El próximo 8 de diciembre la música se tomará las calles de la ciudad de Bogotá, para manifestarse por Colombia en una sola voz.
La historieta del rock colombiano del siglo pasado a mi manera: Parte III
Desde hacía unos años se venía gestando un cambio social detestable, el abrigo al ilícito. Esto permeó la música tropical, empezó en la costa colombiana y la bautizaron oriundamente “la bonanza marimbera”
Por, Enrique Gaviria
“La bonanza marimbera”
Desde hacía unos años se venía gestando un cambio social detestable, el abrigo al ilícito. Esto permeó la música tropical, empezó en la costa colombiana y la bautizaron oriundamente “la bonanza marimbera”, porque los músicos empezaron a alabar dicha bonanza y a sus capos, con el propósito de que les tiraran una migaja o una camioneta blindada vieja. Esta abominable costumbre todavía prevalece, es más, ¡se ha extendido!
A los antioqueños también los permeó, convirtiéndolos en los paisas, porque sus narcotraficantes se extendían al sur.
Los músicos que fueron a ese evento, que no nombro por vergüenza, cavaron su propia tumba ayudando a difundir un mal ejemplo para el rock nacional al prestarse para eso y desprestigiaron lo logrado, actuaron peor que los de la bonanza y les pagaron con una chuspa.
Lo bueno que salió de todo esto, fue la proliferación de “equipos de sonidos” que hubo. En la costa para los vallenateros, para los paisas el chu-cu-chu-cu, el despecho y las fiestas de los capos y en Cali para los salseros que arrancaban.
Al contar con equipos para las presentaciones de artistas extranjeros en Bogotá, Cali, Medellín y la costa, los empresarios comenzaron giras en esas ciudades, con cientos de extranjeros sobre todo de Disco, que era sensación en esa época y las discotecas volvían a tener importancia, cada mafioso tenía una propia.
Medellín, tal vez por su clima y su gente, batalló para que el rock en Colombia no desapareciera del todo. Sus bares al aire libre, con grupos de blues; restaurantes y hoteles con estelares grupos de jazz; y los conciertos se llenaban a reventar.
La nueva invasión
Hubo una gira memorable por la transcendencia del artista, nos visitó Billy Preston, y la prensa amarillista y torpe volvió a decir que llegaba “la quinta escoba que canta”. Hacía muchos años, tal vez desde mediados de los 70, cuando Santana nos visitó, no venía al país un legendario artista de rock, logrando que, tanto emisoras como empresarios, continuarán promoviendo artistas del género.
Por una reminiscencia indígena de la flauta, veneramos a Ian, disfrazado de mendigo, con su flauta mágica y sus compañeros de Jethro Tull. Poco a poco las emisoras se dieron cuenta que existía un fragmento grande de la población a la que le apetecía escuchar rock, en lugar del decadente y anacrónico romanticismo barato de las hormigas que, con el paso del tiempo, se habían convertido en gallinas culonas, por lo que fueron desapareciendo en el sancocho del tiempo.
Del sur nos invadieron “varios” durante la década, pero el más loco de todos, Charly García y su banda, remataron en el momento preciso, cuando más se necesitaba. Otra vez la gente en los conciertos podía cantar al unísono con el artista, porque se sabían las canciones, eran en su idioma.
Los conciertos de Charly García en las plazas de toros de Bogotá y Medellín, fueron grandes, ¡memorables!
Gracias a las excentricidades del artista, los medios pudieron fomentar su inquina y su veneno mostrándonos sus facetas. Al gran Charly se le debe que, otra vez la juventud volviera al rebaño, al gusto por el rock, como cuando nos invadieron los británicos, pero esta vez en nuestro propio idioma: el rock en español. Toreros, Prisioneros, Hombres Ges, Estéreos y toda clase de espécimen rockero nos visitaron cantando en español.
