«Muerdo de nuevo mis labios y soy consciente de que lo he hecho una y otra vez, siento su mirada nerviosa posarse en mí, solo un segundo»
(Valle de Aburrá, Antioquia, Colombia)
Por, Aura
Muerdo de nuevo mis labios y soy consciente de que lo he hecho una y otra vez, siento
su mirada nerviosa posarse en mí, solo un segundo.
Suspiro, el aire tibio cubre la ventana al tiempo que él me esquiva y acomoda sus lentes
sin poder esconder el ardor de su deseo.
Mi anhelo deja caer sus gotas y mis piernas se humedecen mientras seco con mi brazo la
neblina empañada del cristal.
Lejos del salón de clase, mi mente se detiene solo por un momento en una habitación:
Lo beso, abro la puerta, me desea.
Lo miro, alguien me mira, cierro la puerta, me desea.
Ha empezado a diluviar. El sol calienta el ambiente.
Siento mis labios carnosos y su voz: abre la puerta.
Abro los ojos, aún me mira.
Lo invito, lo deseo, lo espero.
Mi clase termina y la humedad domina el ambiente. El sol arde en lo alto.
Sus gafas descansan sobre su escritorio y el presente me convoca en su voz: cierra la puerta.
Sobre Aura
Escribo porque no puedo vivir sin ello, por todas aquellas que no han podido hacerlo, porque es mi forma de respirar.
De algún lugar del Valle de Aburrá, un alma sin más redes que las del universo.
Una poesía inquietante, un instante que parece extenderse al tiempo que el deseo alcanza su nivel más alto.
NARRACIONES TRANSEÚNTES