Editorial | La dictadura escondida

La sabiduría muchas veces crea individuos egoístas y mezquinos capaces, en su sentir, de organizarlo todo y de imponer una directriz, porque a su parecer, nadie más lo hará como ellos.

Por, Rugidos Disidentes

Es más aterrador el lado conservador de aquellos que se muestran como liberales, que el radicalismo que hacen manifiesto, desde un principio, aquellos que aún defienden las buenas formas y las sanas costumbres.

Los primeros suelen ser más peligrosos, pues su disfraz de tolerancia e inclusión gana la confianza de quienes se encuentran a su alrededor. No es para menos, su discurso, muchas veces alimentado por un altísimo nivel intelectual, logra dejar huella. Se convierten, de esta manera, en fuentes confiables y autorizadas sobre un tema en particular. Nos engañan, permiten que las opiniones contrarias se expresen para luego, simplemente, ignorarlas o despreciarlas por no estar a su misma altura de conocimientos.

No podemos hablar de tolerancia sin abrir un espacio para el debate y la discusión de ideas. Todos poseemos saberes particulares adquiridos, bien sea por una formación académica, por la experiencia o por la combinación de estas dos. La acumulación de conocimientos no es garantía, necesariamente, de un verdadero proceso pedagógico y de transformación. Sin estos, la sabiduría solo es un trofeo que se exhibe como intocable en una vitrina vanidosa de uso ornamental. Terminan siendo, tristemente, una biblioteca en cuyos anaqueles reposan verdaderos tesoros empastados, que jamás sentirán el placer de ser hojeados, simplemente, porque se reserva el derecho de admisión.

La sabiduría muchas veces crea individuos egoístas y mezquinos capaces, en su sentir, de organizarlo todo y de imponer una directriz, porque a su parecer, nadie más lo hará como ellos. Hablan de democracia, pero cuando su poder se ve amenazado abren las fauces y cierran todas las puertas al pensamiento disidente. Todo será una panacea, siempre y cuando, la voluntad ajena acate su voluntad sin protestar.

De este tipo de personajes están plagadas la sociedad, la política y la vida. Individuos que, quizás con la mejor intención, son incapaces de atender a las necesidades y los argumentos ajenos. En ese orden ideas, llevar un proceso social a feliz término, no solo es una odisea, sino que resulta una misión imposible.

En el amor y otros escenarios personales de relación social también pululan estos individuos que, detrás de su trato racional, esconden a verdaderos verdugos machistas y dominantes, que someten a sus parejas a una manera de maltrato muy difícil de detectar y, mucho más aún, de comprobar. Así, de esta manera, si el vínculo emocional termina, ellos siempre quedarán como los mártires que lo dieron todo y comprendieron hasta el final a su pareja.

Así ha sido nuestra realidad política que, además del prontuario criminal de muchos de sus representantes, también ha estado invadida por personajes egresados de las grandes facultades que han gobernado detrás de un escritorio. Para ellos no existe el conocimiento adquirido por las comunidades gracias a su propia experiencia. Para ellos y su equipo de expertos solo existe una forma de hacer las cosas: la que ellos determinen como la mejor para el bien de todos.

Su virtuosismo para conquistar a sus interlocutores les da cierta legitimidad, los hace una fuente confiable y en los portavoces oficiales de la historia, mientras que sus opositores pasan desapercibidos o quedan a perpetuidad en el costado de los resentidos y marginados.

Cada sujeto tiene un saber, una experticia, una vocación, como también unas necesidades, una expectativa de vida y ante todo un sueño que desea realizar, que con el correcto acompañamiento, podrán llevar a cabo.

En Rugidos Disidentes le apostamos al saber particular, a ese que permite construir  y desarrollar escenarios diferentes de discusión, en los que la capacidad y el potencial de cada uno, no solamente sean tenidos en cuenta, sino que también sean fortalecidos.

Como cualquier organización nos regimos por unos parámetros, que en nuestro caso, tienen como principios innegociables, la lealtad, el respeto, la disidencia y la calidad. Por nuestras venas corren deseos de revolución, resistencia y de enfrentarnos al mundo con nuestra capacidad de soñar.

Al fin y al cabo, con miles de errores, con cientos de caídas y una que otra crisis hemos fortalecido nuestro rugido y hoy, después de cuatro años, podemos gritar con vehemencia: “disidentes: aquí estamos y nuestra labor no pasará desapercibida”.

¡Bienvenidos a la Edición Trece!

Editorial | Censura y dictadura moral

¿Quiénes son “ellos” que intentan enseñarnos cómo vivir, mientras nos roban, nos asesinan y nos silencian?

Por, Rugidos Disidentes

Lo bueno y lo malo. Lo correcto y lo incorrecto. Lo moralmente aceptado y lo que es  una aberración moral. ¿Quiénes son “ellos” que intentan enseñarnos cómo vivir, mientras nos roban, nos asesinan y nos silencian? ¿Quiénes somos “nosotros” para permitir que se silencie aquello que expone una identidad distinta?

Cual si fuéramos un teléfono celular recién salido de fábrica con un paquete de programas predeterminados, instalados por defecto, para garantizar un funcionamiento medianamente decente, llegamos a este mundo. Respiramos, sentimos, lloramos, reímos. No sabemos defendernos por nuestros propios medios cuando ya estamos bautizados en una fe y con ese acto, sin ser conscientes de nuestra hazaña, hemos derrotado a eso que llamaron el “pecado original”.

Nuestros padres nos inculcan nuestros primeros valores, nuestras primeras normas. Gracias a ellos, o a quienes hagan sus veces, llegan a nuestros oídos esos primeros sonidos musicales. En últimas está bien, de lo contrario seríamos desde la infancia un recipiente vacío.

Así como personalizamos nuestro teléfono celular, empezamos a formar nuestro carácter. Ya un poco más grandes, buscamos afanosamente algo que nos identifique. Muchos cambian de religión o de fe. Buscamos géneros literarios y musicales con los cuales identificarnos. Ese niño que se formó con conceptos externos empieza a interiorizar unos propios. Claro, con algunos de eso valores iniciales ha de quedarse, pero también, de una buena parte ha de desprenderse.

Ahora bien, ¿debería importarnos las elecciones de vida individuales que cada sujeto toma para su vida, si gusta del rock o del reguetón, si es católico, protestante o ateo, si es homosexual o heterosexual? ¿Somos realmente adalides de moral y de buen comportamiento para atrevernos a juzgar y condenar al otro, porque simplemente se expresa de manera diferente a la nuestra? La respuesta es clara: NO, un rotundo NO.

