El dios mudo

Es el día cuarenta y tres desde que encontramos la entrada al sepulcro. Quedamos veinte. Estoy muy débil. La carne de rata es asquerosa y vivir bajo el miedo y la oscuridad nos ha minado por dentro.

Por, Jorge Montoya

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—El silencio no es más que la máscara de los gritos—dijo el profesor. La luz amarilla de los lamparines iluminaba apenas la cámara mortuoria y el aire tenía un olor pesado y oscuro. Todos estaban arrodillados, mirando la inscripción de una puerta sellada—. Es una maldición—prosiguió el profesor—. ¿Ven ese cráneo pintado? Ponían eso como advertencia.

Hubo un silencio que primero fue consternación, luego asombro, después miedo. Después de todo lo que habían visto, ¿aún había algo más? Ninguno se atrevió a contestar. El profesor se levantó trabajosamente, miró a todos con ojos afiebrados y como alucinados.

—Descansemos por hoy— dijo —Abriremos la puerta mañana.

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SOY EL PROFESOR OCTAVIO MICULICICH. Es el día cuarenta y tres desde que encontramos la entrada al sepulcro. Quedamos veinte. Estoy muy débil. La carne de rata es asquerosa y vivir bajo el miedo y la oscuridad nos ha minado por dentro. He perdido mi diario, no sé cuándo. No escribía en él desde hace varias semanas, así que aquí dejo un resumen de lo ocurrido.

Comenzamos el 20 de enero desde la cueva de Sogdiana, en el valle de Zeravshan, en Tayikistán. Un grupo de cuarenta y cuatro hombres. Mi ayudante, Javier M., la arqueóloga Carolina P., los camarógrafos de la National Geographic, Francis Wallace y George P. Depress, treinta y nueve hombres para la faena, y yo. Trece días después de bajar por la garganta de la cueva—descenso peligroso, estalactitas, mierda de murciélago—nos topamos con un laberinto tallado en la roca, con muros que el medidor láser calcula en cuatrocientos cincuenta metros de altura y pasadizos del ancho de una calle. Los lamparones de pila nuclear resultaron insuficientes, apenas si podíamos ver a un radio de quince metros. Aun así pudimos advertir que los muros estaban tallados con escenas que Carolina calificó de sucesión narrativa no lineal de los mitos yaghnobianos con especial preferencia por la génesis del mundo por Shugnani, el dios mudo[1]. Era sobrecogedor caminar flanqueado por esos altos relieves. Uno los veía y era imposible creer que todo eso había sido hecho por personas, porque todo dejaba un sabor a supra humanidad, de una magnitud tal que intimidaba. La pata de una de las criaturas talladas medía cincuenta metros de largo por veintinueve de alto y los muslos se perdían allá arriba, en la negrura. Nos sentíamos como un grupo de hormigas explorando una habitación, perdiéndonos por días en los pasadizos, caminando entre una oscuridad que nos amortajaba y un silencio vacío y muerto. El aire también estaba muerto, porque nos asfixiábamos y sentíamos ahogos. La comida comenzó a escasear y la racionamos. Comencé a palidecer

A la tercera semana de entrar encontramos un pasadizo que nos llevó a un abismo. Bajamos durante seis horas y al llegar al fondo encontramos que todo era un valle negro y lleno de huesos y armas. A lo lejos se veía el dintel de una puerta gigantesca. Identifiqué escudos con diseños helenísticos, quizá de cuando Alejandro Magno conquistó la zona. Había charcos pestilentes y escuchamos ciertas voces lastimeras que los camarógrafos de la National Geographic consideraron —con temor y poco convencidos—eran el producto de vientos internos en la caverna. Empezamos a enfermarnos. Vimos zancudos del tamaño de un perro que nos atacaron y tuvimos que defendernos con bengalas y humo. Al ver los insectos, Carolina propuso desertar de la misión, pero yo no iba a detenerme por un grupo de Aedes albopictus con esteroides, después de todo lo que había tenido que hacer para conseguir la licencia y los fondos para el proyecto. Perdimos a seis hombres que se alejaron demasiado del campamento y de la luz. Atravesamos el fondo del abismo en cinco días y encontramos la puerta gigantesca, pero era de piedra maciza. Inamovible. Era imposible que algo así frustrase mi proyecto. Había más detrás de esa roca, lo intuía, lo sentía. Llevábamos dos cargas de explosivos y propuse usarlas para abrirnos paso. Carolina y los camarógrafos se rehusaron. Amenazaron con denunciarme ante la sociedad arqueológica si destruía la puerta. No me dejé amedrentar. Yo atravesaría todo con tal de encontrar las ruinas, sacrificaría a mis hombres y a mi equipo, y hasta pactaría con el dios con tal de llegar. Dinamité la puerta. En la caverna el eco de la explosión resonó con tal fuerza que por unos momentos solo oímos un pitido seco y agudo. Algunos se rehusaron a continuar. Les dije que si querían podían desandar el camino, arriesgarse con los insectos y el laberinto y salir de la caverna. No tuvieron más opción que seguirme. Atravesamos el portal y llegamos a una explanada y a una necrópolis. Todo era de un barroquismo sombrío. Mausoleos en forma de fauces. Estatuas de reyes con cabeza de murciélago. La exploración de las tumbas demoró diez días. La comida se hizo más escasa y tuvimos que cazar las ratas que pululaban en el cementerio y que no podíamos ni imaginar cómo hacían para sobrevivir en un lugar así. Antes de llegar al final, uno de los camarógrafos enfermó súbitamente.

