Cuatro años están próximos a comenzar; un nuevo camino empieza, desde ya, a mostrar un horizonte diferente
La columna que ya no está y la historia inconclusa de un secuestro
En las últimas semanas, en plena contienda electoral, el secuestro de Juliana Hernández Oliveros, ha dejado varios interrogantes
Más allá del mundo, una invitación que nos hace Burning Caravan
La música, en últimas, es eso: capturas de realidad o ficción que se quedan para siempre con nosotros.
El odio no lo sembró Petro
Una gran parte de los opositores que odian a Petro se aferran a lo primero que encuentran en internet que coincida con su pensamiento
El aporte de Under Threat al metal nacional
«Under Threat por ejemplo, supo y ha sabido darle dirección a una carrera musical sólida»
La escena nacional y sus matices
(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Tata La Cabra
¡Claro que sí! Es que esto es un ir y venir entre vaivenes de sonidos trabajados, rústicos y muchos estridentes.
Vivimos marcados por el cuento de la música, tanto la que escuchamos en nuestra infancia, como la que fuimos descubriendo a lo largo de nuestros años y, obviamente, por la que elegimos hacer. Queríamos intentar algo «nuevo”; pero, siendo sinceros, lo más nuevo que le pusimos a nuestra música fue alma y corazón, aparte de irnos contra corriente, porque no solo fue improvisar sin apoyo, sino encontrar quién creyera en nosotros para lograrlo. Es un secreto que se grita a viva voz y te lo dirán los más vieja guardia: «Aquí no se ha creado nada, todo ya estaba hecho desde afuera»; sin embargo, eso no fue algo que nos afectara o nos impidiera intentarlo. Somos bien testarudos en ese aspecto.
Ahora bien, la industria de lo local en cuanto al metal y el rock, es cada vez más sonada, creando espacios estrechos entre las mismas bandas; trabajando sobre la autogestión, muchas veces desagradecida; sobrevivir a este ambiente de hostilidad y amabilidad selectiva es un poco difícil, aunque no imposible y siempre tienes la posibilidad de abandonar, de rendirte, de dar todo por terminado y contar con orgullo la historia que hablará sobre aquel lugar al que alguna vez perteneciste.
Somos un mar de curiosidad, de descubrimiento constante en el que intentamos rescatar sonidos muy nuestros, como los ancestrales; pero, entonces, aparecen las «reglas” que nos impiden experimentar, porque según las historias eso no sería metal.
Aún trabajamos bajo el yugo marcado de aquellos que dicen que «el metal a muerto» solo por el hecho de que sus antiguas bandas ya no existen y no se dan la oportunidad de conocer y escuchar nuevas propuestas. Sin temor a la equivocación, podría decir que todos los días nace una banda de rock o metal, todos los días, en algún lugar, hay un niño escuchando por primera vez el thrash metal de Metallica, soñando con tocar una guitarra como su ídolo. Estará viendo un Motörhead y querrá aprender a tocar la batería; qué tal viendo un Iron Maiden queriendo cantar como aquel vocalista. Hasta nosotros, en nuestra juventud, fuimos inspirados por bandas legendarias como Black Sabbath, Deep Purple, Judas Priest, Pink Floyd, Rush y muchas otras.
El ser empíricos nos hizo tomar ciertos riesgos y medirnos a aprender a tocar un instrumento con el ánimo de mejorar. Todos los días nacen propuestas que son aplastadas por aquellas personas que no se han despegado de su radicalismo sin sentido, porque ya –a estas alturas– las explicaciones improvisadas están mandadas a recoger.
Además, como si fuera poco, tuvimos que pasar una etapa donde «debíamos ganarnos el respeto” de nuestros mayores, demostrándoles que sabíamos de música (Ja, ja, ja). Aunque, suene utópico y fantasioso, si existiera una verdadera unión, un verdadero apoyo, la afluencia será monumental.
Muchas veces lo he dicho, aquí hay mucho talento, bandas que merecen un espacio y para gustos los colores; bandas con géneros variados trabajados de forma profesional, desde lo más under hasta lo más industrial; bandas que se preocupan por sus letras, por su musicalidad, por crear un mensaje, una conciencia que trascienda más. ¿Acaso eso no era lo que se quería?
Cuando hablamos con nuestros conocidos y nos recomiendan alguna de sus agrupaciones favoritas siempre le añaden algo como «escucha los riffs de esta banda», «la voz que hace este man en este tema es brutal», «los intros armónicos que se complementan bastante bien con el sonido pesado de las baterías».