La opinión de Marco Fidel Ramírez, concejal de Bogotá que desde siempre ha tratado de liderar una cruzada en contra del rock, por fin logró hacerse escuchar y con ella se abre un peligroso camino cargado de censura y de silencio. La institucionalidad del Distrito encontró la forma de detener la presentación de Marduk, aduciendo falta de permisos del sitio donde se realizaría el concierto de la agrupación sueca de black metal, sin embargo, no es muy difícil deducir que la razón de fondo fue la opinión de un sector conservador que prefiere prohibir que abrir espacios, el mismo que prefiere quemar libros en vez de formar lectores, el mismo que piensa que lo correcto está en parecer un ciudadano de bien –quién sabe bajo que parámetros–, que realmente serlo y demostrarlo.

Como sociedad estamos lejos de la mayoría de edad y seguimos en persecución de los herejes, porque es más fácil perseguir a unos cuantos, que hacerle frente a los verdaderos causantes de nuestros fracasos como sociedad.

En Colombia la moral es más importante que la ética. No hemos aprendido a convivir con la diferencia. Juzgamos, condenamos y satanizamos prácticas culturales como si la libertad del otro nos asustara, nos causara pus. El libre desarrollo de la personalidad no ha dejado de ser un verbo inerte que reposa en el artículo 16 de nuestra constitución.

Lo preocupante no es que un concejal en compañía de grupo de personas expresara su opinión en contra de una presentación musical que, a juicio de ellos, era inapropiada. Estaban en su derecho. Lo que resulta preocupante que dichas opiniones llevaran a la cancelación del concierto, buscando inconsistencias en el trámite del evento ante el Distrito. Lo reprochable es que tengamos que pedir permiso para elegir qué podemos y no escuchar.

Hablando en términos religiosos, no es pecado manifestar nuestro rechazo ante las opiniones, discursos y prácticas culturales que no son de nuestro agrado. Lo que sí es un agravio es la imposición de nuestras creencias a cualquier precio, la persecución y ese afán constante de silenciar al otro y anularlo como individuo.

Una democracia se construye sobre la disidencia, no es un comité de aplausos. Todo lo contrario, es un escenario de debate constante y no un ritual donde todos levantamos el corazón y aceptamos la voluntad de un líder.

Uribe, le llegó la hora

¡Qué ser tan miserable, nauseabundo, enfermo, y psicópata es usted!, representa todo lo que un ser humano con sensibilidad detesta.

Por, Jessica Yulieth Chávez Molina

Todos somos iguales ante la Ley y todos debemos responder ante esta por nuestros actos.

Algunos al parecer se creían con un fuero de lo divino: intocables e innombrables, como si fueran protagonistas de una película llamada “Los indestructibles”.

Hay que enseñarles a esas personas –para precisar con nombre propio: Álvaro Uribe Vélez–, que la justicia en Colombia, lastimosamente, tarda pero llega, y a él le llegó la hora de responder ante su Juez natural, la Corte Suprema de Justicia, que es la competente para conocer y juzgar las actuaciones de este individuo, quien de manera mañosa pretende renunciar a su curul de senador, para que la C.S.J pierda competencia, e irse así a la Jurisdicción Ordinaria en su Sala de Casación Penal, para que se haga cargo un Juez de la impoluta República, donde muchos sabemos que existe un fiscal de bolsillo como lo es el señor Néstor Humberto Martínez, ¿qué razones, qué miedos, qué le impide “moralmente” para seguir en el Senado?

Señor Uribe: nótese la gran diferencia cuando usted acusó al senador Cepeda, este nunca buscó evadir a la justicia, señor. Tampoco intentó renunciar al senado. Como dicen por ahí: “quien nada debe nada teme”. Dé a los colombianos un ejemplo de honestidad y coherencia, por primera vez en su vida. Recuerde que su juez natural es la Corte, así intente y busque las mil maniobras jurídicas.

Qué lástima y qué dolor que los delitos por lo que usted es llamado a indagatoria no correspondan a la realidad, ni a la sangre que ha causado en nuestro país, como lo son: ‘Falsos Positivos’, masacres perpetradas por grupos para-estatales y contra-estatales, bajo su Gobierno de Seguridad Democrática, (que nada de democrática tuvo), donde se condecoraba a los militares por matar a mano fría a campesinos y hacerlos pasar por guerrilleros. ¡Qué ser tan miserable, nauseabundo, enfermo, y psicópata es usted!, representa todo lo que un ser humano con sensibilidad detesta. Usted gesta un odio histórico sobre Colombia, que muchos no olvidamos ni olvidaremos, tenemos dignidad y memoria, por ello le solicitamos y nos solidarizamos para que no renuncie a su curul.

Colombia merece saber la verdad, merece justicia, la misma que usted tanto evade. En este momento tiene dos caminos: acepta a su juez natural o toma el camino de la JEP, así como lo hicieron los militares que recibían sus órdenes y el grupo de ex milicias de la FARC-EP.

Es usted, sin duda alguna, el ser más peligroso del país con 51 procesos “archivados”, en la Cámara. Entre otros, es usted acusado por nexos con paramilitarismo, ‘Falsos Positivos’, escándalos de corrupción, homicidios a testigos, chuzadas (…) Recordemos que cuando existía el extinto Departamento de Seguridad (DAS), la interceptación de llamadas era algo “legitimo”, pero si esta misma maniobra es usada en su contra, es fruto de un “complot” internacional y de persecución política, de hecho, su defensa técnica ha hecho ver todo este escándalo como un tema político y no como lo que es en realidad: un tema netamente jurídico por el cual debe responder.

Recientemente apareció una noticia nacional, donde el testigo estrella en el caso Uribe, el señor Juan Guillermo Monsalve iba ser envenenado en su sitio de reclusión. La situación en nuestro país es tan terrible, sangrienta y miserable, que cualquier persona que sepa de historia, que lea, que no le coma cuento a RCN y caracol y que siga el “No más Uribe”, es llamado “resentido social”, “guerrillero” y, de ser posible, un próximo “buen muerto”, como lo han sido los líderes sociales asesinados, un genocidio que aún se mantiene bajo las sombras, una vergüenza nacional que muchos decidieron callar y anular con investigaciones y conclusiones que si bien o eran guerrilleros o, en su defecto, tenían nexos con clanes.

A usted le llegó la hora. A usted, el intocable, el innombrable, al que muchos por temor de ser asesinados, prefieren llamarlo: “Él”.

***

El Juez Natural debe ordenar de manera inmediata la detención de Álvaro Uribe Vélez, por ser peligro inminente, para evitar que siga manipulando a la Justicia, por bien de la democracia, para conocer la verdad que él aspira amañar y para evitar daños irreparables a las víctimas, a los testigos y a la Nación.

No salgan con sus argumentos “chimbos” que se le debe respetar el debido proceso y debe primar la presunción de inocencia, cuando en ningún momento se le han vulnerado tales derechos.

Todo el proceso se ha dado conforme a la Ley, respetando el derecho a la contradicción, al acceso a la justicia, al debido proceso, a la igualdad de las partes, y a la presunción de inocencia.

