Mi sueño terminó

Mi sueño terminó

Tuve que dormir sin poder soñarte, porque tus sueños, tu corazón y tu conciencia pertenecían a él

Por, Las Letras del Poeta Ebrio


La noche testigo fue.

Noche: testigo impune,

testigo inmóvil.

Perpleja aquella noche,

en la que sin quererlo,

tuve que dormir sin poder soñarte,

porque tus sueños,

tu corazón y tu conciencia

pertenecían a él.

Esa noche aquel intruso

te arrebató de mis brazos,

me alejó de ti.

Yo, como el más cobarde,

solo te lloré,

mientras él, en sus brazos te llevaba.

Y tú, con tus manos,

sin corazón me dejabas.

Aquella noche la luna

con su poderosa luz,

dejó de brillar y se apagó.

Aquella noche la muerte,

con el manto de su inmenso poder,

me arropó.

¡Macabra noche!

Tuve que dormir sin quererlo,

porque mi sueños no serían más contigo,

mis sueños serían vacíos,

serían siniestros.

Noches tras noche,

entre las tinieblas,

empezaría a escribir cientos de poemas,

los más tristes,

porque jamás llegarían

y aunque lo hicieren,

jamás se quedarían en tu pecho.

Entre sombras,

noche tras noche,

mi pensamiento se perdía,

creyendo ingenuamente

que así te olvidaba,

que así no te amaba.

Busqué en cada sombra

tu rostro, tu cuerpo, tus labios.

Solo encontré el vacío que dejaste,

porque tu luz,

como la de aquella luna,

en una macabra noche

 también se apagó.

Tus sueños ya no son los míos,

y los míos ya no lo son.



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