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El calor me disuelve. He caído enfermo después de una pesadilla, luego he comenzado a delirar sin remedio. Vomito la comida y sudo como si me bañase en lava. Siempre es de noche, siempre estamos bajo la luz escasa de los lamparines. El silencio que rompen nuestras pisadas es antiguo. Wallace me cuida y él y Javier me llevan en una hamaca. Hemos explorado todo y llegamos a una tumba que el profesor asegura es la del dios. Era como un zigurat, solo que en vez de subir, se hundía en la tierra. Todo está compuesto por cámaras conectadas por pasadizos. La oscuridad es casi maligna y avanzar es difícil. A través de la fiebre, las pinturas murales de las cámaras se difuminan bajo  el delirio. No veo sino detalles fugaces. Zarpas, fauces, gestos que simulan la sonrisa de un verdugo, la alegría de un monstruo. Sufro de pesadillas con el dios.  Parece un ojo gigantesco que es al mismo tiempo una boca llena de colmillos. Lo veo frente a un festín en el que se comen manjares hechos con muñones y cabezas. En los momentos de mayor desconexión escucho el contrasentido de un silencio que llama hacia lo más recóndito y oscuro de estos pasadizos.

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—Pasadizos, pasadizos…, silencio en los pasadizos

—Cálmese Depress— dice Javier — le acabo de inyectar un antibiótico y…

—No le escucha—dijo Carolina­—. ¿No lo ve? Está delirando

—Es la fiebre…

—Es este sitio. El aire está viciado; la falta de luz nos afecta psicológicamente. Debimos habernos ido antes. ¿Qué hemos hecho metiéndonos hasta aquí, sin comida, sin auxilio? ¿No es una locura estar aquí? ¿No es insano dejar que nos siga guiando el profesor, cuando es tan evidente que también está afiebrado, que su ambición por estas ruinas nos está perdiendo?

—Su pasión por la arqueología…

—Su locura, porque eso es, locura, nos va a llevar hasta el mismísimo infierno si seguimos bajando por estas ruinas. ¿Has visto la cara que puso cuando encontró la puerta sellada? Unos ojos febriles, ambiciosos. No le basta haber encontrado todo esto. Quiere más.

Javier no respondió. Habían avanzado galería por galería a través de la tumba y descubierto cámaras llenas de ataúdes verticales donde yacían los sacerdotes del dios. Encontraron una sala llena de ofrendas depositadas sobre cráneos volteados, otra sala de torturas saturada de gritos y de sangre seca. Y habían avanzado a la fuerza, acarreados por la energía del profesor, que los hacia sobrellevar el asombro y el espanto de ver cosas así, catalogando huesos o haciendo bosquejos apurados de los relieves y las pinturas. Por último, hallaron la cámara mortuoria principal, con un catafalco gigantesco, y un altar lleno de escombros.

Los pocos hombres que quedaban limpiaron la cámara y encontraron una puerta sellada en una de las esquinas. “El silencio no es más que la muerte de los gritos”, había leído el profesor y ahora estaba entusiasmado, aún quedada más por ver. —Descansemos por hoy —había dicho—, la abriremos mañana—, y durante la noche sintieron cómo el silencio parecía empozarse y concentrarse dentro de cada uno de ellos

Al día siguiente el profesor mandó colocar los explosivos alrededor de la puerta. Todos estaban expectantes. Habían descubierto una magnitud monstruosa a lo largo del camino y ahora debían toparse con algo tan secreto que tenía una maldición como advertencia. Carolina intentó convencer al profesor de que ya era exigirles demasiado a todos el que continuasen con la investigación, pero el profesor no hizo caso y colocó el mismo el cable detonante.

—Señores, la maravilla de todo lo anterior no es nada respecto a lo que encontraremos detrás de esta puerta — sentenció, y detonó la carga de dinamita

El sonido de la explosión fue callado por un grito que reventó cuando el sello de la puerta se rompió, potente, monstruoso. Y nadie vio la tumba del dios ni vio su cadáver aún putrefacto, porque que el grito los sacó de sí mismos. Era como si la montaña gritase, como si con la intromisión del profesor el dios hubiere despertado y su furia era tal que los poseyó. Uno a uno todos cayeron al suelo, gimiendo, tirando de las orejas hasta extirpárselas en chorros rojos; la maldición los convirtió en una sola masa enfurecida que se agredía a sí misma. Los hombres se lanzaron unos contra otros, se arrebataban pedazos de piel y se mordían hasta que la sangre se les mezclaba con la saliva. Bajo el influjo del grito que los torturaba con su intensidad comenzaron a comerse sus propias lenguas, a arrancarse los músculos. Carolina se lanzó sobre uno de los hombres y comenzó a masticarle la nariz mientras este le desgarraba los senos. Uno de los camarógrafos se reía histéricamente en tanto se rompía la mano izquierda con una roca, a cada golpe sus dedos parecían retorcerse y el dolor le intensificaba el delirio. Uno de los hombres tuvo una visión tan espantosa que gritando se vació los ojos con las manos y los estrujó hasta que de su puño brotó un líquido espeso y blancuzco. Se mecieron los cabellos, se arrancaron los párpados, tiraron de sus labios tan fuerte que la piel de los carrillos se les desgarró y la boca se les convirtió en un jirón sangriento.

Antes de sucumbir en un sacrificio dantesco, antes de desaparecer entre la oscuridad y la tristeza de las ruinas, antes de que las luces se apagaran, lo último que vieron fue cómo el profesor gritaba y aullaba mientras estrellaba violentamente su cabeza contra las piedras del altar de ese dios mudo.