La presunción de inocencia se debe entender en armonía al artículo 29 de la constitución política, del cual citaremos el siguiente fragmento: “nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio”, es decir, la presunción de inocencia aparece en todo el proceso, incluso en la etapa probatoria, mientras que el in dubio pro reo aparece en aquella actividad, donde se busca por medio de la prueba desvirtuar aquellos hechos constitutivos que determinen responsabilidad penal del sujeto activo en la comisión de una conducta típica, antijurídica y culpable, y que el juez, de manera objetiva, crea esas circunstancias de absolución de responsabilidad penal por medio de la duda (probatoria), puesto que esta es la crea un nexo causal a favor del reo.

En una sociedad con una correcta administración de justicia este señor ya estaría con pena privativa de la libertad.

Hay que enseñarles que no son los intocables, innombrables y todos poderosos, que las víctimas merecen la verdad, y él, como uno de los pioneros de las AUC, debe también someterse a la JEP. Señores, esto no es un asunto de política ni de persecuciones, es un asunto en el que se violaron derechos fundamentales de los más inocentes, que con su sangre fueron regados los campos de Colombia.

Es momento que nuestro país sepa la verdad, verdad que los medios han ayudado a ocultar, siendo cómplices.

¡Le llegó la hora Uribe, responda!

 

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¿Petro mal perdedor e incendiario?

También decirle que la derrota no la sufrió Petro, la sufrió un pueblo sumergido en la miseria, siendo el tercero más desigual a nivel mundial.

Por, Jessica Yulieth Chávez Molina

Es muy cómico leer a un simpatizante de Uribe como lo es Fernando Londoño Hoyos, criticar a todo un señor como Gustavo Petro Urrego. Mirar su columna de opinión, donde se siente lo ponzoñoso que es y el veneno que destila hacia cualquier movimiento alternativo que no se sienta representado ni por Duque, ni por el Centro Democrático, para precisar por Uribe (aunque ambas figuras “posiblemente” sean lo mismo).

Señor Londoño salgo en defensa de Petro y en el derecho a la réplica que nos otorga la actual Ley 1909 del 9 de Julio de 2018, a decirle a usted, ¡sí a usted!, que los verdaderos incendiarios de Colombia son ustedes, los enemigos de una paz imperfecta, pero amantes de una guerra perfecta, bañada con la sangre de inocentes colombianos, quienes le hacen daño al país son ustedes los militantes del Centro Democrático, Cambio Radical, partido Conservador y la hegemonía Liberal que hoy es una vergüenza, ustedes son quienes le hacen daño a Colombia, con su odio, con su tergiversación de información y show mediático ante los medios, ponen al victimario como víctima, y a la víctima la terminan de matar con botas pantaneras y camuflados (…)

Si bien lo recuerdo, el pasado 17 de junio del presente año, Gustavo reconoció la victoria de Duque de manera pública y lo felicitó, como todo un caballero, aquí quienes se hacen enemigos imaginarios es usted y su combo de madriguera. Creería señor Londoño, que es imposible hacerle oposición a alguien que aún no se posesiona, pues aún no representa nada para Colombia, y por supuesto su término de “y dejarlo gobernar”, tampoco aplicaría para el caso en concreto por las razones antes expuestas. También decirle que la derrota no la sufrió Petro, la sufrió un pueblo sumergido en la miseria, siendo el tercero más desigual a nivel mundial, ¿a cuál derrota de Petro se refiere usted?, tengo la plena convicción que este país aún no está acostumbrado para un presidente tan humanizado como lo es él. Se acostumbraron tanto al mal vivir, que cualquier persona que les venga a decir que el Estado debe garantizar Derechos fundamentales es un “castrochavista”, “populista”, “comunista” y “guerrillero”, ya muchos se acostumbraron a comer la mierda que defeca Uribe, ¡nada que hacer!

Me da escalofrío la forma tan cínica en que se expresa, haciendo supuestos de que Petro intenta “volverse dueño de los asesinatos que se presenta en Colombia”, ¡no señor, no es necesario, que él se vuelva dueño de nada, porque estos ya tienen su autor material!, no siga blasfemando más.

Muchos Colombianos lo vemos como un vocero de paz, reconciliación y defensor de la VIDA, algo que ELLOS no conocen.

Aquí y ahora se sale en defensa de las víctimas del paramilitarismo que revivió el actual gobierno, porque a la hora de la verdad estos nunca se habían ido, sépalo de una buena vez, que se sale en defensa para rogarle al Estado que proteja el derecho a la vida de los líderes sociales, defensores de derechos humanos, activistas políticos, campesinos y/o cualquier otra persona que dedique su vida a las causas justas en contra de un gobierno opresor, corrupto y sucio, como lo han sido los de los últimos años.

No trate de politizar la muerte de estas personas ni volverlas un odio de partidos, me da gran dolor informarle a usted y a otros Colombianos que gran parte de los líderes  asesinados eran militantes de la Colombia Humana (no eran “guerrilleros” ni se encontraban asociados a clanes),  personas en zonas de post conflicto que soñaron con un mejor país, soñaron con un mejor acceso a la educación, a la salud, al sistema de pensiones, energías limpias, modelo de economía no solo basado en la mono exportación, soñaron con una Colombia que muchos de ustedes odian.

Estas personas fueron silenciadas por ser parte de un movimiento de cambio, aunque cabe resaltar que esta situación ya se venía presentando desde la firma de los acuerdos de paz, y se agudizo aún más la crisis humanitaria en la transición del actual gobierno, (para que no nos digan que los “buenos muertos”, TODOS son de la Colombia Humana), ¡no sea tan cínico y descarado! de querer minimizar la situación y agregarle un plus de odio a este pueblo sangrante.

La herencia que lleva Duque de familias tradicionales como los Pastrana, los Uribe, Ñoños, Musa, La Gata, Gordo Gracia, Gaviria, Valencia y muchos otros, nos están condenando a la guerra y miseria, gestan cizañas, e inseguridad, para luego vender una mal llamada seguridad que nada de democrática tiene, ¡ustedes son una verdadera madriguera de ratas! Le exijo señor Londoño que no siga engañando al pueblo con las NO creencias y supuestos ateísmos de Petro. Basta con ser seres humanos decentes, honestos, que respeten la diversidad, y sepan darle amor al prójimo para saber que es un buen creyente, algo de lo que ustedes jamás conocerán.