Pero, solo nos daremos cuenta cuán valiosa es nuestra música, cuando empecemos a creer en ella, a consumir de ella. Apoyar es muy sencillo: difundes, recomiendas, escuchas y –si te gusta– compras su producto. Así crecieron los grandes y así podríamos crecer nosotros…Advertencia: esto es solo una opinión, no se busca entrar en discusión con nadie, ni herir susceptibilidades. Quejas o reclamos a este teléfono: 📱
Ocaso
«Hablé con él. Le dije que era muy valiente, pero que podía descansar si quería. Me fui a trabajar»
Del pensamiento letárgico y otros demonios
«Pensarnos libres, asusta. Nos dejaron la costumbre de ser siervos y soportar el yugo»
Sobre lo hermoso que es ser tío
Por, Iván Gallo
Cuando mi hermana me contó que estaba embarazada le colgué. Enemigo de los espejos y la reproducción no podía concebir que Milena acabara su vida de manera tan abrupta. Entonces nació Helena y la vi y mi vida cambió. Nunca había sentido la necesidad de regalar. Mis amigos me dicen que no la malcríe, pero soy adicto a esa sonrisa, a la tersura de sus cachetes felices. Y además nadie ha expresado tanto amor y tanto agradecimiento por un regalo. Ese cuento de dar para ser feliz no lo entendí hasta que la conocí. Es un amor absoluto que además da miedo. No entiendo cómo pueden vivir los papás sabiendo que a su hijo en cualquier momento le podría pasar algo. Yo me levantaría en la mitad de la noche a ver si respira todavía. Es que ella da tanto con solo existir, proporciona una felicidad tan profunda, que a uno le da miedo perderla. Pero creo que el encanto de este amor y la garantía de su constancia es porque no soy su papá.
Es agotador ser papá. Me gusta jugar con Helena sobre todo porque sólo estoy con ella cinco horas semanales. Me toca todo lo mejor. A veces no puedo entender decisiones, como el afán de los papás porque vaya al colegio. Como no es mi hija pienso que una infancia Downton Abbey sería maravilloso, ideal: confinada en su abadía ella recibirá a los tutores que la arroparán en conocimiento. Nanas debidamente seleccionadas que la educarán en amor y sabiduría. Pero costaría una montaña de plata y afuera está el sistema y, además, ignoro qué tan dispendioso será soportar en la espalda el desfogue de su energía. Al tío, por lo general, no le toca limpiar culos. Ser tío es fácil: es sólo recibir y disfrutar los mejores momentos de un niño.
Ser tío me ha afianzado, y a mi esposa también, la convicción de que jamás tendremos hijos. Seremos tíos por siempre, comprándole semanalmente la enciclopedia Disney que está sacando Salvat y ver su cara de ilusión cada vez que rompe el plástico. A sus 2 años y medio mi Helena es una lectora de imágenes casi tan compulsiva y alegre como yo, es fanática de Schrek y de Toy Story. Llora con la muerte de Mufasa y tiene una fascinación por Cruella de Vil. Tenemos tantas cosas en común.
Acabo de leer Yoga de Carrère y, lamentablemente, tengo las piernas demasiado cortas y gordas como para hacer una flor de loto con el sol de los venados de frente. Mi única forma de meditación es lavar la loza y hablar con mi sobrina en su extraño idioma. Y jugar con ella. Tiene alma de directora de cine, sabe cómo componer una escena, cómo dar órdenes. Yo no le impongo nada, mientras esté conmigo la dejo ser. No hay nada peor que esos familiares que se las dan de artista y les imponen algo a los niños. Imponer es prohibir, castrar. Es ella la que quiere pintar, experimentar con los colores, vive fascinada con ellos. Incluso alguna vez me pidió que le bajara un cuadro para darle besos. Es fascinada con eso. Todo niño es un poeta y por eso es mejor darle espontaneidad, margen para que hagan lo que quieran, cuando lo quieran.
El mejor regalo que recibí por parte de mi hermana y Jorge fue ella. Y eso que Helena prefiere la ternura de mi esposa, su cara hermosa, a mi pinta de ogro de pantano. A Mónica es a quien busca, a quien llama y cuando ella me acompaña ni me mira. Pero siempre tengo mis pequeñas victorias, sobre todo cuando le doy los regalos y obtengo, por un momento, su atención. A veces, incluso, puedo robarle un beso y ella se ríe pícara. Quiero estar ahí siempre, como un compañero de su vida, como el cómplice con el que siempre podrá contar.
Mande el que mande
«Me atrevo a afirmar que todos los sistemas políticos son igual de absurdos»