que en el Año Nuevo no haya dejado escapar, en algún momento y por alguna razón, una lágrima de nostalgia por aquellos que ya no están.

En diciembre todos somos bonitos, de eso se trata, entonces, aprovechemos la oportunidad y, aunque sea por un instante muy pequeño, dejemos que –eso que algún día nos dijeron que era la magia de la navidad– nos contagie.

No dejaremos de ser rebeldes, no dejaremos de ser rockeros, ni mucho menos disidentes, porque un día al año nos entreguemos a esa música viejita que nos hace mover los pies.

A celebrar y, por qué no, a reconciliarnos con el otro.

Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo disidente.

Por, Rugidos Disidentes

Es un asunto de desobediencia y valentía

Editorial

Cuando nuestra voz ha sido silenciada, nuestro comportamiento regulado, nuestras decisiones cuestionadas y nuestra libertad arrebatada, lo único que nos queda es la resistencia.

Por, Rugidos Disidentes

El conformismo no nos pone a aguantar hambre y nos entrega a cambio un falso placebo de felicidad, del cual no queremos salir, aunque implique renunciar a eso que llamamos libertad y que defendemos de dientes pa’ fuera, pero que enterramos con nuestra acciones.

Reducimos la libertad de expresión a los alaridos que muchas veces sin fundamento alguno en redes sociales, sin tener en cuenta que el discurso sin acción, termina siendo una proclama que el viento se lleva o que queda impresa en una pared, esperando a ser fotografiada para la posteridad.

Nos rendimos antes de empezar a luchar, claudicamos con sólo pensar en lo que representaría un acto rebelde que nos permita acercarnos a esos sueños que de niños tuvimos y que encerramos, junto con nosotros mismos, en una oficina.

Dificultades, todos tenemos. Temores, por supuesto, el miedo es el mejor sistema de control social que existe, es el arma preferida de los gobiernos para impedir que ejerzamos nuestra libertad ¿Te has percatado? Necesidades, son la constante en nuestra sociedad, éstas se hacen mayores entre más pobres socioeconómicamente somos. Silencio, es la opción que más placer le causa al presidente de turno y la que más usamos, preferimos callar, quizás porque perdimos la fe o porque consideramos que no tiene caso, que no vale la pena gritar nuestras inconformidades y a hacernos sentir, mediante la acción, para que nuestros reparos conlleven a un cambio.

La pregunta del cómo es la que, quizás, más no detiene ¿Cómo pretendes ser músico? ¿Cómo vas a conseguir clientes? ¿Cómo se te ocurre?, en fin.

De puntos negros y de puntos blancos está plagada nuestra sociedad. Todos marchando de manera uniformemente uno detrás de otro, para servir a fines ajenos, obedientes y complacientes con una visión reducida y conservadora del mundo. Son muchos puntos esperando el día en que las suerte los saque, de manera cómoda, de su circunstancia y esperando ese milagro, lo único seguro que encuentran, es su día final.

Tarde o temprano la muerte nos alcanza y nos deja en las sombras para siempre, junto con nuestros huesos, nuestros sueños pasarán al olvido.

Sin embargo, hay puntos rojos, verdes, azules y multicolores que desde sus propias circunstancias lograron resistir a un sistema mentiroso que les dijo que serían felices siendo obedientes. Se enfrentaron y tomaron acciones sobre su propia vida, muchos de ellos, durante años fueron también puntos negros o blancos que un día se cansaron y arriesgaron su estabilidad y empezaron de ceros.

La derrota asecha en cada esquina para atrapar a los herejes que se atreven a desafiarla. Quizás, por ello, muchos prefieren quedarse en la fila y asegurar lo poco o mucho que han logrado en el silencio.

La libertad, aunque efímera en su definición y aunque jamás sea absoluta, sí nos ofrece instantes plenos de felicidad. Ella camina de la mano con la dignidad y reivindica nuestra esencia. Nadie la obtiene siendo obediente y jamás hay un momento adecuado para buscarla, porque siempre habrá de suponer grandes esfuerzos y riesgos que nos darán unos buenos golpes, para probar nuestra dureza.

No es fácil, por ello asusta. No es inalcanzable, pero no es un trofeo que se encuentre en un paquete de papas premiado. Se requiere trabajar y luchar por ella, su búsqueda no es cómoda.

Tienes dos opciones: o luchas y te arriesgas, o te quedas sentado a esperar tu muerte. Si tu opción fue la primera, entonces ¡Bienvenido!, eres de los nuestros y un mundo espera que asumamos el papel de héroes dispuestos a cambiar el orden establecido.

Por, Rugidos Disidentes

Editorial N° 2 – Noviembre 2017

Disidencia

Escondida, detrás de los valores y principios éticos que, como sociedad, nos forman desde muy chicos, se ha ocultado con ingenio una moral falseada, que en vez de edificarnos individualmente y colectivamente, nos limita, nos encierra y nos constriñe como personas.

Por, Rugidos Disidentes

Escondida, detrás de los valores y principios éticos que, como sociedad, nos forman desde muy chicos, se ha ocultado con ingenio una moral falseada, que en vez de edificarnos individualmente y colectivamente, nos limita, nos encierra y nos constriñe como personas. Es un atentado a la libertad que tanto defendemos.

Qué complejo es expresarnos libremente cuando, desde muy chicos, insertaron en nuestras mentes un pequeño chip de buenas costumbres y de formas correctas de comportamiento. No alcanzamos a nacer y ya nos tienen un libreto, al menos, para los primeros años de nuestra existencia. Qué creer, qué escuchar, qué pensar y cómo comportarnos en sociedad, son las primeras páginas que guiarán nuestra vida.