Para finiquitar señor Fernando Londoño Hoyos, usted es un completo ignorante de la historia de Colombia, la guerrilla del M19 tuvo sus orígenes como consecuencia de unas fraudulentas elecciones, en las que se le robaron la presidencia al general Gustavo Rojas Pinilla, un militar a propósito, algo muy parecido a lo que hizo la Registraduría en las elecciones pasadas con los E14. El M19 luego entonces fue una guerrilla de actos simbólicos. Petro nunca fue, ni será un terrorista como sí lo es su mentor, él fue privado de la libertad por el delito de rebelión, y se entregó sin mayor resistencia frente a su captura, de lo contrario, hoy muchos jóvenes solo lo conociéramos en la historia (…) Lo invito a que si tiene pruebas del supuesto terrorismo de Petro lo denuncie, es más yo lo acompaño ante la fiscalía de bolsillo que tienen ustedes.

Por, Jessica Yulieth Chávez Molina

Sincelejo-Sucre

Abogada en curso

Corporación universitaria del caribe Cecar

Jessica.chavezm@cecar.edu.co

 

Columna de opinión publicada en el portal Humana Radio y compartida por su autora con Rugidos Disidentes.

 

 

 

De la noche de los cristales rotos a la masacre del aro

¿Cómo puede un hombre cualquiera llegar a provocar un desastre de semejantes magnitudes y controlar a tantas personas para lograr satisfacer un fin netamente personal?

Por, Erika Molina Gallego

Hace 85 años, el cinco de marzo de 1933 el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán Nazi  gana las elecciones parlamentarias con el 44% de los votos, el 23 del mismo mes, a partir de una alianza con el partido católico de Adolf HitlerAlemania y después de haber encarcelado a la mayoría de los dirigentes comunistas y socialdemócratas por el incendio que destruyó el Reichstag (parlamento alemán) el 27 de febrero, el nazismo obtiene la mayoría parlamentaria con el 66%, lo que le da el poder para votar la ley habilitante, que le otorgaba poderes absolutos y que dio nacimiento a la “dictadura democrática” que convertiría a Alemania en un verdadero infierno.

El 7 de agosto de 2002 Álvaro Uribe Vélez se posesiona como presidente de la República de Colombia, en medio de supuestos ataques terroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Su candidatura fue apoyada por diferentes sectores políticos y la opinión pública veía en él una verdadera arma para acabar con la guerrilla.

En 2006 regresó al poder, luego de impulsar una reforma constitucional que permitía la reelección inmediata. Uribe ganó la presidencia con el 62,2% de los votos y con una gran fuerza política a su favor. Después nos enteraríamos que el apoyo que recibió no fue solo político, pero en ese momento, a la vista de la mayoría de los colombianos, todo era color de rosa.

Hemos oído hablar de la Segunda Guerra Mundial en todos lados, en el colegio, en documentales y películas, hemos leído sobre ella en muchos libros y todos conocemos el nombre de Adolf Hitler, pero en realidad no sabemos todas las partes de la historia, sus causas y consecuencias, todos sus actores, víctimas y victimarios, y muchos creemos que solo fue un asunto entre alemanes y judíos, un asunto político y económico. Más allá de esto hay una realidad innegable, un hombre lleno de miedos y de odios, de miles de contradicciones y de perturbaciones profundas que lo llevaron a cometer los crímenes más atroces de la historia reciente.

La situación violenta permanente de Colombia es bien conocida en el mundo, durante muchos años el país fue blanco de atentados, secuestros, masacres y enfrentamientos que lo dejaron sumido en un mar de sangre y de dolor. A pesar de esto, de la verdad se ha sabido muy poco, y aún en el presente hay acontecimientos que no han sido aclarados y en los cuales este personaje tiene mucho que ver.

Al igual que Hitler, Álvaro Uribe es un hombre lleno de ansias de poder, necesidad de reconocimiento y afecto, con una temible obsesión por ser idolatrado y por mantener el control de todo y de todos, a como dé lugar.

Hijo de un funcionario de aduanas, admirador férreo de su madre y con dificultad para relacionarse con los demás, Hitler fue un niño aislado y rechazado, apasionado por la lectura; un ser solitario que, después de la muerte de sus padres se quedó prácticamente solo. Vivió en la miseria, sufriendo todo tipo de burlas y sin poder adaptarse a una sociedad turbulenta, que terminaría creando a un hombre lleno de resentimiento, un narcisista necesitado de adulación y ansias de poder.

Este personaje nefasto que causó miles de muertes e infortunios ha sido uno de los grandes embaucadores de la historia, aparentemente fuerte e invencible, de una personalidad arrolladora, con la capacidad para agradar y manipular a todos a su alrededor y con una inteligencia perversa, guiada por el odio y la sed de venganza.

Hijo del comerciante Alberto Uribe Sierra. Educado en la dureza y la autoridad, un hombre acostumbrado a los negocios y formas de actuar del bajo mundo, así como a las pompas y apariencias de la alta sociedad antioqueña. Su perfil de hombre de familia,  de pueblo, de finca, su afición por los caballos y su actitud frente a la gente, hicieron que Álvaro Uribe se fuera ganando poco a poco la aprobación de miles de personas que habían perdido la fe en la política. Su odio personal hacia las FARC lo hacía un candidato ideal para acabar con el suplicio que había significado esta guerrilla para el país durante muchos años. Pero Uribe no era lo que todos pensaban y en su mente se fraguaba lo que sería no solo una forma de venganza personal, sino la manera de conseguir todo el respeto y la admiración que necesitaba de camino hacia lo único que realmente le importaba, el poder.

¿Cómo puede un hombre cualquiera llegar a provocar un desastre de semejantes magnitudes y controlar a tantas personas para lograr satisfacer un fin netamente personal?

Hitler usó su inteligencia, supo darle a las personas lo que querían, supo entrar en sus mentes y hacerles creer que lo necesitaban, creó en el inconsciente colectivo la imagen de un hombre invencible, que podía proporcionar poder y orden. Le devolvió a Alemania el honor y el estatus que había perdido tras la Primera Guerra Mundial.

Era un tipo de lobo feroz, un depredador capaz de oler el miedo y la debilidad de su presa, haciendo más fácil su labor de manipulación. Su deseo de sentirse importante era demasiado ambicioso, en el fondo necesitaba ser apreciado, enaltecido, recobrar de alguna forma todo aquello que le había sido arrebatado en su infancia y lo logró de la peor manera.

Al igual que su antiguo homólogo, Uribe cuenta con una personalidad perversa y destructora, perfectamente camuflada de buenas intenciones. Su disfraz de salvador de la patria le ha servido para hacerse con el apoyo de muchas personas y para cometer crímenes a diestra y siniestra sin que prácticamente nadie pueda hacer nada en su contra.  A pesar de que se ha mostrado como un mesías y que la mitad del país aún le cree, este hombre ha sido el causante de muchas tragedias, el artífice de  una  terrible degradación social.