[1]¨En un principio, cuando todo era increado, solo había el silencio. El dios mudo originó el primer acorde de la creación a partir su esencia más infame. Shugnani había sido un demonio en otra dimensión y en castigo por revelarse ante su señor, se le condenó a un encierro en este universo. En venganza él creo el mundo y lo habitó de bestias que llamó humanos y eran físicamente idénticas a su señor, y los trató como si ahora él fuese el señor y ellos esclavos, y les enseñó el arte de la guerra y la especulación económica. Contaminado por la muerte, Shugnani falleció y fue enterrado en la necrópolis de Boar, en una zona comprendida dentro del valle de Zeravshan¨. Miculicich, Octavio, Interpretaciones de los mitos de los Yaghnobi, pág. 402

Un poco más de Jorge

Me llamo Jorge Montoya y oficialmente soy un homeless desde hace un día. (05/09/18). Estoy buscando trabajo. He dormido en un portal, junto a un venezolano, y leo una y otra vez el mismo libro de Oswaldo Reynoso. He sido tentado dos veces para recibir dinero a cambio de sexo. Mi mochila tiene una chompa, dos polos negros Killstar, un pantalón negro, dos mudas de ropa interior, una manta, una botella llena de agua de caño, un cuaderno, una pluma estilográfica, una bolsa con la mitad de mi almuerzo, pinceles, un estuche de acuarelas y 16 gramos de marihuana. El momento más feliz de este año fue el concierto de Luca Bocci. No diré el más triste. +51 941717362 para conversas ‘random’ por WhatsApp.

Revisó: Iván René León

Editorial | Censura y dictadura moral

¿Quiénes son “ellos” que intentan enseñarnos cómo vivir, mientras nos roban, nos asesinan y nos silencian?

Por, Rugidos Disidentes

Lo bueno y lo malo. Lo correcto y lo incorrecto. Lo moralmente aceptado y lo que es  una aberración moral. ¿Quiénes son “ellos” que intentan enseñarnos cómo vivir, mientras nos roban, nos asesinan y nos silencian? ¿Quiénes somos “nosotros” para permitir que se silencie aquello que expone una identidad distinta?

Cual si fuéramos un teléfono celular recién salido de fábrica con un paquete de programas predeterminados, instalados por defecto, para garantizar un funcionamiento medianamente decente, llegamos a este mundo. Respiramos, sentimos, lloramos, reímos. No sabemos defendernos por nuestros propios medios cuando ya estamos bautizados en una fe y con ese acto, sin ser conscientes de nuestra hazaña, hemos derrotado a eso que llamaron el “pecado original”.

Nuestros padres nos inculcan nuestros primeros valores, nuestras primeras normas. Gracias a ellos, o a quienes hagan sus veces, llegan a nuestros oídos esos primeros sonidos musicales. En últimas está bien, de lo contrario seríamos desde la infancia un recipiente vacío.

Así como personalizamos nuestro teléfono celular, empezamos a formar nuestro carácter. Ya un poco más grandes, buscamos afanosamente algo que nos identifique. Muchos cambian de religión o de fe. Buscamos géneros literarios y musicales con los cuales identificarnos. Ese niño que se formó con conceptos externos empieza a interiorizar unos propios. Claro, con algunos de eso valores iniciales ha de quedarse, pero también, de una buena parte ha de desprenderse.

Ahora bien, ¿debería importarnos las elecciones de vida individuales que cada sujeto toma para su vida, si gusta del rock o del reguetón, si es católico, protestante o ateo, si es homosexual o heterosexual? ¿Somos realmente adalides de moral y de buen comportamiento para atrevernos a juzgar y condenar al otro, porque simplemente se expresa de manera diferente a la nuestra? La respuesta es clara: NO, un rotundo NO.

La opinión de Marco Fidel Ramírez, concejal de Bogotá que desde siempre ha tratado de liderar una cruzada en contra del rock, por fin logró hacerse escuchar y con ella se abre un peligroso camino cargado de censura y de silencio. La institucionalidad del Distrito encontró la forma de detener la presentación de Marduk, aduciendo falta de permisos del sitio donde se realizaría el concierto de la agrupación sueca de black metal, sin embargo, no es muy difícil deducir que la razón de fondo fue la opinión de un sector conservador que prefiere prohibir que abrir espacios, el mismo que prefiere quemar libros en vez de formar lectores, el mismo que piensa que lo correcto está en parecer un ciudadano de bien –quién sabe bajo que parámetros–, que realmente serlo y demostrarlo.

Como sociedad estamos lejos de la mayoría de edad y seguimos en persecución de los herejes, porque es más fácil perseguir a unos cuantos, que hacerle frente a los verdaderos causantes de nuestros fracasos como sociedad.

En Colombia la moral es más importante que la ética. No hemos aprendido a convivir con la diferencia. Juzgamos, condenamos y satanizamos prácticas culturales como si la libertad del otro nos asustara, nos causara pus. El libre desarrollo de la personalidad no ha dejado de ser un verbo inerte que reposa en el artículo 16 de nuestra constitución.

Lo preocupante no es que un concejal en compañía de grupo de personas expresara su opinión en contra de una presentación musical que, a juicio de ellos, era inapropiada. Estaban en su derecho. Lo que resulta preocupante que dichas opiniones llevaran a la cancelación del concierto, buscando inconsistencias en el trámite del evento ante el Distrito. Lo reprochable es que tengamos que pedir permiso para elegir qué podemos y no escuchar.

Hablando en términos religiosos, no es pecado manifestar nuestro rechazo ante las opiniones, discursos y prácticas culturales que no son de nuestro agrado. Lo que sí es un agravio es la imposición de nuestras creencias a cualquier precio, la persecución y ese afán constante de silenciar al otro y anularlo como individuo.