Al ponerse de moda los conciertos multitudinarios, unos con fines altruistas y otros comerciales, gota a gota, fueron pasando por Colombia, donde otra vez los chupa sangre aliados, esta vez, con políticos, organizaron sus conciertos con el propósito de obtener votantes jóvenes. Así nacieron los grandes conciertos bogotanos, que más adelante otras ciudades copiarían, a pesar de la férrea oposición de los detestables comentaristas deportivos, porque les iban a usar sus instalaciones ‒práctica que era de antaño‒ desde The Beatles en Shea Stadium de New York. Afortunadamente, con el tiempo, se creó una nueva ola de jóvenes músicos a los que explotaban en conciertos de conciertos, habíamos mejorado, ya no los explotaban en La Bomba, ahora era en grande y con potrero propio.
El planeta volvió a mutar, se hartaron de las fusiones eclécticas, del rock progresivo con sus grandes conciertos y sus músicos viejos, entrando en la decrepitud, el rock volvió a sus comienzos: la rebeldía. Dos corrientes se lo tomaron, el punk londinense y el new wave de New York.
MTV entró en furor en todas las televisiones a color y los poderosos criollos mostraban a sus hijas o compañeras, hilvanando, con sonrisa de oreja a oreja y desconocimiento, programas “de rock” baratos en la televisión colombiana. Se sentaban en una butaca alta, desde donde daban entrada al video que seguía. Prácticamente, cada canal tenía su propio magazine, donde presentaban videos que las disqueras regalaban con el propósito de fomentar las ventas de sus discos de la nueva invasión.
Otra vez se volvía, al mundo del rock fácil y bailable, además se podían ver los artistas, copiar su música y todavía más fácil, cantar en español y tener aceptación.
Nacieron, como ya había pasado con “los conjuntos”, bandas copiando a argentinos, mexicanos y españoles.
Pero, no todo era rock en español, igual que sucedió en todo el mundo, una corriente pesada estremecería la tierra. Un personaje carismático dentro del rock nacional decidió financiar para su propio almacén un disco de Darkness: Espías malignos.
Al puro final de la década de los 90, uno de los productores pioneros, nada más ni nada menos, Andrew Oldham quien lanzó a la fama a The Rolling Stones, decidió incursionar en el rock nacional grabando en el nuevo Audiovisión, con Enrique Gaviria, el disco de Oxígeno. La mezcla y post producción, la realizó Oldham en Londres. Esta sería una de las nuevas producciones de Sony que se establecía en Colombia, comprando el catálogo de CBS Colombia y otros más.
El rock de los 90’s
Todas las décadas, cuando se inician, traen sus cambios y sus nuevas perspectivas. Las nuevas tecnologías también trajeron cambios drásticos, se detuvo completamente la venta de acetatos y los nuevos formatos digitales se tomaron el mundo.
El proceso de resurgimiento que venía de la década pasada, continuó su marcha y las nuevas macro empresas multinacionales se tomaron las producciones nacionales en, prácticamente, todos los países del mundo. Además, la manufactura de productos digitales (Cd’s y laser disc), era mucho más complicada que prensar discos. Estas compañías eran mucho más reacias a promover talento, por lo que los artistas acudieron a la auto producción.
Otra vez salía al aire un programa de televisión dirigido por mí: Rock en Vivo. Filmado en los estudios de RCN televisión. Semanalmente, con un gran despliegue técnico, se presentaba una banda en vivo.
La Derecha
Nació Rock al Parque, por primera vez en la historia del rock colombiano, el gobierno se metía la mano en el bolsillo para montar en grandes escenarios eventos de rock para el pueblo.
Con el paso del tiempo, también las empresas dedicadas al sonido y las luces, fueron progresando, sobre todo por el hecho de que numerosos artistas internacionales nos visitaron, exigiendo altos requerimientos técnicos y, tanto los equipos, como el personal técnico, fueron creciendo y aprendiendo de los grandes artistas, dando lugar de esta manera, a que los conciertos colombianos ganaran en técnica y personal. Las bandas colombianas empezaron a tener managers, ingenieros de sonido y luminotécnicos que los acompañaban en sus presentaciones.