Su política de seguridad democrática dejó un saldo de 32.000 desaparecidos, 26 masacres paramilitares, más de 4.382  jóvenes campesinos muertos por falsos positivos solo entre 2002 y 2008 y un aumento significativo de violaciones a los derechos humanos. A pesar de esto, y lejos de llegar a enfrentar consecuencias, el pueblo lo enaltece y defiende. Hasta ese punto llega su nivel de manipulación.

Hitler era un hombre con afán de guerra, y eso no era lo que los alemanes querían, sentía absoluto desprecio por el resto de líderes europeos, pues le parecían débiles e insignificantes y necesitaba el apoyo absoluto del pueblo, debía insertar en sus mentes las ansias de guerra.

Así el 9 de noviembre de 1938 cien  judíos fueron asesinados, otros fueron  violados y maltratados, este fatídico acontecimiento es recordado como la noche de los Cristales Rotos. Hitler empieza su venganza contra los judíos. Comienza el movimiento antisemita.

Mientras los judíos eran llevados a los campos de concentración, Hitler se mostraba como un pacífico mandatario ante el resto de Europa, pero sus verdaderas intenciones pronto saldrían a la luz.

En enero de 1939 Hitler empieza su discurso de destrucción judía, y siembra la semilla del odio en toda la población.

Todos sabemos lo que pasó después, la guerra fue nefasta, cobró la vida de por lo menos cuarenta y cinco millones de personas y dejó desolación y dolor permanentes en todos los sobrevivientes. La Segunda Guerra Mundial finalizó el 8 de mayo  de 1945. El mundo no volvió a ser lo que era, esta guerra partió la historia en dos. La voluntad de un maniaco arrasó con todo lo que se le ponía en el camino y terminó por destruirlo todo, incluyéndose a sí mismo.

La creación de los grupos convivir, asesinatos de testigos en procesos en su contra, desplazamiento de campesinos, Agro Ingreso Seguro (AIS), las chuzadas del das,  entre muchos otros escándalos, han estado a la orden del día en la vida política de Uribe, la masacre del aro, perpetrada en el municipio de Ituango en 1997 es una de las tantas cometidas por los paramilitares y en la que el ex presidente está siendo investigado, pero de una forma u otra, misteriosamente van cayendo todos a su alrededor mientras que él sigue haciendo de las suyas.

Al igual que Hitler, Uribe es un hombre narcisista y egocéntrico, acostumbrado a que todo se haga a su manera, se siente omnipotente y grandioso, es un hombre capaz de llegar hasta las últimas consecuencias.

Hitler vs UribeEl 17 de junio pasado el pueblo habló, con diez millones de votos se confirmó lo que tanto se temía. El uribismo sigue siendo la peor enfermedad  del país, una que ciega, que no entiende de razones ni evidencias, una enfermedad cómplice y peligrosa. Uribe, ahora en cuerpo ajeno, tiene el poder, ese que nunca ha querido dejar ir, ese al que se aferra con todo lo que tiene, que no es poco. El final de esta historia aún no se ha escrito, y nadie sabe cómo va a terminar, lo que sí es seguro es que el camino no será nada fácil y que lo único que se puede hacer por el momento es resistir, desde la educación, la cultura y el arte, y desde el papel que puede jugar cada ciudadano en la construcción de la paz.

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Editorial | Fútbol, política y resistencia

Cada 4 años, en la misma época en la que se celebra el torneo de fútbol más importante a nivel internacional, Colombia elige a su gobernante y pone en manos del ganador el futuro del país.

Por, Rugidos Disidentes

Entre política y fútbol ha girado la atención de eso que llamamos Opinión Pública, durante las últimas semanas. La primera tiene dividido a nuestro país desde el siglo antepasado, la segunda ha logrado en buena medida integrar ese sentimiento patriótico en torno a un deporte, que pese a las críticas que recaen sobre él, sigue cumpliendo un papel preponderante.

Dos días después de haber elegido a Iván Duque como presidente de la república, legitimando de esta manera a la misma corriente que ha estado en el poder desde siempre, la Selección Colombia en su debut era derrotada por los nipones en un partido, que además del resultado en contra, dejaba una sensación pesimista sobre el futuro de nuestro país en la Copa Mundial de la FIFA 2018.

En el escenario político fuimos testigos de la votación más alta de una fuerza alternativa  en nuestro país, sin embargo, no fue suficiente. Cada 4 años, en la misma época en la que se celebra el torneo de fútbol más importante a nivel internacional, Colombia elige a su gobernante y pone en manos del ganador el futuro del país. Dos opciones, una de las cuales celebró con júbilo y como propio el triunfo de Iván Duque, candidato del Centro Democrático, mientras que la derrotada Colombia Humana vio frustrado su deseo de hacerse con el poder y darle así un golpe contundente a esa élite sólida que, al parecer, está lejos de ser derrotada.

No obstante, más de ocho millones de votos no pasan desapercibidos y de manera tácita hacen un llamado a ejercer la oposición con más fuerza que nunca. El llamado del pasado 17 de junio es a la resistencia, una palabra hermosa que encierra un gran significado, pues nos obliga a la coherencia, al compromiso individual y colectivo, y que nos invita a no pasar como actores desapercibidos y silenciosos, sino que nos convierte en sujetos políticos, veedores y críticos frente a las decisiones que se toman desde arriba.

El fútbol nos entrega emociones inmediatas en un espectáculo de 90 minutos, los ganadores celebran y los derrotados se lamentan, pero dichos sentimientos son pasajeros, pues dentro de poco un nuevo torneo traerá consigo otros momentos. En política es diferente, el guayabo de los derrotados suele ser constante, con ello la inconformidad se hace más fuerte y la frustración no desaparece con una nueva contienda electoral.

Detractores del fútbol lo señalan de ser opio para el pueblo, distractor de la realidad nacional y un deporte cirquero que no nos deja ver con claridad y que nos impide ser críticos ante las problemáticas de la sociedad. Básicamente, una actividad propia de un ignorante. ¡Falso! Satanizarlo se hace innecesario y resulta un ejercicio simplista que nos quita la responsabilidad que como ciudadanos tenemos de frente a la política. Es, simplemente, un sentimiento que en nuestro país, pese a todas las dificultades e irregularidades alrededor de él, ha logrado unir, así sea momentáneamente, lo que la política con devoción ha separado.

Los resultados electorales pasados son simplemente un retrato de nuestra realidad y la consecuencia de nunca haber asumido el compromiso que como ciudadanos tenemos frente al país. Si hoy en día los sistemas de educación y de salud; las políticas de empleo, de economía y de seguridad son una asco, es por culpa nuestra, porque durante décadas hemos dejado en las mismas manos el futuro de nuestro país. Hemos sido una sociedad perezosa con la democracia y por eso, cada cuatro años, vemos los mismos resultados. Siempre hemos buscado culpables externos, pero qué poco nos miramos interiormente, qué poco hacemos para cambiar desde adentro nuestro comportamiento y esa tolerancia absurda hacia la corrupción, presente incluso en las actividades más simples y cotidianas como hacer fila o pagar un pasaje de Transmilenio.