Una democracia se construye sobre la disidencia, no es un comité de aplausos. Todo lo contrario, es un escenario de debate constante y no un ritual donde todos levantamos el corazón y aceptamos la voluntad de un líder.

Magdalena Dressed in Black

En una escena en la que lo extremo es lo protagonista,  una banda bogotana se atreve a explorar otros sonidos.

Javier, Camilo y Leonardo de Magdalena Dressed in Black conversaron con Jasa Rehm de la historia de la agrupación y de su presentación en los Cuentos Jamás Contados.

En el tradicional Opening Act: Disgrace and Terror desde Brasil

Escuche la entrevista completa:

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Dos deseos y una siesta

Se podían ver dos cuerpos acurrucados en la cama: él abrazaba la espalda de ella, y el silencio hacía lo mismo con los alrededores.

Por, Sofía Betancourt

(Bogotá, Colombia)

Se podían ver dos cuerpos acurrucados en la cama: él abrazaba la espalda de ella, y el silencio hacía lo mismo con los alrededores. El cabello de ella se extendía verticalmente sobre la almohada, como si fuera una línea continua de su cuerpo. Él estaba tan cerca de su cuello, que cualquiera hubiese pensado que le estaba susurrando sus más hondos sentimientos provenientes de una recolección exhaustiva de devaneos pasados.

La alcoba respiraba con ellos: era la formación de un único conjunto de aire; un único pulmón llevando su propio ritmo. A pesar de que no había ninguna luz encendida, y la noche era espesa e impenetrable, la figura de ella era la de un dinosaurio bebé despertando de aquella larga siesta que llamamos gestación. Estirando su cuerpo se abría camino para salir del cascarón imaginario, y toda ella brillaba del color de la luna reflejada en la hoja de una navaja.

Su luz palpitaba de vez en cuando, y él la sostenía más fuerte con sus brazos. También podíamos ver cómo fruncía el ceño y se esforzaba por no despertarse de aquella otra siesta. El brillo de ella florecía con menos trabajo, pero más intenso. Él apretaba sus dientes y la contraía hacia su cuerpo; no era que le molestara la luz, sino porque sabía que ella despertaba.

Sentía el cariño que la envolvía: era el calor de un amor tan cargado, que ella perdía su fuerza física con cada abrazo que él reiniciaba. Él quería decirle que ella era su mundo, y aun cuando ella ya sabía esto, trataba de zafarse de la órbita. Y aunque intentó, el amor fue tan poderoso, que ella se desvaneció en una brisa de arena blanca que lo acompañó hasta el día de su muerte.

¿Qué nos dice Sofía sobre ella?

Nací en Bogotá, tengo 22 años, soy estudiante de economía y literatura en la Pontificia Universidad Javeriana, y creo en mi obsesión por las matemáticas y el lenguaje. “Dejo pasar un millón de oportunidades para enseñarle a la vida que no es cuando ella quiera sino cuando a mí se me dé la gana” (TetricMachine), en mis ratos libres toco la guitarra, me disfrazo de la novia de Batman y me la paso decorando la Bati-cueva.

 

Revisó: Iván René León

Hialina: catarsis de metalcore

La membrana hialina es un síndrome que afecta la membrana pulmonar en bebés prematuros, y no, no nos equivocamos de sección, seguimos hablando de sonidos extremos. En el episodio del 3 de octubre,  Jhon Aristizábal, vocalista de la agrupación, conversó con Jasa Rehm.

El tradicional Opening Act, estuvo a cargo de Cobra

Escuche el programa completo:

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Stravaganzza por primera vez en Colombia

Stravaganzza está de regreso a la escena musical y visitará a Colombia por primera vez el próximo 1 de diciembre.

15 años de carrera condensadas en 5 álbumes dan cuenta del peso de Stravaganzza en la escena del metal en España.  La agrupación de Metal Sinfónico, fundada por Leo Jiménez, Dani Peréz, por ese entonces músicos de Saratoga, Edu Fernández y Pepe Herrero en el 2013, es una de las bandas más reconocidas del país ibérico.

La legendaria banda de metal sinfónico visitará nuestro país por primera vez y se presentará en Bogotá el sábado 1 de diciembre en el Auditorio Palermo, ubicado en la carrera 17 N° 48 – 41 a las 8:00 p.m.

Un esfuerzo que vale la pena destacar el que ha realizado Matrix Entertainment.

Detalles del concierto:

Fecha

1 de diciembre

Hora

8:00 p.m.

Lugar

Auditorio Palermo (carrera 17 N° 48 – 41)

Precio

99 mil pesos, servicio 13 mil pesos

Puntos de venta

  • eventry.co,
  • Rolling Disc,
  • C. Vía Libre, calle 19 piso 1, Carrera 5 N° 18 – 83, teléfono 2860009
  • co, calle 60 # 9-81 C.C. Acuarium local 128 nivel sótano, teléfono 7624194

Página oficial del evento

Eventry

Página oficial de la banda

Stravaganzza

https://stravaganzza.com/

El maniático thrasher de Devasted

El maniático trasher de Devasted nació hace 10 años en la ciudad de Palmira, por César Molina y Diego Jiménez.

El pasado 26 de septiembre César, el líder de la agrupación y Eddie, bajista, conversaron con Jasa Rehm, sobre la trayectoria de Devasted, las diferentes alienaciones que han formado parte de ella, de su álbum Planeta Guerra que será lanzado el próximo 6 de octubre en un concierto brutal: ‘El maniático trasher aún vive’.

El Opening Act estuvo a cargo de Shadow Cult

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Premios Subterránica al Rock y Pop Independiente de Latinoamérica en Bogotá

La primera entrega de los premios fue celebrada en New York con éxito, ahora la Fundación Subterránica decidió como locación para la segunda versión de los galardones, la ciudad de Bogotá.

