Decir adiós desde un pecho lleno de amor por quién se ama es vaciar los pulmones para luego inhalar la vida en soledad.
Trayendo la mecanografía al aire libre
La vigésima segunda edición del Torneo Relámpago de Escritores a Máquina de Escribir se llevó a cabo en el Teatro El Parque, ubicado en el Parque Nacional de Bogotá, los días 3 y 4 de agosto.
Por, Laura Cala Mejía
La vigésima segunda edición del Torneo Relámpago de Escritores a Máquina de Escribir se llevó a cabo en el Teatro El Parque, ubicado en el Parque Nacional de Bogotá, los días 3 y 4 de agosto.
La mañana del sábado era lluviosa. Cuando llegué al lugar, los “atletas” estaban realizando su inscripción al torneo en las máquinas de escribir. Eran niños, mujeres, personas de la tercera edad y jóvenes quienes asistían a la «máxima competencia mecanográfica y dactilográfica al aire libre de la capital, Bogotá«, como lo afirma Daniel Barrera, director de la Asociación de Escritores a Máquina de Escribir. Se dispusieron tres mesas largas con manteles de color verde, blanco y negro.
Después, Camilo Casas, secretario de la Asociación, preguntó a los asistentes sobre sus oficios, la manera cómo se habían enterado del torneo, su gusto por escribir. Fue en ese instante donde escuchamos la voz de Don Francisco, un señor de cabello blanco que venía en compañía de su familia, vestía un saco de lana, de ojos inmensos y expresivos, quien nos relató su historia de vida y su trabajo en la compañía Olivetti Colombiana, una de las empresas más legendarias en la fabricación de máquinas de escribir portátiles y semi-portátiles.
Luego tuve la oportunidad de conversar con Emilia Espinel, quien asistía al torneo por primera vez, una mujer de sonrisa inmensa, gafas cuadradas y apasionada por la escritura a máquina de escribir, quien me contó un poco de su historia:
“Yo conservo la máquina de escribir de mi padre, es una Remington de finales de los años 40. Está intacta, con sus papeles tamaño carta y oficio, sus cintas y ganchos para sujetar las hojas. Mi padre era abogado y no me permitía utilizarla, pero siempre tuve la curiosidad. Solo hasta cuando crearon la Fiscalía General de la Nación, presenté una prueba de ingreso que consistía en escribir a máquina algo sobre mi profesión, algo de derecho y una carta al Fiscal General de la Nación. La escritura y la entrevista fueron claves para lograr el cargo en la Fiscalía.
Esta experiencia ha sido muy divertida, grata y enriquecedora, un viaje al pasado como alguien lo dijo en algún momento. Es una manera de darme cuenta que no solamente yo conservo mi máquina y escribo en ella, sino que más personas lo hacen. Me alegra muchísimo que haya este torneo. Nunca me imaginé en llegar a dar a conocer mi máquina o enterarme de un torneo así. Mi hermana fue la que me compartió la información vía WhatsApp, ella no pudo venir, pero le he estado contando sobre lo que estamos haciendo acá. Definitivamente ha sido toda una remembranza”.
Mientras nos preparábamos para presenciar el deporte de la letra caliente, el secretario nos animó con la canción La Máquina de Escribir, del músico y compositor José María Peñaranda y su Conjunto.
Este deporte consiste en que el atleta deberá golpear tres veces con la pelota a su contrincante, utilizando las teclas de su máquina como catapulta. Si la pelota cae dentro del concavo de una de las máquinas la eliminación será inmediata.
La final se disputó entre Don Francisco y ‘Pajarito’, escritor, bailarín y nuevo integrante de la Asociación de Escritores a Máquina de Escribir. «Se calcula la distancia, el tiempo, las letras que impulsarán la pelota», afirma Daniel. Todas las personas estábamos emocionadas, los competidores se miraban y calculaban cada movimiento. Don Francisco fue el vencedor, levantó sus manos y sus dedos pulgares en señal de victoria. Aplaudimos al unísono. La lluvia nunca nos dejó de acompañar.
Uno de los momentos más significativos del torneo fue la creación de un cuento acerca de la fauna y la flora bogotana. Sentí que era un llamado a la reflexión. En ese instante no lo hice, pero resulté escribiendo a posteriori un corto relato reconociendo la avifauna del Bosque Bavaria.
«Existe un bosque inmenso ubicado en la localidad de Kennedy sobre la Avenida Boyacá, allí habitan las aves como el cardenalito, el colibrí, el jilguero aliblanco, el halcón, el cucarachero. Contamos con árboles como el hayuelo, chicalá, mano de oso, ciprés y eucalipto. Este ecosistema urbano está en peligro por los intereses privados y del «leñador mayor». Ante la posible devastación, se han desarrollado apuestas individuales y colectivas desde la educación popular ambiental, las artes, la defensa territorial , donde resistimos a la imposición de un modelo de ciudad que viola los derechos de sus habitantes, los segrega y excluye. Qué las aves canten, se alimenten y revoloteen, qué esos árboles y latizales sigan creciendo. Es tanto lo que le debemos al bosque, es la vida misma y la memoria de los habitantes de los barrios aledaños”.
Esta jornada dactilográfica y mecanográfica al aire libre es la reivindicación de la palabra escrita a máquina, que recoge varias generaciones «dejando deslizar los dedos sobre las teclas».
El Torneo Relámpago a Máquina de Escribir es una iniciativa que se lleva a cabo anualmente por parte de Alba Cadena, Camilo Casas y Daniel Barrera, quienes apelan al espacio publico como un escenario creativo para los escritores. Este evento ya cuenta con 22 ediciones, participan de 10 a 12 competidores y asisten alrededor de 50 personas.