La resistencia no está en las armas y antes de pasar a las calles debe comenzar en nuestros hogares y escuelas. La resistencia no se ejerce únicamente en redes sociales, no está en los insultos y jamás será encontrada en el odio. La resistencia significa coherencia, respeto e idoneidad en nuestras acciones.

La democracia en Colombia y otras fábulas del folclor nacional

Nos han vendido la idea de que el país lleva medio siglo de conflicto, pero lo cierto es que llevamos 237 años de guerra interrumpida apenas por brevísimos intervalos de algo vagamente parecido a la tranquilidad.

Por, Mateo Pizarro

En inglés existe el término Colombian necktie, que viene siendo algo así como “corbata colombiana”. Si usted es colombiano y se encuentra por primera vez con la expresión, quizás se extrañe un poco. Y tendría razón: la verdad es que la corbata no es un accesorio especialmente típico en nuestro folclor, por lo que es legítima la pregunta: ¿qué es lo que resulta tan colombiano de esta prenda? Quizás acudan a su mente imágenes de corbatas de distintos tipos, pero la corbata colombiana no es un tejido wayú para abrigar el cuello, tampoco es una versión ejecutiva de la manilla tricolor, ni es confeccionada en ninguna fábrica antioqueña. De hecho, esta “corbata colombiana” es más una actividad que un producto, y consiste en hacer un corte profundo en el cuello de una persona para luego arrancar su lengua y sacarla por la incisión, de tal forma de que cuelgue de la garganta, como una corbata. Nosotros, en Colombia, lo conocemos como ‘corte de franela’ y la práctica agarró fama por personajes como Sangre Negra, un guerrillero.

Ahora, si la violencia de nuestro país no ha acabado aún con su empatía, es probable que la barbaridad del acto le produzca indignación, rechazo, y, no es del todo impensable, que recuerde otras ocasiones de indignación: cosas como el collar bomba, la bomba del avión de Avianca del 89, el burro bomba, etc…. Podrá usted pensar: esto no es nada más que otra guachada de los narco-terroristas de las Farc.

Sólo que Sangre Negra es anterior a las Farc y a los narcos, y aunque era guerrillero, era un guerrillero Liberal.

Y claro que las Farc son culpables de cosas horrendas, pero la barbarie viene de mucho antes y esto no se trata de la guerra del momento o de los horrores a la moda en esta o aquella década; el tema de este texto es otro. Lo que me preocupa en este instante es más viejo que eso, lo que me preocupa es que Colombia nunca ha estado en paz, no realmente… nos han vendido la idea de que el país lleva medio siglo de conflicto, pero lo cierto es que llevamos 237 años de guerra interrumpida apenas por brevísimos intervalos de algo vagamente parecido a la tranquilidad. Me preocupa que, como la democracia, la paz es apenas un estado de excepción en nuestra historia. Me preocupa que es apenas para facilitar las cuentas que decimos que llevamos medio siglo de conflicto. Me preocupa que con medio siglo apenas y abarcamos la etapa más reciente de esta nación nuestra que es más un campo de batalla que un territorio nacional. Y me preocupa que las condiciones que han producido toda esta violencia siguen en pie.

El Conflicto comenzó apenas nos independizamos de los españoles, uno puede decir que nuestro primer acto soberano como república independiente por allá por 1812 fue armar una guerra civil (unos querían ser centralistas, otros federalistas… eventualmente aparecerían incluso quienes deseaban volverle a servir al rey de España u otro príncipe europeo… quizás recuerden eso de “La Patria Boba”). Ya para 1858 estábamos por la QUINTA (y aquí vale la pena detenerse un momento: nuestra historia tiene un capítulo que se titula: La Quinta Guerra Civil). Piense que ni Rambo ha participado en tantos encuentros armados.

Igual no crea que nos quedamos ahí: luego viene la Guerra Civil de 1876, que es seguida al poco tiempo por la famosa Guerra de los Mil Días. Después de eso vivimos uno de esos intervalos de relativa paz, mas no por ello de democracia. Y algunas décadas después, comienza la violencia entre conservadores y liberales, con lo que inician las actividades de Sangre Negra, quien contrapuso sus cortes de franela y corbatas colombianas a atrocidades de igual envergadura de parte de las huestes conservadoras y sus pájaros.

Lo extraño es que después de toda esa violencia se firmó una amnistía y los Liberales volvieron a entrar en la sociedad civil y el país no se destruyó, ni se volvió como Venezuela. Si acaso continuamos practicando nuestra colombianidad a ultranza, pues se juntaron Conservadores y liberales contra los antiguos compañeros de armas de estos últimos: los comunistas. Y los que se llamaban guerrilleros dejaron de serlo, tomando otros su lugar. Es desde ahí que comenzamos nuestra cuenta amañada de medio siglo que tan corto se queda para enumerar a todos los colombianos muertos a manos de colombianos. Tantos son que hoy en día no se puede hacer una represa sin con ello sepultar bajo las aguas alguna que otra fosa común, y eso nos parece apenas un impasse en el camino.

Algún historiador me dirá que me equivoco y que mezclo hechos históricos y bandos que nada tienen que ver entre sí, que una guerra es una guerra y otra guerra es otra guerra. Pero yo digo que es la misma. Que es la guerra del que no puede oír que otro piense diferente, la guerra de quien piensa que ni siquiera vale la pena hablar si no estamos todos de acuerdo de antemano; es la guerra más colombiana de todas. La misma que empezamos apenas dejamos de ser un virreinato. Esa guerra interminable que no contenta con arrebatarnos la paz de las manos, nos dejó además sin democracia.

Votamos, es cierto, y en ocasiones pareciera que tenemos separación de poderes, pero eso no es suficiente. Para que haya democracia tienen que haber distintas opiniones que se enfrenten por medio del diálogo. Y eso si no hay. La democracia NO ES un método por el cual un partido accede al poder e impone su visión. La democracia es un reconocimiento de que ninguno de nosotros tiene ni la más puta idea de cuál es, en realidad, el camino correcto para sacarnos del mierdero, que a veces acertamos algunos y otras aciertan los otros, y que todos los bandos la cagan más o menos por igual. Pero también supone que es por medio del encuentro constructivo de puntos de vista diferentes que podemos llegar a cagarla menos. Sólo que en nuestro país es difícil encontrar a alguien que esté dispuesto a reconocerlo, y todos tienen la certeza de que el equivocado es el otro. La tragedia de la UP, el collar bomba, los cortes de franela, y todas las muchas masacres, estos son los actos de hombres poseídos por certezas absolutas. A veces pienso que a nuestro país lo que le faltan son más dudas (y una reforma agraria).