Por, Andrés Angulo Linares

Las prenominaciones ya están abiertas y en ella podrá participar todo el continente

En la capital colombiana se han celebrado ya doce ediciones de los Premios Subterránica rompiendo esquemas y ofreciendo un escenario donde la escena independiente es reconocida.

En la versión XI Rugidos Disidentes fue nominado en la categoría Premio al Periodismo Rock por su trabajo Bogotá Ciudad Rock

Bogotá cuenta con gran cantidad de eventos, fruto de diversas iniciativas tanto públicas como privadas, aun así, no son suficientes para dar cabida a más de 3.000 mil bandas independientes nacionales, ni para proyectos internacionales que han manifestado de visitar Colombia con el fin de encontrar espacio en los escenarios independientes y underground. 

La primera entrega de los Premios Subterránica al Rock y Pop Independiente de Latinoamérica, que se llevó a cabo en New York, permitió una dinámica de hermandad entre los artistas independientes del continente y contó con la participación de proyectos provenientes desde diferentes latitudes. México, El Salvador, Estados Unidos, Perú, Argentina, entre otros, incluyendo a España se dieron cita la noche de la ceremonia.

Según la Fundación, fue New York el primer paso de un proceso al que debe dársele continuidad, pues allí, una gran cantidad de bandas que no han encontrado un espacio en la escena local para darse a conocer, contarán con una vitrina internacional que con el tiempo se consolida como plataforma para los músicos independientes.

Las prenominaciones se encontrarán abiertas hasta diciembre 30 de 2018, puede participar bandas y agentes de todo el continente y de España, cuya única condición es que sean independientes y que su conformación cuente con la participación de, al menos, un 70% de latinos o españoles, independientemente del idioma en el que den a conocer su trabajo.

Durante el proceso de pre-nominaciones la fundación Subterránica y nosotros, Rugidos Disidentes, estaremos dando divulgación a los distintos proyectos que se postulen. 

Diligencie el formulario de los Premios Subterránica al Rock y Pop Independiente de Latinoamérica

 

Hidroituango y la crisis del modelo energético en Colombia

P16_Como la Cigarra

Un programa para conocer cómo se mueven los movimientos sociales. Las voces de la gente que se mueve por la paz

Escuche aquí:

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El 30 de abril de 2018, se presentó una emergencia en la zona del embalse de Hidroituango. Las aguas del Río Cauca, cargadas de material vegetal y rocoso, obstruyeron un túnel de desviación del río. Ante ello, la empresa empezó a desalojar a los trabajadores sin informar a la comunidad de la crisis, hasta que esta se hizo inocultable. El país conoció, por medio de este caso, las afectaciones que los proyectos energéticos de carácter extractivista generan a las comunidades empobrecidas y al ambiente, así como la criminalidad que está ligada a su funcionamiento.

Bienvenidos a Como la cigarra

Como la cigarra… es una iniciativa colectiva de organizaciones de la sociedad civil: Proyecto CEIS, Medios al Derecho – MAD, SubLiteratura, el semillero de investigación Emergencias y el portal web alternativo Rugidos Disidentes

Día de Rock Colombia 2018: ¡Al rescate del rock nacional!

El primer paso siempre será el más difícil, el segundo es la demostración que sí se pudo, pero que el camino será largo y que el tercer paso está a la vuelta de la esquina.

Por, Arturo Coloray Lara, Luis López y Andrés Angulo Linares

El pasado sábado 15 de septiembre se llevó a cabo la segunda versión de Día de Rock Colombia, que el año pasado rompió todas las expectativas y esta vez no se quedó corto, la experiencia logró nuevamente el éxito y se transformó en uno de los mayores escaparates dedicados al género y se vislumbra que, de continuar, será todo un movimiento.

El rock nacional ha ido desarrollando festivales auspiciados principalmente por el Estado, que han convertido al rockero de a pie y escucha en un fan a favor de lo gratuito, esto sumado a la transformación del mercado del disco y a la sustitución del interés mediático de la música hacia el reguetón, han llevado al letargo la sostenibilidad económica y la difusión de las agrupaciones nacionales dedicadas a crear rock.

NepentesSin embargo, el rock ha sobrevivido. Siguen y siguen apareciendo bandas que participan en festivales desarrollados en diferentes espacios: bares, parques y casas culturales, entre otros. En diferentes ciudades, colectivos artísticos y comunales intentan por todos los medios, sostener una cultura más allá de las modas y de los intereses comerciales. La proliferación de propuestas de todos los subgéneros y lugares del país es impresionante, no sorprende que se esté considerando por parte de la prensa, que Colombia tiene uno de los mayores potenciales de exportación rockera de Latinoamérica, si no el mayor.

Frente a este panorama aparece el Día de Rock Colombia, liderado por la agrupación Don Tetto y la experta en eventos, Aida Hodson, quienes apostaron de forma única y sin precedentes a dedicar un evento monumental al rock colombiano, el cual no se realizará por caridad, por patrocinio estatal o por causas filantrópicas –sí, entendemos que luchar por el rock en este país es, en sí misma, una causa demasiado altruista–, pero es que el propio género, las bandas nacionales, el público y esta cultura, no encontrarían mejor fundamento que demostrar que aún el rock colombiano vive y puede ser rentable.

