Alberto Salcedo Ramos (Colombia) y Leila Guerriero (Argentina) conversaron en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, en Corferias, en el evento “Gabo y la Crónica” sobre la trayectoria del Nobel colombiano en este género que navega entre las aguas del periodismo y la literatura.
Alberto Salcedo Ramos, Maryluz Vallejo y Leila Guerriero protagonizaron el primer evento de la agenda en la Gallera de Macondo. Foto tomada de: Corferias
Una gallera dentro del Pabellón de Macondo, país homenajeado en la 28ª Feria del Libro de Bogotá, fue el escenario en que dos grandes periodistas y cronistas latinoamericanos compartieron sus impresiones sobre Gabriel García Márquez en su fase de cronista, género en el que combinó su talento como escritor del Boom Latinoamericano con el de periodista del Nuevo Periodismo.
Salcedo Ramos y Leila resaltaron la revolución periodística y narrativa de los años 50, época en que García Márquez entró al periodismo y experimentó con la columna de opinión y la crónica por entregas una técnica para contar historias, haciendo una unión maestra entre la forma y el contenido.
“Era un periodista silvestre, salvaje. Un tipo que venía de un lugar pequeño y tenía este mundo para contar y una forma de contarlo”, dijo Leila.
Salcedo Ramos agregó que García Márquez y sus contemporáneos innovaron en las salas de redacción con nuevos temas, enfoques, lenguajes y hasta con cierta ocurrencia e irreverencia. Y aseguró que escribir en la costa, desde la cultura y lo sonoro, también lo formó como escritor: “García Márquez se las arreglaba sin un cadáver para contar una historia. Él adquirió en la costa un gusto, que sería definitivo en su obra, por la cultura popular, por la interacción con la gente, por la oralidad. Tú a Gabo lo lees y lo oyes porque su prosa está llena de música”.
Ambos recalcaron que el Caribe para García Márquez fue escenario y personaje de sus historias. Salcedo reconoció por ejemplo que “lo más revelador para mí fue pensar cómo se hizo escritor en una zona donde la gente piensa que escribir es una redundancia. En el caribe todo mundo cuenta historias y no ven la necesidad de escribirlas”. Aplaudieron también su voz narrativa, tan fuerte como para configurar la realidad de Colombia y convertirse en un ícono de la prosa, que manejaba con profesionalismo y dedicación en todas sus formas.
Maryluz Vallejo, periodista y moderadora, introdujo el tema de la cercanía entre la crónica, la columna de opinión y la anécdota; ambos cronistas coincidieron en que, si bien la anécdota daba el material de trabajo, no era en sí misma la crónica ni la columna, sino que debía ser trabajada desde la voz de autor, la investigación, el trabajo de campo, el enfoque y la visión crítica.
“Me sirve leer a García Márquez para darme cuenta de que escribir una columna no es sólo presentar un tema, contar una historia o sencillamente opinar, sino que es producir algo en alguien”, afirmó Leila con entusiasmo, recordando los años en que su papá le leía Crónica de una muerte anunciada o El coronel no tiene quien le escriba.
Se debatió también sobre el reto que fue escribir Relato de un náufrago. Aunque la historia de Alejandro Velasco ya había sido contada de todas las formas, García Márquez dio, en esa ocasión, la lección de que una historia puede volver a ser contada si se logra un buen ángulo y un hilo narrativo envolvente. Salcedo Ramos y Leila concluyeron que el talento tanto del cronista como del periodista y el escritor de ficción estaba en saber escoger esos dos elementos.
Los 60 minutos de charla no estuvieron exentos de anécdotas, apuntes del oficio periodístico, risas y gratitud hacia García Márquez por su legado a la literatura con la novela y el cuento y al periodismo con la crónica y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano que hoy forma a las nuevas letras del continente y abre las fronteras para que periodistas de diferentes nacionalidades puedan compartir conocimientos. Leila, si bien se considera poco cercana al movimiento del Boom Latinoamericano y su estilo narrativo, reconoció que García Márquez fue uno de los autores por los que ella decidió empezar a escribir. Mientras que Salcedo Ramos no cabía en halagos al autor que, según él, “se convierte en una infección y una adicción para aquel que se esté iniciando en el gusto de la lectura y la escritura”.
El evento cerró con un análisis del trabajo de las nuevas generaciones de cronistas y narradores. Todos se mostraron optimistas al reconocer factores como la mayor preparación académica de los nuevos periodistas y escritores, sus posibilidades de contacto con el mundo y la facilidad que ofrecen las nuevas plataformas para publicar sus trabajos completos y no por entregas, como tuvieron que hacerlo García Márquez y los cronistas de su época. Se sintieron satisfechos de estar ante una generación que es capaz de hacer las cosas rápido y hacerlas bien.
Sin embargo, Salcedo Ramos confesó estar cansado de lo que llamó la “pornomiseria”, es decir, contar sólo las historias desde tragedia. E insistió, con Leila, en que la crónica era algo más que anécdota y escenas pintorescas.
Y, cerrando el 22 de abril, segundo día de la Feria del Libro, el cronista de SOHO, el Malpensante, Revista Arcadia y Gatopardo apuntó que el Pabellón de Macondo con su gallera, su exposición de la historia del hijo de Aracataca, sus atracciones sonoras e interactivas y una librería, eran el escenario perfecto para celebrar a García Márquez de la mejor forma, leyéndolo.
Por, Ana Puentes
anapuentes@rugidosdisidentes.co
Imagen Alberto Salcedo Ramos tomada de internet: www.twitter.com