Por primera vez, al final de los 90, Colombia rompería sus barreras nacionales y su música y sus artistas empezaron a hacer giras mundiales.
Aterciopelados con su rock y la provincia con su vallenato amplificado, abrieron la puerta por donde entró Shakira –solita, descalza y muda–, al estrellato universal y con orgullo patrio nos alegramos profundamente de su futura presentación, en la mitad del tiempo, durante la final del fútbol americano al lado de JLo. << ¡Ojalá todo les salga bien y no haya una “mala función” en las vestimentas, porque a los ancianos del rock nacional nos da un infarto de alegría! >>
También dio alegría ver a Juanes, cantando al lado de Santana, ante el exclusivo público de Rock Hall of Fame. ¡Nuestro rock estaba llegando lejos!
Esta historieta: El rock colombiano del siglo pasado, la escribo de memoria, porque yo estuve allí, hasta el año 2000.
Cordial saludo y muchas gracias por leerla.
Por, Enrique Gaviria
- La historieta del rock colombiano del siglo pasado a mi manera: parte I
- La historieta del rock colombiano del siglo pasado a mi manera: parte II
La historieta del rock colombiano del siglo pasado a mi manera: parte II
Hubo dos conciertos, el de Ancón en Antioquía y el de Melgar en Cundinamarca, a comienzo de los años 70, en ambos se presentaron las bandas que había en este momento. Terron de sueños, Caja de Pandora, Merlín, Albatros, Columna de Fuego, entre otras…
La historieta del rock colombiano del siglo pasado a mi manera: parte I
El rock nacional desde su génesis fue mediocre. No por los músicos que luchan por recrear ese género musical, ni más faltaba, sino por la hipocresía y los intereses que rodearon el nacimiento y evolución de este movimiento.
The Sick Blues: Guerreros en el Camino del rock n’ roll
“… fiel a su secta, el rock n’ roll es su vida, ya no es mito, es leyenda, su historia se cuenta en esquinas desiertas, donde la gente grita el rock and roll no ha muerto.”
Guerrero del Camino (The Sick Blues)
En 2018 José, Diego, Jonathan, Alejandro e Iván se unieron en el municipio de Chía para entregarse al rock and roll. Era una propuesta, sin lugar a dudas, arriesgada. la oferta musical en la Sabana es muy amplia, predominan los sonidos más pesados y el público está en proceso de formación.
Cinco jóvenes músicos amantes de los sonidos clásicos del rock, emprendieron juntos un camino bajo el nombre de The Sick Blues. Con instrumentos a bordo y unidos por la misma pasión, el 31 de octubre del año anterior dieron el primer paso, un año después, han acumulado un sinfín de experiencias en sus valijas de viaje.
José es profesor de Educación Física, tiene un club de baloncesto y en la actualidad adelanta estudios en música. Desde muy niño sintió el llamado del rock n’ roll y comenzó el sueño de formar una banda que rescatará el sonido más puro del rock en la década de los 80’s.
José es el vocalista líder y fundador de The Sick Blues, conversamos con él, para que nos contará en detalle la historia del joven proyecto musical.
Rugidos Disidentes – RD: ¿Cómo nace The Sick Blues?
José Luis Orjuela – JO: llamo a Diego Briceño, uno de mis mejores amigos de la infancia. Empezamos a ensayar e hicimos una búsqueda extensa de los otros miembros de la banda. […] Encontramos a un chico que venía de una banda de thrash metal, Iván, bajista actual y parte fundamental del sonido de The Sick Blues, gracias a él llega Jhonatan ‘Crespo Loco’, guitarrista principal que le aporta profundidad y originalidad, él trae a Alejandro Hernández, baterista.
RD: ¿Por qué The Sick Blues?