HuérfanosLo primero que queremos destacar es que el Día de Rock Colombia no duró un día. En realidad comenzó hace tres meses aproximadamente en alianza con algunos de los bares más reconocidos de la escena bogotana como Food and Rock, La Hamburguesería, The Music Hall, Stones Bar y The Grange Bar, en los cuales se iniciaron actividades bajo el título “Circuito Rock”, con un montón de agrupaciones jóvenes y pujantes que sin duda darán de qué hablar próximamente. Ejemplos como  Mandingasea o Los Huérfanos, que representan el rock independiente y contemporáneo, desde diferentes sonoridades, están ingresando en el contexto de la renovación. Las bandas tradicionales siempre llaman, pero es moviéndose en los bares, teniendo contacto directo con el público, donde se debe retomar el trabajo. Hoy vemos que se están programando de nuevo artistas nacionales en los play list de los locales.

Las universidades no se quedaron atrás. La U. de la Sabana, por ejemplo, abrió tardes de rock en el marco de Circuito Rock. La visualización por todos los medios posibles, que inundaron la ciudad, es una de las formas de recordación que se venían trabajando desde el inicio del año hasta la última semana, donde el Día de Rock se hizo presente en el BOOM (Bogotá Music Market), en el cual se postularon dos nuevas bandas que completarían el total de 32 agrupaciones, que se darían cita finalmente en el Centro de Eventos de la Autopista Norte.

Desde el lanzamiento oficial del día de rock se expuso el objetivo para esta segunda entrega: combinar las mejores agrupaciones del año pasado con las nuevas, pues era claro que para lograr la asistencia esperada, se requería de bandas conocidas que convocarán al público más fiel a la tradición y así, de esta manera, presentar a las nuevas, exponiéndolas al mismo nivel.

Aspectos por mejorar, críticas, visiones y demás, claro que siempre surgen, pero cuando se comprenden los esfuerzos, las dificultades, lo complicado que es apostarle al rock en este país y en este momento, lo positivo sobresale y nos deja sin palabras. Personalmente espero el tercero y, sabiendo de antemano la calidad humana y de gestión de sus organizadores, solo presento una sugerencia: un poco más de Heavy y, al menos, una banda de metal extremo. La diversidad de sonidos que se describen más abajo, sin duda, dará cuenta que el festival le puede dar cabida a estos sonidos.

Luis López, editor musical Urbania Rock (Rugidos Disidentes)

Inmersos totalmente en la experiencia Día de Rock Colombia

El Día de rock es una experiencia de muchos sentidos, sobre todo para quienes no están acostumbrados a los festivales grandes y se han quedado con Rock al Parque, por ello describimos como se vivió al máximo este día de punta apunta, teniendo en cuenta que nuestra labor como revista cultural es dejar una memoria escrita de lo que significan estos eventos dedicados al rock de nuestro país.

El escenario, bastante retirado de la ciudad, no fue impedimento, como tampoco lo fue la lluvia, para que a la cita fueran llegando los asistentes a la celebración del Día de Rock.

Dos tarimas, una en frente de la otra, preparadas para recibir en ráfaga 32 bandas, con las cuales podríamos hacer un breve recorrido por 30 años de historia de rock colombiano. La acústica del escenario cubierto fue apropiada y permitió que el sonido de las bandas fuera óptimo. En esta edición tuvimos la fortuna de contar con zona de prensa.

Comida, cerveza, zona comercial, sillas de descanso y diversos espacios en los que los asistentes podíamos descansar, conversar, comer, compartir una cerveza y una conversación.

El primer paso siempre será el más difícil, el segundo es la demostración que sí se pudo, pero que el camino será largo y que el tercer paso está a la vuelta de la esquina.

Porque esto es importante, porque marca un hito claro que demuestra que el género, como corriente cultural, es rentable para el sector privado, que genera un impacto importante analizando las cifras de alcance, que reúne grupos poblacionales de diversas edades y condiciones en torno al rock, que fomenta la convivencia y el respeto por las diferencias, que demuestra, también, que es posible organizar un evento donde la logística y la producción se destaquen por su calidad y el excelente servicio, con todas las necesidades de los asistentes, claramente, cubiertas en una tarifa que consideramos baja, en comparación a la experiencia que ofrece el evento, y que trasciende más allá de las presentaciones artísticas.

Una correcta presencia de las marcas patrocinadoras con actividades y espacios de entretenimiento, y lo que consideramos aún más fuerte que todo lo anterior, el contacto de los asistentes con los artistas, quienes se pasearon tranquilos y muy abiertos por todos los espacios del festival, lo que generó una experiencia realmente de evento VIP a los asistentes. La facilidad de poder hablar, capturar en una foto un momento o disfrutar de una cerveza en compañía de los artistas sin duda fue un factor diferenciador del festival y una oportunidad de acercar al público con estas importantes agrupaciones que están haciendo un trabajo titánico en la escena rock colombiana.

La escena rock nacional y sobre todo la bogotana, cuenta con una gran cantidad de eventos mensuales, liderados por iniciativas de gestores en las localidades e incluso de los mismos artistas que buscan dar a conocer su propuestas y fomentar la cultura Rock. Existen también Rock al parque, Altavoz, el Concierto Radiónica entre otros, que se consolidan como los más reconocidos y en los cuales se mayor afluencia de público, gracias al arrastre de agrupaciones internacionales invitadas.

Sin embargo un festival 100% de rock colombiano, el cual logra movilizar a más de 10.000 personas en torno a un evento sin la necesidad de artistas internacionales invitados, que abre espacio para las propuestas de hoy, de ayer, conocidas, y emergentes, por supuesto que es destacable.

Cabe destacar un factor fundamental que aportó el evento al panorama de festivales del rock nacional, y fue el precio de adquisición de la boletería, dando un costo al evento y transformando la costumbre de no pagar por una escena local; hecho que genera una valoración en el trabajo de las bandas que se esfuerzan día a día por crear música de calidad.

