Cuando las calles eran de hierro, de Felipe Szarruk, profundiza en esas vivencias acontecidas en los bares de la ciudad que por aquel entonces inundaban sus noches de rock n’ roll y sonidos extremos
Cierra tus Ojos
¡Ciega mi mirada! No miro nada alrededor. Con los ojos abiertos, aún inundados por las lágrimas,
no miro nada alrededor.
Senos pequeños, senos dorados
Senos pequeños, que una noche de tormenta se hicieron mujer. Senos dorados, que una noche de tormenta los quiso contemplar el diablo.
Calavera
Cada noche una necrópolis visitaras, acompañando a las almas en pena recitando uno a uno tus poemas
Poema 5. La Despedida
Decir adiós desde un pecho lleno de amor por quién se ama es vaciar los pulmones para luego inhalar la vida en soledad.
Trayendo la mecanografía al aire libre
La vigésima segunda edición del Torneo Relámpago de Escritores a Máquina de Escribir se llevó a cabo en el Teatro El Parque, ubicado en el Parque Nacional de Bogotá, los días 3 y 4 de agosto.
Por, Laura Cala Mejía
La vigésima segunda edición del Torneo Relámpago de Escritores a Máquina de Escribir se llevó a cabo en el Teatro El Parque, ubicado en el Parque Nacional de Bogotá, los días 3 y 4 de agosto.
La mañana del sábado era lluviosa. Cuando llegué al lugar, los “atletas” estaban realizando su inscripción al torneo en las máquinas de escribir. Eran niños, mujeres, personas de la tercera edad y jóvenes quienes asistían a la «máxima competencia mecanográfica y dactilográfica al aire libre de la capital, Bogotá«, como lo afirma Daniel Barrera, director de la Asociación de Escritores a Máquina de Escribir. Se dispusieron tres mesas largas con manteles de color verde, blanco y negro.

Después, Camilo Casas, secretario de la Asociación, preguntó a los asistentes sobre sus oficios, la manera cómo se habían enterado del torneo, su gusto por escribir. Fue en ese instante donde escuchamos la voz de Don Francisco, un señor de cabello blanco que venía en compañía de su familia, vestía un saco de lana, de ojos inmensos y expresivos, quien nos relató su historia de vida y su trabajo en la compañía Olivetti Colombiana, una de las empresas más legendarias en la fabricación de máquinas de escribir portátiles y semi-portátiles.
Luego tuve la oportunidad de conversar con Emilia Espinel, quien asistía al torneo por primera vez, una mujer de sonrisa inmensa, gafas cuadradas y apasionada por la escritura a máquina de escribir, quien me contó un poco de su historia:
“Yo conservo la máquina de escribir de mi padre, es una Remington de finales de los años 40. Está intacta, con sus papeles tamaño carta y oficio, sus cintas y ganchos para sujetar las hojas. Mi padre era abogado y no me permitía utilizarla, pero siempre tuve la curiosidad. Solo hasta cuando crearon la Fiscalía General de la Nación, presenté una prueba de ingreso que consistía en escribir a máquina algo sobre mi profesión, algo de derecho y una carta al Fiscal General de la Nación. La escritura y la entrevista fueron claves para lograr el cargo en la Fiscalía.
Esta experiencia ha sido muy divertida, grata y enriquecedora, un viaje al pasado como alguien lo dijo en algún momento. Es una manera de darme cuenta que no solamente yo conservo mi máquina y escribo en ella, sino que más personas lo hacen. Me alegra muchísimo que haya este torneo. Nunca me imaginé en llegar a dar a conocer mi máquina o enterarme de un torneo así. Mi hermana fue la que me compartió la información vía WhatsApp, ella no pudo venir, pero le he estado contando sobre lo que estamos haciendo acá. Definitivamente ha sido toda una remembranza”.
Mientras nos preparábamos para presenciar el deporte de la letra caliente, el secretario nos animó con la canción La Máquina de Escribir, del músico y compositor José María Peñaranda y su Conjunto.
Este deporte consiste en que el atleta deberá golpear tres veces con la pelota a su contrincante, utilizando las teclas de su máquina como catapulta. Si la pelota cae dentro del concavo de una de las máquinas la eliminación será inmediata.

La final se disputó entre Don Francisco y ‘Pajarito’, escritor, bailarín y nuevo integrante de la Asociación de Escritores a Máquina de Escribir. «Se calcula la distancia, el tiempo, las letras que impulsarán la pelota», afirma Daniel. Todas las personas estábamos emocionadas, los competidores se miraban y calculaban cada movimiento. Don Francisco fue el vencedor, levantó sus manos y sus dedos pulgares en señal de victoria. Aplaudimos al unísono. La lluvia nunca nos dejó de acompañar.
“Los escritores mueren, pero las máquinas de escribir no”.
Uno de los momentos más significativos del torneo fue la creación de un cuento acerca de la fauna y la flora bogotana. Sentí que era un llamado a la reflexión. En ese instante no lo hice, pero resulté escribiendo a posteriori un corto relato reconociendo la avifauna del Bosque Bavaria.
«Existe un bosque inmenso ubicado en la localidad de Kennedy sobre la Avenida Boyacá, allí habitan las aves como el cardenalito, el colibrí, el jilguero aliblanco, el halcón, el cucarachero. Contamos con árboles como el hayuelo, chicalá, mano de oso, ciprés y eucalipto. Este ecosistema urbano está en peligro por los intereses privados y del «leñador mayor». Ante la posible devastación, se han desarrollado apuestas individuales y colectivas desde la educación popular ambiental, las artes, la defensa territorial , donde resistimos a la imposición de un modelo de ciudad que viola los derechos de sus habitantes, los segrega y excluye. Qué las aves canten, se alimenten y revoloteen, qué esos árboles y latizales sigan creciendo. Es tanto lo que le debemos al bosque, es la vida misma y la memoria de los habitantes de los barrios aledaños”.
Esta jornada dactilográfica y mecanográfica al aire libre es la reivindicación de la palabra escrita a máquina, que recoge varias generaciones «dejando deslizar los dedos sobre las teclas».
El Torneo Relámpago a Máquina de Escribir es una iniciativa que se lleva a cabo anualmente por parte de Alba Cadena, Camilo Casas y Daniel Barrera, quienes apelan al espacio publico como un escenario creativo para los escritores. Este evento ya cuenta con 22 ediciones, participan de 10 a 12 competidores y asisten alrededor de 50 personas.
Somos seres de letras
Los ojos de un niño buscan ansiosos el rostro de quien las arroja al aire como dardos
Cumpleaños
No sé cuántos años más cumpliré; pero lo que sí sé, es que mi último cumpleaños nunca lo olvidaré y quedará grabado en mi mente toda la vida.
Te veo y suspiro
Te veo y suspiro, me dejo enamorar
por tu caminar entero…
Bella
Bella, ven, ¿me invitas a un cigarrillo? Que quiero contigo fumarme tus penas.