JO: The Sick Blues (El Blues Enfermo) […] Porque nuestro sonido es rock n’ roll con matices de blues, pero no es blues puro y a raíz de las influencias que tenemos como músicos cada uno, surge un sonido particular.
El tiempo para la banda ha corrido con bastante prisa, a solo un mes de su fundación tendría una gran experiencia en el Festival Wayno Rock 2018, organizado por una academia musical del municipio de Chía. Allí, la naciente agrupación, lanzaría su primer sencillo Guerrero del Camino, del cual se podría afirmar que define la identidad de la banda.
La canción lleva en su esencia el espíritu del blues, a través de frases cortas nos narra una historia, la de un tipo que podemos imaginar de vaqueros y chamarra de cuero, bohemio y mujeriego que montado en su motocicleta, va de bar en bar, de mujer en mujer, convirtiéndose en una leyenda, cuyas hazañas son contadas en cada esquina. En definitiva, un tema de culto que nos transporta a la década de los 80’s, en el que la agrupación rinde homenaje a esas insignias del rock n’ roll que jamás morirán: “… fiel a su secta, el rock n’ roll es su vida, ya no es mito, es leyenda, su historia se cuenta en esquinas desiertas, donde la gente grita el rock and roll no ha muerto.”
RD: ¿Explícanos el proceso de composición?
JO: … Las letras las escribo, pero también participan los diferentes músicos. Todos tenemos la libertad y la potestad de intervenir en las letras. En Guerrero del Camino la composición fue mía y la música fue toda la banda.
La temática de las canciones de la agrupación es diversa, las 11 canciones de su repertorio actual nos narran una historia, pero también nos pueden hablar de amor, de desamor o de problemas sociales.
La calidad de una agrupación se comprueba en sus presentaciones en vivo y The Sick Blues en la tarima aparenta una trayectoria mucho más larga de la que tiene en realidad. Diego, además de estar a cargo de la guitarra rítmica, es quien está moviendo la banda por diferentes espacios. “Por ser una banda joven, sin conocer mucho de la escena, nosotros nos aventuramos”, señala José Luis.
La agrupación logró un espacio en Giras Rock por Bogotá, espacio cultural que le permitió presentarse en escenarios mucho más exigentes como La Hamburguesería, Jackass Bar, Casa Ensayo, Ozzy Bar Rock, entre otros. En mayo de este año se presentó en Campamento de Rock Independiente, un festival de gran tamaño en que alternó tarima con otras once bandas, siendo The Sick Blues una de las más destacadas por su puesta en escena, conexión con el público y por la energía proyectada durante su presentación.
RD: ¿Cómo llega la banda a un evento del tamaño y exigencia Campamento Rock Independiente?
JO: Empezamos a difundir Guerrero del Camino, única canción que tenemos grabada a nivel profesional, ahora estamos en laboratorio grabando otros temas. Empezamos a ver una receptividad, primero en Bogotá, en donde la escena es más ruda, hay mucha música, muchas bandas, muchos géneros. Vimos una acogida del público, nos llegaron mensajes de las personas que nos siguen. Siendo una banda joven nos presentamos en las eliminatorias de Campamento Rock Independiente y para sorpresa de muchos, de nosotros mismos también, pasamos. Somos conscientes de que debemos seguir estudiando, hay que seguir trabajando para mejorar.
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RD: Además del Campamento Rock Independiente, también lograron estar en el conteo de Improvisando Radio ¿Cómo fue este proceso?
JO: Guerrero del Camino empieza a sonar en redes, salió en un compilado producido por Wayno Rock, con diferentes bandas de Chía. Empieza a solidificarse como un proyecto serio. Sale la convocatoria para el Top 20 de Improvisando Radio, que también es un espacio bastante interesante. Mandamos la canción, nos ingresan. En el primer día subimos bastantes casillas (Uno entra como en el puesto 60), entramos en junio, empezó la difusión con la sorpresa de que quedamos en el puesto número uno y fuimos la banda del mes de agosto, con la posibilidad de sonar una vez cada hora. Ingresamos al Hall de la Fama de Improvisando Radio.