Ser niño no es fácil. Más aún, cuando nos trazan una vida lineal en la que, al menos en su planteamiento inicial, no hay espacio para caminos alternativos ni para subjetividades. Sólo cuando empezamos a tener algo de consciencia, es que descubrimos que ese guion que nos entregaron, es una farsa cuyo contenido encierra  ambigüedades, contradicciones y discursos confusos disfrazados de felicidad.

Ser padres no es fácil, es cierto. Qué vamos a enseñar a nuestros hijos, si nosotros también hemos sido diseñados con ese manual invisible, que con el tiempo ha sido reeditado para que se acople de acuerdo con la época, pero que en su esencia encierra el mismo paradigma moral con el que también crecieron nuestros antepasados.

Crecer, estudiar, trabajar, casarse, adquirir vivienda, tener hijos, comprar un auto, desarrollarse profesionalmente y cumplir con las normas siguen siendo las estaciones dispuestas en ese camino llamado vida, cuyo rumbo nos hará llevar de manera segura a eso que han llamado felicidad, para luego morir y entregar nuestras cenizas al aire o nuestros restos sepultados, como ofrenda, en la tierra.

Ser una persona de bien es la premisa principal, ser alguien en la vida ha de ser nuestro objetivo. Parece que esa felicidad señalada en el horizonte sólo se hace efectiva para las mentes sumisas y los espíritus conformes. Desobedecer, pensar de manera autónoma y emanciparse de esa gran caja de mierda llamada moral, son actos impúdicos que serán duramente juzgados y nos han de etiquetar hasta que nos derroten y claudiquemos o hasta que, en excepcionales casos, derrotemos a gran amo, a ese señor que no conocemos, pero que hemos de llamar Sistema.

¿Cuántos colombianos de bien que lograron ser alguien en la vida se han robado el país? ¿Cuántos creyentes, ejemplos virtuosos de moral, han abusado de niños? ¿Cuántos herejes han sido acribillados al denunciar la farsa? ¿Cuántos individuos han seguido a cabalidad esa línea de principios y de valores y cuántos de ellos son verdaderamente felices?

La Disidencia sigue siendo un acto condenable. ¿Para qué alterar el orden impuesto si así estamos bien? Es más importante, de acuerdo con ese manual – ¡Puto manual! – el mantener una imagen que complazca a la sociedad, que fomentar el desarrollo libre del individuo.

Amigos y no tan amigos, la obediencia da asco, causa mareos y su efecto placebo lleva a la muerte y nos convierte en seres anónimos. La disidencia es la respuesta, la resistencia es el camino. Eso sí, ¡Ni por el putas lo olviden!: la libertad también nos exige asumir las consecuencias de nuestros actos y no nos da derecho a vulnerar al otro.

Bienvenido a esta Edición Uno –que en verdad es la segunda– y antes de que nos pregunten por qué así y no comenzar, como todo el mundo, por el número 1, les decimos de corazón: ¡Así quisimos que fuera!

 

Por, Rugidos Disidentes

contactenos@rugidosdisidentes.co

 

Editorial anterior: El día cero

Imagen tomada de Internet: douglashamp.com

El Día Cero

Más de tres años (41 meses para ser más exactos) suponen para cualquier proyecto una maduración, fruto del trabajo realizado y del aprendizaje acumulado durante sus labores.

Más de tres años (41 meses para ser más exactos) suponen para cualquier proyecto una maduración, fruto del trabajo realizado y del aprendizaje acumulado durante sus labores.

Rugidos Disidentes ha sido la trinchera creativa que nos ha permitido asumir el tema cultural con profesionalismo y  categoría –como debe ser– y no como un pretexto para asistir a una cantidad indeterminada de eventos con los “privilegios” que trae consigo una zona de prensa y así ‘goteriarnos’ conciertos, obras de teatro, festivales o ferias.

Al ser un medio alternativo nos asiste también un compromiso social, que es expresado en el constante apoyo a los artistas locales de rock desde Urbania Rock o desde la difusión de cuentos o poesía de aquellos que encuentra en la literatura su mejor arma, sin importar si cuentan o no con un ególatra diploma que lo certifique como escritor. Nuestra trinchera ha estado abierta para los disidentes, para los inconformes, para los delirantes y para los locos que comprenden que en la cultura se encierra la identidad y costumbres de una sociedad.

El cambio en Rugidos Disidentes ha sido constante, nos gusta explorar nuevas atmosferas y buscar con nuestra labor la reivindicación, exaltación y la resignificación de espacios.

No odiamos la política, todo lo contrario, sabemos que todos –ustedes y nosotros– somos sujetos políticos y así asumimos nuestras posturas y las defendemos con orgullo y respeto por las opiniones contrarias, pues sabemos que ese que llamamos “el otro”, es una extensión de nuestra propia existencia. Esa fue nuestra premisa para Ciudad Política, donde el término ciudad debe ser entendido como escenario de debate y diálogo desde la pedagogía. Educación y análisis serán los ejes fundamentales de esta nueva sección.

Somos diversos y esto nos permite construir, lección que nuestros políticos tradicionales y su séquito deberían poner en práctica. Amamos la diferencia. Odiamos la quietud y nos sentimos atraídos por los nuevos caminos.

Este rugido es su trinchera también, están invitados a participar en Tu Rugido, próxima sección, en la cual podrán dejarnos sus opiniones, sus denuncias, sus textos.

Hoy empieza un nuevo camino. Bienvenidos sean ustedes al Día Cero de Rugidos Disidentes.

 

Por, Rugidos Disidentes

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