Sin importar a quien siga, créame: su candidato la ha cagado, y hay que reconocer eso de entrada para ver si de pronto establecemos alguna semblanza de comunicación entre nosotros, o el futuro del país va a ser el mismo que su pasado, y de pronto un día volvamos a encontrarnos imágenes de personas a quienes les cuelga del cuello, como una corbata, su lengua silenciosa.

Por, Mateo Pizarro

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Editorial | ¡Cuatro años!

“Los sueños suelen dibujarse en la mente de los seres humanos, difusos, increíbles, indescifrables e inalcanzables. De cuando en vez enseñan su verdadero rostro y atrevidos saltan a la realidad esperando que no los dejemos morir en el pesimismo.”

Fragmento primera editorial: Del mundo de las ideas a una realidad posible.

Por, Rugidos Disidentes

Qué difícil y a la vez fascinante resulta ese primer paso. En un instante, en un mismo lugar confluyen expectativas, dudas, miedos y ante todo un gran sueño. El primer paso de nuestra revista no se dio el 31 de mayo a las 10:00 p.m., día y hora en la que vio la luz, por primera vez, en su propia página web. La historia comenzaría meses atrás.

Proyecto Rugidos Disidentes surgió en una mesa de comedor. La idea era sencilla: crear un medio digital en el que el rock y la historia se encontrarían, junto con la literatura, el teatro y muchas expresiones culturales más, ¿qué tan difícil podría ser dicha tarea?, el tiempo no tardaría en dar una respuesta contundente, la misma que durante estos cuatros años nos ha retado, nos ha exigido y la que continuamente nos ha gritado: ¡No se rindan!

El primer paso es una meta alcanzada, por supuesto que sí, pero una vez se da, no hay marcha atrás, o bueno, sí la hay, pero esa es la opción de los cobardes y esos no éramos nosotros. El primer paso, ese bendito paso, es sólo eso, uno de muchos, uno de miles. El camino inicia con éste, pero qué tan largo puede ser, cuántas dificultades se han de encontrar y qué tan duro ha de ser recorrerlo, no es posible saberlo. Si bien es cierto se tiene una expectativa del rumbo, las circunstancias puede alterar el destino.

¿Miedo? Por supuesto, no se ha ido, ahí está, la acecho, esperando que nos rindamos para hacernos presa. A todos nos pasa, el miedo también es un motivo y aquí estamos.

Con una editorial, tres columnas de opinión, una caricatura, dos reportajes sobre radio disidente, una entrevista, un cuento, dos poemas, dos reseñas musicales y un gran sueño llenamos nuestras valijas y emprendimos el viaje.

Hoy, gran parte de la nómina ha cambiado, nuestra plataforma digital no es la misma y la mayoría de secciones no estaban al principio. Nos gusta cambiar y la quietud nos aburre, esa es la verdad, por eso nos atrevemos a experimentar y nos arriesgamos.

Son cuatro años de resistencia ¡CARAJO! y eso, para un proyecto que no cuenta con más recursos económicos que los que cada uno de los integrantes podemos aportar, ya es un logro.

Más de 500 artículos publicados, dos alianzas consecutivas con Rock al Parque, una nominación a mejor periodismo en Rock, aliados a Rock al Pueblo 2017, un trabajo en conjunto con la Fundación Jóvenes Talentos de Colombia, aliados también con Oscura Radio TV y en Como la Cigarra, y el logro más reciente, la obtención del código ISSN, son unos de los logros alcanzados en nuestra corta trayectoria.

Jamás pensamos que nuestros pasos nos fueran a traer hasta aquí, pero aquí estamos.

Estamos felices, por supuesto que sí. Pero el camino aún es demasiado largo y gracias al apoyo recibido por todos nuestros amigos, hoy nos sentimos fuertes, esperanzados y seguros de que estamos haciendo una excelente labor.

¡Bienvenidos a esta octava edición!

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Carta abierta a Vanessa de la Torre Sanclemente

Lo más perverso del texto es la manera como usa la historia real de Gustavo Petro como lienzo sobre el que construye de manera magistral su propio personaje

Por, Hugo Villegas

La lectura de su texto titulado «Petro» me despertó mil sentimientos encontrados. Hace tiempo que no leía algo tan brillantemente escrito que fuera a la vez tan profundamente perverso.

La última vez que leí algo tan sobrecogedor con un estilo tan impecable, capaz de capitalizar todos los temores con una narrativa tan cautivadora, fue cuando leí la primera parte de Mein Kampf, de Adolfo Hitler, en la sección titulada «Reflexiones sobre mi vida en Viena», en la que se dirige a la dinastía austriaca de los Habsburgos, culpándolos por la decadencia de su imperio. Y luego el discurso, de talante muy parecido, dirigido al Reichstag en 1939, a propósito de la «amenaza judía» y lo que él llamó la «bolchevización de Europa».

Eran estos textos, así como el suyo, regaños desgarrados llenos de indignación y de dolor patrio, que exacerbaban la culpa en el lector desprevenido, llenando su alma de una peligrosa mezcla de odio y pánico, caldo de cultivo perfecto para el establecimiento del Tercer Reich, en las banderas, en la tierra y en los corazones y mentes del pueblo.

Usted tiene mucho talento para el thriller. El día que se decida a escribir una novela seré el primero en comprar un ejemplar porque sé que será excelente de principio a fin, no solo por su vívida imaginación sino por la excelente factura de sus textos.

Lo más perverso del texto es la manera como usa la historia real de Gustavo Petro como lienzo sobre el que construye de manera magistral su propio personaje, un proyecto de Führer criollo, astuto como ninguno, capaz de contaminar las mentes de los débiles y doblegar la voluntad de los poderosos, todo con tal de llevar a cabo su plan, que a juzgar por el pavor, la impotencia y la congoja que se lee entre líneas, debe ser diabólico, por decir poco.

Este alter-ego Hitleriano que surge de su indudablemente poderosa imaginación «le habla al oído» a los necesitados para usar su indignación, su rabia y su frustración como combustible inagotable para su proyecto personal de nación, mientras ellos, los «eternamente ignorados», estos «excluidos que no han tenido voz o han sido silenciados» son solo mencionados por usted como víctimas inocentes de las supuestas y terribles artimañas de un hábil hechicero, mientras al mismo tiempo su misiva se dirige al corrupto, asesino y abusivo establecimiento colombiano con la misma ternura de una hija amorosa que regaña a su padre cuando se ha equivocado.

Compara a quienes vemos las propuestas de Petro como una alternativa real con la gleba que de manera irracional sorprendió al mundo con el Brexit y la puesta de Trump en la casa blanca aduciendo sus mismas razones y su misma euforia, dando por sentado que una eventual victoria del candidato sería una catástrofe de similares proporciones, pero omitiendo hábilmente una mención expresa de esto.