El armario
Tenía hambre y quería salir, pero recordaba las palabras de su madre: «No salga hasta que yo venga por usted»
Somos seres de letras
Los ojos de un niño buscan ansiosos el rostro de quien las arroja al aire como dardos
Cumpleaños
No sé cuántos años más cumpliré; pero lo que sí sé, es que mi último cumpleaños nunca lo olvidaré y quedará grabado en mi mente toda la vida.
Te veo y suspiro
Te veo y suspiro, me dejo enamorar
por tu caminar entero…
Bella
Bella, ven, ¿me invitas a un cigarrillo? Que quiero contigo fumarme tus penas.
Tristezas
Diciembre 20 de 1986
Las horas que transcurren me separan cada vez más de ti.
Los albores de un nuevo año se presienten en el aire que se respira,
en el titubear del sol.
Y al detener por un momento el tiempo cuántos recuerdos de momentos bellos
que miserablemente fueron muertos.
De tantas ilusiones que sólo fueron eso, de esperanzas que no alcanzaron
a florecer, de cariño que quiso crecer pero que poco a poco fueron destruyendo
sin lograrlo del todo, dejándolo en un estado lamentable, sin vivir pero
sin terminar con su existencia, en una agonía que lastima mucho.
¡Cuántas cosas hermosas que pudieron suceder pero que lamentablemente
nunca serán!
¡Cuántos sueños que no despertaron que seguirán dormidos hasta la eternidad!
¡Cuánto cariño desperdiciado en alguien que nunca lo supo comprender y que sólo sabía engañar!
¡Cuántas promesas escritas en el aire que no alcanzaron nunca a ser nada!
¡Cuántas ilusiones que fueron desvaneciéndose como la nieve ante la ardiente mirada del sol!
¡Todo y nada que dentro de poco sólo formarán parte del negro pasado que la mente lucha por olvidar pero que el corazón mantiene como espina que lastima pero no puede arrancar del todo!
Pero la vida sigue su camino su largo camino, aunque muchos estén destruidos
aunque agonicen, los arrastra consigo y en algún lugar tal vez el dolor, la tristeza,
el desamor puedan dejar, puedan enterrar para siempre aquello que hoy
quieren olvidar pero que a pesar del tiempo y la distancia no logran.
Por, Isbelia Sarmiento
Bucaramanga (Colombia)
Reseña del Autor
Nací en Bucaramanga – Santander. Escribo desde hace muchos años, pero al principio no guardaba mis textos. A partir de 1978 empecé a recopilarlos hasta lograr a la fecha tener más de 300 poemas y varios cuentos…
Conoce más de Isbelia
Revisó: Erika Molina Gallego (Editora Narraciones Transeúntes)
“El pasado que nos persigue, el dolor que nos amenaza, la tristeza que insistente nos acompaña”.
Vigía del ausente
Alucinada y perdida en el espacio no creo estar en este mundo,
mi mitad me dejó en la inopia y solo el consuelo del opio me hace verlo.
Aurora triste se acerca sigilosa a mi alma desahuciada, me toma de la mente y me lleva con ella a recorrer mis pesares del inconsciente. Me sumerge en Oniria dejándome al bagazo de la fantasía.
Imagino estar en el regazo de aquel que me mató; acariciando las pecas de aquel que me hirió; y besando los labios de aquel que me rechazó.
¿Aún lo extraño? eso es cierto, en las noches de desvelo, sueño con que vuelve a mí y me mata con su dedo, anillado de oro que toca mi consuelo.
Sin embargo, el oscuro Tánato siempre llega a media vigía nocturna, coge mi mano y me lleva a caminar con él. Pero Ilusión que todas las noches me presenta a Esperanza, no deja que baile con los ahorcados del edén.
Pero sigo aquí, llorando sin Consuelo porque Ilusión siempre sostiene mi sueño
de volver con aquel que mató mi desvelo.
Por, Isabel Serna
Medellín (Colombia)
Reseña del Autor
Soy Isabel Serna, de Medellín, La Ciudad de la Eterna Primavera, estudiante de Comunicación Social y gran amante de la literatura romántica y maldita.
Mi autor favorito es Bukowski…
Conoce más de Isabel
Revisó: Erika Molina Gallego (Editora Narraciones Transeúntes)
“Un texto lleno de elegancia, belleza y misticismo”
¿Y qué nueva vida ésta?
¿Y qué nueva vida ésta? Una guía pública exhibida.
La ventana de la crítica que, con nombre propio, se instaló y ventiló la vida de todos los usuarios.
Enmarcados en un paisaje digital, luciendo sus mejores rostros (tras es lente) Y queriendo pretender que son, o pidiendo un amén a manera de exigencia.
Insoportables huéspedes en su sala de espera maniatados y amordazados a un teclado que se expresa por ellos.
Tan involucrados, que no pueden palpar el aire y desconocen el valor de una gota de rocío.
Tan ellos, que no pueden moverse con libertad pues están atrapados en la red que un día tejieron.
Por, Juan Carlos Duarte
Bogotá (Colombia)
Reseña del Autor
Soy Juan Carlos Duarte, así me llaman. Tengo 51 años, nací en Manizales y vivo en Bogotá. Tengo tres hijos, dos nietos, una esposa, una suegra, un gato y otras mil razones para ser feliz.
Escribo desde siempre y para todos con un solo propósito: que mis palabras generen empatía en quienes las destripen literalmente, que sean un eco universal sin nombre propio y con el signo de todos. Inicié estudios en los ochenta, en la U.N y la Pedagógica. No tengo un título asignado, pero sí mil experiencias concebidas.
Disfruto de toda manifestación de arte, la pintura, la música, lo escrito y lo leído.
Revisó: Erika Molina Gallego (Editora Narraciones Transeúntes)
“Una radiografía simple, pero real, de la vida digital que nos engulle diariamente”.