Los artistas

Arturo Coloray Lara, docente de la Fundación Jóvenes Talentos de Colombia y Andrés Angulo Linares, director de Rugidos Disidentes, narraron la experiencia vivida en las presentaciones de las agrupaciones durante la jornada.

Hablemos de los artistas. La agrupación La Sociedad de la Sombrilla, que viene ganando reconocimiento con un trabajo nuevo y que crea su música de la manera que le gusta a los rockeros, o dicho de otra manera, con bajo, guitarras y batería en bloque hacia la misma dirección (sobre todo bajo y guitarras). Es decir, unísonos que le da una sensación de ser compacta en sus arreglos y riffs, sin mucha complejidad pero con solos muy puntuales, todo esto muy bien organizado; como sus letras, en las que usa muchas veces el sarcasmo como premisa, otorgando una personalidad característica a su propuesta.

Debo decir que al conocer la distribución de los espacios, quedó en evidencia la buena organización y previa planeación del evento. Encontrar el apoyo de la gente, los medios, y las óptimas condiciones para que muchas de las bandas que no tocarían en el festival asistieran al mismo, da fe de que Día de Rock Colombia llegó para quedarse.

Galería fotográfica: La sociedad de la sombrilla

La siguiente banda que escuchamos fue Pop Corn, una propuesta claramente enfocada hacia el Neo Punk. Este estilo se reconoce porque siempre cuenta con un baterista que posee buena técnica y es veloz, las guitarras son un poco más rítmicas, no siempre cuenta con solos y si los tiene son cortos y poco complejos. Es un grupo bien ensamblado que ofrece un sonido de calidad a la altura del festival.

A destacar fue también la propuesta de La Doble A. Lo que primero llama la atención es que la mayor parte de la responsabilidad vocal recae en el baterista, algo que siempre es interesante de apreciar. Aun así, todos los integrantes se apropian de varias de las secciones, dándole más personalidad a las letras, que son claramente un mensaje de la actualidad social, política y cultural del país. En cuanto a la música, como ha caracterizado las bandas hasta el momento, no escucharás complejas líneas interpretativas, pero si riffs muy rítmicos y que complementan bien el bajo y la batería. Es música muy disfrutable, realmente se siente como un buen Rock And Roll que te gozas de principio a fin.

Galería fotográfica: La doble A

Ahora bien, cabe resaltar una de las propuestas más interesantes del festival, ciertamente puede decirse que la fusión que hacen es muy poco usual pero que vale la pena conocer, hablo de Chimó Psicodélico. Esta banda toma ritmos y formas de la música llanera, agregando el estilo rockero que da por resultado un sonido particular. En su mayoría, se puede percibir la música llanera puesta, desde luego, por el bajo que marca las líneas características del género; el arpa y el cuatro lo complementan, manteniendo así la base llanera. Al entrar a jugar la batería y la guitarra eléctrica, se entiende la fusión que buscan y que han venido logrando. Algo que me parece importante destacar es su sonido en vivo, que no se encuentra aún al buscar su música en la red, definitivamente vale la pena escucharla.

En su mayoría, las bandas presentes en el festival poseen un reconocimiento, tal es el caso de agrupaciones como The Mills, Superlitio, Don Tetto, La Derecha, Kronos, Seis Peatones y, por supuesto, el reencuentro de Poligamia. Todas cuentan con muy buenas presentaciones que esperamos contarles. Los invitamos a que sigan apoyando este increíble festival, ya que sin duda, es maravilloso todo lo que ha podido lograrse con Día de Rock Colombia’, nos ofrece muy buenas expectativas para lo que viene. Sigan apoyando la escena local, nos veremos para seguir Rockeando.

Nepentes
Galería fotográfica: Nepentes

Nepentes fue la última banda que vi en la versión anterior y era la segunda banda que observaba en esta edición. Su energía es inigualable, Nano, su vocalista se conecta desde el primer segundo con el público, baja del escenario, cruza las barreras, brinca junto con los espectadores, los abraza. La música de la agrupación, formada en el Barrio de Manrique en Medellín a finales de la década de los noventa y que en el 2010 fue telonera de Korn, es una descarga de energía que se siente en la respuesta del público a cada canción.

Imperdible el animal, la fiera, la bestia desatada sobre el escenario, apenas hace un mes se presentaba en Rock al Parque y ya estaba frente a miles de personas en un evento de gran impacto. Alfonso Espriella se ha consolidado con un sonido propio y bien logrado, fruto de su trabajo y de su calidad musical. Sus letras son contundentes y en sus videos el concepto, el simbolismo y los objetos juegan un papel importante. En síntesis, es una producción impecable la que el artista deja notar en su trabajo musical que es muy sensitivo, pero que en el escenario tiene una fuerza tremenda.

Galería fotográfica: Alfonso Espriella

Come Perro y Te lastimé son los temas que más disfruto de la agrupación caleña Superlitio. La fusión musical de la banda dio un oxigeno diferente a la jornada. Con un escenario lleno, debo reconocer que disfruté tanto de todas las canciones interpretadas que el tiempo pasó volando.

Galería fotográfica: Superlitio

I.R.ACuando menos lo pensé ya se estaba en la tarima contraria Don Tetto, una de las organizadoras de Día de Rock Colombia. Tras 15 años de trayectoria se ha consolidado como una de las agrupaciones de mayor reconocimiento en el país. Su público, en su mayoría joven es fiel a ella y ese día quedó demostrado en el escenario.