Y me imagino que al lector desconcentrado se le escapa la traicionera nostalgia que salpica todo el texto, esa que deja entrever la imagen tutelar, casi paternal que usted parece tener de las castas políticas que se han auto-otorgado la dirección, sino la propiedad, de este inmensamente rico territorio que llamamos «Colombia».

Todos aquellos cuya pretendida sangre azul corre por sus venas mestizas como los Lleras, los Pastranas, los Gavirias y Samperes, los Turbay, los Betancur, los Barco y los Santos, y con ellos los levantados como Uribe y otros tantos hijos bastardos de reyes imaginarios, se visualizan a sí mismos como los padres afectuosos de una enorme familia, que a veces pueden equivocarse, o ser muy duros con ella, pero que todo lo hacen «por su bien» y dan a cualquiera que ose desafiar su divina autoridad el nada deseable título de «usurpador», opcionalmente sustituido por expresiones más modernas y efectistas como «dictador» o «populista».

Usted, señora De La Torre, llama «arrogante» a quien le habla de tú a tú a los pretendidos jefes de esta inmensa tribu, megalómanos incurables, sociópatas que decretan salarios de hambre para millones de compatriotas con la misma naturalidad con la que niegan las decenas, los cientos de masacres perpetradas para defender su permanencia en sus respectivas parcelas de poder, evidenciando una lamentable reverencia para con esa ralea inmunda de criminales, esos sí usurpadores, genocidas, traficantes de drogas, de influencias y de conciencias.

Y aunque su excelente diatriba merezca de mi parte quitarme el sombrero por su factura, de la misma manera debo, por respeto a mi propia conciencia, escupir sobre esa evidente oda al sistema de clases, a los prejuicios étnicos, a la barbarie hecha establecimiento.

Porque esas dinastías de sicópatas no son de ninguna manera «instituciones», sino meramente impostores. La única institución verdadera aquí es el pueblo, el que ha puesto el sudor, la sangre y las lágrimas para construir con llagas en sus manos y cicatrices en sus espíritus lo poco que hemos logrado edificar como país, no gracias a esos supuestos líderes sin ninguna legitimidad, sino a pesar de ellos.

Así no le guste que se lo digan, señora De La Torre, lo cierto es que usted y yo, y el presidente Santos, y Gustavo Petro, y Rodrigo Londoño, y Claudia López, y el señor de la panadería, y la señora del aseo, y el profesor de la escuelita en el pueblito de nunca jamás, y Álvaro Uribe, y el raterito callejero y la enfermera y el abogado y el conductor del bus SOMOS TODOS IGUALES.

Ninguno de nosotros, pueblo raso y lleno de callos, le debemos ninguna pleitesía a ninguna corbata, vieja o nueva. Sentimos el mismo frío, el mismo amor, el mismo miedo, el mismo dolor y merecemos el mismo respeto.

Hablarle de tú a tú a usted o al mismísimo presidente de la república no hace «arrogante» a ninguno de nosotros, la chusma, los que venimos del barro con la furia de doscientos años de promesas incumplidas comenzando por la original, la de los próceres de la independencia que le gritaban «¡libertad!» a la indiamenta que lideraban como si alguna vez hubieran pensado cumplir este sagrado juramento.

Estafadores originales, traidores del pueblo que les dio la victoria y luego esclavizaron para su propio beneficio.

Ninguna división social. Todo lo contrario: lo que se busca, y se está logrando, es cohesión con claridad y unidad de propósito.

Estoy seguro de que a cualquier político le va a encantar contratarla para que le escriba sus discursos por su facilidad de palabra y su impecable estilo, y hasta se agradecería, a ver si nos dejan en paz con sus pueriles cantitos de las «farrrr», de Venezuela y el ridículo ‘castrochavismo’.

Le digo la verdad, disfruté mucho leyendo su escrito. Ojalá algún día llegue yo a tener esa habilidad con las letras.

Lástima que sea falso.

Por, Hugo Villegas*

 

*Docente en Escuela de Música y Audio Fernando Sor y Profesor en SAE Institute Bogotá

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Editorial | ¿Qué le espera a Colombia en materia cultural?

La antropología define a la cultura como ese complejo “que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de una sociedad», de acuerdo con la definición otorgada por el antropólogo inglés Edward Burnett Tylor en 1871.

Por, Rugidos Disidentes

La antropología define a la cultura como ese complejo “que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de una sociedad», de acuerdo con la definición otorgada por el antropólogo inglés Edward Burnett Tylor en 1871.

Para Octavio Paz “Una  sociedad es una  cultura: un  conjunto  de  individuos,  cosas,  instituciones, ideas, tradiciones e imágenes. Una realidad sui generis pues no es enteramente material ni ideal. América Latina es una cultura”.

La cultura abarca, entonces, cada una de las actividades humanas y no se reduce únicamente a expresiones artísticas, conciertos y espacios de esparcimiento, sino que está perenne como factor identitario individual y colectivo.

Si bien, la era de la comunicación nos ha permitido acceder a distintas lecturas del mundo a partir de diversas expresiones culturales y adoptarlas, incluso, en nuestra vida, existe una esencia determinada por una serie de factores intangibles que pueden establecer diferencias claras de una persona a otra, por ejemplo, por su lugar de nacimiento.

La cultura ha permitido a la sociedad reivindicación y resistencia. Podría decirse que en cada individuo existen valores culturales inviolables no negociables. El acceso de los jóvenes a cualquier tipo de iniciativa que lo integre socialmente debe ser prioridad para todo gobernante, su plan de mandato en esta área determinará el rumbo de las futuras generaciones.

Colombia se enfrentará el próximo 27 de mayo a la difícil decisión de elegir un nuevo gobernante. Siete oportunidades –dos de ellas anuladas por los medios de comunicación que les han negado el espacio de exponer sus planes de gobierno en los debates programados–, que ofrecen una visión de país. Seguridad, economía, educación y salud son los principales puntos de discusión. Sin embargo, en materia cultural también se hace necesario conocer las propuestas de cada uno de ellos y una de  nuestras mayores preocupaciones, como revista cultural digital alternativa, es la de conocer los objetivos que cada candidato tenga en esta área.

En los debates televisados que se han dado en las últimas semanas hemos tenido la oportunidad de acercarnos a los diferentes planes de gobierno y analizar, entre otras cosas, la forma de defender sus argumentos de cada uno de los candidatos, la manera de enfrentarse a su adversario político y las respuestas a los cuestionamientos que son lanzados por periodistas, demás aspirantes o ciudadanos en general.

En nuestra edición número siete nos acercaremos a las propuestas que en materia cultural presenta cada uno de los candidatos a la presidencia. Ya serán ustedes quienes juzguen si son o no las más apropiadas y si en verdad ofrecen respuestas efectivas a las necesidades que presenta el sector actualmente.

¡Bienvenidos!