RD: ¿Qué podemos esperar de la banda en el futuro inmediato?
JO: Actualmente estamos grabando otro sencillo, que se llama… (no sé si darte el adelanto) … Bueno, sí. Se llama Mujer de Fuego, dedicada a una chica, a esas chicas de pantalón de cuero que vuelven locos a los rockeros. Estamos buscando la manera de grabar el disco completo o de grabar un EP con cinco canciones, para empezar a movernos por diferentes emisoras. Sacar y prensar un disco, en ocasiones, es bastante dinero y muchas veces ese dinero no regresa, no es una inversión sensata iniciando. Tenemos pensado un nombre: El rock and roll no ha muerto.
Todo proyecto que tenga ambiciones de expansión, recordación y posicionamiento debe hacer uso de todas las herramientas que tenga a disposición para darse a conocer y abrirse paso entre muchos otros que también están pedaleando por el mismo objetivo. Situación que, por el trabajo que hace la banda en redes sociales, demuestra tener bastante claro. Iván es diseñador gráfico y es el encargado de la parte gráfica de la banda y de gestionar las plataformas digitales.
El movimiento rockero en la actualidad, entre muchas dificultades, también presenta la gran cantidad de bandas tributo que existen y que continúan saliendo, las cuales logran posicionarse a partir de la interpretación de covers. En un público que aún está formación, dichas propuestas, muchas veces, logran tener mayor aceptación que los proyectos que buscan abrirse espacio con creaciones originales. Aún así, The Sick Blues, se mantiene fiel a su identidad. “No somos una banda anti-covers, pero toda la música que hacemos es original. Respetamos los tributos, respetamos las bandas que hacen covers, pero queremos apostarle ciento por ciento a música original. Contamos con once canciones, un show de una hora y 10 minutos, cada una con temáticas originales: Licantropía, vaqueros, el desierto… todas apuntándole a la estética y al show de la banda.” Afirma José.
RD: Una pregunta que puede resultar incomoda, pero cuya respuesta puede darnos una lectura del panorama actual de la industria del género en nuestro país: ¿Cómo le ha ido a la agrupación en términos monetarios?
JO: Para nadie es un secreto que el artista en Colombia a veces es vulnerable, casi siempre está expuesto a que le digan: “nosotros le damos el espacio para que usted se promocione”. Casi nunca hay dinero. Nuestra filosofía es que hay ganar del rock roll, porque es un trabajo más. Estamos comenzando, pero siempre tratamos que nuestro trabajo de sea valorado. Muchos toques no nos pagan, de pronto nos regalamos, pero tú ves que la ansiedad también de ser conocidos y de generar un nombre, en ocasiones hay que hacerlo, todo inicio significa un sacrificio. Tratamos de sacar partida de algo, algún beneficio: transporte, hidratación. Algunas veces sí nos han pagado, pero el pago no es una cosa que tu digas ¡Wow!. No es un pago miserable, pero no compensa tiempo de estudio, tiempo de dedicación a un instrumento, pero el rock n’ roll se hace por amor, por amor al arte, por amor al escenario, por amor a tocar.
Aun así, José mira con optimismo el futuro de la escena y frente a las posibilidades de encontrar en algunos años la posibilidad de hacer sostenible el proyecto y de convertirse, por qué no, en un colectivo rockero que viva bastante bien de lo que hace.
Por ahora, cada uno de los integrantes alterna su pasión musical con su trabajo: José, como profesor; Diego, técnico en celulares y promotor de eventos; Iván, diseñador gráfico; Jonathan, en un Call Center y Alejandro con las motocicletas. Cinco jóvenes musicos con una convicción común: que el rock n’ roll no ha muerto.
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