El Día de Rock Colombia combina en música, zona de comidas y bebidas, de juegos, de otras actividades y de emprendimiento, en la cual tuvimos la oportunidad de cruzarnos con Mónica y con Viola, padres de la leyenda del punk colombiano, I.R.A., que se encontraban en el stand de la banda, promocionado su mercancía, entre la cual estaba su libro Aguante y toda serie de accesorios como botones y parches.

En el escenario la energía que despiertan sus integrantes, a través de canciones cortas y contundentes, desencadena ráfagas de pogos en el público. El punk está vivo y sus seguidores respondieron de manera satisfactoria a la acostumbrada disposición de la banda en tarima.

Galería fotográfica: I.R.A

Cordero Arrepentido es, quizás, una de las canciones de ‘La Peste’, que más me mueve emociones. Bordeaban las 11 de la noche y el cansancio era más que evidente, aun así, había fuerzas para mover la cabeza, para cantar y, en el caso del público, para poguear.

La Pestilencia también estuvo presente en la primera versión de Día de Rock Colombia, cómo no iba a estarlo, si es una de las bandas de sonido pesado más representativas del país. Dilson cerró su presentación con Soldado Mutilado y daba paso, de esta manera, a La Derecha, la gran ausente del año anterior.

Galería fotográfica: La Pestilencia

La Derecha“En un bosque de la china una chinita se perdió, y cómo yo estaba perdida nos encontramos los dos”. Mario, sobre la mitad de su presentación cantó a acapella el estribillo de esta ronda infantil de los 80.

Si algo me gusta de los conciertos de La Derecha, es la relación de Mario con el público, habla, hace una que otra broma y crea una atmósfera de familiaridad como si tanto él como el público, estuviesen en una tertulia en la sala de un amigo. Cinco Pistolas, de su álbum, En polvo eres, fue el primer tema.

Durante la primera mitad Te busco, El puñal, su clásico Sombras y Ruido, acompañado con frases de Joaquín Sabina que Mario recitó de memoria, dio a su presentación un toque bohemio.

La segunda mitad fue un poco más confusa, solo salvada por la participación de Julián Urrego en Ay qué dolor. El ex integrante del Siete y hoy líder de Rocka, interpretó el clásico de La Derecha con un estilo actual y renovado. El estilo desparpajado de Mario opacó la presentación de la agrupación que era una de las bandas más esperadas. Una vez terminó, una proporción enorme de asistentes abandonaron el lugar.

Galería fotográfica: La Derecha

En verdad, fue una presentación que dejó mucho qué desear, pues se percibe un hastío por los temas más pesados. Sombras y Ay, qué Dolor parecen no entusiasmar a Mario tanto como al público. La Derecha genera mucha expectativa, pero seamos sinceros, más allá del divertimiento de ver al frontman relajado, musicalmente no lo salvaron ni los veteranos que lo acompañan.

PoligamiaEra la primera vez que veía a Poligamia en vivo, era la primera vez que veía a Andrés Cepeda en tarima y era la primera vez —juro que no me lo esperaba— que veía a Marbelle, quien acompañó a la banda en el tema Desvanecer. Fue un momento emotivo y debo reconocer que la voz de la artista de música popular no desentonó. Por supuesto, la banda cerraría con Mi generación, mientras que en la pantalla posterior se proyectaba el video de la canción.

Ver a Andrés Cepeda re-encontrándose con Poligamia en una tarima, es prueba de que el rock en nuestro país tiene una historia que ha marcado a más de una generación, tuvo un pasado, tiene un presente y se augura un futuro en el que los más jóvenes serán los que tracen un nuevo rumbo.

Galería fotográfica: Poligamia

Ya finalizando la clásica Kronos, liderada por Jorge Fresquet y David Corkidi, levantó el público restante, pese al cansancio, la gente sabe el valor de estas leyendas, que demostraron una excelente decisión de los organizadores, pues ya habiendo pasado Kraken el año pasado por la tarima, solo podía llegar Kronos a continuar con la cuota heavy hard. El paso de los años no ha hecho meya en la banda y por el contrario la madurez de los mismos, le ha entregado el poder en el escenario, con clásicos como Igual que ayer –potencializado con tonos mas duros– o el nuevo y potente Camino a la Gloria, canciones donde Fresquet ha adaptado su voz, que suena más fuerte rasgada y agresiva de lo que hacia desde los años ochenta, un maestro sin duda. En teclados los acompañó Víctor Hugo Santafé de Atta, uno de los músicos más interesantes de la actualidad en el país.

Galería fotográfica: Kronos

El cierre de la jornada estuvo a cargo de Grito y Skampida, el ska intentó mantener la fiesta hasta el final y aunque pasaban las dos de la mañana, la dieron toda, comprometidos con la cita y a los guerreros valientes que se quedaron hasta el final. Tiempo tras nos dejaba sin aliento Grito, realmente un Hardcore poderoso, tremenda banda que no deja cabeza quieta y que despuntó el cierre con la furia necesaria para demostrar que este género también tiene un potencial enorme en el país, como el rock, como nuestra música, que no es solo eso, es nuestra cultura, es nuestra forma de vida y por eso, si nos dan 20 horas, también estaríamos allí apoyando.

Arturo Coloray Lara, docente de la Fundación Jóvenes Talentos De Colombia

Andrés Angulo, director Rugidos Disidentes

Galería fotográfica: Koyi K Utho

Galería fotográfica: Los Makenzy

Galería fotográfica: The Mills

Galería fotográfica: Skampida

Galería fotográfica: Rocka

Agradecimientos especiales a Aida Hodson por su especial trato antes, durante y después del festival.

Rugidos Disidentes Cubrimiento Dia de Rock

Eva María Useche, videografía y redes sociales

Ana María Martínez, fotografía

Zul de la Mochila, fotografía