La gallardía abandona tus arcas, y solo eres capaz de bajar la cabeza. Así eres, solo eso eres: nada.
Deseo prófugo
«Estás desnuda frente a mí una vez más, lo has estado muchas veces…»
Vestido para esperas largas
«yo no quiero asustar a mis nietos con pijamitas de osos».
Sueños, gorriones solitarios y ángeles vagabundos
«Una caída que se prolongó hasta más allá de los límites de lo absurdo»
Susurros en la noche
«Cuando hasta los perros callejeros buscan refugio bajo los autos aparcados y los gatos vigilan silenciosos el caminar de las estrellas por la bóveda celeste»
Amor de Verano
De pronto, vio el agua moverse de manera extraña; se acercó al lago y de él salió flotando aquella manilla
Tres de hierbas
Nuestro propio club sin esperar aceptación ni pagar membresías y queriendo fumarnos la ciudad sin saber coger ni un Transmilenio.
Tercer capítulo | Miradas paralelas
Martín siempre huele a cigarrillo, café y colonia; pero hoy apesta a Piel Roja
Dédalo
Ofrecía ofrendas de exuberante grandeza al dios Inti, en su afán de conocer sobre la emancipación del hombre en este mundo.